Final NBA. Capítulo V. Los Warriors reinan de nuevo en la NBA, ahora con Kevin Durant

Los Golden State Warriors vencieron por 129-120 a los Cleveland Cavaliers en el quinto partido de la final de la NBA y se proclamaron campeones por segunda vez en tres años. Esta vez no hubo remontada, como en la final de 2016, y los Warriors cerraron la serie ante su público con una victoria trabajadísima por culpa de la fe de los Cavs, insuficiente para tumbar a esa máquina ofensiva casi perfecta que lideran Kevin Durant y Stephen Curry, un dúo histórico. El primero, autor de 39 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias en el encuentro definitivo, fue elegido 'MVP' de la final.

Durant acertó hace un año cuando cambió Oklahoma City por Oakland. Quería un anillo y no había mejor sitio para conseguirlo. Los Warriors son el mejor equipo de la NBA. Lo eran ya en 2015 cuando ganaron su primer anillo y lo eran también hace un año, cuando perdieron la final tras ir ganando por 3-1. Entonces los problemas físicos de Curry y la sanción de Green, unidas al desgaste de una temporada agotadora por culpa de un récord que se convirtió casi en una obsesión, les pasó factura ante un LeBron James descomunal que no dejó pasar la oportunidad.

En esta final volvió a estar a un nivel descomunal. En el quinto partido, apoyado por los triples de JR Smith y el talento de un Kyrie Irving visiblemente tocado, tiró de su equipo con 41 puntos, 13 rebotes y 8 asistencias. Pero eso no fue suficiente. Los Cavs mantuvieron viva la llama de la remontada hasta los últimos minutos del partido, hicieron creer que eran capaces de lo imposible. Mérito, sobre todo, de LeBron, primer jugador en promediar un triple doble en una final.

"El mejor equipo que he visto"

Si los Warriors ya eran un equipo de época, la punta de lanza de una nueva forma de jugar al baloncesto, con Durant se convirtieron en un superequipo. "Son el mejor que he visto", dijo Tyronn Lue, entrenador de los Cavaliers, tras el primer partido de la final. Hay equipos que intentan jugar de la misma manera, pero el resultado no es ni parecido porque no tienen los jugadores necesarios para hacerlo.

Golden State lo tiene todo. Es el mejor ataque, pero también una de las mejores defensas, un aspecto que suele quedar en segundo plano. Tiene los mejores tiradores, Curry y Klay Thompson. Al jugador ideal para jugar 'small ball', Draymond Green, una fuerza a veces incontrolable capaz de defender a cualquier jugador que le ponga por delante. Tiene también una plantilla muy amplia, como recordó el partidazo de Iguodala, 'MVP' de la final de 2015, este lunes. Y a todo eso, que ya estaba ahí, se sumó el verano pasado Durant.

El futuro es de los Warriors

Pero lo más importante, lo que hace todo eso funcione tan bien, es la generosidad de todos dentro y fuera de la pista. La llegada de Durant no modificó el equilibrio de un grupo lleno de estrellas (cuatro jugadores en el último 'All Star'). Ningún otro equipo se pasa el balón como lo hace los Warriors, que bajo la dirección de Steve Kerr se han convertido en un equipo de leyenda.

Si LeBron no lo evita, como ya hizo en 2016, la NBA seguirá bajo el dominio de los Warriors los próximos años. Este verano renovarán a Curry y Durant, que acaban contrato, mientras que Thompson y Green aún tiene dos y tres años más por delante. Ninguno de ellos, las cuatro piezas fundamentales del equipo, tiene aún 30 años. Un dato desolador para los otros 29 equipos de la liga.