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Así es la nueva élite de multimillonarios que quiere acabar con la desigualdad
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LOS 'PATRIOTIC MILLONAIRES'

Así es la nueva élite de multimillonarios que quiere acabar con la desigualdad

¿Por qué hay personas muy acaudaladas en Estados Unidos que defienden una redistribución más justa y equitativa, actuando contra su fortuna? Dos libros que acaban de salir lo explican

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Uno de los efectos más paradójicos del capitalismo contemporáneo es que tiende a producir crisis económicas que merman los recursos y calidad de vida de la población general para luego adaptarse a las circunstancias y ver oportunidades de negocio e inversión por todas partes. Al final, esta 'serpiente uroboro' que se muerde a sí misma su propia cola busca transformar lo existente para generar más situaciones de ventaja y que los actores más relevantes adquieran más poder. No en vano los países que más han crecido económicamente en los últimos años también han sido aquellos en los que la curva de desigualdad socioeconómica se ha ensanchado más.

La pandemia, además, ha servido para acrecentar esta brecha: los últimos informes de Oxfam Intermón auguran que la pobreza, y por ende la desigualdad, se recrudecerá una vez pasada la crisis sanitaria, que a pesar de no haber sido producida por el colapso de una gran burbuja inmobiliaria como sucedió en la de 2008, también servirá para restructurar el orden de poderes globales y engrosar aún más la lista de beneficios y patrimonio de los que están encima de la cúspide social. ¿Esta tendencia podrá revertirse? Al común de los mortales les gustaría pensar que sí; pero lo cierto es que al final, como en todos estos años, las élites económicas seguirán en la carrera por acumular el máximo capital o índice de beneficios, en una escalada de competencia que volverá a abrir nuevas vías de negocio y de inversión.

Foto: "La desigualdad económica está sorprendentemente arraigada", según Oxfam

Sin embargo, en las últimas semanas se han publicado dos libros en Estados Unidos, el país que más luce la bandera del capitalismo global y que cuenta con un sistema fiscal más laxo con aquellos que más ingresan, que dibujan un nuevo horizonte en la percepción de los multimillonarios sobre su propia riqueza y la voluntad de algunos de ellos por querer llegar a una redistribución del dinero más justa y equitativa. O lo que viene a ser lo mismo, actuar en contra de su propio beneficio por el bien de la sociedad en su conjunto, un ideal que más que utópico resulta contradictorio a juzgar por la insensibilidad que parecen gastarse desde las altas esferas respecto a temas fiscales y lo muy en auge que está el liberalismo radical que defiende (entre otras cosas) la nula intervención estatal en la economía, y por ende, unos impuestos más bajos.

El malestar psicológico de los ricos

En primer lugar, el del periodista y escritor Michael Mechanic, titulado 'Jackpot: How the Super-Rich Really Live and How Their Wealth Harms Us All', el cual analiza en profundidad la realidad cotidiana de los multimillonarios llegando a la conclusión de que no solo sus altos niveles de riqueza perjudican al resto de la pirámide social sino también a ellos mismos, a la relación con su familia y amigos, y por ende, a su bienestar psicológico. Y segundo, 'Tax The Rich!', de Erica Payne y Morris Pearl, ambos miembros del club de ultrarricos Patriotic Millonaires, quienes abogan por una redistribución mucho más severa y justa de la riqueza, ya que según su tesis, si el sistema económico quiere sobrevivir, y con él todas sus élites, aquellos con un alto tren de vida deberán someterse a una recaudación tributaria mucho más alta; de lo contrario, la desigualdad social en aumento tenderá a crear un clima de ira y descontento popular que producirá un estallido de descontento popular que atentará contra los privilegios que a día de hoy ostentan los que están por encima.

Foto: Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, aboga por una subida de impuestos. Opinión

Uno de los puntos más polémicos e interesantes del libro de Mechanic es que tiende a ver una semejanza entre aquellos que tienen un alto volumen de capital y los que apenas tienen nada. "La riqueza extrema", asegura en un fragmento recogido por 'The New Republic', "tiene un extraño parecido con la pobreza en relación al malestar psicológico que inflige". Curioso cuando menos el enfoque del periodista, pues a muchas personas que tienen que trabajar para ganarse la vida o directamente no tienen acceso a una fuente de ingresos digna podrían sentirse ofendidos con su tesis.

"Empiezas a sentirte insensible al lujo. Una gran riqueza da mucho trabajo, sin importar lo que hagas con ella"

Mechanic se vale de un estudio de 2018 para argumentar que, una vez superado un umbral de riqueza óptimo a partir del cual el individuo ya no tiene que generar más dinero para vivir, este tiende a reportar una disminución de su calidad de vida así como de su bienestar psicológico. Tal vez ahí resida la explicación de por qué los ricos quieren seguir acumulando más y más dinero o permanecer en la carrera empresarial a pesar de tener su tren de vida asegurado: hay cosas que el dinero no puede comprar, y el hecho de poseer tal volumen de riqueza lo único que provoca es que cada vez inviertas más dinero en bienes y servicios que apenas necesitas y que además generan más gastos corrientes, o que tu círculo cercano se aleje porque te tome por un egoísta que ya no se deja caer por los mismos entornos sociales de antes, aquellos más humildes y pudientes. Por no hablar de lo mala que es la envidia y el miedo a que en un determinado momento alguien quiera hacerse con tus ganancias por las buenas (mediante el chantaje o la petición forzada) o por las malas (extendiéndose la voz de que atesoras una fortuna y ser el objetivo de ladrones o personas de mal vivir).

Hay que tener en cuenta que es difícil extrapolar esta teoría a España, pues en Estados Unidos el umbral del rico y del pobre puede llegar a ser muy estrecho. Al fin y al cabo, es una nación que se sustenta en el mito de que la escalera del ascenso social es muy rápida; tan pronto puedes acumular un buen grueso de fortuna que te haga despegar a toda velocidad como poseer todo el oro del mundo y en un corto período de tiempo perderlo. De hecho, Mechanic y Payne hablan de aquellas personas que por un venturoso golpe del destino se hicieron asquerosamente ricas: ganadores de lotería, herederos de grandes sumas de dinero o propietarios de empresas privadas a las que el Estado absorbió y se hicieron públicas.

"En EEUU un pequeño grupo de millonarios gastó una ingente cantidad de dinero para influir en un sistema político que redactara leyes fiscales beneficiosas para ellos"

"Empiezas a sentirte insensible al lujo", escribe Mechanic. "En realidad, aquellos activos de gran valor como mansiones, yates, obras de arte, jets privados o caballos de pura sangre necesitan personal para ser administrados. Un caballo, por ejemplo, se puede comprar por un precio relativamente barato pero necesita un mantenimiento constante. Cada mansíón exige al menos una persona de limpieza, si no cinco, junto con conserjes o técnicos de piscinas o socorristas. Cuanto más grande es la casa, mayor es el número de personal. Una gran riqueza da mucho trabajo, sin importar lo que hagas con ella".

Por no hablar de la paranoia que resulta el hecho de tener tanto dinero y bienes que proteger. "Muchos viajan con un destacamento de seguridad privado", recalca el periodista. "También hay un servicio que entrena a las 'nannys' en técnicas de combate y vigilancia, y entre otras muchas cosas, se alienta al personal contratado a no publicar nada en redes sociales sobre sus vacaciones, por temor a que se haga público". Y, por supuesto, tendrás que contar con una buena infraestructura de seguridad que convierta tu casa en un búnker que retenga y evite cualquier amenaza de robo. Mucho más en un país como Estados Unidos, qu presume de tanta cultura armamentística. "Algunas de las armas que he visto en las casas de estas personas eran muy similares a las que salen en las noticias cuando hablan de Irak", recalca el escritor.

Ricos por la redistribución de... ¿su propia riqueza?

A lo largo de todo el libro de Mechanic se suceden los testimonios de personas con un gran volumen de riqueza que viven completamente emparanoiados de que algo malo pudiera sucederles. Tal vez ese miedo constante sea una de las razones por la que han surgido en los últimos años 'lobbys' y asociaciones de ultrarricos como Patriotic Millonaires, cuyo presidente es precisamente Morris Pearl, coautor de 'Tax the Rich!' junto a Erica Payne, que abogan por una reforma fiscal urgente para mitigar los efectos de la desigualdad social y dejar de sentirse constantemente amenazados por personas anónimas que, ya sea por asuntos de envidia o venganza, pueden atentar contra sus propiedades.

"Los impuestos no solo sirven para recaudar y así aumentar el gasto público, sino que también hablan de nuestras prioridades como sociedad"

El debate sobre subir la recaudación fiscal de los más ricos está más candente que nunca, sobre todo en España. Aquí, sin ir más lejos, existe una gran división entre los grupos de izquierda PSOE y Unidas Podemos para subir el impuesto a las grandes fortunas. En Estados Unidos, Patriotic Millonaires llevan desde 2010 intentando convencer a las élites políticas, tanto demócratas como republicanas, de que habría que efectuar una reforma fiscal mucho más estricta con aquellas personas que acuñan grandes sumas de capital. Payne en su libro describe cómo "un pequeño grupo de personas muy ricas gastó una enorme cantidad de dinero para influir en un sistema político que redactara leyes fiscales beneficiosas para ellas", para que así "aunque estén en el poder partidos de distinta ideología, ocurran recesiones económicas o estallen burbujas inmobiliarias, estos puedan perpetuar y bloquear sus ganancias".

Para Payne, los impuestos son "un cruce entre la economía, la política y la ética". ¿Qué quiere decir esto? "Los impuestos no son una herramienta que solo sirve para recaudar ingresos al Estado que luego se reviertan en gasto público, ya que el gobierno puede gastar y gastar sin tener en consideración la recaudación", aduce la miembro de Patriotic Millonaires. "Los impuestos sirven para restringir los ingresos demasiado altos, así como para establecer normas de comportamiento, entre otras cosas. La forma en la que gravamos las distintas actividades económicas habla de nuestras prioridades como sociedad".

Foto: Antonio Garamendi, con Pedro Sánchez. (EFE) Opinión

Aunque la solución puede parecer tan simple como apuntar a una mejor y más real redistribución de la riqueza, en la sociedad norteameriacana es un asunto más complejo. En primer lugar, porque ningún partido político se muestre a favor de una reforma fiscal significativa. "Tanto los republicanos como los demócratas, al menos desde la era Reagan han pervertido el código tributario y han generado más ingresos para los ricos", asegura Payne. Ninguna de las dos opciones quiere hablar de impuestos. "No es una opción que actualmente los ciudadanos puedan escoger en las urnas", aunque reconoce que Biden prometió acometer una subida de impuestos a las élites "como ninguna otra en casi 30 años".

La crisis sanitaria que hemos vivido tendrá unos efectos socioeconómicos bien palpables en los niveles de desigualdad, que seguirán dispararándose. Las organizaciones no gubernamentales siguen insistiendo a los gobiernos de que garanticen una redistribución de la riqueza justa y más equitativa para garantizar el acceso a los servicios públicos de la población y sus infraestructuras; de lo contrario, llegará un momento en el que la brecha entre ricos y pobres será tan grande que el sistema será insostenible.

Uno de los efectos más paradójicos del capitalismo contemporáneo es que tiende a producir crisis económicas que merman los recursos y calidad de vida de la población general para luego adaptarse a las circunstancias y ver oportunidades de negocio e inversión por todas partes. Al final, esta 'serpiente uroboro' que se muerde a sí misma su propia cola busca transformar lo existente para generar más situaciones de ventaja y que los actores más relevantes adquieran más poder. No en vano los países que más han crecido económicamente en los últimos años también han sido aquellos en los que la curva de desigualdad socioeconómica se ha ensanchado más.

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