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Este estudiante de ingeniería gaditano de 18 años lanza satélites en los cohetes de Musk
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PONDRÁN 80 PICOSATÉLITES EN ÓRBITA

Este estudiante de ingeniería gaditano de 18 años lanza satélites en los cohetes de Musk

Con solo 16 años, Julián Fernández puso en órbita el primer picosatélite español, de tamaño más reducido que un módem. Ahora va a enviar otros 80 aparatos con la ayuda de SpaceX

Foto: Julián Fernández, montando picosatélites en la sede de Fossa Systems. (Fossa Systems)
Julián Fernández, montando picosatélites en la sede de Fossa Systems. (Fossa Systems)

Cuando uno es adolescente, es normal que se haga todo tipo de preguntas y se le pasen todo tipo de ideas por la cabeza. Lo que no es tan habitual es que identifique un problema en el mundo de las telecomunicaciones, dé con una solución y, para colmo, salga bien antes de cumplir la mayoría de edad. Es lo que hizo Julián Fernández, natural de la Línea de la Concepción (Cádiz), cuando tenía 16 años. Ahora ha creado su propia empresa (Fossa Systems), ha levantado una ronda de financiación de casi un millón de euros y tiene licencia para poner en órbita 80 satélites más pequeños que un módem.

Todo empezó como un proyecto entre estudiantes y registrando la idea bajo una asociación sin ánimo de lucro. “Nos dimos cuenta de que había un problema global, que los satélites actuales eran muy caros y la conectividad también. Había una necesidad de dar respuesta a eso y nos pusimos manos a la obra”, explica Fernández, consejero delegado de esta ‘startup’, en conversación con Teknautas.

Gracias a un ‘crowdfunding’, aquel colectivo consiguió 33.000 euros y en 2019 envió al espacio exterior el primer picosatélite español y tercero del mundo. Los picosatélites son aparatos de tamaño aún más reducido que los nanosatélites. Si bien los segundos tienen un peso de entre uno y 10 kilogramos, los primeros están entre 100 y 1.000 gramos. Aquel picosatélite con forma de cubo, bautizado como Fossa Sat-1, pesaba tan solo 250 gramos y no superaba los cinco centímetros de longitud. Además, fue “diseñado y ensamblado” por Fernández mediante código abierto. Cumplió su misión: comunicarse con la Tierra.

Ahora que el proyecto inicial ha funcionado, el objetivo inmediato es continuar colocando estos aparatos en órbita. Ya han conseguido la concesión de una licencia de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital para desplegar 80 picosatélites. “Con esto, podemos empezar a dar servicios comerciales a nivel global”, celebra el fundador de Fossa Systems, que pone de relieve que ha habido “mucho esfuerzo y muchas alianzas estratégicas” para poder cumplir su cometido.

Al hablar con Fernández y escuchar sus explicaciones, es prácticamente imposible adivinar su edad. Nadie imaginaría tampoco que un objetivo como el mencionado lo compagina con su primer año estudiando Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid). Él sabe que la pregunta es inevitable y tiene la línea preparada: “Sí, somos una empresa bastante joven, también en la edad, pero eso no quita que hayamos lanzado ya servicios como una empresa profesional, que tengamos relación con empresas de alto nivel y que estemos dando servicios comerciales”.

Foto: satelite-trenes-starlink-luces-cielo-elon-musk

Pese a haber comenzado a operar hace un año y medio, han firmado ya contratos con una decena de organizaciones a nivel global y levantado una ronda de financiación de 765.000 euros. Aunque algunos de estos acuerdos son confidenciales, otros son conocidos, como el caso “WiSeKey, que es un 'partner' suizo que cotiza en el Nasdaq, o la empresa polaca de telecomunicaciones CSHARK”. Además, para el lanzamiento de los 80 picosatélites que les ha concedido la CNMC, van a contar con un 'partner' nada desdeñable: SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk.

Vale, pero… ¿Para qué vale un picosatélite?

Fossa Systems (acrónimo de Free Open Source Software and Aerospace) engloba su actividad en la llamada conectividad IoT (internet de las cosas, por sus siglas en inglés), que se basa en utilizar pequeños dispositivos de baja potencia para generar una serie de datos. Es un concepto ambiguo, porque su uso también lo es. Por ejemplo, se podría usar un aparato que detecta cuándo se acaba el papel higiénico en casa y, automáticamente, añade el producto a la cesta de la compra del supermercado 'online'. Para automatizar esto, necesitas antes algo básico: que tu casa (y sus dispositivos) esté conectada a internet. Esto no es un problema en las grandes ciudades, pero sí en zonas rurales o marítimas, donde apenas hay conexión. Y ahí es donde entran en juego los picosatélites.

“En ámbitos urbanos, tenemos conectividad con el móvil, ya sea por 3G o 4G, pero conectarse fuera de estas zonas es mucho más complejo”, indica Fernández, que explica que uno de los objetivos clave de su ‘startup’ es hacer más asequible el acceso al espacio exterior. Ahí es donde entra la baza del diminuto tamaño de estos aparatos, que están “reduciendo el coste de poder lanzar un satélite al espacio”.

Foto: Momento del lanzamiento. Foto: CASIC

Pero las dimensiones no son lo único que hace que los dispositivos sean más económicos. El otro factor clave es que son de baja potencia. “No es como conectar un móvil a Netflix o Google”, ejemplifica el CEO, que subraya que la batería de sus picosatélites puede durar de dos a tres años. “Se trata de miniaturizar la tecnología tanto en el espacio como en la Tierra”.

Sus clientes contratan un modelo de suscripción para conectarse a sus satélites por un precio fijo mensual. “Una conectividad con satélites estacionarios cuesta alrededor de 50 o 100 euros mensuales, según el plan que se contrate, pero con nuestra tecnología podemos reducir ese coste en torno a los cuatro y cinco euros al mes”, asegura. Como línea de negocio complementaria, también venden estos picosatélites para llevar a cabo misiones espaciales, como mejorar la conectividad de una empresa o facilitar su observación terrestre.

Al lado de Fernández está Vicente González, jefe de tecnología y cofundador de Fossa Systems, que pone de relieve las “capacidades terrestres de la empresa”, ya que los nodos con que trabajan “tienen la capacidad de conectarse a la red terrestre actualmente existente: 3G, 4G y GSM”. En este sentido, enfatiza que no se trata de “sustituir las infraestructuras que ya hay desplegadas, sino de complementarlas”.

placeholder Los fundadores de Fossa Systems, Vicente González y Julián Fernández, con los dos primeros modelos de picosatélite de la compañía. (Fossa Systems)
Los fundadores de Fossa Systems, Vicente González y Julián Fernández, con los dos primeros modelos de picosatélite de la compañía. (Fossa Systems)

Algunos de los usos más desconocidos de los picosatélites son los más interesantes. Por ejemplo, piscifactorías en mar abierto que no tienen ninguna conectividad, u oleoductos, que pueden no tenerla en grandes tramos. De este modo, usan los sensores del dispositivo para analizar actividades, por lo que generan una serie de datos que ayudan a “entender lo qué está pasando, sacar inteligencia sobre estos procesos, optimizarlos y mejorarlos”.

González prefiere explicar lo que hacen con un ejemplo hipotético: una fábrica de cerveza y los cultivos de cereales asociados para producirla. “En las zonas de cultivos, se podría desplegar una red de sensores que permite monitorizar determinados parámetros para que los ingenieros los puedan consultar”, comenta el jefe de tecnología de Fossa Systems, que cita la concentración de nitrógeno, dióxido de carbono o PH en suelo como algunos de los elementos que se pueden identificar. Gracias a esta información, pueden saber “si el cultivo se está desarrollando de manera satisfactoria o si hay zonas del suelo que están en peor estado”.

Foto: elon-musk-martes-spacex-starlink-estrellas

El uso de la conectividad que propone esta ‘startup’ se extiende por toda la cadena de producción, “desde que se recoge la cebada hasta que se entrega a los distribuidores finales, porque normalmente el transporte de ese tipo de mercancía se hace en barco y en los océanos no hay cobertura”. “Una de las cosas que nos diferencian es la trazabilidad del dato”, aseguran, ya que se puede identificar “la posición de ese envío, por dónde ha pasado o la temperatura, para garantizar que no se ha roto la cadena de frío”.

SpaceX lanzará sus picosatélites

González lamenta que, en una etapa incipiente como en la que se encuentran, todo lo que implique que haya una mano de la Administración pública detrás “complica mucho las cosas”. “Somos una empresa muy ágil y los contratos que firmamos suponen, normalmente, que a los tres o seis meses se lance el satélite, así que vamos más rápido de lo que pueda ir la Administración”, cuenta el jefe de tecnología. En consecuencia, han decidido jugársela y, presuponiendo que la empresa va a funcionar bien, solicitaron la licencia de 80 picosatélites para tener margen de actuación.

Foto: Musk cada vez más cerca de convertirse en emperador galáctico (JD/Novaceno)

En enero de 2022 pondrán en órbita el picosatélite Fossa Sat-2 a través de Falcon 9, el cohete reutilizable de SpaceX. El peculiar modelo de la empresa de Musk se basa en ofrecer la contratación de un determinado número de kilogramos dentro de un lanzamiento concreto. En esta primera misión enviarán seis copias de este aparato desde Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos), que permanecerán a una altura de entre 500 y 550 kilómetros. Después, habrá al menos otras tres misiones para enviar los dispositivos restantes.

La idea es que toda su constelación de satélites esté en funcionamiento a finales de 2023. Allí permanecerán durante dos o tres años, el tiempo de vida útil que permiten sus baterías. Transcurrido ese tiempo, los picosatélites volverán a entrar en la órbita terrestre y se disolverán en el camino sin dejar rastro. Será entonces cuando, si nada se tuerce, serán repuestos con una nueva tanda.

Cuando uno es adolescente, es normal que se haga todo tipo de preguntas y se le pasen todo tipo de ideas por la cabeza. Lo que no es tan habitual es que identifique un problema en el mundo de las telecomunicaciones, dé con una solución y, para colmo, salga bien antes de cumplir la mayoría de edad. Es lo que hizo Julián Fernández, natural de la Línea de la Concepción (Cádiz), cuando tenía 16 años. Ahora ha creado su propia empresa (Fossa Systems), ha levantado una ronda de financiación de casi un millón de euros y tiene licencia para poner en órbita 80 satélites más pequeños que un módem.

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