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¿Qué pasa exactamente en tu cuerpo cuando lo alcanza un rayo?
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¿Qué pasa exactamente en tu cuerpo cuando lo alcanza un rayo?

Mayo llega a su fin con una tormenta tras otra, porque habrá que compensar la temporada de sequía vivida en los últimos meses. Toparse con una

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Mayo llega a su fin con una tormenta tras otra, porque habrá que compensar la temporada de sequía vivida en los últimos meses. Toparse con una de ellas es una suerte (en buena parte del país la lluvia ya parecía cosa del pasado). Sin embargo, también puede ser un peligro.

De pronto está el sol como, de pronto, un manto de nubes cubre todo el cielo, comienza a tronar, se levanta el aire y aparecen los temidos rayos. Le tengas o no miedo a las tormentas, hay que reconocer que toda su espectacularidad tiene que ver, precisamente, con la amenaza que suponen los rayos que surgen de entre las nubes con ellas: generan un pulso electromagnético de enorme voltaje que da lugar a efectos sonoros y visuales como ningún otro. Es por eso que los edificios y redes eléctricas necesitan pararrayos y sistemas de protección si quieren sobrevivir. Pero, ¿y las personas?

Foto: Los edificios son el lugar más seguro en caso de tormenta eléctrica (EFE EPA/Gamal Diab)

Incluso con todo el sistema de protección contra ello inventado hasta ahora, los rayos siguen causando lesiones y muertes en todo el mundo. Desde pequeños escuchamos historias fantásticas sobre ellos, un fenómeno natural que ha dado pie al nacimiento de todo tipo de "antinaturalidades". Que si nos convierten en el personaje malvado de alguna película, que si te convierte en un auténtico dios… Lo que pasa de verdad en tu cuerpo si un rayo llega a él es muy distinto.

Daños para siempre

Con una potencia de 300 kilovoltios, los rayos pueden calentar el aire hasta alcanzar 27.000 grados centígrados (es imposible imaginarlo). Esta combinación de energía y calor puede causar graves daños al cuerpo humano. Ser alcanzado por un rayo puede provocar quemaduras, ruptura del tímpano, daño ocular, paro cardíaco y paro respiratorio. Si bien alrededor del 10% de las víctimas de los rayos mueren, gran parte del 90% que sobrevive queda con complicaciones duraderas.

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Como su electricidad transmitida puede alcanzar grados muy distintos, las lesiones que estas te causarían también: desde una quemadura leve hasta daño cerebral o, incluso, la muerte, todo depende del azar. Aunque los rumbos de una tormenta pueden predecirse, el de un rayo no.

Si una persona es alcanzada por uno, el impacto puede provocarle un paro cardíaco, impidiendo que la sangre circule por el cuerpo. Como resultado, el cerebro y todo su sistema nervioso podrían verse afectados. Además, los golpes eléctricos también pueden causar una hemorragia cerebral o un derrame.

Distintas formas de impacto

Como recuerdan desde ThoughtCo, si bien alrededor del 10% de las víctimas de rayos mueren, el 90% sobrevive, eso sí, muchas de ellas quedan con complicaciones duraderas, pues hay lesiones que podrían permanecer para siempre. Así, por ejemplo, quienes sufren una lesión muscular por un rayo corren el riesgo de desarrollar rabdomiólisis, una afección en la que el músculo de una persona comienza a descomponerse. Dicha descomposición da paso a proteínas tóxicas inundando la sangre hasta desencadenar en daño renal.

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Cabe recordar, por muy evidente que parezca, que el tejido cutáneo sería el primer afectado, con quemaduras aseguradas más o menos profundas. De todas estas posibilidades está cargada la posición en la que te encuentres en el momento en el que el rayo te alcance. Así, se distinguen las siguientes formas de impacto:

Impacto directo: es el menos común, a menos que te encuentres en mitad del campo, pero también el más mortal. Se conoce así cuando el rayo llega sin obstáculos al cuerpo de una persona. En este caso, la corriente se moverá a través del mismo.

Se conoce como destello colateral al tipo de choque de un rayo sobre una persona que ocurre cuando esta última se intenta refugiar, por ejemplo, debajo de un árbol

Destello lateral: cuando un rayo entra en contacto con un objeto cercano a una persona y parte de la corriente salta del primero a la segunda. Por supuesto, para que esto ocurra la persona debe estar a escasos metros del objeto que ha sido golpeado. Es el tipo de choque que ocurre cuando una persona se intenta refugiar, por ejemplo, debajo de un árbol.

Corriente de tierra: cuando el impacto ocurre sobre un objeto, parte de la corriente puede viajar a través de él y recorrer el suelo hasta golpear a una persona que se encontraba a cierta distancia. Curiosamente, este tipo de impacto es el que causa la mayoría de las muertes y lesiones relacionadas con rayos.

Conducción: La mayoría de los impactos de rayos en interiores ocurren como resultado de este curioso movimiento. Sucede cuando los rayos viajan a través de objetos conductores, como cables de metal o tuberías, pero también puertas, ventanas y objetos enchufados a una corriente, hasta impactar en una persona. Si bien es cierto que el metal no atrae los rayos, es un buen conductor de corriente eléctrica.

Mayo llega a su fin con una tormenta tras otra, porque habrá que compensar la temporada de sequía vivida en los últimos meses. Toparse con una de ellas es una suerte (en buena parte del país la lluvia ya parecía cosa del pasado). Sin embargo, también puede ser un peligro.

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