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Distopía en Azca: colas de inmigrantes para canjear las criptos que les dieron por su iris por efectivo
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Cambios con un 15% de comisión

Distopía en Azca: colas de inmigrantes para canjear las criptos que les dieron por su iris por efectivo

Los llamados cajeros de bitcoin, tiendas boutique que venden todo tipo de productos relacionados con los activos digitales, se han convertido en los últimos beneficiados del éxito de Worldcoin

Foto: Cola frente al GBTC de Paseo de la Habana. (Guillermo Cid)
Cola frente al GBTC de Paseo de la Habana. (Guillermo Cid)
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Carlos espera en la cola mientras no para de mirar el móvil. Son las 10 de la mañana y la tienda a la que desea entrar está aún cerrada. "Ya van tarde", reniega. Su obsesión con el tiempo no es casual y la comparte con el resto de personas que aguantan en la cola con el teléfono siempre a la vista. Cada minuto que pasa el worldcoin cotiza más bajo y quieren vender sus monedas ya. A Carlos le duele cada céntimo de caída. "Ayer estaba el precio a 7,30 y así se las compré a unos amigos, ahora las voy a vender a unos 6,50 así que estoy perdiendo dinero", añade.

Este colombiano de mediana edad, que prefiere no decir en qué trabaja -"es raro"-, es uno más en una cola que se forma desde hace semanas en pleno Paseo de la Habana de Madrid, a unos pasos de la Torre Picasso. El objetivo es uno de los tres pequeños comercios que tiene la empresa catalana GBTC en la capital. Allí venden los tókenes de worldcoin que alguien les dio por escanear su iris. O los que han conseguido adquirir en un mercado secundario. Tras hacer la cola, la empresa les compra todo a cambio de un 15% de comisión. ¿Por qué entonces tanta afluencia? Porque es lo más fácil para convertir sus cripto en metálico. Establecimientos legales que para canjear montantes pequeños (menos de 1.000 euros) solo exigen una pequeña verificación (KYC) con móvil, nombre, apellidos, correo y mostrar algún tipo de documento identificativo.

El perfil de Carlos encaja bien entre los presentes este martes en la cola. La mayoría, como él, son migrantes, y no es la primera vez que vienen. Hay gente con el mono de trabajo, riders con mochilas de Glovo y alguna pareja de treintañeros. Solo se ve a dos chicas con un perfil algo diferente, estudiantes, confiesan, que están viendo cómo va esto. Se lo explica Yasmine, que lleva bolso y tupper al hombro. "No sé cuánto se quedan de comisión, pero es fácil. Tú entras, ellos te dicen cómo y dónde tienes que mandar las monedas estas y en cuánto las reciben te dan el efectivo", apunta. En sus comentarios hay pocos recelos a ceder datos biométricos. "Es un dinero que te salva bastante".

En pleno boom del precio del bitcoin, con la criptomoneda reina rompiendo su techo, cualquiera que no conozca lo ocurrido con worldcoin, podría pensar que estas personas acuden al lugar para subirse a la ola alcista. Pero aquí esa moneda da absolutamente igual. En la cola se viene a “cobrar”. Y estos cajeros, nacidos como tiendas boutique en zonas de importante poder adquisitivo para atraer de forma más amable a inversores recelosos con las criptomonedas, se han convertido en su gran aliado.

"A nosotros también nos vino de sopetón el aluvión de Worldcoin, pero nos hemos adaptado bien. Creemos que el perfil que viene ahora es el mismo que venía hace unos años a interesarse por primera vez por las criptomonedas y busca una mano experta que le ayude con el dinero que le han regalado por la verificación. Se corrió la voz de que en nuestros cajeros se podían cambiar los WLD por euros en minutos y eso nos ha traído mucha gente. Pero no dejan de ser personas que están descubriendo un mundo financiero nuevo", comenta Alejandro Montoya, CEO de GBTC Finance, S.L.

El directivo cree que tanto esta fiebre por los WLD como el nuevo boom de bitcoin están animando de nuevo el sector y las colas frente a sus comercios muestran que las empresas como la suya se posicionan bien como actores importantes. La gente que quiere empezar en esto acude a ellos para asesorarse y contar con expertos serios y reglados. "Gracias a Worldcoin ahora la gente tiene una wallet, sabe cómo funciona este mundo y necesitará ayuda para empezar en todo esto". Pero su opinión choca con lo que se dice en las colas de su tienda.

placeholder Carteles en la puerta de un GBTC. (G. C.)
Carteles en la puerta de un GBTC. (G. C.)

"No me interesan las criptomonedas, yo vengo aquí, mando las monedas y me dan el dinero", explica José, otro de los presentes que, como el resto, rechaza completamente las fotos o dar más información personal a este periódico. Esa imagen de la cola puede ser llamativa, pero concuerda con lo visto en otros países y que ha servido para criticar e incluso prohibir la implantación de worldcoin en algunos países. Este proyecto, pensado por Sam Altman y su socio como una renta universal y reformado como la forma de conseguir una identificación digital para humanos a nivel global, crece sobre todo entre clases humildes para las que la aclamada tecnología y sus riesgos es lo de menos. Solo quieren el dinero que regalan.

Estas monedas acaban moviéndose en poblaciones que subsisten en los márgenes y a las que no les importa entregar datos a cambio de un mínimo dinero. Hace menos de un año solo unos pocos sabían lo que era worldcoin en España, pero ahora es raro dar con alguien que no sepa nada sobre ello entre los barrios humildes. "Yo cuando vine la primera vez cotizaba a 2,40 y me dieron 22 euros de los 27 que cambié. Solo estaba yo aquí. Ahora mira la que hay liada", comenta otro miembro de la cola. "Y aún así está más tranquilo hoy porque Worldcoin dio anoche un nuevo bono de 3 tókenes y, como la gente lo ha vendido ya, el precio ha bajado".

placeholder Anuncios de worldcoin en Wallapop.
Anuncios de worldcoin en Wallapop.

"A mí me llegó todo por un amigo. Como pagan por invitación, pues va todo por el boca a boca. Un amigo se lo dice a otro y así sigue la cadena", detalla Carlos. El boca a boca en estos entornos es tal que los enlaces no paran de moverse en grupos de Telegram de riders, páginas de Facebook de inmigrantes, anuncios de Wallapop e incluso anuncios en Meta. A día de hoy, hay 11 anuncios activos en las redes de Meta sobre worldcoin, y en el último año su biblioteca contabiliza 310. La mayoría de ellos, como en Wallapop, son de intermediarios que ofrecen comprar las criptomonedas a cambio de euros por un tanto por ciento de comisión.

El papel de los cajeros boutique

Con esa demanda disparada, los cajeros físicos aparecen como intermediarios serios sin demasiadas exigencias. "Cuando tienes unas cuantas monedas vienes a canjearlas. También puedes hacerlo por cuenta bancaria o si sabes por Binance, pero bueno, esto es lo más sencillo", cuenta Carlos. Y sus gestores, que aún sufren el golpe del criptoinvierno, gestionan esto como un arma de doble filo. Regularizadas por el Banco de España como proveedores de servicios de activos virtuales, ven aquí una nueva forma de rentabilizar su delicada apuesta, pero la fiebre es tal que amenaza con desbordarles. Son comercios pequeños, con imagen más de tienda de merchandising y consultas que de casa de cambio.

"Nosotros hemos tenido que ampliar recursos en atención al cliente por la demanda y desde operativa igual. Ahora volvemos a aceptar ventas de WLD en tiendas, pero sí hubo una temporada que solo aceptábamos esas ventas a través de los cajeros. Era un tema de gestión de colas porque con las tiendas llenábamos las calles de gente y en el caso de los cajeros al estar en centros comerciales está algo más controlado. Además, en casi todos los centros donde hay un Orb de Worldcoin, tenemos un cajero, nos parecía una gestión más eficaz", explica Christian Bono, CCO de BitBase. Su empresa, junto a GBTC, son las dos que más cajeros tienen en nuestro país. "Ten en cuenta que este último mes el precio de WLD ha aumentado más de un 200%, eso ha hecho mucho".

Bono ve con buenos ojos que tanta gente se acerque a sus cajeros y cree que es un acicate para la adopción de las criptomonedas, pero recalca que su compañía no solo vive de worldcoin, igual que no lo hace de bitcoin. Sobre si los usuarios acuden por problemas con el sistema bancario tradicional, apuntan a que no lo ven así. "No creemos que sea por eso, pues desde la propia app de Worldcoin, los usuarios tienen la opción de gastar sus WLD o transferirlos a su cuenta bancaria. Sin embargo, estas transacciones a través de terceros pueden ser un poco tediosas. Con nosotros pueden convertir sus WLD a euros en cuestión de minutos mediante una transferencia bancaria o en efectivo".

Bono explica lo que su empresa hace con los Worldcoin. "Convertimos la mayoría de esos worldcoin a una stablecoin como USDT para otras operaciones, aunque también los utilizamos para atender la demanda de compra de WLD. Al igual que con el resto de nuestras transacciones, el valor mínimo de compra de Worldcoin es de 20€". Esto se puede ver con un análisis onchain, donde también se puede comprobar que la mayoría de transacciones que mueve ahora mismo Bitbase se hacen con WLD (este martes, alrededor del 90% de las transacciones hechas desde la wallet principal de este exchange físico son con Worldcoin).

placeholder Cartel en una tienda de BitBase. (G. C.)
Cartel en una tienda de BitBase. (G. C.)

La trabajadora que entrega los turnos esta mañana de martes en Azca discute con un par de personas de la cola que le recriminan la espera y la falta de liquidez que han visto en otras ocasiones. La tensión concuerda con lo que opinan en otras tiendas. Al preguntar en otro de los centros de GBTC que amanece más tranquilo este martes, el trabajador es tajante. "Es una locura, no es que venga mucha gente, es que viene demasiada".

A las 10:30 de la mañana, Carlos continua en la cola para vender sus worldcoin. En el tiempo que lleva esperando, el precio de la moneda ha subido 10 céntimos, pero por la tarde la montaña rusa cambia de nuevo la tendencia. A las 17:00, la moneda se acercaba a los 6 euros. Su mínimo desde que el precio explotó el 12 de febrero.

Carlos espera en la cola mientras no para de mirar el móvil. Son las 10 de la mañana y la tienda a la que desea entrar está aún cerrada. "Ya van tarde", reniega. Su obsesión con el tiempo no es casual y la comparte con el resto de personas que aguantan en la cola con el teléfono siempre a la vista. Cada minuto que pasa el worldcoin cotiza más bajo y quieren vender sus monedas ya. A Carlos le duele cada céntimo de caída. "Ayer estaba el precio a 7,30 y así se las compré a unos amigos, ahora las voy a vender a unos 6,50 así que estoy perdiendo dinero", añade.

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