El club de las 5 de la mañana: las ventajas de empezar el día pronto

Cuando uno siente que tiene que dar un giro a la vida para encarrilarla de nuevo es porque algo no va bien. Romper una relación de pareja, cambiar de trabajo o mudarse de ciudad, son algunas de las decisiones drásticas, pero importantes que pueden cambiarnos la vida en un momento dado. Lo mismo ocurre con el estilo de vida que uno lleva. Y es que tomar las riendas sobre tus hábitos diarios también puede cambiarte la vida.

En 2018, Robin Sharma, un experto en liderazgo y desarrollo personal, escribió el libro “El club de las 5 de la mañana”, todo un éxito de ventas que ha creado un nuevo estilo de vida que siguen personalidades como Michelle Obama, Gwyneth Paltrow, Jennifer Aniston, Richard Branson, Anne Wintour o las mismísimas Kardashian.

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La acogida fue tal que se acuñó dicho concepto y hoy en día sigue muy en boga. En resumidas cuentas, lo que el libro propone es bastante sencillo, al menos a priori, y consiste en levantarse a las 5 de la mañana y hacer 20 minutos de ejercicio, 20 minutos de reflexión y 20 minutos de planificación o estudio, es decir, sigue el esquema “muévete, reflexiona, crece”, enfocado a mejorar el estado de ánimo y la salud mental.

Menos estrés y más bienestar emocional

Sharma explica que se trata de una “práctica probada basada en la neurociencia” y que ayuda a las personas a desbloquear talentos, éxitos y rasgos de personalidad que ellas mismas desconocían hasta la fecha. Y no es para menos, ya que sus seguidores en todo el mundo dan fe de que sus vidas han cambiado por completo con solo adelantar la hora del despertador.

El club de las 5 de la mañana sigue el esquema “muévete, reflexiona, crece”

Levantarse tan temprano ayuda a la gente a empezar el día con buen pie, a manejar el estrés, a cuidar su salud mental y a mantener su productividad. Ese rato de silencio, cuando todos los demás duermen, permite a la persona en cuestión reconectase consigo misma y hacer las cosas sin prisas. De este modo se tiene la oportunidad de disfrutar de una buena ducha o de tener tiempo para preparar un elaborado y delicioso desayuno y poder degustarlo sin salir a la carrera y antes de que el ritmo frenético del día a día nos lleve por delante.

Muchas personas han encontrado el momento perfecto para hacer las cosas que la gran mayoría hace por la tarde. Esto se debe a que aprovechan su pico de energía matutino para cumplir con sus objetivos (en el más amplio sentido de la palabra) ya que pueden ir desde la propia productividad diaria o la búsqueda del bienestar emocional y físico, es decir, potenciar el autocuidado para no dejarlo al final de nuestra lista de tareas.

Eso sí, levantarse tan temprano, no significa que se tenga que renunciar a horas de sueño, sino que simplemente se distribuyen de otra manera para aprovechar los ritmos circadianos. Por lo tanto, da por seguro que si empiezas a practicar esta filosofía de vida a las 9 o las 10 de la noche ya estarás en la cama preparado para un descanso reparador.

No está hecho para todo el mundo

Sin embargo, esto no significa que sea beneficiosa para todo el mundo. Las personas funcionamos según ciclos de energía dentro de las 24 horas del día en los que hay momentos de máxima capacidad y momentos para el descanso que, obviamente, no coinciden para todos de la misma manera.

Por lo tanto, es fundamental saber en qué momento del día nuestro cuerpo está más predispuesto a hacer las cosas que consideramos importantes. Todo ello dependerá de nuestro cronotipo dominante que puede ser matutino (si se tiene más energía por las mañanas), vespertino (si esta se da por la tarde-noche) o intermedio (donde las horas de mayor energía suelen estar a mitad de camino de los dos cronotipos anteriores).

Es importante saber en qué momento del día estamos predispuestos a hacer las cosas

Por lógica, solo las personas con un cronotipo matutino serán las que se vean beneficiadas de pertenecer al club de las 5 de la mañana. Es una cuestión de conocer los ritmos de nuestro propio cuerpo, focalizar esa energía y disfrutar de hacerlo a la hora del día adecuada. No se trata de ser más productivos, sino hacer menos, pero mejor.