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La idea del exjefe de Google y un gurú del Pentágono para crear las armas del futuro
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INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y GEMELOS DIGITALES

La idea del exjefe de Google y un gurú del Pentágono para crear las armas del futuro

El ex consejero delegado de Google está respaldando Istari, una 'startup' para probar las armas en formato virtual en la que ya ha invertido 13 millones. Mientras, la empresa que dirigió se mueve con cautela en el ámbito militar

Foto: Eric Schmidt. (Reuters/Mike Blake)
Eric Schmidt. (Reuters/Mike Blake)
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Un carro de combate en el que se pueden cambiar piezas y materiales sin mover un tornillo. Una vez elegidos, puede probarse en distintas condiciones climáticas o de terreno, pero sin que eso suponga moverlo por ningún sitio porque, básicamente, aún no existe. Son solo unos gemelos digitales que están respondiendo a cientos o miles de parámetros en un entorno virtual, evitando que el método ensayo-error se haga de forma física (y ahorrando una suma importante). Después, consiguen mejorar y optimizar sus procesos gracias a técnicas de inteligencia artificial.

Esa es la propuesta de Istari, una startup de reciente creación que cuenta con el apoyo de Eric Schmidt, consejero delegado de Google entre 2001 y 2011 y, cabe recordar, asesor del Gobierno de Estados Unidos en materia de seguridad nacional e inteligencia artificial desde 2016. El objetivo de esta firma es crear gemelos digitales de todo tipo de armamento, para lo que crea una versión virtual de cada uno de sus componentes. Ahí se tiene en cuenta todo tipo de cuestiones, como el peso o su durabilidad. Una vez se ha desarrollado esa réplica, se prueba en distintas condiciones y se entrena con modelos de aprendizaje automático (machine learning).

Foto: Alex Karp, presidente de Palantir, junto a Volodímir Zelenski, el pasado junio en Kiev. (Palantir/Ministerio de Defensa de Ucrania)

"Podemos diseñar cosas y probarlas. En general, podemos aprender más rápido, más barato y de forma más ecológica de lo que permite el universo físico", ha dicho el fundador y consejero delegado de Istari, Will Roper, que antes había sido subsecretario de las Fuerzas Aéreas de EEUU. Por ahora, apenas han dado detalles de sus productos y clientes, aunque ya hay una lista de espera para probar su entorno virtual, que ellos mismos han llamado metaverso.

La idea se lleva tiempo aplicando a todo tipo de situaciones, como los estadios de fútbol o las construcciones de ingeniería, solo que ahora trasladada al ámbito militar. "La mayor ventaja de los gemelos digitales es que permiten jugar con las ideas antes de ponerlas en práctica físicamente. Esto mejora la mitigación de riesgos, porque se pueden evitar sorpresas no deseadas y reducir el tiempo y los costes de desarrollo", explica Heiko Borchert, codirector del Defense AI Observatory, un grupo de investigación de la Universidad Helmut Schmidt, en Hamburgo.

placeholder Will Roper, fundador y CEO de Istari. (Cedida)
Will Roper, fundador y CEO de Istari. (Cedida)

"Esto significa que se puede equipar un sistema existente, como un caza, un tanque o una fragata, con sensores y efectores que aún no existen", continúa este investigador, que enfatiza que, "a medida que conoces las especificaciones que quieres desarrollar, puedes modelarlas digitalmente", de modo que se puede "comprender mejor la interacción entre un sistema heredado y los nuevos equipos". En cualquier caso, su utilidad no se limita únicamente a las armas del futuro, sino también a las que ya existen. "Se pueden probar contra un conjunto divergente de capacidades adversarias".

Preguntado por qué puede aportar nuevo Istari, la aventura apoyada por Schmidt, Borchert recalca que la información disponible por ahora es escasa. "Sin conocer en detalle en qué consistirá el aprendizaje automático, cómo modelará Istari las futuras capacidades de sensores o proyectores o hasta qué punto podría utilizar datos del adversario para probar conceptos de armamento existentes, es muy difícil evaluar su grado de novedad", responde. Es más, el AI Defense Observatory está desarrollando una herramienta —en principio— similar a través del proyecto GhostPlay, codirigido por el propio Borchert y financiado por el Gobierno alemán. "Por ejemplo, estamos utilizando este enfoque para equipar un cañón de artillería antiaérea como el Gepard, que se utiliza actualmente en Ucrania, con sensores modificados para verificar cómo afectaría esto a su rendimiento", especifica.

El pasado (y presente) militar de Google

Sin embargo, hay otras cuestiones que puede aportar y van más allá de la innovación técnica. "La empresa refleja la posición única de Schmidt como vínculo entre la industria tecnológica y el Pentágono. (...) Istari es una pieza clave en un proyecto más amplio en el que Schmidt intenta llevar la tecnología y el pensamiento de Silicon Valley al ejército estadounidense", ha destacado Wired, publicación que ha explicado los orígenes del proyecto. Todo empezó en 2016, cuando aún era presidente de Alphabet, Schmidt acudió al Pentágono para tener una reunión sobre la renovación del Departamento de Defensa.

"Tuve la oportunidad de dar una vuelta con Eric y ver cómo el Departamento se estaba involucrando en la tecnología comercial", ha explicado Roper, que entonces era subsecretario, en declaraciones a esta revista. "Era evidente que todo el Departamento de Defensa estaba desarrollando software de la misma manera que se hacía en los años setenta y ochenta". Por ahora, ya ha conseguido que Schmidt invierta 13 millones para que Istari desarrolle una serie de productos en un sector en el que, hoy por hoy, Alphabet se mueve con cautela.

Foto: Logo de Google. (Reuters/Dado Ruvic Illustration)
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La matriz de Google, en la que Schmidt tiene el 1% de las acciones, ha protagonizado distintas polémicas por haber trabajado para el Pentágono con su proyecto Maven, cuyo máximo responsable era Roper, el fundador de Istari. En 2018, las protestas de los empleados hicieron que la tecnológica tuviera que tumbar aquel contrato, enfocado a desarrollar una IA enfocada a mejorar los ataques con drones, algo que consideraban una línea roja. "Creemos que deben existir unos protocolos sobre cómo usar inteligencia artificial para fines militares, y no nos sentimos cómodos con las definiciones actuales. Seguimos apostando por IA para aplicaciones de carácter general, pero no para fines de defensa o armamentísticos", explicaba hace unos meses Kent Walker, jefe legal mundial de Google, en conversación con El Confidencial.

Es lo que explica que el que fue el gran jefe de la tecnológica durante una década apueste ahora por esta startup de tecnología militar, un ámbito en el que lleva años inmerso (sin ir más lejos, ha visitado Kiev en plena guerra para reunirse con miembros del Gobierno ucraniano). "Ha habido un cambio de dinámica entre el sector tecnológico y académico y el Departamento de Defensa", asegura Lauren Kahn, investigadora del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), un think tank en el que investiga sobre las aplicaciones militares de la inteligencia artificial. "Los investigadores y expertos en inteligencia artificial y aprendizaje automático están más dispuestos a colaborar con las partes interesadas en la defensa y los responsables políticos".

"Parte de la sociedad se ha dado cuenta de que el mundo no es tan bonito como lo hemos vivido en las últimas décadas y que muchos competidores están utilizando tecnologías que, quizás, en nuestros países no querían utilizar o no tenían interés en desarrollar, por razones éticas o morales", coincide Raúl Álvarez Prieto, profesor asociado del Campus Internacional para la Seguridad y la Defensa (Cisde) y especialista en inteligencia artificial. "Una vez ves una guerra como la de Ucrania, donde se ven sistemas que implementan IA en casos muy concretos, la cosa cambia. No puedes dejar que otros desarrollen antes, porque no tienen esos prejuicios".

La IA militar que viene

El propio Schmidt ve un enorme potencial en la inteligencia artificial aplicada a defensa, hasta el punto de equipararla al impacto del armamento nuclear. "De vez en cuando, aparece una nueva tecnología que cambia las cosas", ha explicado a Wired, donde ha recordado que "Einstein escribió una carta a Roosevelt en los años 30 en la que le decía que había una nueva tecnología que podía cambiar la guerra, y está claro que lo hizo".

Sobre este punto, Álvarez Prieto incide en que "la tendencia es la automatización completa de la guerra", donde sean "los algoritmos quienes tomen las decisiones". "Lo que hace unos años llevaba unas horas o minutos, ahora va a ser cuestión de segundos, si no lo es ya", explica. Y ahí Ucrania se ha convertido en todo un laboratorio para lo que serán los conflictos bélicos del futuro.

Foto: inteligencia-artificial-generativa-fin-de-la-realidad

"Estamos siendo testigos del uso de la IA en el campo de batalla físico por primera vez, aunque en contextos más limitados", agrega Kahn, que pone sobre la mesa varios ejemplos, como el aprendizaje automático para apuntar la artillería, el reconocimiento facial para identificar combatientes o el procesamiento del lenguaje para traducir y etiquetar las comunicaciones militares radiofónicas en tiempo real. En cualquier caso, considera que esta tecnología tendrá un impacto mayor cuando se utilice "para generar pequeñas eficiencias que se acumulen con el tiempo".

En el Defense AI Observatory tienen claro en que el próximo paso de esta tecnología pasa por las soluciones de tercera generación. Es decir, que las máquinas "entiendan y razonen en contexto", además de ser capaces de valorar "las consecuencias de sus propias acciones y las de los adversarios". En su caso, han estudiado el nivel de evolución de la IA en Australia, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Turquía, Canadá y Rusia.

En casi todos los casos, los usos giran en torno a la primera generación y la segunda, que basan la toma de decisiones en una serie de reglas y el análisis de datos, respectivamente. "La mayoría de estas aplicaciones se utilizan para apoyar el conocimiento de la situación, mejorar el reconocimiento de objetivos, acelerar los ciclos sensor-tirador o apoyar el mantenimiento predictivo", cuenta su codirector, que lanza un aviso a navegantes: "Aún no es una tecnología punta en defensa".

Un carro de combate en el que se pueden cambiar piezas y materiales sin mover un tornillo. Una vez elegidos, puede probarse en distintas condiciones climáticas o de terreno, pero sin que eso suponga moverlo por ningún sitio porque, básicamente, aún no existe. Son solo unos gemelos digitales que están respondiendo a cientos o miles de parámetros en un entorno virtual, evitando que el método ensayo-error se haga de forma física (y ahorrando una suma importante). Después, consiguen mejorar y optimizar sus procesos gracias a técnicas de inteligencia artificial.

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