El nuevo portaaviones de EEUU contra las armas hipersónicas chinas
Estados Unidos acaba de estrenar portaaviones, pero los analistas se preguntan si estos gigantes, símbolos del poder norteamericano, tienen futuro en un mundo de armas hipersónicas
El nuevo superportaaviones nuclear norteamericano ya está oficialmente operativo y entrará en servicio a principios de otoño de este año. La pregunta ahora es si el USS Gerald R. Ford y el resto de portaaviones de la marina norteamericana tienen futuro en un escenario en el que las nuevas armas hipersónicas chinas y rusas podrían eliminarles de un plumazo.
El primero de los superportaaviones de la clase Ford — que eventualmente sustituirá a las diez naves de la clase Nimitz — ha recibido el sello de aprobación de la marina después de numerosos retrasos y un incremento en su presupuesto de casi 30% que han llevado su coste final a 12.800 millones de dólares más 4.700 millones de investigación y desarrollo.
Los 11 ‘supercarriers’ — y en menor medida las nueve naves de asalto anfibio de los Marines, que llevan helicópteros y aviones de despegue y aterrizaje vertical como el Harrier o el F-35B — son el mayor símbolo de la superioridad militar norteamericana, básicamente extendiendo su capacidad de intervención militar por todo el globo terráqueo. Pero, como ha ocurrido otras veces en el pasado, muchos analistas militares se preguntan si han quedado obsoletos tras el desarrollo de los llamados ‘carrier killers’ (asesinos de portaaviones), misiles balísticos e hipersónicos capaces de eludir sus defensas y hundirlos.
“No son una taza de té”
Pero según los capitanes de estos barcos, no hay nada más lejos de la verdad. Incluso pocos años después de demostrar su potencia y cambiar para siempre los enfrentamientos navales durante la Segunda Guerra Mundial, ya había gente que aseguraba que estaban obsoletos. Sin embargo, para el Capitán Paul Campagna, del USS Dwight D. Eisenhower, “el portaaviones ha demostrado ser muy duradero”. Durante la conferencia Sea Air Space en National Harbor, Maryland, el pasado 5 de abril, Campagna aseguró para “cualquiera que esté preocupado por la amenaza moderna que hay ahí fuera, solo diré que un portaviones no está en una isla".
"Se despliega con su ala aérea [que en el caso del Eisenhower son 90 aviones y helicópteros ]. Se despliega con su grupo de ataque [tres cruceros, dos submarinos nucleares, cinco destructores y cuatro fragatas más otros buques de apoyo]. Se despliega con una defensa en capas que va desde el fondo del océano hasta el espacio, y cualquiera por ahí que piense que somos frágiles, pequeñas tazas de té o algo así, está muy equivocado", aseguró Campagna.
Ataque imparable
Pero la cosa no está tan clara como la pinta Campagna. China tiene sus DF-26B y DF-21D, dos misiles balísticos antinavío diseñados para reventar portaaviones y hasta grupos navales completos gracias a su capacidad para llevar cabezas nucleares tácticas. Para el Pentágono, estas armas son obviamente preocupantes porque aumentan la posibilidad seria de escalada y, ante una cabeza nuclear, no hay defensa por capas que valga.
Aunque todavía no se sabe si funcionarán en un escenario de combate naval con los EEUU, el ejército del país asiático los ha probado con éxito en numerosas ocasiones. Por un parte, ensayando con objetivos con la forma del USS Gerald R. Ford a escala real, destructores de la clase Arleigh Burke y buques de asalto anfibio de la clase Wasp. El 26 de agosto de 2020 también realizaron una prueba contra un blanco móvil en el mar del sur de china, usando el DF-21D y el DF-26B. Según Estados Unidos, lanzaron cuatro. La prueba incrementó las tensiones en la zona. El ejército chino ya está trabajando en llenar toda su costa de estos sistemas diseñados para evitar esa defensa por capas de la que habla Campagna y así desequilibrar un futuro conflicto a su favor.
Los rusos tienen el Zircón, un misil de crucero de vuelo hipersónico real que, supuestamente, ya está en producción en serie y está también diseñado para eliminar portaaviones. Este misil es teóricamente imparable. Lanzado desde fragatas de la clase Admirante Gorshkov, el Zircón es capaz de volar a Mach 8 hasta llegar a su blanco, maniobrando para evitar ser derribado. Rusia lo ha probado en numerosas ocasiones con éxito y, como los Dong Feng, también es capaz de llevar una cabeza nuclear.
Mantén lejos al enemigo
Ante estos enemigos parece difícil justificar la existencia de los superportaaviones norteamericanos. Las pruebas de choque hechas contra el nuevo Gerald Ford en verano del año pasado demostraron que son bastante resilientes, pero aquellas cargas explosivas no impactaron directamente contra su casco, como sí lo haría un misil real. Según el capitán Campagna, es capaz de absorber esos impactos y seguir operando, “así que tengo mucha confianza en el portaaviones, muy seguro de llevarlo al mar en cualquier entorno".
Campagna asegura que su propio barco sería capaz de aguantar un impacto cinético directo: "Con la compartimentación que tenemos, con nuestras estaciones de bomberos por todo el barco, y nuestra capacidad de sellarlo y absorber cualquier tipo de impacto cinético con 1000 pies de acero, [el Eisenhower] está diseñado para soportar [los ataques]. Estamos listos para ir. Somos letales".
Pero, por mucho coraje y arrestos que le eche el marino, sus jefes saben que los portaaviones no son invulnerables y que tendrán que mantenerlos lejos del alcance enemigo hasta que los Estados Unidos puedan desarrollar defensas contra estas nuevas amenazas. Quizás el portaaviones siga teniendo futuro pero, sin esas defensas, tardará bastante en llegar. Esperemos que a China no se le ocurra invadir Taiwán antes de que las tengan.
El nuevo superportaaviones nuclear norteamericano ya está oficialmente operativo y entrará en servicio a principios de otoño de este año. La pregunta ahora es si el USS Gerald R. Ford y el resto de portaaviones de la marina norteamericana tienen futuro en un escenario en el que las nuevas armas hipersónicas chinas y rusas podrían eliminarles de un plumazo.