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El creador de ChatGPT lleva un año escaneando miles de ojos en centros comerciales de Madrid
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¿Qué hay detrás de Worldcoin?

El creador de ChatGPT lleva un año escaneando miles de ojos en centros comerciales de Madrid

Mientras Sam Altman pasa por la capital para vender las bondades de la IA, otro de sus proyectos tiene siete puestos repartidos por la ciudad para recoger datos biométricos a cambio de unos dólares y criptomonedas

Foto: Estand de Worldcoin en el Centro Comercial de Príncipe Pío. (G. C.)
Estand de Worldcoin en el Centro Comercial de Príncipe Pío. (G. C.)
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Es lunes por la mañana y una comercial permanece atenta frente a su estand. El Centro Comercial de Príncipe Pío acaba de abrir sus puertas, pero la trabajadora no tarda ni dos segundos en soltar su frase clave: "¿Quieres ganar ocho dólares?". Para conseguirlos, explica, solo hay que registrarse en la app que ella promociona y realizar un paso algo llamativo: dejar que una máquina plateada y con muchas luces llamada Orb te escanee los ojos. El artilugio es el arma clave de Worldcoin, un proyecto que dice estar creando la identificación digital definitiva gracias al iris humano y que ya tiene hasta siete puestos iguales en centros comerciales de Madrid. Uno de sus dueños está también este lunes a pocos kilómetros de este centro comercial: es Sam Altman.

En su tour para vender las bondades de OpenAI y ChatGPT por Europa, el mandamás de la compañía ha hecho una parada en nuestro país (con charla en una gran escuela de negocios y reunión con Pedro Sánchez incluidas). Sin embargo, una de las apuestas más extrañas de Altman lleva tiempo en las calles de la capital. Worldcoin apareció en 2019 en Silicon Valley como una prometedora idea de identificación digital que garantizaría la verificación humana en la red sin tener que dar datos personales, y pronto se expandieron con sus orbes bajo el brazo para conseguirlo. Además, en pleno boom de las criptomonedas, aprovecharían la Blockchain y contarían con su propio token para potenciar su adopción, ofreciendo dinero a todo el mundo a cambio de su ID. Pero a día de hoy no queda muy claro su objetivo, e incluso hay quien lo ve como una excusa para conseguir un banco de datos biométricos único.

Foto: Logo de Google. (Reuters/Dado Ruvic Illustration)
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La comercial que atiende el puesto de Príncipe Pío gasta poco tiempo en explicar lo que rodea al proyecto y se centra en el premio. Tras unos pocos pasos y solo dando tu retina asegura que puedes llevarte fácilmente unos cuantos dólares y unas criptomonedas que "esperemos que valgan mucho cuando la saquen", comenta. El puesto en este pequeño centro comercial de la capital mezcla los aspectos clásicos de las startups de Silicon Valley, no faltan el diseño limpio y bonito y el protagonismo de los Orb como su producto estrella, con un aire de estand de créditos rápidos, con discursos calcados soltados por captadores que trabajan por registros. Pese a lo oscuro de la compañía, la estrategia parece estar funcionando porque están a punto de cerrar una ronda de inversión de 100 millones de dólares.

La llegada a España de Worldcoin está rodeada de misterio. En nuestro país, no aparece registrada ninguna compañía con el nombre Worldcoin o Tools for Humanity, nombre de la matriz creada por Altman y su socio Alex Blania (el actual CEO de Worldcoin). Pese a ello, llevan en Madrid más de un año, hay rastro de ofertas de trabajo para captadores de la empresa en webs de trabajo temporal (con sueldos que van entre dos y 60 euros al día dependiendo de objetivos) y, según cifras de los creadores, con sus orbes en centros comerciales ya han conseguido 115.000 usuarios verificados en nuestro país. Según la última información ofrecida por la aplicación, en las últimas 24 horas se habrían dado de alta 564 personas más desde España.

La situación de su presencia aquí cambió algo hace unos días, cuando Tiago Sada, jefe de Producto Global de la empresa, y Ricardo Macieira, director para Europa de Worldcoin, hicieron una presentación oficial en la que dieron datos y aseguraron que colocarían la sede de la compañía en el Viejo Continente en Barcelona. El evento se centró en mostrar World ID (así han llamado a su protocolo de identidad) como el intento de construir la mayor red de seres humanos auténticos en internet. De momento, su base de datos global supera el millón y medio. ¿Por qué debería la gente darles su iris? Según sus gestores, porque con su desarrollo ayudarán a construir un uso más responsable de la IA. Al ser cada vez más difícil distinguir a bots de humanos, este tipo de identificación podría jugar un papel clave en ese futuro. Desde El Confidencial, hemos intentado contactar con responsables de la compañía en España, pero no hemos recibido respuesta al cierre de este artículo.

Las explicaciones de sus creadores se centran ahora en vender su ID como un sustituto seguro (aseguran que no se quedan con datos biométricos, solo es código gracias a su orbe) de los identificadores de Google o Facebook para poder registrarse en plataformas, verificando que eres humano, pero sin dejar datos personales. Para dar una imagen más clara, han lanzado ya World App, una especie de monedero digital que corre en la red de Polygon, una cadena de bloques asociada a Ethereum. Por ahora, con esta app puedes comerciar con criptomonedas y enviar dinero apoyándote en tu identificador digital, una especie de tarjeta de identificación digital con una serie de números.

¿Qué quiere realmente Worldcoin?

La gran pregunta que se hacen los expertos es qué busca realmente sus impulsores. Desde su origen, su versión ha ido cambiando año a año. Al principio surgió como un proyecto casi filantrópico lanzado por unos amigos millonarios que soñaban con poder dar parte de su riqueza a cada persona del planeta. Para ello, pensaron, el iris sería la forma más sencilla de conseguirlo y debían lograr que todo el mundo lo registrase para poderles hacer llegar sus monedas. La clave de su invento es que ese orbe es capaz de registrar el iris de forma rápida y procesarlo para convertir la información en datos sueltos, borrando al instante la imagen de la persona que acaba de verificarse.

Esa versión tan utópica fue virando hacia un modelo de negocio basado en la venta de los orbes y de su software, nada de datos, que seguirían siendo anónimos y estarían protegidos en todo momento. Pero sus planes ya han recibido varios golpes por el camino que hacen dudar de sus intenciones.

El informe más duro llegó el verano pasado, cuando una investigación de MIT Technology Review mostraba cómo el sueño de dar un ingreso básico universal que vendía la empresa, y en el que basaba su modelo, se había transformado en la construcción de una base de datos biométrica tirando de las clases sociales más pobres. El informe contaba cómo hombres equipados con los Orbs acudían a pueblos de Indonesia y ofrecían todo tipo de regalos a la población local a cambio de poder registrar su iris. "Nuestra investigación reveló grandes brechas entre los anuncios de Worldcoin, que se enfocaban en proteger la privacidad, y lo que experimentaban los usuarios. Descubrimos que los representantes de la empresa utilizaron prácticas de marketing engañosas, recopilaron más datos personales de los que reconocieron y no obtuvieron un consentimiento informado significativo", rezaba el artículo, que aseguraba que muchas de estas prácticas podrían ir contra el GDPR europeo.

A día de hoy, esa niebla que siempre ha caracterizado a la compañía no termina de desvanecerse. La prometida criptomoneda que sostendría el proyecto sigue sin salir al mercado, pese a que se dijo que saldría en la primera mitad de 2023. Además, la empresa prácticamente solo aparece en medios por filtraciones, como la última ronda de inversión. En ella, según The Financial Times, podrían participar varios fondos de inversión famosos del mundo cripto e incluso Sam Bankman-Fried, el creador de FTX, que sigue siendo investigado en EEUU.

La baza de la inteligencia artificial parece haber abierto una nueva vía a este proyecto y cuenta con el mejor embajador para conseguir colocarse en ese sector. Sin embargo, según ha podido confirmar El Confidencial, Altman no ha hablado de esta idea en público en su paso por España. Aunque sí que ha hecho un hueco en el evento a Miguel Piedrafita, un desarrollador español que saltó a la fama por participar en el intento de compra de la Constitución de EEUU por parte de un grupo de amantes de las criptomonedas y que ahora es pieza fundamental de Worldcoin.

A falta de ver cómo evoluciona su proyecto, en el puesto de Príncipe Pío siguen buscando registros. Al terminar el proceso, hacen un último recordatorio, si entras una vez a la semana podrás seguir acumulando dinero con las encuestas que te coloca la app. "Díselo a tus amigos y que se vengan. Antes daban más dólares, pero, bueno, esperemos que cuando salga la criptomoneda al mercado nos podamos llevar un buen pico".

Es lunes por la mañana y una comercial permanece atenta frente a su estand. El Centro Comercial de Príncipe Pío acaba de abrir sus puertas, pero la trabajadora no tarda ni dos segundos en soltar su frase clave: "¿Quieres ganar ocho dólares?". Para conseguirlos, explica, solo hay que registrarse en la app que ella promociona y realizar un paso algo llamativo: dejar que una máquina plateada y con muchas luces llamada Orb te escanee los ojos. El artilugio es el arma clave de Worldcoin, un proyecto que dice estar creando la identificación digital definitiva gracias al iris humano y que ya tiene hasta siete puestos iguales en centros comerciales de Madrid. Uno de sus dueños está también este lunes a pocos kilómetros de este centro comercial: es Sam Altman.

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