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No, nadie predijo el terremoto de Turquía: por qué es imposible saber cuándo ocurren
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TUIT VIRAL PSEUDOCIENTÍFICO

No, nadie predijo el terremoto de Turquía: por qué es imposible saber cuándo ocurren

Una supuesta predicción del terremoto de Turquía se ha hecho viral en internet, pero los geólogos aclaran que a día de hoy no es posible anticipar la fecha exacta de un temblor

Foto: Terremoto en Turquía. (EFE/EPA/Refik Tekin)
Terremoto en Turquía. (EFE/EPA/Refik Tekin)

Cuando sucede una tragedia, solemos buscar responsabilidades: es humano. También lo es tratar de agarrarse a cualquier esperanza que haga disminuir nuestra incertidumbre ante el mundo. Por eso no es de extrañar que después de una catástrofe aparezcan vendehúmos asegurando que ellos ya lo advirtieron, pero que nadie les hizo caso. El gran terremoto de magnitud 7,8 que ha sacudido Turquía y Siria nos ha ofrecido un buen ejemplo.

Nada más producirse el seísmo, se viralizó un tuit de Frank Hoogerbeets, un usuario de Twitter de Países Bajos que se autodenomina investigador, pero del que no hemos encontrado artículos científicos publicados utilizando las bases de datos más conocidas. El pasado 3 de febrero escribió: "Tarde o temprano habrá un terremoto de ~M 7,5 en esta región (centro-sur de Turquía, Jordania, Siria, Líbano)". Tras la catástrofe de este lunes, esta publicación superó los 30 millones de reproducciones en pocas horas y muchos medios de comunicación se hicieron eco, asegurando que su autor había predicho lo sucedido. ¿Qué hay de cierto? ¿Es posible anticipar un evento de estas características? ¿Sabe algo que el resto de la comunidad científica ignora?

Foto: ¿Por qué se iluminó el cielo segundos antes del terremoto de Turquía?

Frank Hoogerbeets dice trabajar para la Solar System Geometry Survey (SSGS), una entidad que se dedica a “la geometría de cuerpos celestes relacionados con la actividad sísmica”, según su propia definición. Es decir, que estudiaría la influencia de planetas, estrellas o satélites en los movimientos sísmicos terrestres, un concepto que recuerda más a la astrología que a cualquier rama de la ciencia. Ante la insólita repercusión en un momento tan delicado, los geólogos no salen de su asombro e incluso manifiestan su indignación.

Por qué no tiene sentido

“Ningún científico serio dirá que podemos predecir los terremotos en el sentido en que se entienden las predicciones, con fecha y hora”, explica a Teknautas Nahúm Méndez Chazarra, geólogo y divulgador científico autor del blog Un geólogo en apuros. “Ni se puede hacer hoy por hoy ni sabemos si vamos a ser capaces de lograrlo en algún momento”, añade. Además, llama la atención sobre el hecho de que la supuesta predicción de Hoogerbeets en realidad “es muy vaga”, puesto que ha coincidido con un gran terremoto posterior, pero en su tuit original en ningún momento ofrece una fecha precisa. “Tiene muchas posibilidades de acertar cuando hablamos de zonas sísmicamente muy activas”, afirma. De hecho, “es seguro que cada año va a haber un terremoto de magnitud 7 en algún lugar del mundo”.

placeholder Terremoto de Turquía. (EFE)
Terremoto de Turquía. (EFE)

Muchos otros expertos se han manifestado en la misma línea. Por ejemplo, el también geólogo Jorge Ginés, experto en tectónica, geología y teledetección, se hacía eco de la polémica en otro tuit y advertía: “No, ese señor no ha hecho una predicción de un terremoto en Turquía. Ha hecho 500 predicciones y ha fallado 490. Si cada semana dices que habrá un terremoto en una zona muy activa tectónicamente, siempre llegará un momento en que aciertes. Y luego borras tuits fallidos”.

De hecho, “no es el único que predice terremotos en internet, hay muchos perfiles de este estilo”, lamenta Méndez Chazarra. En todos los casos hay un sesgo de confirmación: “El problema es que solo vemos los que aciertan, los que no aciertan nunca llegan a salir a la luz”. Además, “decir que va a haber un terremoto en una zona sísmicamente activa tampoco es acertar mucho, Turquía tiene muchísima actividad sísmica. Es como decir que el Madrid va a ganar uno de los próximos 10 partidos de la Liga, es probable, ¿no? Es muy difícil equivocarte y con eso juega la gente. ¿Va a haber un terremoto de gran magnitud este año en Japón? No está fuera de las probabilidades, cualquiera puede hacer una predicción vaga de ese tipo”, explica.

En cualquier caso, a los expertos les ha llamado la atención cómo, en este caso, el supuesto adivino quiere darle una pátina pseudocientífica a su predicción, aunque carece de toda base científica. “No hay ninguna rama del conocimiento en geología que relacione los terremotos con otros planetas, los movimientos sísmicos ocurren en el nuestro y solo están relacionados con la dinámica interna de la Tierra”, comenta el divulgador.

El proceso es bien conocido. Nuestro planeta está dividido en placas tectónicas que recuerdan al caparazón de una tortuga. Cuando estas placas se empujan generan una gran tensión y esto explica gran parte de lo que sucede en la superficie terrestre, desde los cambios que dan lugar a las cordilleras montañosas a los grandes sistemas de fallas, que son fracturas en la superficie de nuestro planeta. “A veces son bastante profundas y es ahí donde se producen los terremotos”, señala el geólogo. “Las fallas son cortes en la continuidad de la corteza de nuestro planeta. Entre un lado y otro hay dos bloques de roca que están sometidos a una gran presión. Cuando se supera cierto umbral de fuerza, se produce una especie de ruptura que hace que un bloque se desplace bruscamente con respecto a otro. En ese movimiento se libera toda esa energía que nosotros percibimos como las vibraciones de un terremoto”, relata.

placeholder Una investigadora muestra las fallas de Turquía. (EFE)
Una investigadora muestra las fallas de Turquía. (EFE)

¿Es posible que además de estas fuerzas internas de la Tierra influyan otros factores, como dice el científico que se ha hecho viral? “Un terremoto es la manifestación de una ruptura que se produce en la litosfera, así que el origen va a estar siempre bajo la superficie, nunca fuera”, apunta Daniel Barreña, geólogo de la Universidad de Salamanca. Es cierto que hay un fenómeno que se produce en nuestro planeta que sí tiene que ver con otro cuerpo celeste (la Luna), que son las mareas. Sin embargo, “es algo completamente diferente” y hoy en día no hay evidencia científica alguna de que la sismología tenga absolutamente nada que ver con elementos extraplanetarios.

En cualquier caso, el problema es que los supuestos adivinos no se someten al método científico. “Es que no tienen un método. Si realmente tuvieran un sistema de predicción infalible como parecen vender, ¿por qué no lo comparten con el mundo? ¿Cómo voy a confiar en una predicción si no veo un método que me diga cómo se realiza esa predicción?”, se pregunta Méndez Chazarra. Por el contrario, este aparente conocimiento es totalmente opaco. "El Santo Grial de la geología de los riesgos naturales es poder predecir cuándo va a ocurrir un terremoto, porque podría ayudarnos a salvar muchas vidas, así que estamos deseando que se descubra”, añade.

¿Hasta dónde llega la ciencia?

¿Por qué somos incapaces de tener una predicción fiable? “La Tierra es un sistema muy complejo y no tenemos modelos que puedan tener en cuenta todas las variables que influyen en que se produzca un terremoto, porque muchas son desconocidas”, comenta Nahum Méndez Chazarra. No obstante, visto en positivo, “sabemos muchas cosas”, asegura. Por ejemplo, cuáles son los lugares donde pueden ocurrir los terremotos y especialmente los de mayor magnitud, “porque conocemos muy bien, casi al 100%, los grandes sistemas de fallas del mundo”.

placeholder Sismógrafo.
Sismógrafo.

“Los terremotos son sucesos repentinos”, apunta Daniel Barreña, “solo sabemos que en lugares como este de Turquía, que está en el límite de placas, donde se está acumulando energía, va a haber terremotos con cierta regularidad”. Sin embargo, es imposible saber si el próximo será mañana o si pasarán décadas. Así, los geólogos pueden anticipar que los mayores terremotos que pueden ocurrir en nuestro planeta en nuestra época pueden estar en Japón y en Chile, cercanos a la magnitud 10, con un potencial destructivo inmenso. Sin embargo, en el continente euroasiático hay zonas muy activas relacionadas con la cordillera del Himalaya. Por ejemplo, en zonas del interior de China, se producen terremotos que superan la magnitud 8. Más cerca de nosotros, Turquía tiene muchísima actividad sísmica, con grandes terremotos históricos. Tampoco en la península ibérica estamos a salvo si tenemos en cuenta el terremoto de Lisboa de 1755, con el posterior tsunami que afectó a las costas españolas.

Sobre esa base de conocimiento, los científicos elaboran modelos probabilísticos, es decir, sistemas que analizan las probabilidades de que ocurra un seísmo de determinada magnitud en un determinado número de años. De hecho, hoy en día se trabaja mucho con modelos probabilísticos para el diseño de estructuras. Es decir, que los ingenieros calculan “cuál va a ser el mayor terremoto que podemos esperar en los próximos 100 años en un lugar determinado”, donde se va a realizar una determinada construcción. “Lo que no podemos decir es un día y una hora, puede ocurrir hoy o dentro de 120 años”, insiste el experto. Esa es la frontera entre la probabilidad y la predicción, “nos falta un puente que una las dos cosas”.

Por lo tanto, lo único que podemos hacer es tratar de prevenir las peores consecuencias. Esto significa edificar en función de las probabilidades de que ocurra un gran evento sísmico en un determinado lugar, optando por construcciones especialmente resistentes frente a un evento sísmico de gran magnitud. Al mismo tiempo, resulta imprescindible enseñar lo que se debe hacer en caso de vivir un temblor, tanto a los escolares como al público en general. “No tenemos otra alternativa, tenemos que prevenir a través de la norma de construcción sismorresistente y a través de la educación, que todo el mundo sepa qué debe tener en casa por si tiene que salir corriendo en una evacuación o qué pueden hacer si conviven con alguien que tenga alguna diversidad funcional”, comenta, “eso es lo que salva vidas a día de hoy”.

[Álbum | El terremoto de Turquía y Siria, en imágenes]

Mientras, los científicos siguen investigando en busca de señales precursoras, que podrían ser de muchos tipos, físicas y biológicas. De hecho, en las décadas de 1970 y de 1980 se multiplicaron los estudios que intentaban vincular todo tipo de fenómenos con los terremotos, por ejemplo, el comportamiento de los animales. Sin embargo, pasados los años, los investigadores siguen sin tener evidencias sólidas. Uno de los aspectos más interesantes que se están estudiando en la actualidad es la actividad de las fallas a través de la emisión de gases como el radón, que es sencillo de detectar con la instrumentación adecuada. Sin embargo, todavía no se ha conseguido establecer una relación directa. ¿Cómo de cerca puede estar un seísmo en función de la liberación de este gas? ¿Realmente es un factor objetivo o hay otras variables que interfieren? Son preguntas para las que aún no tenemos respuesta.

Foto: Localizan vivo entre los escombros a Christian Atsu. (Reuters/Scott Heppell)

En los últimos años, gracias a los nuevos sistemas de computación, y en particular al desarrollo de la inteligencia artificial, se están desarrollando muchos estudios que tratan de aglutinar información para ver patrones que anticipen los grandes temblores. “Hay sistemas de redes neuronales que están intentando ver si en las señales sísmicas continuas que vemos en nuestro planeta pudiera haber algún indicio precursor de los terremotos, pero de momento no tenemos claro si esto es así, puede que nunca tengamos una señal precursora”, afirma Nahum Méndez Chazarra.

Cuando sucede una tragedia, solemos buscar responsabilidades: es humano. También lo es tratar de agarrarse a cualquier esperanza que haga disminuir nuestra incertidumbre ante el mundo. Por eso no es de extrañar que después de una catástrofe aparezcan vendehúmos asegurando que ellos ya lo advirtieron, pero que nadie les hizo caso. El gran terremoto de magnitud 7,8 que ha sacudido Turquía y Siria nos ha ofrecido un buen ejemplo.

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