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El genio ruso marginado por EEUU que sabe cómo derrotar a Putin: "Me quieren colgar"
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"Rusia no es Corea del Norte, pero va camino"

El genio ruso marginado por EEUU que sabe cómo derrotar a Putin: "Me quieren colgar"

Mikhail Kokorich es uno de los físicos rusos más brillantes, creador de varias empresas aeroespaciales punteras. Es también uno de los grandes opositores de Vladímir Putin. "Los jóvenes rusos serán sus próximas víctimas"

Foto: El físico ruso Mikhail Kokorich. (Vicki Thompson/Cedida)
El físico ruso Mikhail Kokorich. (Vicki Thompson/Cedida)
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A Mikhail Kokorich le han llamado de todo en sus 45 años de vida, pero jamás pensó que alguien llegaría a tildarle de "colaborador nazi" y menos aún pedir su cabeza públicamente. No le habría dado importancia si no fuera por quién lanzó la amenaza: Dmitry Rogozin, ex viceprimer ministro de Rusia, actual director de la agencia espacial rusa Roscosmos y uno de los más estrechos colaboradores de Vladimir Putin. "Un día publicó un mensaje diciendo que tendrían que traerme de vuelta a Rusia y colgarme, luego lo borró", se ríe con una mueca infantil. Kokorich, al que muchos llaman el Elon Musk ruso, es considerado uno de los físicos rusos más brillantes a nivel internacional y, a la vez, de los más desafortunados: Moscú lo tiene por traidor y EEUU por una suerte de espía. "Que les jodan, por eso me he venido a Europa".

Mikhail Kokorich lleva más de una década intentando cumplir su sueño: revolucionar el transporte con la invención de un aparato hipersónico, un híbrido entre avión y cohete impulsado por hidrógeno capaz de conectar cualquier gran capital del mundo en dos horas o enviar cargamentos y satélites al espacio a una fracción del coste actual. Las últimas semanas ha vuelto al foco mediático por dos motivos: su última empresa, Destinus, creada en Suiza (y con operaciones en España, donde probará sus vehículos), acaba de conseguir 29 millones de dólares de financiación de varios inversores estadounidenses. El otro motivo no es tan halagüeño. La invasión de Ucrania le ha hecho recordar sus peores años en Moscú y, como al resto de millonarios rusos, le ha puesto en el punto de mira. A diferencia de otros tecnólogos rusos reconocidos a nivel mundial, como Eugene Kaspersky, Kokorich ha decidido no callarse.

Foto: Eugene Kaspersky, fundador y consejero delegado de la compañía de antivirus que lleva su nombre. (Reuters/Mary Turner)

En realidad, no lo ha hecho nunca. Desde comienzos del 2000, este físico apoyó a los mayores enemigos de Putin, desde Mikhail Khodorkovsky a Alexei Navalny, y se convirtió él mismo en uno de sus grandes críticos. En una 'op ed' reciente en 'Político' y otra en el 'WSJ', Mikhail ofrecía su propuesta para derrotar a Vladímir Putin: arrebatarle las generaciones más jóvenes, a los mejores estudiantes del país. Dejar a Rusia sin talento hoy para provocar un cambio de régimen mañana. "Es posible desangrar el futuro tecnológico de Rusia invitando a jóvenes ingenieros y científicos a continuar su educación en Occidente", escribía. Sabe muy bien de lo que habla: formado en matemáticas y física en una de las grandes cunas científicas y técnicas del país, la Universidad Estatal de Novosibirsk, Kokorich pronto se dio de bruces con el 'putinismo'.

placeholder Mikhail Kokorich. (Cedida)
Mikhail Kokorich. (Cedida)

"Fundé Dauria en 2011 entre Moscú y Múnich, fue la primera empresa aeroespacial privada del país. Yo había sido siempre un opositor al Gobierno, pero esto nunca había sido un obstáculo. Todo cambió tras la vuelta al poder de Putin en 2012. El Kremlin básicamente nos dijo que conmigo en la empresa no podríamos seguir trabajando en Rusia. Tras 2014 la situación política se deterioró muchísimo y pasé a ser considerado un traidor", explica al otro lado de la pantalla en una entrevista con El Confidencial.

Kokorich ya se había ido a vivir a EEUU en 2012, pero decidió romper todos los lazos con Rusia. Se deshizo de su empresa y empezó de cero. Pasó por Stanford, por YCombinator (la aceleradora más prestigiosa de Silicon Valley) y montó otras dos empresas aeroespaciales que hicieron sonar las alarmas del Departamento de Defensa. La tecnología aeroespacial es considerada por el Gobierno de EEUU como "de doble propósito", es decir, de aplicación civil y militar. La ley prohíbe a cualquier extranjero que no tenga nacionalidad estadounidense o no sea residente permanente dedicarse a esta actividad. Si además esa persona ha nacido en un país 'geopolíticamente rival', le puede pasar lo que a Kokorich. "Intenté durante años conseguir la 'green card', pero el Departamento de Defensa me hizo la vida imposible, así que decidí irme tras ocho años".

La figura de Kokorich refleja a la perfección los vaivenes en la tensión entre EEUU y Rusia y el rol de Europa de fondo, donde ahora busca salir adelante, negociando con las autoridades españolas para probar su avión hipersónico. Es, además, uno de los empresarios que mejor conoce los retorcidos engranajes del Kremlin y su brazo opresor con los opositores. "Rusia aún no es como Corea del Norte, pero con Putin va camino de serlo".

Foto: Una imagen de satélite tomada por Maxar muestra la destrucción cerca de Jersón, Ucrania. (Reuters/Maxar)

PREGUNTA. Tras la invasión de Ucrania, ha publicado varios artículos sobre la forma más efectiva de derrocar a Putin. Otros empresarios rusos se han limitado a condenar la guerra, pero usted ha ido más allá.

RESPUESTA. He sido un opositor de Putin prácticamente desde comienzos de la década del 2000. En esa época casi todo el mundo era fan suyo. Tony Blair le reía las gracias, el canciller Gerhard Schroeder era amigo suyo, George W. Bush dijo en 2001 que le había mirado a los ojos y había visto su alma… Mientras, yo estaba ayudando a Mikhail Khodorkovsky [millonario ruso ex-CEO de la petrolera Yukos, exiliado tras ser condenado por Moscú] a montar Open Russia. Putin regresó e intercambió el poder con Medvedev en 2012 y las autoridades rusas comenzaron un proceso para expulsarme del país. Cuando ya me había ido a EEUU, Dmitry Rogozin, uno de los principales halcones de Putin, me llamó "colaborador nazi", dijo que "tendrían que traerme de vuelta a Rusia y colgarme" (se ríe).

placeholder Vladímir Putin con el director de la agencia espacial rusa Roscosmos, Dmitry Rogozin. (Reuters)
Vladímir Putin con el director de la agencia espacial rusa Roscosmos, Dmitry Rogozin. (Reuters)

P. Su propuesta para debilitar a Putin es robarle a Rusia sus jóvenes, seducirles para ir a estudiar a occidente. ¿Qué se lograría con eso?

R. En Rusia hay una nueva generación de jóvenes, relativamente libres, que han crecido con internet, las redes sociales, muchos son ingenieros, profesionales técnicos... Ellos son las próximas víctimas del régimen de Putin. Cuando él pierda en Ucrania, algo que ya está ocurriendo, va a comenzar a castigar a los suyos, a la población local que no le esté apoyando de forma rotunda. Creo que es una obligación moral de Europa ayudar a esta gente. Europa no necesita actuar como EEUU o Reino Unido durante el régimen nazi, cuando no se permitía a los judíos abandonar sus países y millones de personas murieron. Diría que esos cientos de miles de jóvenes rusos están incluso en mayor peligro que los refugiados ucranianos: se enfrentan a sanciones por ambos lados, Putin no les deja marchar y Bruselas les sanciona.

Europa debe ayudar a los ucranianos pero, ¿qué hay de todo este talento ruso que puede venir, crear empleo, riqueza, actividad…? Varios opositores rusos estamos ahora intentando que la Comisión Europea cambie algunas reglas. Por ejemplo, los rusos que tienen que renovar su visado deben regresar a Rusia para hacerlo, no se les permite validarlo en otro país, así que caen de nuevo en la trampa del régimen de Putin. Algún día él desaparecerá y esos rusos serán los que estén al frente para dirigir el país. Europa no debe hacerles sentir que les ha traicionado, pero ahora lo ven así.

P. ¿Cree que la población rusa se siente odiada por Europa?

R. Ahora muchos dicen que los rusos han apoyado la guerra de Putin. El problema es que la gente normal y corriente fuera de Rusia no sabe muy bien lo que ocurre. Póngase en su situación, imagine que solo tiene una opinión en televisión, un sitio en el que todo el resto de opiniones están prohibidas. La gente acaba atrapada en esta falsa ideología. En una sociedad normal es necesario ofrecer diversas opiniones, luego escoges una u otra. Pero en Rusia esto no ocurre, solo hay una opción. Fuera se piensa que los rusos apoyan el mal. No es así, son gente normal.

"Putin ha hecho la vida de tanta gente dentro de su propia élite tan miserable que probablemente tenga miedo a beber cada una de sus tazas de té"

P. La Asociación Rusa de Comunicaciones Electrónicas (RAEC) calcula que cerca de 200.000 profesionales rusos del sector tecnológico ya habrían abandonado el país. ¿Está ocurriendo ya esa fuga masiva de joven talento?

R. Hay diferentes estimaciones, algunas señalan que se pueden haber ido ya medio millón de ingenieros rusos. El problema es que no hay estadísticas fiables. Se han ido ya muchísimos a Armenia, Kazajistán, Uzbekistán, Georgia, Chipre… Se van con visa de turista, así que no hay estadísticas, pero son varios cientos de miles. La semana pasada estuve en Tel Aviv y hace poco en Dubái, tengo amigos en Chipre, y a todos esos sitios están llegando cientos y cientos de empleados de Yandex y de otras grandes y medianas empresas rusas. Y ahora Israel o Emiratos Árabes Unidos tienen programas especiales para retenerlos.

P. ¿Podría ser el primer paso de una revuelta social más amplia de los ciudadanos rusos contra Putin?

R. Es muy improbable. La gran mayoría de revoluciones sociales desde abajo ocurrieron con una situación demográfica concreta, cuando había mucha gente joven. Así ocurrió en Rusia a comienzos del siglo pasado, también en las Primaveras Árabes. Rusia ahora tiene la misma situación demográfica que muchos países europeos, poca gente joven, es una población muy envejecida. Eso es bueno para Ucrania, no hay muchos que puedan ir a la guerra, pero también para Putin. La gente de mediana edad, con hijos, hipotecas, trabajos etc., no se va a unir a ninguna protesta.

Lo que sí puede ocurrir es una revolución desde dentro, desde la élite. Ya lo vimos con Mikhail Gorbachev, no venía del mundo político tradicional, o con Boris Yeltsin. Lo definió muy bien Churchill cuando dijo que la política soviética era como "una pelea de bulldogs bajo la alfombra". Nadie ve nada, pero bajo la alfombra siempre ocurren cosas y alguna vez alguien lanza algún cadáver. No sabemos qué ocurrirá hasta que veamos los primeros cadáveres del Kremlin. Putin parece muy atemorizado, totalmente inseguro, ha hecho la vida de tanta gente dentro de su propia élite tan miserable que probablemente tenga miedo a beber cada una de sus tazas de té.

placeholder Mikhail Kokorich. (Cedida)
Mikhail Kokorich. (Cedida)

P. ¿Qué fue lo primero que pensó el 24 de febrero cuando Rusia lanzó su invasión sobre Ucrania?

R. En realidad nunca pensé que pudiera ocurrir. Siempre creí que era una decisión tan ilógica que no ocurriría, incluso sabiendo la maldad de Putin, que es un tipo sangriento, pensé que jamás veríamos algo así. El tiempo ha demostrado que era una decisión totalmente estúpida. Putin ha perdido casi la batalla, no puede avanzar militarmente, no puede conquistar todo el país. Creo que su propios servicios de inteligencia, el FSB, el ejército ruso, le han mentido al decir que Ucrania tenía un ejército muy débil, que esto sería como en Crimea, un desfile. Se han visto imágenes de soldados rusos asesinados vestidos con uniformes de desfile. ¡Creían que iban a un desfile triunfal! Se les ha hecho pensar que la gente en Ucrania los apoyaría, los recibiría con flores. Por supuesto no ha ocurrido. Ucrania lleva varios años probando el sabor de la libertad, de qué significa ser parte de Europa y no quieren volver bajo el régimen de Putin. No odian a los rusos, odian a Putin.

P. ¿Cree que vamos camino de una guerra enquistada, de un conflicto que puede durar años?

R. En Rusia la gente está intoxicada por la propaganda, pero creo que el crédito de Putin puede durar solo unos meses más, dos o tres como mucho. Si la guerra se alargase más, comenzará a ser como Vietnam para EEUU o Afganistán para la Unión Soviética, donde morirán miles y miles de soldados rusos. Espero que acabe con Ucrania cediendo el Dombás y Rusia quedándose todo ese corredor para luego venderlo en Rusia como un éxito con su propaganda. Es el escenario más probable. No creo que una guerra larga sea buena para el régimen de Putin y ellos lo saben.

P. Un compatriota suyo, Eugene Kaspersky, uno de los empresarios tecnológicos rusos con más visibilidad a nivel mundial, ha evitado condenar la guerra. Habla de "situación" en lugar de invasión y muchos de sus empleados han decidido irse por su equidistancia. ¿Qué le parece?

R. Creo que él está en una posición diferente. Por decirlo de alguna forma, ir a una manifestación contra Putin en Moscú o ir en Berlín son dos cosas totalmente distintas. Durante la IIGM, los soldados rusos se comportaron de forma heroica, pero luego regresaron a casa bajo Stalin y nadie abrió la boca. Esta es nuestra mentalidad, cuando todo el mundo a tu alrededor tiene la misma opinión, es muy difícil expresar la posición contraria. Hay muy poca gente que pueda hacer esto desde dentro. Para mí es sencillo, estoy en Suiza, pero no sé cómo me comportaría si fuera Kaspersky, si tuviera oficina en Moscú, empleados allí, conexiones con Rusia… Cuando yo estaba en Rusia como opositor activo al Gobierno, el putinismo estaba aún naciendo. Ahora puedo decir abiertamente lo que pienso porque no me queda casi nada en Rusia, no tengo empresas, tengo algunos familiares, pero el régimen aún no está en ese punto en el que castiga a los familiares. Podría llegar, y entonces tendré que pensar en cómo reubicarlos. Digamos que Rusia aún no es como Corea del Norte, pero va camino de serlo.

Me llamó 'Vlasovista'. Aquí es como si uno de la oposición abandona España y Pedro Duque dice "este tío es como Franco, ¡hay que matarlo!"

P. Abandonó Rusia en el 2012, cuando tenía 36 años, tras fundar su primera empresa aeroespacial, Dauria. ¿Por qué se fue?

R. Yo soy físico, mi primera empresa se dedicaba a fabricar explosivos para minería en Siberia. La vendí, y monté otras empresas de 'retail' durante 8 años. Las vendí también y entonces me llegó una especie de crisis de mediana edad, así que decidí crear la primera empresa aeroespacial privada en Rusia. En realidad la sede estaba en Múnich y la subsidiaria en Moscú. Entonces, la situación política cambió radicalmente, comenzaron a poner mucha presión sobre Dauria, con investigaciones para buscar cualquier cosa que me obligara a irme. Le di todas mis acciones a mi cofundador, Sergei, en 2015, y dejé la compañía para siempre.

P. Trabajó directamente con la agencia espacial rusa, Roscosmos. ¿Qué ocurrió?

R. Es imposible no trabajar con Roscosmos si eres una empresa aeroespacial con operaciones allí. Hicimos un contrato con ellos para crear un satélite de observación de cosechas. Recibimos dinero del gobierno ruso, pero también de EEUU y Europa. Pero pronto comenzaron las presiones. El Kremlin básicamente nos dijo que conmigo en la empresa no podríamos seguir trabajando en Rusia. Tras 2014 la situación política se había deteriorado muchísimo. Hasta ese momento mi actividad de oposición no era un problema, pero a partir de ese año pasé a ser considerado un traidor.

placeholder Un cohete ruso Soyuz MS-18 despega del cosmódromo de Baikonur en Kazajistán. (Reuters)
Un cohete ruso Soyuz MS-18 despega del cosmódromo de Baikonur en Kazajistán. (Reuters)

P. ¿Qué piensa cuando oye a Dmitry Rogozin, actual director de Roscomos y hombre fuerte de Putin, amenazar con dejar caer la sección rusa de la Estación Espacial Internacional?

R. Conozco a Rogozin desde hace muchos años. Pese a dirigir Roscosmos, no tiene conocimientos técnicos, es periodista. Antes era un político... digamos de derechas, estaba en algún punto entre la derecha tradicional y la ultraderecha. No era un nazi, era más o menos razonable. Pero creo que tras más de 10 años en el poder se ha intoxicado. Hace un par de años publicó un tuit en el que me llamaba 'Vlasovista', en relación a Andrey Vlasov, un general soviético que se pasó al ejército alemán para liderar una unidad del ejército nazi y al que ejecutaron por traición tras la IIGM. Esto es como si un político de la oposición española abandona España y luego Pedro Duque envía un tuit diciendo, "este tío es como Franco, ¡tenemos que matarlo!". Es básicamente como suena. Y esto viene de uno de los más altos cargos del Kremlin.

P. Cuando se mudó a EEUU, entró en las instituciones más prestigiosas del país: pasó por Stanford, la aceleradora YCombinator... pero pronto las cosas se torcieron de nuevo. Fundó allí otras dos empresas aeroespaciales, Astro Digital y Momentus, pero el Departamento de Defensa y la SEC básicamente le consideraron una amenaza para la seguridad nacional. ¿Por qué?

R. En EEUU existe una ley de 2018 que controla inversiones extranjeras en ciertos sectores que afectan a la seguridad nacional. Las controla un comité llamado CFIUS. Recuerdo reunirme con ellos y decirles, "¿os dais cuenta que si hubierais existido antes, gente como Igor Sikorsky [aviador ruso que fundó la firma estadounidense de aviación militar Sikorsky, hoy subsidiaria de Lockheed Martin] nunca se habría instalado en EEUU?". Creo que fue un error inconcebible. Yo no era ninguna amenaza para la seguridad nacional del país. Me fui allí con mi familia, fundé varias empresas, creé cientos de puestos de trabajo. Montamos Astro Digital de la nada y llegamos a trabajar con DARPA en proyectos altamente secretos. Mi siguiente compañía allí, Momentus, desarrollaba una tecnología 'low cost' para el lanzamiento de cohetes al espacio. ¿Por qué nos tumbaron? Solo hay una persona que puede contestar a esto.

[Kokorich comparte pantalla y pone un vídeo (debajo) del 'polémico' podcaster Joe Rogan en el que reproduce un fragmento de un discurso del expresidente de EEUU John F. Kennedy. En él, JFK critica con dureza el secretismo de la administración estadounidense. Se puede ver a partir del minuto 14:35]

Esto que ya explicó JFK es lo que ocurrió en EEUU bajo la administración Trump. Se volvieron locos. Es el problema de todos los países imperialistas, como Rusia o EEUU, el poder de los procedimientos secretos es tan alto que te sientes impotente. A día de hoy, aún no sé por qué no me dieron el permiso de residencia tras 8 años pidiéndolo, por qué me forzaron a irme de Momentus, que solo tenía inversión de EEUU, solo tenía empleados de EEUU, yo era el único ruso, pero porque monté la compañía. No había estado en Rusia durante años. Sabían que si volvía a Rusia me exponía a un enorme peligro. Sinceramente, creo que algún cretino en el Departamento de Defensa inventó algún tipo de teoría de la conspiración sobre mí, y decidieron que tenían que echarme.

P. ¿Sugiere que el regulador del mercado estadounidense, la SEC, se deja llevar por teorías de la conspiración? La SEC le acusó de dos cargos: engañar a los inversores sobre el estado de su solicitud de residencia, y sobre el valor real de su tecnología. Les obligó a cancelar su salida a Bolsa.

R. En enero de 2021, el Departamento de Defensa escribió una carta a la SEC advirtiendo de que Momentus suponía un riesgo para la seguridad nacional y para los inversores de la compañía y pidiendo que retrasara nuestra salida a bolsa. [Muestra la carta original]. Todas las alegaciones eran falsas o tergiversadas, y lo pudimos probar. Dijeron que mentí a los inversores de Momentus sobre mi estatus de inmigración, y no es verdad, ofrecimos toda la documentación antes de la salida a bolsa. Dijeron que habíamos mentido sobre la tecnología. Es falso. Probamos que los motores funcionaban en los test. Esta fue la razón por la que no acepté hacer un pago a la SEC para saldar los cargos, les dije "que os jodan".

placeholder El opositor ruso Alexei Navalny. (Reuters)
El opositor ruso Alexei Navalny. (Reuters)

P. ¿Se siente víctima de la rivalidad geopolítica entre EEUU y Rusia?

R. De alguna manera, sí. Le voy a dar otro ejemplo. Poco antes de las elecciones legislativas rusas del pasado septiembre, el Ministerio de Exteriores ruso invitó al embajador de EEUU en Moscú para advertirle que el Gobierno de EEUU estaba interfiriendo en el proceso electoral a través de una compañía, Momentus. ¡Mi compañía! El motivo es que yo había fichado como jefe tecnológico a Roman Rubanov, el que fuera mano derecha de Alexey Navalny. Cuando el gobierno de EEUU me forzó a renunciar a Momentus, nombraron como CEO al que fuera Under Secretary del Departamento de Defensa, John Rood. Así que Rusia usó todo eso como un argumento de la interferencia de EEUU. Si a eso añades que fui inversor de la Free Russian Foundation de EEUU, un 'think tank' que se centra en analizar las sanciones más efectivas contra Rusia, es muy probable que si vuelvo a Rusia me encierren, me torturen y me quieran colgar.

P. Usted recomienda a otros países robar a Rusia a sus mejores estudiantes y talento y, sin embargo, EEUU le ha forzado a usted a irse. Es bastante irónico.

R. Me remito al discurso de JFK que, por cierto, fue asesinado por la gente del Departamento de Defensa. El secretismo es lo que está matando las tradiciones de EEUU, como el gran sueño americano. ¿Por qué EEUU no acepta a estudiantes chinos en su universidades? Es una mirada muy cortoplacista. Los jóvenes chinos que estudien en EEUU y vuelvan a China son los que pueden cambiar las cosas, porque se van a sentir atraídos por los valores occidentales. Lo mismo ocurriría en Rusia. El arma más poderosa de occidente es la libertad, la aceptación. Es lo que hace a los países occidentales tan atractivos para todo el mundo.

Pedro Duque.

P. Se queja de las teorías de la conspiración contra usted, pero la teoría de que JFK fue asesinado por el Departamento de Defensa estadounidense es precisamente una teoría de la conspiración. ¿De verdad lo cree?

R. Sí, creo que fue impulsado o por el complejo industrial-militar o por el Departamento de Defensa, pero desde luego fue alguien perteneciente a la ultraderecha de EEUU. ¿Por qué se gasta EEUU billones y billones de dólares en materia de defensa? Porque es beneficioso para varias grandes compañías.

P. Hace un año decidió mudarse a Europa, instalarse en Suiza y montar una nueva empresa aeroespacial, Destinus, que de hecho tiene operaciones en Madrid. ¿Por qué ha escogido España?

R. En Madrid tenemos buena parte del equipo de diseño, es la oficina más grande. Vamos a probar nuestro próximo vehículo de test en España, en concreto en Andalucía, no muy lejos de Huelva, en el Centro de Experimentación de El Arenosillo, del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (Inta). Lo probaremos también en el Centro de Vuelos no Tripulados (CEUS) de Huelva. Y creo que vamos a fabricar nuestros vehículos en Sevilla y usar el aeropuerto de Ciudad Real como uno de nuestros primeros 'hubs'. Es un sitio cercano a Madrid, con conexión de tren de alta velocidad, es perfecto para construir el primer centro de transporte supersónico en Europa. Así que, en términos de gente, vamos a ser casi más una empresa española que suiza.

Foto: El avión hipersónico de hidrógeno podría estar listo el año que viene. (Destinus)

P. Está construyendo un avión impulsado por hidrógeno capaz de alcanzar velocidades supersónicas. ¿Para qué se utilizaría?

R. Para transporte de mercancías o para enviar cargamentos al espacio. Ahora mismo se vive un momento de revolución en la industria aeroespacial por tres motivos. Por un lado, por el frente medioambiental, la aviación es uno de los principales contribuyentes a las emisiones de CO2. Segundo, por la velocidad: cada vez es más importante y hay muchas 'start-ups' que se están centrando en esto. Y tercero, la clave en el futuro serán aparatos autónomos, sin piloto. Por suerte para nosotros, la disponibilidad del hidrógeno será enorme, en 5-10 años estará disponible en casi todas partes. Hay una oportunidad enorme, porque con hidrógeno puedes construir motores tremendamente eficientes y potentes para crear híbridos entre un cohete y un avión, un aparato que puede volar extremadamente rápido, despegar desde un aeropuerto y volar de un punto a otro a miles de kilómetros de distancia en 1 hora, o poner satélites en órbita de forma rápida y barata.

P. ¿Cuándo estarán sus aparatos listos para volar?

R. El mes que viene probaremos nuestro avión más grande y a finales de año haremos las pruebas en Andalucía con el motor de hidrógeno que estamos diseñando ahora, capaz de volar a velocidades supersónicas e hipersónicas. A diferencia de otras compañías, como Boom Supersonic, que confían en terceros, estamos construyendo nosotros mismos el motor, igual que hace SpaceX.

placeholder El avión hipersónico de hidrógeno que Destinus planea probar en Andalucía. (Cedida)
El avión hipersónico de hidrógeno que Destinus planea probar en Andalucía. (Cedida)

P. Hablando de SpaceX, ¿qué le parece el proyecto del Hyperloop de Elon Musk?

R. Será una gran ayuda para nosotros porque va a empujar los aeropuertos del futuro. Por ejemplo, el aeropuerto de Los Ángeles está muy cerca de la población, de Santa Mónica, es un terreno demasiado caro que se podría destinar a viviendas. Una alternativa es levantar un buen aeropuerto en el Mojave, capaz de aceptar aviones supersónicos e hipersónicos muy ruidosos, y luego conectarlo con el centro de la ciudad con un sistema como el Hyperloop. Lo mismo en Europa. Ciudad Real puede ser un 'hub' de vuelos supersónicos que conecte con otras ciudades con transporte de alta velocidad. No podrías volar de forma supersónica a Madrid, los motores serían muy ruidosos, pero puedes ir a otro sitio cercano más remoto, y luego conectar con la ciudad.

P. E imagino que estará cansado de que le llamen el Elon Musk ruso...

R. Un poco... (risas). No quiero ser el Elon Musk ruso, quiero ser el próximo Sikorsky.

A Mikhail Kokorich le han llamado de todo en sus 45 años de vida, pero jamás pensó que alguien llegaría a tildarle de "colaborador nazi" y menos aún pedir su cabeza públicamente. No le habría dado importancia si no fuera por quién lanzó la amenaza: Dmitry Rogozin, ex viceprimer ministro de Rusia, actual director de la agencia espacial rusa Roscosmos y uno de los más estrechos colaboradores de Vladimir Putin. "Un día publicó un mensaje diciendo que tendrían que traerme de vuelta a Rusia y colgarme, luego lo borró", se ríe con una mueca infantil. Kokorich, al que muchos llaman el Elon Musk ruso, es considerado uno de los físicos rusos más brillantes a nivel internacional y, a la vez, de los más desafortunados: Moscú lo tiene por traidor y EEUU por una suerte de espía. "Que les jodan, por eso me he venido a Europa".

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