La convulsa transición en Mediaset que llevó a Jorge Javier al hospital

Cuando lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no termina de morir, pasan cosas extrañas entre medias, como que Mediaset retire Sálvame por "telebasura" y resucite Gran Hermano VIP, que tiene sus fans, pero no es La Clave de Balbín.

Según Fernando Vizcaíno Casas, que no por franquista era menos agudo, la Transición española consistió en unos señores que cambiaron, de pronto, la camisa vieja por la chaqueta nueva. Con el gran patrón de cuerpo presente —funerales de Estado a Silvio Berlusconi en Milán—, Telecinco lleva ahora mismo puesta la camisa vieja, la chaqueta nueva y un gorrito de cascabeles.

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En efecto, mientras decide cómo reinventarse para superar su crisis de audiencia (que no de beneficios), Mediaset está en una fase "todo a la vez en todas partes".

Todos los procesos de transición —incluso en los que todo cambia para que no cambie nada— se resuelven en nebulosas de alianzas cambiantes y luchas de poder. Crónica del parte de bajas de la transición en Mediaset.

Un funeral polémico

El pasado 5 de mayo, El Mundo publicó que Mediaset cerraba Sálvame para poner en su lugar a Ana Rosa Quintana. La noticia, que incluía fuentes de Mediaset, sentó (muy) mal a la productora de Sálvame, La Fábrica de la Tele, porque nadie les avisó pese a estar participada por Mediaset; y porque, según fuentes de la productora, "lo que Mediaset vendió en ese texto fue que el fin de Sálvame era el fin de la telebasura, pero ha sido la cadena la que nos ha arrojado un cubo de basura a nosotros".

Según fuentes de Mediaset, las cosas no fueron así: "El fin de Sálvame no se pudo comunicar antes a La Fábrica de la Tele porque hubo una desgraciada filtración". Para entender lo que había pasado, hay que saltar varios meses atrás, a finales de 2022, cuando Mediaset prescindió del CEO Paolo Vasile por la caída de audiencia. Tras cuatro meses de tensión e incertidumbre sobre el rumbo del Mediaset post-Vasile, con el fin de Sálvame, afloraron las hostilidades, no solo por la nueva programación, también por saber quién mandaba ahí.

Durante el reinado de Vasile, casi nadie movía un papel sin su permiso, pero en sus últimos meses, con Telecinco gripando tras años de liderazgo, creció la figura de Borja Prado, nombrado presidente de Mediaset. Caído Vasile, se le atribuyó a Prado un plan para refundar Telecinco, del cuore canalla y los realities, a cadena más cercana a la exitosa Antena 3, entre el entretenimiento familiar y la influencia de los informativos (área que Vasile, más centrado en ganar dinero con el show business, habría descuidado). El cambio del "progre" Jorge Javier por Ana Rosa se interpretó también en clave política, realineamiento ante el cambio que parecía avecinarse en España.

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Parecía cerrarse una época en Telecinco, fundada (1990) tras una épica batalla similar a la de ahora: unos accionistas (Anaya) querían una cadena influyente en los círculos del poder (en ese momento, los socialistas), y los otros (Silvio Berlusconi) querían entretenimiento televisivo lucrativo. Entonces, ganaron los italianos, que convirtieron Telecinco en una máquina de hacer dinero. En 2023, el modelo de la frivolidad televisiva parecía voltearse por momentos, pero no nos precipitemos…

Con Vasile de salida y Prado asentado en la presidencia, Mediaset —propiedad del clan Berlusconi— mandó un nuevo CEO a Madrid: Alessandro Salem.

El emperador de Etiopía

De entre las leyendas que circulan sobre los últimos años de Haile Selassie como emperador de Etiopía, hay una insuperable sobre el ejercicio del poder. Cuando los consejeros reales se acercaban a recibir instrucciones, el emperador les cuchicheaba cosas imperceptibles y confusas al oído. ¿Qué les había pedido exactamente? Nadie lo sabía. Si cumplías la orden de Selassie y salía mal, quizá no era porque fuese absurda, sino porque eras demasiado necio para comprender lo que el sabio León de Etiopía y rey de reyes te había encargado.

En efecto, si susurrar galimatías es una forma depuradísima de poder, verbalizar alto y claro tu poder puede ser muestra de debilidad y de que alguien te está moviendo la silla. El 14 de mayo, una semana después del fin de Sálvame, Alessandro Salem dio una entrevista a El País en la que pareció sacar balones fuera —negó el giro político de la cadena ("nuestro trabajo es entretener, no hacer política") y reafirmó su confianza en La Fábrica de la Tele— pero dijo mucho entre líneas (internas): repitió varias veces que en Mediaset mandaba él: "Yo soy el consejero delegado de Mediaset". "No sé si soy el hombre fuerte o el hombre débil. Soy el que han mandado de Italia".

Algo olía a lucha de poder en la sede de Fuencarral.

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Cuatro días después, el 18 de mayo, este periódico publicó que "Mediaset preparaba la liquidación del contrato de Jorge Javier Vázquez". En concreto, se decía que Borja Prado trabajaba con la asesoría legal para romper el acuerdo de dos millones de euros con el presentador estrella, que había sido renovado por Vasile al fin de su mandato.

El artículo cayó como una bomba: Jorge Javier tuvo una "subida de tensión y acabó en el hospital", según fuentes conocedoras de la situación. Esa noche, debía presentar Supervivientes, pero no lo hizo. Desde ese día, Jorge Javier no volvió a aparecer en pantalla.

Días después, Mediaset deslizó que el presentador estaba de baja médica.

El 26 de mayo, Óscar Cornejo, CEO de la Fábrica de la Tele, escribió en LOC un artículo de apoyo a Jorge Javier en el que se alineaba con Salem y venía a decir (sin mencionarle) que Borja Prado "no sabía de televisión": "Somos muchos los que tenemos ganas de Jorge Javier (doy fe de que también los que de verdad mandan en Mediaset, los que saben de televisión)… Ganas de Jorge, de Adrián, de Paolo, de Alessandro y de Mediaset. Ganas de imperfección, de insolencia, de querer cruzar la línea roja, de tirar la piedra y no esconder la mano".

El 3 de junio, Jorge Javier rompió su silencio en redes sociales: "El cuerpo y la mente te envían señales y a lo largo de mi vida yo he sido poco de hacerles caso. Hasta hoy. Necesito parar para cuidarme. Para preguntarme qué quiero". Jorge Javier, que tuvo un ictus hace unos años, se retiraba temporalmente de la tele.

Jorge Javier tuvo una "subida de tensión y acabó en el hospital" el día que conoció que querían rescindirle el contrato

Como el poder no se verbaliza, sino que se ejerce, el 8 de junio, veinte días después de que Jorge Javier acabara en el hospital, Mediaset dio plenos poderes ejecutivos a Salem y redujo los de Prado a las relaciones institucionales. Italia apostaba por el italiano. Italia manda.

Poco después, Vertele publicó que Prado se había construido un "superdespacho con cocina, cocinero y comedor propio" de "cientos de miles de euros", mientras, según la publicación, Salem continuaba en el mismo despacho que se encontró al llegar a Madrid.

Clásicos básicos

Este jueves, Mediaset anunció la resurrección de Gran Hermano (en su versión VIP), que llevaba cuatro años congelado tras el escándalo de la violación a una concursante y la huida de los anunciantes. No por casualidad, la vuelta de Gran Hermano se desveló en una fiesta de la rama publicitaria de Mediaset (Publiespaña) con los anunciantes de la casa.

No es la única crisis que se trata de cerrar estos días. "Se está trabajando para que el alejamiento de Jorge Javier de la tele sea temporal", cuentan fuentes conocedoras de la situación. Mientras tanto, tras el traumático fin de Sálvame, Mediaset y La Fábrica de la Tele estudian nuevos programas conjuntos.

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Lo que no quita para que, independientemente de la situación interna de Borja Prado, el proyecto para relanzar y dar más filo político a los informativos siga en pie. Todo a la vez en todas partes. La idea de Mediaset, en resumen, es poner el prime time en manos de clásicos básicos (suavizados por los nuevos códigos deontológicos) y de grandes formatos de entretenimiento. Una nueva Telecinco con esencia más suave de Telecinco y un ojo puesto en Antena 3.