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Roberta Metsola, una antiabortista 'progre' a las riendas del Parlamento Europeo
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Nueva presidenta de la Eurocámara

Roberta Metsola, una antiabortista 'progre' a las riendas del Parlamento Europeo

La política popular maltesa ha sido elegida con apoyo de su grupo, el de socialistas y los liberales

Foto: Roberta Metsola, nueva presidenta del Parlamento Europeo. (EFE/Julien Warnard)
Roberta Metsola, nueva presidenta del Parlamento Europeo. (EFE/Julien Warnard)

La de Roberta Metsola es una carrera de fondo. Hasta en tres ocasiones durante 10 años intentó sin éxito aterrizar en la Eurocámara. Y es también una historia de récords: fue la primera maltesa en hacerse con la vicepresidencia del Parlamento Europeo y es hoy la presidenta más joven de la institución que hasta hace unos días lideró el fallecido David Sassoli.

Su perfil político está marcado por un equilibrio difícil. Es de las políticas menos conservadoras dentro de las filas del Partido Popular Europeo. Se ha mostrado tajante con la discriminación y ha sido contundente en la defensa de la igualdad. Pero su historial 'progre' cuenta con un tachón que no es asumible para parte de sus 705 colegas en la Cámara: es fervientemente antiabortista.

Foto: Roberta Metsola, nueva presidenta del Parlamento Europeo. (Reuters)

Esta armonía quebrada entre igualdad y defensa de los derechos de las mujeres emana de la propia historia política y cultural de su país natal, Malta. La isla mediterránea es el caso sui géneris de la UE en materia de aborto. La Valeta se unió al bloque comunitario en 2004 con una línea roja: las políticas europeas sobre aborto no serán asumidas por el país. Hecho que ha provocado que no solo los conservadores malteses, sino también los laboristas, hayan tenido posturas controvertidas en el expediente de votos de la Eurocámara para catalogar la defensa de la interrupción del embarazo como un derecho humano.

Su postura contra el aborto es su principal piedra en el zapato. No obstante, su escudo ha sido clamar que, como presidenta de la Cámara, representará a las voces mayoritarias. Este ejercicio de funambulismo será mirado con lupa. En primer lugar, porque es un mal momento para la igualdad en la UE. Países ultranacionalistas como Polonia han impulsado recientemente una legislación que prohíbe 'de facto' abortar. Y, en poco más de un año en vigor, ya ha dejado sus primeras víctimas mortales. Eslovaquia ya se mira en el espejo para endurecerlo. Y, en segundo lugar, porque se trata de un tema muy sensible a nivel nacional. Una postura menos radical podría obstaculizar el paso de Metsola a la política de su país. Algunos analistas vaticinan que podría ser candidata para las elecciones maltesas de 2027.

Apoyo multicolor

Metsola dice representar la esencia de la UE. Como joven estudiante, lideró la campaña para la entrada de su país en el club. Comparte con su marido, Ukko Metsola, trayectoria europea. De hecho, fue el primer matrimonio en presentarse para las mismas elecciones europeas en 2009. Él, finlandés; ella, maltesa, su vida y la de sus cuatro hijos transcurre entre diferentes idiomas y a golpe de avión.

Dicen quienes la conocen que es diligente, sobria y dialogante. De hecho, durante su campaña y reuniones con los grupos parlamentarios ha seducido a formaciones de lo más opuestas en el arco parlamentario. Tras el acuerdo alcanzado con Socialdemócratas y liberales de Renovar Europa —que no presentaron a candidatos—, se ha hecho también con el apoyo de la Liga Norte, que han aplaudido sus postulados sobre la tradición familiar, y de eurodiputados de Los Verdes como Damian Boeselager, que se ha desmarcado de la posición ecologista alegando que la maltesa "continuará el proceso de reforma iniciado por Sassoli". También con el de los Conservadores, que en el último momento han retirado a su candidato, el polaco Kosma Zlotoswski.

La política del Partido Nacionalista se ha mostrado como un revulsivo de aire fresco en lo que ella misma describe como un Partido Popular "que está cambiando". Mujer, joven, madre de cuatro niños y abogada especializada en legislación europea, se curtió en el exclusivo Colegio de Europa, que ha visto nacer a buena parte de las voces comunitarias más influyentes.

Agenda ¿progre?

Tras algún escarceo, los socialdemócratas han sido finalmente fieles al acuerdo de 2019, por el cual pactaron con los populares un cambio de liderazgo a mitad de legislatura. Aseguran que en el tiempo que resta hasta 2024 habrá una mayoría estable que permita avanzar en temas de Estado de derecho, reglas fiscales, pilar social y derechos de las mujeres. Y dejan así escapar su voto para las otras dos candidatas de izquierda: la española Sira Rego, de Izquierda Unitaria, y la sueca de Los Verdes, Alice Bah Kunhke. A pesar de ganar el bastión alemán, con la llegada socialdemócrata tras 16 años de era Merkel, la formación roja pierde la Eurocámara y se queda sin la presidencia de ninguna de las tres instituciones grandes: Parlamento, Comisión y Consejo.

La políglota Metsola, nativa en maltés e inglés y con dominio de italiano y finlandés, se ha comprometido a lanzar un proyecto para impulsar el liderazgo femenino en las instituciones europeas. Fiel a su propia trayectoria —reconoce que estuvo cerca de tirar la toalla tras el continuo fracaso para alzarse como eurodiputada— no cree que el sistema de cuotas sea el adecuado.

Uno de sus primeros encargos como legisladora europea fue una resolución para denunciar la desigualdad de género y la discriminación por orientación sexual. Ha sido muy vocal en la defensa de los derechos del colectivo LGTBI ante el órdago de Polonia, que llegó a declarar zonas libres de homosexuales, o de la Hungría de Viktor Orbán, con quien no hace mucho compartía filas. "A todos los niños y niñas quiero decirles que en esta Europa podéis ser quien queráis, lo que queráis y esta Cámara os protegerá. Esta es una zona de libertad", señaló por entonces.

El perfil de Metsola, no obstante, dista mucho del de su predecesor, un periodista socialista y católico del que todos han destacado su calado humano y su capacidad para construir consensos en una UE cada vez más polarizada. Y poco o nada tiene que ver con el de la mujer que abrió el camino de la igualdad y del aborto en Europa: Simone Veil. La política gala se convirtió en 1979 en la primera presidenta del Parlamento Europeo tras haber alcanzado el hito de la despenalización del aborto en su país natal. Ferviente defensora de los derechos de la mujer, hay quienes afean que, cuatro décadas después, la elección de Metsola supone una bofetada y un retroceso a estos logros. En el otro lado, los críticos se preguntan por qué se mira el historial de una mujer en este apartado y nadie cuestionó los postulados personales de Sassoli, un gran católico, o de Antonio Tajani, un gran conservador.

La de Roberta Metsola es una carrera de fondo. Hasta en tres ocasiones durante 10 años intentó sin éxito aterrizar en la Eurocámara. Y es también una historia de récords: fue la primera maltesa en hacerse con la vicepresidencia del Parlamento Europeo y es hoy la presidenta más joven de la institución que hasta hace unos días lideró el fallecido David Sassoli.

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