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Un mes con el iMac: demuestra por qué hay gente que ama a Apple y gente que la odia
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Un mes con el iMac: demuestra por qué hay gente que ama a Apple y gente que la odia

Hay muchos que no concebimos dejar ya de usar un portátil. Pero con el iMac dan ganas de hacerlo. Apple vuelve a tener entre manos un equipo único si lo que buscas es un todo en uno y no eres un hater de la compañía

Foto: Vista del nuevo iMac y sus accesorios. (S. B.)
Vista del nuevo iMac y sus accesorios. (S. B.)

La oficina prototípica que tenemos en la cabeza es un discurrir de monitores alineados que configuran un ambiente un tanto plomizo. Por eso, plantar durante 30 días un iMac de color naranja en un escritorio como la redacción de El Confidencial es una manera peculiar de llamar la atención.

—¿Qué narices es eso? ¿Qué estás probando?

—Uno de los nuevos iMac, que se presentaron hace poco.

—Es bonito, pero tendrán que costar carísimos.

—En 1.600 euros arrancan los precios.

—Bueno, menos de lo que imaginaba para ser Apple. Aunque por ese precio te pillas un buen PC o un portátil.

Esa conversación, con diferentes matices, ha sido la que más se ha repetido cuando alguno de los compañeros de redacción se acercaban a ver el ordenador en cuestión. Lo cierto es que no corren los mejores tiempos para los equipos de sobremesa, que no gozan de la popularidad de antaño. Se han quedado para usuarios más concretos, ya que gran parte de ellos han dado el salto a un portátil en los últimos años. Yo mismo soy uno de esos y no me imagino desandando el camino. Pero lo cierto es que con el iMac a uno le entran las ganas de hacerlo. Al menos, en un primer momento.

Pero no es menos cierto que este ordenador representa la mejor y la peor cara de Apple. Aquí va mi experiencia para ayudar a conocer los más y los menos del nuevo iMac de cara a una posible compra y qué alternativas puedes tener sobre la mesa por el dinero que cuesta (o incluso menos).

El iMac, para el que no lo recuerde, es un todo en uno. No hay torre. Está todo en la pieza central, extremadamente fina. De perfil, mide únicamente 11,5 milímetros.

La mayoría de móviles del mercado miden entre siete y nueve milímetros, por poner en perspectiva el logro. El diseño no es nuevo. La compañía lo estrenó hace dos años, cuando lanzó el primer ordenador de sobremesa equipado con un procesador concebido en Cupertino, el M1. Hay que reconocerle a Apple que sus iMac siempre han tenido un aspecto icónico y este no es una excepción. Está rematado en aluminio reciclado. Para esta prueba hemos contado con el modelo naranja. La gama de colores que Apple ha impreso a los iMac les han dado un chute de modernidad y sobre todo de buena presencia. Es inevitable sentir una especie de flechazo la primera vez que lo ve, porque bonito y vistoso es un rato.

placeholder Detalle del nuevo iMac. (S. B.)
Detalle del nuevo iMac. (S. B.)

A pesar de que se especuló con que podía crear un modelo más grande, por ahora se queda anclado en las 24 pulgadas. Esto a algunos les puede resultar algo insuficiente y quizá la solución pase por hacerse con un portátil y un monitor de mayor tamaño o ultrapanorámico para ciertas tareas.

Sus medidas, con peana incluida, son de 54,7 por 46,1 por 14,7 centímetros. Mide menos de 4,5 kilos. Resulta ligero. No lo vas a andar moviendo de lado a lado, pero es muy fácil de hacerlo en caso de que necesites moverlo en la oficina o llevártelo a una sala para una reunión o similar.

En el punto de diseño, tenemos que hablar de los puertos. Concretamente, del cacao de los puertos.

placeholder Perfil del iMac. (S. B.)
Perfil del iMac. (S. B.)

Para empezar, no todos los modelos tienen el mismo número de puertos. La configuración básica tiene únicamente dos puertos USB tipo C compatibles con Thunderbolt 4. También tenemos conector jack de 3.5 mm. El ethernet (compatible con velocidades Gigabit) está oculto en el adaptador de corriente. Eso en en el modelo intermedio y en el superior, porque en el modelo básico, el de 1.600 euros, el accesorio no trae de serie esa conexión, a excepción de que pagues 26 euros. Muchísima gente no utiliza esta conexión aunque su equipo la tenga, pero cuando hablamos de una máquina de este precio chirría bastante que intenten ahorrar en estos detalles. Pueden parecer minucias, pero son gasolina pura para los haters de la manzana.

En modelos que no sean el más básico, hay que sumar a este menú de conexiones otros dos puertos USB C de tercera generación. No es el único beneficio que tiene dejar de lado la configuración más barata. El modelo de entrada tiene una GPU más discreta, un teclado sin Touch ID (funciona a las mil maravillas) y colores como el amarillo, el naranja o el púrpura solo están disponibles para los que aflojan más la cartera.

Volviendo al asunto de las conexiones, hay que preguntarse muy seriamente que esta selección sea la correcta. Hay que preguntarse por qué no hay un HDMI, por qué no hay USB tipo A, por qué no hay un lector de tarjeta micro SD… Vamos, que en el apartado de puertos Apple ha vuelto a mostrar una tacañería tremenda.

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Detalle del nuevo iMac. (S. B.)

Hay otra decisión extraña. La de los puertos de los accesorios. El iMac de 2023 viene acompañado de tres complementos: el teclado, el ratón y el trackpad. Son tremendamente cómodos de utilizar, pero se cargan con el antiguo cable Lightning. Es una decisión que parece bastante absurda que cuando se ha renunciado a tener un conector propietario incluso en los últimos iPhones.

El de los puertos es el mayor problema que se le puede sacar al diseño de este equipo. La pantalla de 4,5 K ofrece una resolución de 4480 x 2250 píxeles. Es un panel LCD marca de la casa. Los colores se ven bien, el brillo es suficiente para trabajar en cualquier estancia, la nitidez es muy alta y los ángulos de visión son muy buenos. El formato escogido se siente amplio, pasta trabajar con varios programas y ventanas en paralelo. Particularmente, 24 pulgadas me parecen ser suficientes. Pero entiendo que haya gente que quiera un tamaño más grande.

Es un lujo navegar por internet y ver páginas web, trabajar en documentos y presentaciones o hacer tareas de edición de fotos. Estas buenas sensaciones se extienden a la cámara (de 1080p). La calidad de las videollamadas está fuera de toda duda, desde el punto de vista de la imagen como del sonido.

placeholder Trasera del nuevo iMac. (S. B.)
Trasera del nuevo iMac. (S. B.)

El audio cumple en líneas generales para usarlo con Google Meet o Zoom o para ver vídeos de YouTube. Para música es diferente. Puedes escuchar canciones en los altavoces e incluso a hacerlo a buen volumen, pero faltan matices en la reproducción, especialmente en los graves. Pero esto no ocurre solo con este iMac, ocurre en muchos otros ordenadores e incluso en las teles.

Pero todo esto ya lo teníamos en la anterior versión. Entiendo que Apple no lo haya tocado, porque si funciona es mejor no meterle mano. ¿Dónde está la gran novedad? En el M3. Junto a los MacBook Pro, estos iMac de 2023 han sido los primeros en estrenar los últimos motores de Cupertino. Los anteriores, lanzados hace dos años, montaban el M1.

¿Se nota la diferencia? Por supuesto. El equipo se siente ágil en las tareas diarias y se puede trabajar con diferentes programas de Adobe de forma relativamente fluida. Incluso he podido trabajar con vídeo sin que los ventiladores se enciendan. Es decir, en líneas generales se puede decir que el M3 da el tipo y ofrece el músculo que necesitan un gran número de posibles compradores.

placeholder Detalle del nuevo iMac. (S. B.)
Detalle del nuevo iMac. (S. B.)

Dicho esto, hay que tener muy buen claro cuál escoger. En mi caso he tenido una unidad de M3 con una GPU de 10 módulos (el modelo básico solo tiene ocho núcleos) que venía con 24 GB de RAM (Apple lo llama memoria unificada) y un terabyte de almacenamiento, así como los tres complementos (teclado con Touch ID, ratón y trackpad). El precio era más de 3.300 euros.

Este es otro de los problemas del iMac de 2023: ajustarlo a tus necesidades o preferencias puede resultar costoso. Muy caro. Yo no recomendaría que se comprase la versión con 8 GB de RAM. Subir a 16 GB supone un extra en la factura de 230 euros. Llegar a los 24 GB son otros 230 euros. Lo mismo pasa con el almacenamiento. Pasar de 256 a 512 cuesta 230 euros, pasar de 512 a 1 TB son otros 230 y así hasta 2 TB.

placeholder Detalle del ratón del iMac. (S. B.)
Detalle del ratón del iMac. (S. B.)

La versión básica, la de 1.619 euros, viene sin puerto ethernet. Si lo quieres, son 26 euros. Lo mismo ocurre con el teclado. No viene con Touch ID. Si lo quieres son 50 euros adicionales. Si además quieres tener un teclado completo alfanumérico, el precio total que hay que añadir es de 75 euros.

¿Qué quiero decir con esta enumeración de extras? Que conseguir un iMac que pueda absorber tareas pesadas y que dure en el tiempo puede suponer un desembolso más alto de lo que uno pueda pensar en el primer momento. Es cierto que como todo en uno es, probablemente, inigualable.

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Vista del nuevo iMac. (S. B.)

Pero para eso hay que echar billetes. Hay que plantearse muy bien si es lo que necesitamos, porque por ese precio tenemos alternativas muy solventes y muy competitivas. Dentro de la propia Apple tenemos los Mac Mini, que se pueden complementar con un monitor externo.

Si no nos importa irnos al formato portátil, tenemos los MacBook Air con M2 con un precio similar o incluso más ajustado. Por supuesto, si no queremos estar vinculados al mundo Apple, tenemos otras opciones todo en uno en el mundo Windows de Lenovo o HP por un precio mucho más ajustado.

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La oficina prototípica que tenemos en la cabeza es un discurrir de monitores alineados que configuran un ambiente un tanto plomizo. Por eso, plantar durante 30 días un iMac de color naranja en un escritorio como la redacción de El Confidencial es una manera peculiar de llamar la atención.

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