Aceredo, el pueblo gallego que emergió del agua después 30 años

El 8 de enero de 1992, la hidroeléctrica lusa EDP, que gestiona la presa del embalse de Lindoso, en la frontera entre España y Portugal, procedió a llenar el lago del embalse. Ese día, el pueblo orensano de Aceredo quedó sumergido bajo el agua. De este modo, el pueblo pasó a la historia para siempre y puso fin a cualquier forma de vida habitable.

Tres décadas después, una severa sequía ha vaciado el lago y ha dejado al descubierto los restos de las casas anegadas, creando un paisaje espectacular, pero a la vez desolador y conmovedor. Algo así como un pueblo fantasma que está llamando la curiosidad de cientos de turistas que se acercan para ver con sus propios ojos las estremecedoras imágenes.

"Nos hablaron muy bien y decidimos venir. Merece la pena verlo, es como si estuvieses en un paisaje lunar. Pero también da mucha pena la gente que tuvo que irse, lo tuvieron que pasar muy mal", afirmó una visitante, a Efe y añadió que “verlo 'in situ' es impresionante”.

Sentimiento de tristeza

Para otros, en cambio, el pueblo emergido es una visión que causa pesar. “Es como si estuviera viendo una película. Tengo un sentimiento de tristeza. Mi sensación es que esto es lo que sucederá con los años debido a la sequía y el cambio climático”, dijo Maximino Pérez Romero a la agencia Reuters.

María del Carmen Yáñez, alcaldesa del ayuntamiento mayor de Lobios, del que forma parte Aceredo, culpó de la situación a la falta de lluvias en los últimos meses, pero también a lo que calificó de “explotación bastante agresiva” por parte de la hidroeléctrica EDP. El pasado 1 de febrero, el gobierno de Portugal ordenó que seis represas, incluida la de Lindoso, casi detuvieran el uso de agua para la producción de electricidad y el riego, debido al empeoramiento de la sequía.

Aceredo podría ser el primero de varios pueblos que pueden reaparecer a causa de la sequía

Aceredo podría ser incluso el primero de varios pueblos que, con el tiempo, podrían reaparecer de forma accidental debido al empeoramiento de la sequía en toda zona. En la actualidad, los embalses españoles funcionan solo al 44% de su capacidad, lo que está muy por debajo de la media, que supera el 61%, según datos del Ministerio de Medio Ambiente.