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'Alba': cómo abordar la violencia sexual en las series tras el mediático caso de Pamplona
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REPORTAJE TRAS EL ESTRENO DE 'ALBA'

'Alba': cómo abordar la violencia sexual en las series tras el mediático caso de Pamplona

'Alba', la nueva serie de Atresplayer Premium, recupera el debate sobre el tratamiento de la violencia sexual en la ficción, pero, ¿cómo hacerlo sin caer en estereotipos nocivos?

Foto: Imagen de 'Alba'. (Atresplayer)
Imagen de 'Alba'. (Atresplayer)

En los últimos días, la actualidad ha demostrado el poder de la televisión a la hora de poner sobre la mesa debates intensos y urgentes sobre la violencia contra las mujeres. El programa 'Rocío: contar la verdad para seguir viva' ha trascendido el ámbito de Telecinco para llegar incluso al escenario político, y la serie de Netflix 'Sky Rojo' ha generado críticas airadas por su forma de abordar la prostitución y la trata de personas. Las historias televisivas muchas veces se inspiran en la realidad, e incluso cuando no es así, son capaces de crear juegos de espejos en torno a ella.

Por ejemplo, no podemos hablar de 'Alba', la serie que Atresplayer Premium estrena el domingo 28 de marzo, sin que la memoria nos remita al mediático caso de la violación múltiple de Pamplona. Esta producción, con Elena Rivera como protagonista, narra los efectos de la agresión que sufre una joven por parte de un grupo de chicos, y alumbrará conversaciones no solo alrededor de la violencia sexual, sino también de la manera que la ficción la retrata. Porque el imaginario televisivo, como decíamos, influye en la realidad, y puede hacerlo de forma negativa o positiva.

Luis Santamaría: "Alba' es la historia de una mujer que trata de hacer justicia"

Para arrojar algo de luz sobre estas cuestiones, sobre esos debates sociales y políticos que puede provocar 'Alba', y sobre los estereotipos e imágenes que la ficción utiliza para hablar de la violencia sexual (y que debería evitar para no perpetuarla), charlamos con dos personas: Luis Santamaría, productor ejecutivo de la serie de Atresplayer Premium, y coordinador de buena parte de sus tramas; y Nerea Barjola, politóloga, activista feminista y autora del libro 'Microfísica sexista del poder: El caso Alcàsser y la construcción sexual del terror'.

Merece la pena recordar, en primer lugar, que 'Alba', coordinada por los guionistas Ignasi Rubio y Carlos Martín, es la adaptación española de la serie turca 'Fatmagül', de 2010. Pero Santamaría reconoce que es un encargo de Atresmedia a Boomerang TV al que se ha permitido actualizar muchas cosas. “Bebemos de ese original, pero en España tenemos otros casos reales y mediáticos a los que el espectador va a recurrir cuando vea nuestra serie. Le vendrán a la memoria las historias tristemente célebres de violaciones múltiples que cada cierto tiempo sorprenden en las noticias”.

placeholder Imagen de 'Alba'. (Atresplayer)
Imagen de 'Alba'. (Atresplayer)

La huella del caso de Pamplona en la cultura popular

'Alba' no es la única producción reciente que aborda estas agresiones en grupo. La obra de teatro 'Jauría', estrenada 2019, se inspira en transcripciones del juicio de Pamplona, y la serie chilena de Netflix 'La jauría' planteó una historia similar. Ambas con intención de tratar la violencia sexual como un problema estructural soportado por actitudes usuales de los hombres. Hablamos, por ejemplo, del concepto equivocado de consentimiento (cuando no hay un sí, también es un no), o de la reafirmación de la masculinidad a través del sometimiento y la humillación de las mujeres.

"El periplo por el que pasa Alba no termina con la sentencia"

“No hemos tomado ningún referente a la hora de hacer la serie, pero sí hemos querido contar algo que puede suceder y que lamentablemente sucede. Hemos consultado a asociaciones de víctimas, hemos hablado con ellas, y todo el proceso judicial que se narra está bien asesorado por un juez”, nos explica Luis Santamaría. “También sucede eso que hablas del comportamiento masculino. Algunos patrones de la gente que comete este tipo de agresiones se repiten en unos casos y otros, y los hemos incorporado en nuestros personajes. Aunque estemos haciendo ficción, hemos tratado de dar la mayor verosimilitud a lo que contamos y hacer algo realista”.

Respecto al trabajo con asociaciones, Santamaría señala que Alba “pasa por todo tipo de situaciones hasta el proceso judicial y después. Hemos hablado con víctimas y hemos extraído cosas de las reacciones de nuestra protagonista. En el capítulo uno retratamos la indefensión y la soledad cuando ella está en el hospital y la policía le hace las mismas preguntas una y otra vez. Esa sensación de deshumanización en un momento tan delicado. Además, el periplo por el que pasa Alba no termina con la sentencia, y fuera esta en un sentido u otro, no queríamos acabar ahí”.

placeholder Imagen del primer capítulo de 'Alba'. (Atresplayer)
Imagen del primer capítulo de 'Alba'. (Atresplayer)

Qué han decidido mostrar y qué evitar en 'Alba'

Uno de los aspectos más interesantes para abordar es el de qué han querido mostrar y qué evitar en 'Alba'. “No hemos querido recrearnos en la violación. De por sí es algo terrible y no queríamos hacer algo lineal de 12 minutos al estilo de 'Irreversible', la película de Monica Belluci. Aun así, ese acto atroz hay que contarlo. A lo largo de la serie, el espectador va a ir descubriendo cosas de esa noche, ya que además está grabado con los móviles, e irá viendo determinadas cosas. No se ve la violación, pero es lo suficientemente desagradable como para no recrearnos en ello”, insiste.

Foto: Jason Fernández, Pol Hermoso y Álvaro Rico, en 'Alba'. (Atresmedia)

Sobre el rodaje de esa escena en cuestión, Santamaría afirma que no contaron con la figura del coordinador de intimidad, sino que fue labor de la dirección, a cargo en el primer capítulo de Pablo Guerrero. “Hubo ensayos, muchas conversaciones… Esto se rodó en Villajoyosa, pero semanas antes ya fuimos preparando la secuencia. Cuando terminábamos de rodar, nos quedábamos hablando de 'esto sí, esto no, por qué, cómo vamos a hacerlo”, detalla. “Desde el día anterior había mucha inquietud, pero en un rodaje siempre intentas que haya buen ambiente, que se trabaje en la mayor de las concordias, porque es duro y son muchas horas al día. Es importante ese buen clima”.

Pero tan relevante como la forma en que se muestra (o no) la violencia son los temas que se tratan. 'Alba' quiere ser un relato sobre el trauma, pero también sobre el poder, a través de una intriga de corrupción corporativa. “Es la historia de una mujer que trata de hacer justicia, con todo lo que esté en su mano. Haciendo justicia no vas a olvidar lo que ha sucedido, pero sí convivir con ello de una manera digna”. Sobre si habrá venganza o no, Luis solo explica lo siguiente: “La familia de los acusados es una familia poderosa, con herramientas legales y mediáticas. Al transcurrir todo en Levante, la trama de la corrupción del ladrillo no le será ajena a nadie”.

placeholder Los protagonistas de 'Alba'. (Atresplayer)
Los protagonistas de 'Alba'. (Atresplayer)

El reto de tratar la violencia sexual con perspectiva feminista

No obstante, que la ficción aborde la violencia sexual no es suficiente: incluso cuando se hace con afán reivindicativo, debe hacerlo bien. Pensemos en las formas habituales en que se ha hecho desde la cultura popular, en películas y series como 'True Detective' o en los típicos 'true crime' de Netflix, donde las violaciones sirven solo como detonante de intrigas. O en los estereotipos que consagran, donde lo sufren mujeres que se dedican a la prostitución, que salen por la noche o que viven su sexualidad en libertad. Más que como denuncia, estas fórmulas convertidas en clichés alimentan ese imaginario donde la mujer sigue siendo el objeto de las violencias del hombre.

Nuestra charla con Nerea Barjola gira en torno a esos estereotipos y funciona incluso como manual sobre cómo abordar la violencia sexual con perspectiva feminista. Eso que apuntábamos antes, esos relatos de la Caperucita roja castigada por salir del camino marcado, es lo que la autora denomina terror sexual, sobre lo que ha trabajado a partir de Alcàsser. “El terror sexual es una estrategia heteropatriarcal para controlar, someter y explotar el cuerpo de las mujeres y sus vidas”.

Y continúa: “Las representaciones sobre el peligro sexual contenidas en las narrativas o discursos sociales (Caperucita sería una de ellas) nos marcan pautas de comportamiento, fundamentalmente a las mujeres, que nos vigilan, castigan y aleccionan, introduciendo el terror sexual como tecnología corporal disciplinaria, sometiéndonos a un continuo autocontrol y autolímite. De esta manera, nos negamos espacios, lugares, deseos, libertades, por miedo a sufrir violencia sexual”. Si lo trasladamos a Alcàsser, y recordamos su tratamiento sensacionalista en espacios televisivos y de prensa, entenderemos el impacto que aquello tuvo en una amplia generación de mujeres.

placeholder Imagen de 'Alba'. (Atresplayer)
Imagen de 'Alba'. (Atresplayer)

Cómo evitar el terror sexual en los medios y en la ficción

¿Qué papel juegan los medios y la cultura popular en ese terror sexual? “La violencia machista y sexual es estructural, y la cultura de la violación es un cimiento sobre el que se asienta. Por lo tanto, el imaginario colectivo está construido por y desde estos parámetros. No es de extrañar que las series, las películas, las novelas, estén impregnadas de violencia heteropatriarcal”, añade. “La contribución de los medios y de la cultura es directamente proporcional a la contribución del conjunto social. El cuerpo social en su conjunto produce y reproduce violencia machista y sexual de manera orgánica, coordinada y organizada. Es una estructura que se mueve al unísono”.

1. Por qué evitar términos como ‘manada’ o ‘jauría’

Abordando ya detalles de lo que comenta Nerea, veremos que esa idea del relato admonitorio para la mujer en torno a la violencia sexual está incluso en las palabras que utilizamos. Pensemos en el término “manada”, surgido del grupo de WhatsApp de los agresores de Pamplona, o “jauría”, como se han titulado las ficciones derivadas. “Usar 'jauría' o 'manada' invisibiliza al sujeto que agrede, y sobre todo, la ideología que lo permite. Detrás de cada asesinato o agresión se encuentra una estructura patriarcal, misógina y machista”, sentencia Barjola.

Foto: Cartel promocional de la serie 'Alba'. (Atresmedia Televisión)

“Si utilizamos términos como 'manada' o 'jauría', desenfocamos el problema y lo ubicamos fuera de la sociedad como un fenómeno de una naturaleza irracional, incontrolable. Y además, le damos un tinte novelesco, de excepción, de cuasi leyenda, y esto permite a la sociedad irresponsabilizarse de la violencia, distanciarse de ella colectiva e individualmente y por extensión contribuir a su producción y reproducción. Las agresiones múltiples no son hechos excepcionales, ocurren porque el sistema y el conjunto social las sujetan y permiten. Hablamos de cinco violadores”.

2. Las escenas de violaciones y descripciones gráficas

Las imágenes también son importantes, claro. “No soy partidaria de que se muestren escenas de violaciones y tampoco de que se cuenten los detalles en la prensa escrita. Creo que las descripciones son un sistema de comunicación social muy preciso que lanza avisos aleccionadores al resto de mujeres, y con ellos se afianza la disciplina del terror sexual. En muchas series y películas, mostrar esas imágenes responde mas a la necesidad de banalizar la violencia sexual, generar morbo y sanear la cultura de la violación” reflexiona.

placeholder Imagen de 'Podría destruirte'. (HBO)
Imagen de 'Podría destruirte'. (HBO)

3. Las mujeres que se salen del camino marcado

Le preguntamos a Barjola por un cliché de las ficciones sobre agresiones sexuales: las mujeres que se salen del canon de lo que siempre se ha considerado respetable, de aquellas que se dedican a la prostitución, de las que disfrutan de su sexualidad...: “La violencia sexual es el precio que las mujeres han de pagar por sobrepasar o trasgredir aquellas fronteras que desde una perspectiva machista no deberían haber sido traspasadas”. De nuevo, 'True Detective'. O 'Twin Peaks'.

“Por este motivo, es habitual que en la mayoría de las series las agresiones se produzcan en contextos en los que la protagonista o bien está disfrutando de su libertad sexual (cosa que el patriarcado no puede consentir) o bien esta ejerciendo su libre derecho a transitar el espacio público, y disfrutar libremente de sus placeres y derechos. Y lo mismo ocurre con las trabajadoras sexuales, ellas desafían y subvierten el poder normativo. El binomio buena/mala siempre ha sido un asidero que el patriarcado utiliza para justificar la violencia”, apunta la experta.

4. Por último, personajes femeninos con entidad y con agencia

La construcción de los personajes femeninos, por todo lo anterior, es relevantísima. No pueden ser solo víctimas o cadáveres. “Es fundamental que se construyan personajes con capacidad de agencia, con una fuerza trasformadora que supere las conceptualizaciones victimistas. Hay trabajos como 'Podría destruirte' que logran esto, y que, además, enfocan la reparación desde un lugar de libre elección en cuestión de tiempos, cuidados y necesidades”, concluye Barjola como ejemplo de buena práctica. “Hay que tener respeto por aquello que se desconoce y es muy importante que todos los aspectos del tratamiento de la violencia estén cuidados. Es fundamental que se cuente con asesoras expertas”. Esto será impensable hasta que las mujeres tengan un mayor acceso a la industria.

En los últimos días, la actualidad ha demostrado el poder de la televisión a la hora de poner sobre la mesa debates intensos y urgentes sobre la violencia contra las mujeres. El programa 'Rocío: contar la verdad para seguir viva' ha trascendido el ámbito de Telecinco para llegar incluso al escenario político, y la serie de Netflix 'Sky Rojo' ha generado críticas airadas por su forma de abordar la prostitución y la trata de personas. Las historias televisivas muchas veces se inspiran en la realidad, e incluso cuando no es así, son capaces de crear juegos de espejos en torno a ella.

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