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Cinco altas autoridades de Europa rechazaron verse con Puigdemont
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el fracasado primer viaje llega al parlament

Cinco altas autoridades de Europa rechazaron verse con Puigdemont

No solo fue Juncker el que alegó problemas de agenda: otros cuatro líderes europeos se negaron a recibir al presidente de la Generalitat en su fallida gira

Foto: El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. (EFE)

Espantoso ridículo el que protagonizó el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su primer viaje al extranjero. Quiso ir a Bruselas, la capital europea, y solo pudo entrevistarse con un líder local belga. Nadie le recibió. A la vuelta, dijo que su prioridad no era ver a ningún mandatario europeo, que cuando quiera ver al presidente de la Comisión Europea, lo verá, que nadie le negará nunca la reunión. Sacó pecho pensando que la cosa iba a quedar así. Pero ahora se ha sabido la verdad.

Puigdemont mendigó reuniones a todos los niveles: pidió entrevistarse con el presidente, Jean Claude Juncker; con el presidente del Europarlamento, Martin Schulz, con los vicepresidentes Jyrki Katainen y Valdis Dombrovskis (los dos hombres de confianza de Juncker en la CE), y con el comisario de Migración, Asuntos Internos y Ciudadanía, Dimitris Avramopoulos. Ninguno de los cinco le atendió. Nadie quiso recibirle. Todos le dieron con la puerta en las narices. La propia portavoz del Gobierno catalán, Neus Munté, afirmó oficialmente que no se había pedido ninguna reunión y que la Generalitat se había limitado a comunicar la visita de Puigdemont a Bélgica, invitado por el presidente de Flandes. Justamente lo contrario de lo que había dicho la portavoz de la CE, Mina Andeeva, que sí subrayó que se había pedido la reunión con Juncker y que no fue posible por ‘problemas’ de agenda.

El presidente de la Comisión Europea planta a Carles Puigdemont

Ayer, en el Parlamento autonómico, Puigdemont volvió a sacar pecho y reiteró que él, “personalmente”, no pidió reunión alguna. Como si no tuviese personal que lo haga por él. Pero sacó a colación un tema espinoso y descontextualizado: “¿Me pregunta si la pediré? Sí. ¿Me pregunta si tendrá lugar? Sí. Y, además, le daré una prueba de que esto pasará. ¿Sabe a quién recibió hace una semana el señor Juncker? Al primer ministro de Kosovo. ¿Sabe por qué es primer ministro el señor Mustafá, de Kosovo? A través de una declaración unilateral de independencia”. Y los suyos le aplaudieron. Pero como todas las comparaciones son odiosas, y sobre todo algunas, la batalla parlamentaria estuvo servida.

“Me preocupa mucho su respuesta. Me preocupa que usted compare Kosovo con Cataluña, porque los que tenemos una cierta edad recordamos los episodios que a principios de los noventa se vivieron en aquel territorio. Le pido prudencia y equilibrio en según qué tipos de comparaciones”, le recriminó el líder del PP catalán, Xavier García Albiol. Se refería a la cruenta guerra civil que vivió el pequeño país, destrozado por el conflicto (que, para más inri, ni siquiera tiene un Gobierno propio, sino tutelado por la OTAN y la ONU, exceptuando una provincia con una Asamblea Comunitaria y el Gobierno regional de Metohija).

“No haga el ridículo”

El popular le recriminó también: “Usted o ha intentado mentir en sede parlamentaria o lo tienen engañado, que también puede ser. No solo y a través de un correo electrónico usted ha pedido una reunión con el presidente del Parlamento Europeo, con el presidente de la Comisión Europea, sino que incluso pidió reuniones con dos vicepresidentes y con un comisario (…) Lo que le pido, señor Puigdemont, es que, por favor, no haga el ridículo cuando vaya a Europa, porque cuando usted hace este tipo de posicionamientos y este tipo de actuaciones, no solo se pone en ridículo usted mismo, que aquí es muy libre de hacer lo que considere, sino que pone en ridículo a toda la clase política y, especialmente, al pueblo de Cataluña”.

No iba desencaminado García Albiol. A Puigdemont alguien le tomó el pelo este fin de semana. Y a los portazos de las autoridades europeas se suman los portazos que los suyos le propinaron: en la reunión con corresponsales de Cataluña, hubo dos ausencias significativas: el delegado del Govern en Bruselas, Amadeu Altafaj, y el consejero de Exteriores, Raül Romeva. “Es que por apoyarle ni siquiera le apoyaron en su periplo los eurodiputados independentistas. Fueron los grandes ausentes de los actos del ‘president’ en Bélgica”, dice a El Confidencial una fuente de la oposición.

El ‘president’ necesitaba un golpe de efecto en estos momentos y, especialmente, en su primera salida a tierras europeas. Según parece, el encargado de gestionar la salida fue Romeva, que a su vez derivó en Altafaj la responsabilidad de solicitar las reuniones pertinentes, lo que es normal, puesto que es el ‘embajador’ permanente de Cataluña ante la UE. Pero las cosas no salieron como pensaban: las autoridades europeas no están por experimentos políticos en estos momentos.

Romeva y Altafaj, en cambio, sí estuvieron con Puigdemont en su reunión el pasado sábado con el presidente de Flandes, Geert Bourgeois, en Gante, con quien visitó una feria. El domingo, el ‘president’ se entrevistó con el presidente del Parlamento Federal de Bélgica, Siegried Bracke. El lunes, se reunió en Bruselas con trabajadores y responsables de la Delegación del Govern ante la UE y con personal del Casal Català de aquella ciudad. Fuera de ahí, el vacío más absoluto.

Espantoso ridículo el que protagonizó el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su primer viaje al extranjero. Quiso ir a Bruselas, la capital europea, y solo pudo entrevistarse con un líder local belga. Nadie le recibió. A la vuelta, dijo que su prioridad no era ver a ningún mandatario europeo, que cuando quiera ver al presidente de la Comisión Europea, lo verá, que nadie le negará nunca la reunión. Sacó pecho pensando que la cosa iba a quedar así. Pero ahora se ha sabido la verdad.

Carles Puigdemont
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