Cae el último gran enemigo de Elon Musk y SpaceX
Ni las clásicas compañías aeroespaciales ni las nuevas. Ni Rusia ni China. Elon Musk está dejando atrás a todos sus competidores, incluyendo su único rival serio: la Boeing Starliner
Elon Musk ha vuelto a dejar atrás a su competencia en la nueva carrera espacial. Y esta vez sin tener que mover un dedo: la NASA va a asignar dos astronautas a la nave Dragon Crew de SpaceX después de invertir meses en entrenarlos para el primer lanzamiento tripulado de la Starliner de Boeing, el único rival serio de SpaceX para viajar a la ISS, que ahora se retrasa de forma “indefinida”.
Puede parecer algo insignificante pero Starliner era la única competencia real de Musk para el vuelo orbital en los Estados Unidos. Con su agresiva estrategia de desarrollo rápido y la reutilización de naves y cohetes, Musk ha pasado de ser el pobre insolente de la industria a estar a un paso de convertirse en emperador galáctico.
Boeing retrasa su nave de forma “indefinida”
La reasignación de la tripulación — adelantada por una garganta profunda al blog Ars Technica — es una nueva muestra que Musk sigue a años luz de la competencia, tanto americana como internacional.
Boeing ha tenido múltiples problemas con su Starliner. El programa ha tenido numerosos retrasos mientras Musk avanzaba de forma constante con su Space Dragon 2. Su primer vuelo de prueba — en diciembre de 2019 — estuvo a punto de acabar en desastre total. La nave no tripulada iba a atracar de forma automática en la estación internacional, pero el software de control — con un millón de líneas de código — estaba plagado de errores garrafales y provocó que a nave casi no llegara a órbita. La NASA canceló el atraque y la nave siguió teniendo problemas, salvándose en la reentrada por pura suerte.
La agencia espacial ordenó una investigación sobre la seguridad en Boeing y el trabajo de solución de problemas duró 20 meses. La compañía se comprometió a realizar una segunda misión de prueba no tripulada con un coste de $410 millones pagados de su propio bolsillo, pero volvió a tener problemas en la misma rampa de lanzamiento.
Los problemas de Boeing para lanzar Starliner con garantías tendrá graves ramificaciones. Las fuentes de Ars Technica dicen que a esta reasignación de tripulación a SpaceX le seguirán otras, que harán que SpaceX lance hasta cuatro misiones seguidas a la ISS.
Orión también tiene problemas
Otra nave con problemas es la Orión, una de las piezas fundamentales de la misión Artemis, la primera llevará astronautas a la Luna. La nave desarrollada por el gigante aeroespacial Lockheed Martin parece también plagada de errores que están retrasando su desarrollo y, lógicamente, la misión lunar.
SpaceX — que ganó el concurso de la NASA para llevar a los astronautas desde la nave Orion en órbita lunar a la superficie de nuestro satélite usando sus naves Starship— dice que podrían realizar todo el trayecto en el Starship. La nueva nave de Musk parece seguir avanzando a buen ritmo hacia su primer vuelo orbital pero todavía le queda mucho camino por delante antes de estar lista para una misión interplanetaria.
El desastroso ridículo de Blue Origin
Blue Origin, la única compañía que en teoría podría haberle hecho algo de sombra a SpaceX ha resultado ser un auténtico fracaso. A pesar de sus vuelos turísticos suborbitales — promocionados a bombo y platillo aunque no tienen ninguna relevancia tecnológica o histórica — la compañía de Jeff Bezos sigue sin llevar una nave a órbita.
Blue Origin está sumergida en multitud de problemas aquí en la Tierra. Sus ingenieros más brillantes han abandonado la compañía, descontentos con la pataleta del billonario en los tribunales después, que ha demandado a la NASA después de haber sido incapaz de ganar el concurso del transbordador lunar contra SpaceX. Otros trabajadores han denunciado una cultura empresarial tóxica, que también ha ocasionado abandonos.
El último problema es aún más grave: 21 empleados han criticado duramente la seguridad de la tecnología de Blue Origin en una carta abierta. La carta es tan dura que ha puesto en marcha los mecanismos de inspección de las autoridades federales de aviación americana.
En definitiva, Bezos no es competencia de Musk en estos momentos ni lo será en muchos años, por mucho que se empeñe en salir en la foto con William Shatner. El actor que hizo de Capitán Kirk en la serie original de Star Trek está aterrorizado de subir a la nave que le lanzará en una nueva pirueta de relaciones públicas de Blue Origin.
China y Rusia siguen usando tecnología anticuada
Luego está China y Rusia, que siguen lanzando astronautas a órbita con tecnología de los años 50. Al contrario que SpaceX, tanto China como Rusia siguen lanzando cohetes y naves no reutilizables, con el coste desorbitado que esto conlleva.
Los chinos están investigando tecnologías para viajes interplanetarios, como motores de iones con reactores nucleares. Pero están a varios años (o décadas) de conseguir avances. No tengo duda de que algún día veremos un cohete reutilizable chino — clonado de los de SpaceX — pero por ahora no hay noticias sustanciales al respecto excepto por los anuncios de la propaganda china.
Mientras, los rusos siguen fallando cada vez más y sus cohetes y componentes espaciales se han convertido en una fuente de problemas y preocupación para toda la comunidad espacial internacional. El programa espacial ruso se desmorona gracias a Putin — más preocupado de desarrollar armas para el día del juicio final — y su secuaz Dimitri Rogozin, un tipo que todo experto en la industria tilda de incompetente corrupto que está tratando la agencia espacial rusa como si fuera su cortijo.
La única esperanza de vencer a Musk
La realidad es que, después de lo de Boeing, Musk ya no tiene un rival inmediato que le impieda convertirse en la primera potencia espacial y seguir siéndolo durante años y hasta décadas a no ser que China dé la sorpresa o que las grandes compañías aeroespaciales americanas despierten de su letargo de una vez.
La única compañía que puede acabar con la hegemonía de SpaceX es Relativity. Todavía no ha lanzado un solo cohete, pero esta startup está trabajando para adelantar a SpaceX por la izquierda cambiando radicalmente el paradigma de la fabricación de naves espaciales.
Su tecnología, como ya conté en estas páginas, “es el equivalente aeroespacial de la revolución que introdujo Henry Ford con la cadena de montaje en la industria del automóvil” con “gigantescas impresoras 3D que convierten el aluminio en tanques de combustible y motores”. Casi todas las piezas de los cohetes de Relativity están construidas por impresión 3D. Las más pequeñas usan láser y aleaciones que se realizan en el acto a partir de polvos de minerales para crear inyectores de combustible y otras máquinas que antes eran extremadamente complejas y ahora se hacen de una sola pieza.
Habrá que ver si funcionan pero, lo que está claro es que hará falta algo más que reiterar tecnología ya existente para alcanzar y superar a SpaceX. Para ganar a Musk hay que jugar con sus reglas: innovar de forma radical sin miedo a fallar.
Elon Musk ha vuelto a dejar atrás a su competencia en la nueva carrera espacial. Y esta vez sin tener que mover un dedo: la NASA va a asignar dos astronautas a la nave Dragon Crew de SpaceX después de invertir meses en entrenarlos para el primer lanzamiento tripulado de la Starliner de Boeing, el único rival serio de SpaceX para viajar a la ISS, que ahora se retrasa de forma “indefinida”.