La inteligencia artificial predice la victoria de China contra el portaaviones del futuro de EEUU
Estrategas militares y científicos chinos han simulado un ataque con misiles hipersónicos contra una flota naval americana liderada por el USS Gerald Ford, derrotándola "con total certidumbre" en 20 ocasiones
El nuevo superportaaviones nuclear norteamericano USS Gerald R. Ford acaba de estrenarse, plenamente operativo y listo para el combate, y China ya lo ha hundido... en una simulación que, según científicos del país asíatico, no deja dudas sobre su total vulnerabilidad a los ataques con misiles hipersónicos 'matadores de portaaviones' desarrollados por las fuerzas de Pekín. Es una supuesta confirmación de lo que llevan años advirtiendo los estrategas militares occidentales: estos gigantes marinos no son rival para las armas de crucero que pueden cambiar de rumbo instantáneamente a velocidad hipersónica.
Como informa el diario hongkonés South China Morning Post, un estudio publicado con los resultados y metodología de varias simulaciones de guerra realizadas por científicos militares chinos, los misiles hipersónicos de Pekín pueden suponer una amenaza catastrófica para el grupo de portaaviones más potente de la flota estadounidense. En el estudio, la flota del portaaviones USS Gerald R. Ford fue hundida en más de 20 intensas batallas gracias al lanzamiento masivo de 24 misiles anti-buque hipersónicos. La simulación, realizada sobre una plataforma de simulación que utiliza inteligencia artificial, tiene una certidumbre del 100%, siempre según los chinos.
Los resultados de estos ataques hipersónicos simulados contra un grupo de portaaviones estadounidense se han hecho públicos por primera vez en un artículo publicado en mayo en una revista científica china revisada por pares. Sin embargo, los expertos militares afirman que el rendimiento real de los misiles hipersónicos puede diferir de lo que predicen las simulaciones debido al terreno, el clima y otros factores imprevisibles, por lo que siempre hay que tomar estas simulaciones “con cautela y realismo”.
20 simulaciones, 20 victorias
El escenario del ataque al grupo naval americano comenzaba con una aproximación a una isla reclamada como propia en el Mar del Sur de China.
La investigación a cargo de Cao Hongsong y su equipo en la Universidad del Norte de China, afirma que casi todos los buques de superficie estadounidenses fueron destruidos durante el ataque. Estos juegos de guerra indican que el grupo de portaaviones estadounidense, es considerado insumergible por armas convencionales, podría ser "destruido con certeza" por un número relativamente pequeño de misiles hipersónicos.
Para las pruebas usaron dos modelos de misiles antibuque hipersónicos con rendimientos muy diferentes, algunos lanzados desde lugares tan lejanos como el Desierto de Gobi. El ejército chino envió sus ataques en tres oleadas complejas para engañar a los sistemas de defensa del grupo de portaaviones estadounidense.
La flota estadounidense de la simulación estaba compuesta por seis buques de superficie, elegidos por ser los más avanzados de la Marina norteamericana: el CVN-78 Gerald R. Ford, acompañado por un crucero de clase Ticonderoga CG56 el San Jacinto, y cuatro destructores de misiles guiados de clase Arleigh Burke DDG-103 Flight IIA.
El portaaviones de clase Ford cuenta con excepcionales avances tecnológicos, incluyendo un sistema de catapultas de aviones electromagnético y sistemas de radar y guerra electrónica de última generación. Estas tecnologías sofisticadas detectan múltiples amenazas entrantes. Sus capas de blindaje y sistemas de protección están diseñados para minimizar el impacto de los ataques con misiles y otros ataques enemigos. Los cruceros y destructores del grupo de ataque también estaban equipados con armas avanzadas y medidas defensivas, incluyendo sistemas de radar capaces de detectar amenazas entrantes y seguir múltiples objetivos simultáneamente.
El número total de misiles de defensa aérea del grupo de portaaviones fue de 264, incluyendo el RIM-161E SM-3, un misil avanzado diseñado para interceptar misiles balísticos ya sea en fase de medio curso o terminal. Aunque no hay registro de que haya derribado una amenaza hipersónica, los diseñadores del juego de guerra asumieron esta capacidad y la incorporaron al juego.
“No son una taza de té”
Muchos analistas militares llevan tiempo preguntándose si los portaaviones han quedado obsoletos tras el desarrollo de los llamados ‘carrier killers’, misiles balísticos e hipersónicos capaces de eludir sus defensas y hundirlos.
Según los capitanes de estos barcos, no hay nada más lejos de la verdad. Incluso pocos años después de demostrar su potencia y cambiar para siempre los enfrentamientos navales durante la Segunda Guerra Mundial, ya había gente que aseguraba que estaban obsoletos. Sin embargo, para el Capitán Paul Campagna, del USS Dwight D. Eisenhower, “el portaaviones ha demostrado ser muy duradero”. Durante la conferencia Sea Air Space en National Harbor, Maryland, el pasado 5 de abril, Campagna aseguró para “cualquiera que esté preocupado por la amenaza moderna que hay ahí fuera, solo diré que un portaviones no está en una isla".
"Se despliega con su ala aérea [que en el caso del Eisenhower son 90 aviones y helicópteros ]. Se despliega con su grupo de ataque [tres cruceros, dos submarinos nucleares, cinco destructores y cuatro fragatas más otros buques de apoyo]. Se despliega con una defensa en capas que va desde el fondo del océano hasta el espacio, y cualquiera por ahí que piense que somos frágiles, pequeñas tazas de té o algo así, está muy equivocado", aseguró Campagna.
Ataque imparable
Pero la cosa no está tan clara como la pinta Campagna. El estudio chino parece demostrar que los expertos tienen, por lo menos, algo de razón.
China tiene sus DF-26B y DF-21D, dos misiles balísticos antinavío diseñados para reventar portaaviones y hasta grupos navales completos gracias a su capacidad para llevar cabezas nucleares tácticas. Para el Pentágono, estas armas son obviamente preocupantes porque aumentan la posibilidad seria de escalada y, ante una cabeza nuclear, no hay defensa por capas que valga.
Aunque todavía no se sabe si funcionarán en un escenario de combate naval con los EEUU, el ejército del país asiático los ha probado con éxito en numerosas ocasiones. Por un parte, ensayando con objetivos con la forma del USS Gerald R. Ford a escala real, destructores de la clase Arleigh Burke y buques de asalto anfibio de la clase Wasp. El 26 de agosto de 2020 también realizaron una prueba contra un blanco móvil en el mar del sur de china, usando el DF-21D y el DF-26B. Según Estados Unidos, lanzaron cuatro. La prueba incrementó las tensiones en la zona. El ejército chino ya está trabajando en llenar toda su costa de estos sistemas diseñados para evitar esa defensa por capas de la que habla Campagna y así desequilibrar un futuro conflicto a su favor.
Los rusos tienen el Zircón, un misil de crucero de vuelo hipersónico real que, supuestamente, ya está en producción en serie y está también diseñado para eliminar portaaviones. Este misil es teóricamente imparable. Lanzado desde fragatas de la clase Admirante Gorshkov, el Zircón es capaz de volar a Mach 8 hasta llegar a su blanco, maniobrando para evitar ser derribado. Rusia lo ha probado en numerosas ocasiones con éxito y, como los Dong Feng, también es capaz de llevar una cabeza nuclear.
Mantén lejos al enemigo
Ante estos enemigos parece difícil justificar la existencia de los superportaaviones norteamericanos. Las pruebas de choque hechas contra el nuevo Gerald Ford en verano del año pasado demostraron que son bastante resilientes, pero aquellas cargas explosivas no impactaron directamente contra su casco, como sí lo haría un misil real. Según el capitán Campagna, es capaz de absorber esos impactos y seguir operando, “así que tengo mucha confianza en el portaaviones, muy seguro de llevarlo al mar en cualquier entorno".
Campagna asegura que su propio barco sería capaz de aguantar un impacto cinético directo: "Con la compartimentación que tenemos, con nuestras estaciones de bomberos por todo el barco, y nuestra capacidad de sellarlo y absorber cualquier tipo de impacto cinético con 1000 pies de acero, [el Eisenhower] está diseñado para soportar [los ataques]. Estamos listos para ir. Somos letales".
Pero, por mucho coraje y arrestos que le eche el marino, sus jefes saben que los portaaviones no son invulnerables y que tendrán que mantenerlos lejos del alcance enemigo hasta que los Estados Unidos puedan desarrollar defensas contra estas nuevas amenazas. Quizás el portaaviones siga teniendo futuro pero, sin esas defensas, tardará bastante en llegar. Esperemos que a China no se le ocurra invadir Taiwán antes de que las tengan.
El nuevo superportaaviones nuclear norteamericano USS Gerald R. Ford acaba de estrenarse, plenamente operativo y listo para el combate, y China ya lo ha hundido... en una simulación que, según científicos del país asíatico, no deja dudas sobre su total vulnerabilidad a los ataques con misiles hipersónicos 'matadores de portaaviones' desarrollados por las fuerzas de Pekín. Es una supuesta confirmación de lo que llevan años advirtiendo los estrategas militares occidentales: estos gigantes marinos no son rival para las armas de crucero que pueden cambiar de rumbo instantáneamente a velocidad hipersónica.