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Una "armadura emocional" para evitar que un dron de 20.000 euros reviente tu tanque de 2 millones
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Una boina metálica

Una "armadura emocional" para evitar que un dron de 20.000 euros reviente tu tanque de 2 millones

Los blindados israelíes llevan unos toldos para defenderse del ataque de drones o explosivos relativamente baratos. Es una solución del siglo XIX para un problema del XXI

Foto: Tanques israelíes cerca de Gaza, con la 'boina' metálica. (Reuters/V. Santos Moura)
Tanques israelíes cerca de Gaza, con la 'boina' metálica. (Reuters/V. Santos Moura)
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Las imágenes de docenas de imponentes carros de combate israelíes Merkava concentrados cerca de la frontera de Gaza o haciendo incursiones limitadas dentro de la Franja son un aviso de la brutal dimensión a la que se dirige el conflicto. Pero también revela cómo el análisis de las fuerzas en combate se ha vuelto más complejo y multifactorial que nunca, agregando nuevas capas de incertidumbre a la manida niebla de la guerra.

Si observa con detalle las fotos, podrá identificar varios blindados con una suerte de boinas metálicas en lo alto de los cañones. La misión de estos toldos es la de defenderse del ataque de drones o explosivos relativamente baratos que pueden inutilizar un tanque de varios millones de euros. Una solución del siglo XIX para un problema del siglo XXI, que muestra cómo la capacidad de adaptación ante la naturaleza cambiante de la guerra es imprescindible para la supervivencia. Y la idea es rusa.

El término más extendido para estas estructuras es cope cages: se acuñó en 2022 en la guerra de Ucrania para referirse a las heterogéneas estructuras defensivas con las que los rusos buscaban proteger a los tripulantes —o dar la sensación de protección— ante explosivos de moderada intensidad como granadas o los llamados drones kamikaze. Una denominación peyorativa que se puede traducir como "jaulas de supervivencia"; o, como algunos analistas se refieren a ellas con sorna, por su cuestionada efectividad, "blindaje de soporte emocional" (emotional support armour).

El concepto no es nuevo. Ya en la guerra del Donbás, en 2014, tanto rusos como ucranianos agregaron blindajes improvisados a varios vehículos, como el transporte anfibio BTR-80. También se vieron algunos ejemplos pioneros de estas rejas antidrones en algunos de los tanques que se amasaron en la frontera ucraniana a finales de 2021 (lo que muestra que es un desafío al que se enfrentaron en otros teatros de operaciones, como Siria o Nagorno-Karabaj).

Pero fue en 2022, en la invasión a gran escala de Ucrania, cuando estos apéndices se probaron en el frente con resultados mixtos. Las estructuras en su actual versión rompen la línea del carro de combate, limitan sus posibilidades de subterfugio y agregan peso. Además, son consideradas inútiles contra las principales armas contracarro que se usan en el frente ucraniano, como los misiles Javelin o los NLAW (armas ligeras anticarro de nueva generación). Algunos carristas rusos han asegurado que estas estructuras dificultaban la operación de las ametralladoras, las comunicaciones y la propia evacuación del vehículo en caso de emergencia.

Pese a ello, los "blindajes emocionales" se han multiplicado y se han visto montados en todo tipo de vehículos, desde los veteranos soviéticos T-62 a los más modernos T-72B y T-72B3, algunos con soportes más sofisticados, que incluyen placas de blindaje antiexplosivo Kontakt-1 (ERA). El objetivo es reforzar la parte superior del carro, donde el blindaje es mucho menor, tratando de instalar alerones o planchas en diferentes ángulos para desviar o minimizar el efecto de las municiones anticarro lanzadas por drones.

En cualquier caso, los modelos de jaulas vistos hasta la fecha en vehículos rusos (y en varios ucranianos) son dispares e improvisados, lo que sugiere que siguen en fase de experimentación y adaptación, aunque ya hay algunos modelos con diseños de fábrica. El caso israelí parece que ha avanzado en estos refuerzos y las estructuras fotografiadas son bastante más homogéneas y sólidas, aunque siguen siendo aleatorias. Algunos analistas se los están tomando más en serio, llamándolos "pantallas anti-dron", pero los críticos del invento insisten en que no solo son una forma de atraer la atención del enemigo, sino que dan una falsa sensación de seguridad a la tripulación.

Amenaza dron

Más allá de su cuestionada eficacia, este ingenio es una evidencia más de cómo los drones —y otras tecnologías— están redibujando las estrategias de guerra y ofreciendo oportunidades tácticas inéditas en los campos de batalla. La munición merodeadora o drones kamikaze, diseñada para estrellarse contra el objetivo e inutilizarlo, es relativamente barata y fácil de operar, sin necesidad de que el comando esté en primera línea. Con estos equipos, los ucranianos han neutralizado decenas de blindados rusos, incluso modificando modelos comerciales de pocos cientos de dólares para amenazar equipos de varios millones.

Como referencia, un Merkava 4M cuesta en fábrica unos 3,5 millones de dólares para el Ejército israelí. Tienen un considerable blindaje, aunque no es reactivo a explosivos (blindaje que detona una carga explosiva para neutralizar la munición antes de que pueda impactar el casco), y cuenta con varias contramedidas de defensa o sistemas de protección activa como el Trophy, diseñado para detectar e interceptar cohetes y misiles.

"Los tanques Merkava no tienen (blindaje reactivo a explosiones) y Trophy está diseñado contra lanzagranadas y misiles antitanque guiados. Utilizarlos contra drones necesitaría un cambio de software y de configuración. Eso, asumiendo que sea factible sin aumentar el número de detecciones falsas, lo que resultaría en que el sistema Trophy desperdiciaría su limitada munición", explicó Jakub Janovský, analista de inteligencia abierta que contribuye con Bellingcat y Oryx, a la publicación Motherboard.

Los drones de grado militar tienen precios sensiblemente superiores. Un Switchblade 300, de la estadounidense AeroVironment, está en torno a los 5.500 euros, y con todo el equipamiento —sensores, sistemas de guiados, cabeza de guerra, lanzador, gestión de datos— supera los 55.000 euros. Pesa 2,5 kg, tiene una autonomía de 15 minutos y puede recorrer unos 10 km. La compañía ya tiene disponible el modelo 600, con capacidades mucho mayores y cuyo precio todavía no se ha revelado. Otros modelos, como los drones iraníes Shahid-136 —con los que el Kremlin ha mortificado a las ciudades ucranianas durante meses—, están en torno a los 20.000 euros. Los drones tácticos o de combate, como el turco Bayraktar o el estadounidense Reaper, tienen un amplio rango que va desde los varios cientos de miles a varios millones de euros.

Los drones se han convertido en un elemento principal para labores de vigilancia, reconocimiento e identificación de blancos, pero desde hace años que están ganando peso como arma ofensiva. El Estado Islámico fue de los primeros grupos insurgentes en incorporar drones comerciales con explosivos a sus arsenales, pero luego la práctica se extendió. Se vio en Ucrania, donde han sido utilizados en todo tipo de operaciones; y ahora en el conflicto Israel-Gaza, donde Hamás lanzó cuadricópteros con explosivos improvisados para atacar las torres de comunicaciones en la frontera. Ahora veremos si el blindaje emocional pasa de ser una chapuza estética o una forma de desactivar la amenaza dron.

"Esperaría que, a largo plazo, los ejércitos occidentales preferirán estaciones RCW con ametralladoras pesadas y sensores apropiados capaces de una elevación de 90% en el techo de muchos vehículos de combate para lidiar con drones, porque ese blindaje extra solo ayuda un poco y todavía no puede cubrir muchas áreas (del tanque)", concluye Janovsky.

Las imágenes de docenas de imponentes carros de combate israelíes Merkava concentrados cerca de la frontera de Gaza o haciendo incursiones limitadas dentro de la Franja son un aviso de la brutal dimensión a la que se dirige el conflicto. Pero también revela cómo el análisis de las fuerzas en combate se ha vuelto más complejo y multifactorial que nunca, agregando nuevas capas de incertidumbre a la manida niebla de la guerra.

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