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El iris es el nuevo ombligo: por qué arrasa colgar una foto de tu ojo en el salón de casa
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surgió en Francia en 2020

El iris es el nuevo ombligo: por qué arrasa colgar una foto de tu ojo en el salón de casa

Iris Galerie, una franquicia que convierte el ojo en obra de arte, ya cuenta con más de un centenar de tiendas en Europa y aspira a llegar a 1.200 establecimientos en el mundo en 2030

Foto: Fotografía de dos iris. (Iris Galerie)
Fotografía de dos iris. (Iris Galerie)

“¡Qué pasada! Son como dos planetas entrando en colisión”.

Erica, una enfermera de 27 años, está encantada con el peculiar retrato que ella y Marcos, su novio, han decidido regalarse como prueba de su amor: la fotografía a tamaño gigante y en alta resolución del iris de sus respectivos ojos, en una composición sobre fondo negro en la que las dos circunferencias parecen fusionarse. Ampliados y tratados por ordenador, esos iris y su increíble gama de fascinantes colores colgarán en breve del salón de su vivienda, encima de la tele. Para que todo el mundo (ellos incluidos) pueda ver lo espectaculares que son sus ojos.

“Convierte tu ojo en obra de arte”. Ese es el lema de Iris Galerie, una franquicia surgida en 2021 y que ya ha desembarcado en numerosas ciudades de todo el mundo. Sólo en Europa cuenta con más de un centenar de tiendas, incluidas las de Barcelona, Madrid, Granada, Málaga, Ibiza o Sevilla y para 2030 espera tener 1.200 a lo largo y ancho del planeta. Es el último grito en arte narcisista o, más bien, en decoración egocentrista. Todo depende de si se considera o no arte lo que se vende en Iris Galerie.

La idea captura a la perfección el espíritu de nuestros tiempos: una sociedad de consumo que ya no sabe qué consumir y profundamente narcisista

Esta cadena de establecimientos ofrece a sus clientes la posibilidad de fotografiar su iris, de trabajar luego en la imagen obtenida “para revelar toda la belleza y singularidad de tus ojos” y finalmente, de crear una obra de arte imprimiendo esa imagen ampliada en el formato y acabado que el comprador decida. Todo, a partir de 49 euros.

“Los ojos son la joya de nuestro organismo, cada iris es distinto, único. Nosotros lo que hacemos es sacar a relucir toda su belleza, sin retocarla. Convertirnos el iris en una joya de arte casi eterna, porque los materiales que empleamos en nuestras obras tienen protección contra la luz y la humedad y garantizan una larguísima durabilidad”, nos cuenta Milena Pardo, dependienta de la sucursal de Iris Galerie en la madrileña calle de Arenal, junto a la Puerta del Sol.

“Más que el iris ampliado, lo que se podría ampliar es el ombligo. Sería una metáfora más obvia y precisa de esta nueva forma de egocentrismo”, señala con sorna el psicólogo Edgar Cabanas.

placeholder Fotografía de un iris realizada por Iris Galerie.
Fotografía de un iris realizada por Iris Galerie.

El procedimiento es fácil. Uno acude a una de estas tiendas y, en primer lugar, observa sus ojos en unos espejos amplificadores y decide cuál de los dos le gusta más. A continuación, y como si estuviera en la consulta de un oftalmólogo, hay que sentarse frente a una máquina apoyando la barbilla en un soporte y fijando la vista en un punto luminoso. Se hace la foto del iris (de manera segura y sin dolor) y, posteriormente, la imagen es tratada con ordenador. “No retocamos nada, lo único que hacemos es optimizar la imagen para revelar la belleza y singularidad de cada ojo”, en palabras de Milena Pardo.

“¡Guauuuuu! ¡¡¡Qué alucinante!!!”. Esa es, casi invariablemente, la reacción que Milena obtiene cuando gira la pantalla de su ordenador y le enseña a un cliente la imagen de su iris. A partir de ahí, se puede elegir el efecto, formato y acabado con que se desea imprimir la foto del iris. Existe la posibilidad de montar en una misma obra hasta cinco iris (como si fuera una especie de retrato de familia); de salir de la tienda con una impresión del iris enmarcada bajo el brazo o se puede optar por grandes tamaños y acabados en acrílico o aluminio. “En ese caso, recibirás la obra de arte en tu casa en un plazo de unas tres semanas”, nos informan.

Detrás de Iris Galerie se encuentra un fotógrafo e ingeniero francés llamado Emeric Wehbeh. Cuenta la leyenda que, durante la pandemia y cuando teníamos que ir todos con mascarilla, Wehbeh comenzó a observar los ojos de la gente, percatándose de su sublime atractivo. Desarrolló una técnica para fotografiarlos y en 2020 fundó Iris Galerie. Funcionó tan bien la cosa que al año siguiente se transformó en franquicia, con el respaldo del fondo ArtNova, que invirtió 7 millones de euros en el negocio.

La idea, la verdad, es una genialidad en términos empresariales, no sólo porque todo el mundo tiene ojos y es por tanto susceptible de convertirse en cliente sino también porque captura a la perfección el espíritu de nuestros tiempos: de una sociedad de consumo que ya no sabe qué consumir, profundamente narcisista y habituada a mostrar su intimidad a través de las redes sociales. Buscamos gustar y seducir, que nos den likes y gustarnos a través de los demás, de lo que compramos, y la idea de

Iris Gallerie se ajusta a eso. Porque no existe un iris feo, con esta técnica hasta los menos agraciados o los menos proclives a exponer públicamente su cuerpo pueden hacerlo sacando pecho. Incluso quien no se guste a sí mismo no podrá dejar de reconocer el magnetismo de su iris y recibir así un chute de autoestima.

“Yo siempre pensé que tenía unos ojos muy normalitos, sin ningún atractivo especial. Y sin embargo, mira”, asegura Inma mientras señala la hipnótica fotografía, en naranjas y verdes, de su iris derecho.

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En la era de la vigilancia, también resulta profundamente contemporáneo (e inquietante) un ojo gigantesco que nos observa dentro de un hogar, como en el Gran Hermano de George Orwell.

“Pero ese ojo que te mira es tu propio ojo, así que también transmite la idea de que nos observamos a nosotros mismos, que estamos obligados a vigilarnos constantemente, a medir nuestros comportamientos, a controlar nuestras emociones y a tratar de conocernos mejor”, opina el psicólogo Edgar Cabanas.

La confidencialidad y la protección de datos son asuntos preocupantes. Al fin y al cabo, Iris Galerie fotografía nuestros ojos y guarda la imagen de ellos en un ordenador. “No supone ningún peligro. Para empezar, las fotografías de los iris que hacemos tienen objetivos puramente artísticos. Además, a los dos años las imágenes se borran y nuestros sistemas de almacenamiento no relacionan las imágenes con datos personales, todo es anónimo”, nos aseguran desde la compañía.

Dicen que los ojos son el espejo del alma. Y, en este caso, también lo son de un negocio colosal.

“¡Qué pasada! Son como dos planetas entrando en colisión”.

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