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ChatGPT parece un riesgo para cientos de miles de empleos. Aquí lo esperan desde hace años
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UNA NUEVA GENERACIÓN DE ROBOTS

ChatGPT parece un riesgo para cientos de miles de empleos. Aquí lo esperan desde hace años

La IA despierta recelos por sus efectos en lo laboral. Sin embargo, ciertas industrias ven en ella la solución para ser más eficientes o suplir la falta de mano de obra. Ahora llega una generación de máquinas más capaces que nunca

Foto: Foto: Reuters/Soren Larson.
Foto: Reuters/Soren Larson.
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Hace unas semanas, el mandamás de uno de los grandes reclutadores japoneses salió en el Financial Times diciendo que la inteligencia artificial iba a servir a la economía de su país para sortear la creciente falta de trabajadores, pero que eso no iba a ocurrir inmediatamente. Hisayuki Idekoba, CEO de Recruit Holdings, afirmaba en el rotativo inglés que para que eso ocurriese esta tecnología tenía que enfrentarse a la profunda desconfianza que genera entre el común de los mortales. Es completamente lógico que este tipo de mensajes vengan desde la cuarta economía mundial, el país que más sufre el envejecimiento de su población.

En aquella esquina del mapa, una de cada 10 personas tiene más de 80 años, una muestra más de cómo de infructuosas han sido sus políticas para levantar sus paupérrimos índices de natalidad. Una situación que, previsiblemente, no tardará en extenderse a otros países desarrollados que sufren cada vez más renovar la base de su pirámide poblacional como es el caso de España.

Foto: Sam Altam, CEO de OpenAI. (Reuters/Brendan McDermid)

Las declaraciones de Idekoba, además, resumen a la perfección todo el quilombo que se ha montado tras el boom de ChatGPT. A estas alturas de la película a nadie se le escapa que todo esto se ha convertido en un gran experimento del futuro del trabajo y muchos auguran que estas inteligencias artificiales generativas se convertirán en una trituradora para millones de empleos en todo el mundo. Los propios padres de la criatura, OpenAI, son los primeros que han agitado ese árbol con informes y estudios donde se atrevían incluso a señalar qué profesiones tienen más papeletas de ser fagocitadas por uno de estos desarrollos.

Por primera vez en mucho tiempo los que están en el punto de mira no son los trabajos más manuales, rutinarios y repetitivos. Las capacidades de la IA generativa han puesto en la picota cosas más creativas e intangibles, que supuestamente estaban a salvo hasta hace dos telediarios.

placeholder La máquina de etiquetado de última generación de Amazon. (M. McLoughlin)
La máquina de etiquetado de última generación de Amazon. (M. McLoughlin)

Que ocurra o no, solo el tiempo lo dirá. Pero por mucho neoludismo que esto haya despertado en ciertas personas, lo cierto es que hay un lugar donde llevan esperando mucho tiempo todos estos avances: la industria. Negocios de fabricación o de logística llevan años buscando la vía para automatizar parte de sus procesos y así no tener que depender de contratar tanta mano de obra o poder suplir cuando, como en Japón, empiece a escasear.

La historia es que los últimos avances de inteligencia artificial y de otras tecnologías que orbitan a su alrededor, como la visión por ordenador, están permitiéndoles llegar a donde antes difícilmente podían llegar. Esto está permitiendo alumbrar una nueva generación de robots que pueden hacer cosas que, sencillamente, antes estaban reservadas única y exclusivamente para los humanos. Esta es una carrera en la que están todo tipo de empresas. Desde multinacionales y grandes tecnológicas hasta startups que ya están levantando millones de euros de financiación con sus propuestas.

Amazon, ¿el canario en la mina?

Una de las más activas en este sentido ha sido Amazon. Google, por ejemplo, también ha estado metida en todo lo que tiene que ver con la robótica (llegó a ser dueña de Boston Dynamics, aunque la ‘malvendió’ a Softbank) pero la diferencia entre una multinacional y otra es que en el caso del rey del comercio electrónico todos estos avances tienen aplicación e impacto directo en su negocio.

La empresa fundada por Jeff Bezos hace mucho tiempo que empezó una agresiva expansión internacional por medio mundo. Por si eso no fuese suficiente, la filosofía de la compañía es crecer gracias a las entregas ultrarrápidas. Lograrlo y hacerlo viable puede suceder de dos formas. La primera es la de contratar y mantener un auténtico ejército humano. La segunda, crear centros repletos de tecnología que puedan hacer de manera muchísimo más eficiente tareas para la que harían falta una o más almas humanas.

Con este fin, la multinacional montó Amazon Robotics, una división enfocada en crear este tipo de soluciones. Cuenta con tres centros en todo el mundo. Dos de ellos, en Estados Unidos. El tercero está en Europa. Concretamente en Vercelli, una pequeña localidad al norte de Italia. Un laboratorio que ha permanecido oculto desde su fundación en 2019 y que ahora, cinco años, después se va a abrir para quien quiera acercarse hasta allí para conocer los últimos inventos de Amazon.

Foto: Una operaria de Amazon trabaja en un centro logístico de Amazon. (Reuters/Gustavo Graf)

Este periódico pudo visitarlo hace unos días y ver cómo la nueva generación de robots, alimentados por inteligencia artificial, promete revolucionar el trabajo de sus almacenes. La multinacional presentó, entre otras cosas, un sistema de etiquetado universal, una enorme máquina capaz en unos segundos de escanear y crear una pegatina a medida del producto. De esta manera no hace falta meterlo en una caja adicional y se pueden ahorrar miles de millones de euros cada año en embalaje. Que este proceso estuviese ejecutado por un operario de carne y hueso era simplemente impensable por el tiempo que tardaría en medir el paquete y en dar las instrucciones al sistema para crear la etiqueta.

Otras de las innovaciones que se vieron era un brazo robótico capaz de mover y ordenar los totes (los contenedores donde se mueven los productos) o colocar paquetes en el camión correctamente. Dos brazos son capaces de coordinarse para que uno de ellos coloque contenedores en los palets y el otro los vaya apilando. Cuando estén organizados, el sistema se ocupa de fijar las correas y gestionar la información de envío.

placeholder Vista de uno de los brazos robóticos de Amazon. (Amazon)
Vista de uno de los brazos robóticos de Amazon. (Amazon)

Estas máquinas se unen a una lista cada vez más larga de máquinas capaces de coger un producto con formas irregulares, ver si tiene alguna y descartarlo o colocarlo en la cinta para seguir con el proceso de envío o una especie de Roomba hormonada diseñada para llevar grandes estanterías de un lado para otro. Hasta ahora estos equipos tenían que trabajar en un entorno cerrado y controlado. Sin embargo, las últimas entregas ya son capaces de detectar a los humanos que se crucen en su camino y trazar una nueva ruta.

“Nosotros llevamos 25 años trabajando en esto”, contesta Stefano La Rovere, director global de robótica y mecatrónica de Amazon, cuando se le pregunta si todos los avances que se están viviendo en el gremio pueden crear una especie de 'momento ChatGPT’ en la robótica. En un encuentro con periodistas, tanto La Rovere como otros cargos de la multinacional insistieron en el mantra de que todos estos avances “no eliminan puestos de trabajo”. Aseguró que la tecnología “ayuda a los empleados” al reducir “la distancia que caminan”, “absorber movimientos repetitivos” o “levantar objetos más pesados”. Además, en ese proceso, aseguran que se crean puestos de trabajo más cualificados e incluso profesiones que antes no existían.

placeholder Captura de un entrenamiento de Covariant. (Covariant)
Captura de un entrenamiento de Covariant. (Covariant)

Estas declaraciones se prestan a algunas matizaciones, ya que muchos se preguntan si la tecnología genera tantos puestos como los que amortiza al eliminar tareas. Tampoco termina de reflejar la magnitud del salto que los avances en IA les han permitido dar. Una cinta transportadora ya permitía a los empleados andar menos, pero que un brazo robótico sea capaz de diferenciar y atrapar cualquier tipo de producto supone un avance porque ya no es un entorno controlado, que es donde se podían aplicar estas soluciones hasta hace poco.

Además de enseñar estas novedades, que irán progresivamente incorporándose y aumentando su presencia en los diferentes centros de la compañía, la firma anunció cambios en su Fondo de Innovación Industrial, un vehículo de inversión dotado con más de 1.000 millones. Puesto en marcha en 2022, ahora, además de estar dirigido a invertir en startups de la cadena de suministro y automatización, también rastreará el mercado para encontrar empresas emergentes de inteligencia artificial y robótica.

Llevar la IA al mundo físico

Empresas de todo el mundo están intentando llevar las virtudes del Midjourney o Sora al mundo real. Es el caso de Covariant, una startup fundada hace unos pocos meses y que ya ha recaudado más de 220 millones de dólares de inversores para seguir avanzando en su misión, además de cerrar contratos con compañías de la talla de ABB. Lo curioso de esta compañía es que ha sido fundada por investigadores que militaron en OpenAI. Lo que han hecho sus creadores es aplicar una lógica similar a la de los grandes modelos de lenguaje que han utilizado para entrenar ChatGPT o Gemini.

Lo que hacen es proporcionar a su software (ellos solo desarrollan el sistema, no la parte física) ingentes cantidades de datos que le ayuden a detectar patrones y generar habilidades, incluso para las que no han sido específicamente entrenadas. Hasta ahora, los ingenieros tenían que programar las máquinas para un uso concreto y acotado. De la misma manera que un chatbot puede sacar una pregunta que nunca le han hecho porque le han alimentado para comprender el contexto, una máquina que funcionase con la solución de Covariant también podría comprender el mundo que le rodea e interactuar con objetos con los que nunca ha interactuado o incluso entender algo que nunca le han pedido. Incluso la máquina puede chatear con los operarios como lo hace un chatbot y comprender qué le están pidiendo. Aunque el sistema está todavía en fase temprana y todavía, es la enésima demostración, del salto que la IA está trayendo a la robótica.

Hace unas semanas, el mandamás de uno de los grandes reclutadores japoneses salió en el Financial Times diciendo que la inteligencia artificial iba a servir a la economía de su país para sortear la creciente falta de trabajadores, pero que eso no iba a ocurrir inmediatamente. Hisayuki Idekoba, CEO de Recruit Holdings, afirmaba en el rotativo inglés que para que eso ocurriese esta tecnología tenía que enfrentarse a la profunda desconfianza que genera entre el común de los mortales. Es completamente lógico que este tipo de mensajes vengan desde la cuarta economía mundial, el país que más sufre el envejecimiento de su población.

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