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¡Los depósitos al 3% ya no existen! Que no le intenten colocar productos estructurados
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DIFERENCIAS CLAVE ENTRE ESTAS IMPOSICIONES

¡Los depósitos al 3% ya no existen! Que no le intenten colocar productos estructurados

Los venden con el nombre de depósitos, pero no lo son. Son los llamados depósitos estructurados, un producto en el que parte de la inversión se vincula a la bolsa y en el que ganar o perder es puro azar

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Posiblemente se encuentre con un gran reclamo en carteles publicitarios, en algunos titulares o, incluso, puede que el propio asesor comercial de su entidad se lo recite. Depósitos al 2,5%, 3% e, incluso, al 4%. Los mejores del mercado. Alta rentabilidad bajo la vitola de uno de los productos más seguros. ¿Seguro que no hay nada más detrás? Tenga cuidado porque, en muchas ocasiones, la denominación de los productos de ahorro o inversión puede inducir a errores y esta es una de ellas.

Lo que se vende como depósitos a plazo convencionales se trata, más bien, de depósitos estructurados. Un produzco que mezcla la filosofía de las imposiciones a plazo fijo a la vez que inversión en renta variable. Parte del dinero de los clientes se vincula a un depósito convencional. Generalmente ofrece algo más de rentabilidad que el mismo producto (no estructurado) que pueda encontrar en la entidad de turno. Sin embargo, la otra parte del dinero queda referenciada a activos de bolsa. Y aquí es donde el cliente puede empezar a asumir riesgos que conlleven la pérdida total o parcial de la inversión inicial.

Los estructurados son productos que condicionan su rentabilidad final a la evolución de una cesta de acciones en un tiempo determinado

La fórmula más habitual de articular esta parte de la estructura es a través de la llamada "cesta de acciones". La mayoría de estos productos ofrecen un plus de rentabilidad en función del comportamiento en bolsa de tres o cuatro valores (la cesta antes referida). La mecánica no tiene ningún misterio y, no obstante, lleva implícita un gran factor de azar. Si todas estas acciones suben en un tiempo determinado usted ganará. Si al menos una no lo hace dejará de percibir ese suculento plus con el que posiblemente le hayan captado para la causa.

En ese punto es donde hay que tener en cuenta las condiciones del propio producto que se haya contratado. Hay depósitos estructurados que ligan sólo parte de su remuneración al comportamiento de estas acciones. Si, finalmente, no se produce la revalorización de todos los valores usted todavía puede percibir un margen de rentabilidad. Algunas entidades garantizan unos rendimientos mínimos. Otras sólo una parte de lo que se promete en el folleto. Actualmente en el mercado hay quien fija este rendimiento en un abanico que oscila entre el 3,5% y el 0,40%, según los distintos escenarios. Si sus acciones suben habrá cuajado una gran inversión, pero si algo falla tendrá que conformarse con mucho menos.

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¿Quién puede preveer que los títulos de Inditex, Telefónica o Banco Santander suban en conjunto durante los próximos 18 meses? Ninguna ciencia hay tras este extremo y esa es la mayor preocupación de los asesores financieros que se muestran muy contrarios a estas opciones de inversión. "Lo más curioso del asunto es que muchos de los inversores que los contratan suelen ser reticentes a tomar posiciones en renta variable o en fondos de bolsa. Sin embargo, están contratando algunos de estos productos por el mero hecho de que se los venden como depósitos y no se les explica que sus riesgos son los mismos que lanzar una moneda a cara o cruz", aseguran los expertos de la eafi -empresa de asesoramiento financiero- Capitalia Familiar.

Mayor plazo y sin garantía total

Otro de los aspectos a tener en cuenta es que estos productos suelen exigir mayor tiempo de permanencia que un depósito convencional. Obviamente, a mayor plazo mayor aleatoriedad acerca de posibles subidas o bajadas de la bolsa. Un depósito a plazo fijo se contrata, habitualmente, para periodos de 12 o 13 meses o incluso hasta 25 meses. Los rendimientos son conocidos de antemano y por delante no hay grandes sorpresas.

Lo más habitual es que exijan un plazo mínimo de permanencia de 18 meses y cobren comisiones por la cancelación anticipada del depósito

Sin embargo, en los estructurados el coste de oportunidad de tener inmovilizado el dinero durante 18 meses o más y acabar generando un rendimiento medio del 0,40%, en el peor de los casos, es algo a tener muy en cuenta.

A esto hay que añadir el factor seguridad. Los depósitos convencionales están salvaguardados hasta 100.000 euros por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), lo que permite recuperar el capital en caso de quiebra de la entidad. Estos productos híbridos sólo están garantizados en aquellas partes que sean depósitos puros. Por lo que, si sólo la mitad de la inversión está vinculada a uno de estos productos, sólo esa parte del dinero estará protegida.

Comisiones por cancelación anticipada

Al tratarse de un producto con una estructura, la cancelación anticipada no resulta tan sencilla como la de un depósito convencional. Por ello, muchas entidades no permiten al cliente disponer de su dinero en el momento en que no deseen permanecer más tiempo invertidos en el producto. Aquellas que sí lo permiten trasladan a los clientes los costes derivados de modificar la estructura ante eventuales salidas de capital. Esto se traduce en unas comisiones que suelen oscilar entre un 1,5% y un 5% del importe invertido.

Los depósitos estructurados son productos de alta rotación en los folletos comerciales de las entidades. Sus condiciones varían constantemente. Algunas de las entidades que los comercializan en España son Bankinter, Banco Sabadell o Banco Popular. Cada uno de estos bancos aplica distintas condiciones en sus estructuras, aunque el ingrediente común suele ser la evolución en bolsa de un número de acciones durante un tiempo determinado.

Posiblemente se encuentre con un gran reclamo en carteles publicitarios, en algunos titulares o, incluso, puede que el propio asesor comercial de su entidad se lo recite. Depósitos al 2,5%, 3% e, incluso, al 4%. Los mejores del mercado. Alta rentabilidad bajo la vitola de uno de los productos más seguros. ¿Seguro que no hay nada más detrás? Tenga cuidado porque, en muchas ocasiones, la denominación de los productos de ahorro o inversión puede inducir a errores y esta es una de ellas.

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