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Colas para escanear tu iris en Málaga: la idea más oscura de Sam Altman arrasa en España
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¿DINERO GRATIS?

Colas para escanear tu iris en Málaga: la idea más oscura de Sam Altman arrasa en España

Worldcoin pretende escanear los iris de todo el mundo a cambio de tokens y dinero en efectivo. El reclamo ha funcionado. Un 14% de sus usuarios en el planeta son españoles

Foto: Sam Altman, el pasado noviembre. (Reuters/Carlos Barria)
Sam Altman, el pasado noviembre. (Reuters/Carlos Barria)
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Día de compras navideñas. Estás en un centro comercial con ajetreo y, de repente, aparece un reclamo que pocos son capaces de ignorar, y más en estas fechas: dinero gratis. Es lo que ofrece un puesto situado en un pasillo, donde hay un dependiente que te explica que, para conseguirlo, "solo" tienes que dejar que hagan una foto de tu iris. Si lo haces, recibirás un pago en tokens (un activo digital parecido a una criptomoneda) que podrás cambiar por euros cuando quieras. Detrás de todo está Worldcoin, un proyecto cofundado por Sam Altman —el consejero delegado de OpenAI—, cuyas implicaciones levantan todo tipo de dudas.

Pese a ello, en España está arrasando. Si estas semanas has pasado por centros comerciales de alguna gran ciudad española, puede que tú mismo hayas visto una estampa como la anterior. Hace medio año, solo había siete puntos de Worldcoin y todos estaban en Madrid. Ahora hay un total de 25 en todo el país. Hoy, solo en la capital disponen de nueve, mientras que en Valencia tienen cuatro y el resto se reparten entre A Coruña, Barcelona, Bilbao, Granada, Málaga, Mallorca, Murcia, Sevilla, San Sebastián de los Reyes, Valladolid y Zaragoza.

En todos los puestos hay algo en común. Poca información sobre el proyecto y mucha insistencia en repetir dos palabras: dinero y gratis. Es algo que va en la línea de lo revelado por la revista Forbes, que publicó documentos internos en los que se explicitaban las presiones que recibían los empleados para captar más usuarios.

En el caso de Málaga, se han ubicado en el centro comercial Vialia, integrado en la estación de tren María Zambrano, donde se han formado colas durante varios días. "Fui a recoger a un compañero y vi que había un montón de movimiento. Había mucha gente joven que lo había visto en redes sociales o se había dejado llevar por algún youtuber o tiktoker", cuenta Vicente Ortiz, abogado especializado en Web3 y socio director del despacho Vicox.

Solo hay que echar un vistazo a estas plataformas para ver vídeos alentando al "dinero fácil", pero también otros que avisan de sus riesgos. "Yo pasé por uno y me insistieron para hacerlo teniendo 17 años y ahora tengo 80 euros que no sé cómo se sacan y la verdad no me sirvió de mucho", respondía un usuario a un vídeo que alertaba sobre Worldcoin, mientras que otra señalaba: "Tarde, ya me liaron". Para ceder el iris, en principio, hay que aceptar un contrato con más de 7.000 palabras —cuatro veces la extensión de este artículo— en jerga legal.

No obstante, también hay quien ha escaneado su iris sabiendo bien en qué consiste el proyecto. "Soy muy early adopter y me encanta estar a la vanguardia. Conozco Worldcoin desde que nació y me llamaba la idea de la prueba de humanidad, pero tenía reticencias con el tema del iris", explica Javier González, desarrollador especializado en criptomonedas. Hace un mes, decidió dar el paso y registrar su iris. "No soy un defensor acérrimo del proyecto, pero me gusta. Tengo mis reservas y por eso he tardado en meterme, pero tengo la confianza de que vaya a ir bien", añade, remarcando que a él también le sorprende el tirón que está teniendo.

Según datos facilitados por Worldcoin a El Confidencial, hay ya casi 400.000 usuarios registrados (a finales de verano, eran la mitad) en España, una séptima parte del total de 2,8 millones que han captado en todo el mundo. De hecho, España tiene el récord de registros en una semana, ya que consiguieron alcanzar los 25.000. En la empresa achacan este tirón al "continuo avance de la IA" y las integraciones que acaban de presentar con plataformas como Shopify, Minecraft, Telegram o Discord, aunque no mencionan las recompensas que ofrecen.

En algunos países han llegado a ofrecer regalos materiales, pero en España no ha hecho falta. Aquí han apostado por ofrecer algo de dinero en efectivo —la cantidad varía según momento y lugar— junto a su propio token, también llamado Worldcoin. En agosto, este tuvo un precio de salida de 2,19 dólares. Poco después, cayó hasta la mitad, pero en las últimas semanas ha tenido un repunte que lo ha llevado hasta un pico de 4,68 dólares. "Estuve ojeando y charlando con algunos, intentando explicarles lo que estaban haciendo a nivel de privacidad, pero les llamaba mucho recibir una especie de criptomoneda que se puede revalorizar o que les pueda servir para identificarse en un juego como Minecraft", continúa Ortiz, sobre su experiencia en Málaga.

Foto: Estand de Worldcoin en el Centro Comercial de Príncipe Pío. (G. C.)

De hecho, la euforia en España contrasta con lo que ocurre en otros países. Hace poco más de una semana, Worldcoin dejaba de operar en Francia, Brasil e India, donde aseguraba que estaban operando por "tiempo limitado", aunque hay sospechas de que ha tenido mucho que ver la presión de los reguladores. De hecho, Francia, al igual que Reino Unido o Alemania, ya había anunciado investigaciones sobre el proyecto. Por ahora, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) confirma a este periódico que ha recibido una denuncia, aunque aún se encuentra en "fase de análisis".

Cabe recordar que, en sus primeros años, Worldcoin se centraba más en conseguir usuarios en países pobres. Hace un año, una investigación de MIT Technological Review revelaba que en Indonesia habían llegado a ofrecer, además de dinero y tokens, Airpods a cambio del escaneo del iris. La situación era similar a la que se había vivido en Kenia, Sudán o Ghana. "Los representantes de la empresa utilizaron prácticas de marketing engañosas, recopilaron más datos personales de los que reconocían y no obtuvieron un consentimiento informado significativo", detallaba aquel reportaje.

¿Qué pretende Altman con todo esto?

En un primer momento, Worldcoin era una idea de Altman y su socio Alex Blania, CEO de Tools for Humanity —la empresa tras Worldcoin, que está registrada como fundación—, para repartir su riqueza de forma equitativa a cada humano, algo para lo que necesitaban un identificador único. Fue ahí donde nació la idea de captar el iris, así que necesitaban registrar a todas las personas que pudieran, escaneando su ojo con Orb, su máquina esférica desarrollada por ellos mismos.

Sin embargo, esa redistribución ha ido desapareciendo a medida que iba ganando peso su gran baza: convertirse en una "prueba de humanidad" para evitar los bots en internet. "Este emocionante progreso de la IA requiere una mayor necesidad de distinguir entre humanos y bots online. World ID es una novedosa tecnología que ofrece a las personas la posibilidad de verificar su singularidad y humanidad sin compartir su identidad en la era de la IA", comentan desde la empresa.

placeholder Un usuario se registra en Bangalore, India. (Reuters/Medha Singh)
Un usuario se registra en Bangalore, India. (Reuters/Medha Singh)

"La verdad es que lo de Altman es genial. Primero, provoca el aluvión de la IA generativa y de acceso fácil con OpenAI. Eso genera el problema de que te puedan confundir con un humano... y ahora te vende la solución", ironiza Ortiz sobre esta cuestión, aunque considera que, a nivel de protocolos y seguridad, "parece que están haciendo las cosas bien". "La parte que más me gusta es que sea un modelo de negocio basado en Web3, donde los desarrolladores y usuarios son propietarios", explica, aunque le preocupa tanto que se acabe usando para fines maliciosos como que haya un robo o se vendan a terceros.

Otro de los planes que ha mencionado la empresa pasaría por convertirse en la red mediante la cual se reparta un hipotético "ingreso básico universal financiado por IA", que sería una especie de renta para repartir los beneficios generados por estas tecnologías. Por ahora, ese proyecto es poco más que una idea. En cualquier caso, las unidades de su token no se reparten entre todos sus usuarios por igual. Un 75% se reserva para ellos, mientras que la cantidad restante se la reparten entre empleados e inversores, entre los que hay pesos pesados del sector, como Andreessen Horowitz, Khosla Ventures o Reid Hoffman.

Foto: Orb, el dispositivo para escanear el iris creado por Worldcoin. (Reuters/Annegret Hilse)

De hecho, es algo que también está generando controversia en la propia comunidad de Web3, donde hay quien lo ve como un paso adelante en este entorno y quien cree que están sirviéndose de su retórica para fines maliciosos. "Yo estoy a la espera de ver cómo avanza esto, pero no descarto hacerlo en el futuro. Antes, tengo que ver que el enfoque y la encriptación son las adecuadas", comenta Ortiz.

González, por ahora, ha hecho algunas pruebas y está satisfecho. "Voy a seguir trasteando, así que espero que siga creciendo y los casos de uso sean buenos para la sociedad. Soy optimista en ese sentido", comenta este desarrollador, que cree que el registro de los iris será "inevitable". "Cada vez nos controlan con cosas diferentes. Ya damos las huellas dactilares y la retina es el siguiente paso", prevé. Si eso acaba siendo así, la posición de Worldcoin en el futuro puede ser imbatible. Por ahora, su objetivo final sigue pareciendo lejano: alcanzar en algún momento los 2.000 millones de personas registradas; es decir, una cuarta parte de la población mundial.

Día de compras navideñas. Estás en un centro comercial con ajetreo y, de repente, aparece un reclamo que pocos son capaces de ignorar, y más en estas fechas: dinero gratis. Es lo que ofrece un puesto situado en un pasillo, donde hay un dependiente que te explica que, para conseguirlo, "solo" tienes que dejar que hagan una foto de tu iris. Si lo haces, recibirás un pago en tokens (un activo digital parecido a una criptomoneda) que podrás cambiar por euros cuando quieras. Detrás de todo está Worldcoin, un proyecto cofundado por Sam Altman —el consejero delegado de OpenAI—, cuyas implicaciones levantan todo tipo de dudas.

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