Metsola, nueva presidenta de la Eurocámara con apoyo de populares, socialistas y liberales
La que había sido hasta ahora vicepresidenta primera del Parlamento Europeo asume las riendas de la institución con un pacto entre socialistas, populares y liberales
No hubo sorpresas. Roberta Metsola, una eurodiputada maltesa del Partido Popular Europeo (PPE), ha sido elegida este martes como nueva presidenta del Parlamento Europeo, cargo que había ocupado de manera interina desde hacía una semana, cuando falleció su antecesor en el cargo, el italiano David Sassoli, cuya muerte ha marcado el proceso de selección de un nuevo líder. La nueva presidenta ha sido elegida por 458 votos, superando por mucho los 309 votos necesarios para obtener la mayoría de la Cámara. Así, y si no hay ningún contratiempo, la maltesa llevará a la institución hasta las próximas elecciones europeas, que se celebran en el 2024.
Este lunes, y tras muchas jornadas de negociación y conversaciones, el PPE cerraba un acuerdo con los socialdemócratas, liderados por la española Iratxe García, así como con el grupo de los liberales de Renew Europe, para la elección de Metsola y el reparto de las vicepresidencias, así como una hoja de ruta con cuatro prioridades, según anunciaron los socialistas: Estado de derecho, derechos de las mujeres, dimensión social de la Unión Europea y la reforma de las reglas fiscales. Además, la maltesa ha obtenido el apoyo de formaciones más a la derecha del PPE, de los ultraconservadores y del grupo de Identidad y Democracia (ID), en el que se encuentra, por ejemplo, el partido del italiano Matteo Salvini. Las primeras palabras de la nueva presidenta una vez ha sido elegida han sido dirigidas a Sassoli, del que ha destacado su defensa de los valores europeos y al que ha agradecido su trabajo. "Celebramos las diferencias en Europa porque sabemos que eso es lo que nos hace fuertes, únicos, europeos", ha asegurado en su primer discurso tras ser elegida.
Metsola, que este martes cumple 43 años, se convierte en la persona más joven en hacerse con las riendas de la Eurocámara. La maltesa, de la cantera política de Bruselas, fue estudiante en el Colegio de Europa, del que han salido numerosos altos cargos de las instituciones europeas, y ya estaba trabajando en la capital comunitaria, donde había estado en la oficina de la Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad y después en la Representación Permanente de Malta ante la Unión Europea.
La nueva presidenta se ha impuesto a otras dos mujeres después de que el polaco Kosma Zlotoswski, de los Conservadores y Reformistas (ECR), el grupo al que pertenece Vox, decidiera retirar su candidatura: la española Sira Rego, de Izquierda Unida, que ha obtenido 57 votos, y la sueca Alice Bah Kuhnke, de Los Verdes, con una amplia experiencia, habiendo sido ministra de Cultura de su país antes de recalar en la Eurocámara y que ha recogido 101 votos. El objetivo de ambas candidatas era alejar a los socialistas de un pacto con populares y liberales. Pero las opciones que los socialdemócratas tenían sobre la mesa eran muy limitadas.
Por un lado, porque en 2019 los tres partidos cerraron un acuerdo por el que se repartían la legislatura: la primera mitad sería para un candidato socialista, en este caso fue Sassoli, y la segunda mitad sería para un popular. Forma parte de la tradición de la institución. Romper ese pacto tenía importantes consecuencias, como ya comprobaron las filas progresistas cuando en 2017 su líder, el italiano Gianni Pittella, rompió un acuerdo idéntico firmado en 2014: pasaron el resto de la legislatura aislados y con menos margen de maniobra. García no tenía demasiadas intenciones de repetir aquel movimiento. Por el otro, incluso considerando que ese acuerdo ya no reflejaba el reparto real de fuerzas, con una socialdemocracia que ha remontado desde 2019, no había muchas alternativas: sin el apoyo de los liberales, los progresistas no podían hacer presidenta a la otra candidata que habría podido tener sentido, la ecologista Bah Kuhnke.
A cambio de su elección, los socialistas han obtenido otros puestos, que son importantes también para la composición del Bureau del Parlamento Europeo, un órgano fundamental en el día a día de la institución. Por ejemplo, este tiene la capacidad de elegir a un nuevo secretario general de la Eurocámara, un puesto poderoso como ha demostrado Klaus Welle durante su larga etapa en el puesto. Los populares quieren mantenerlo, pero los socialistas quieren su cabeza a cambio de la elección de Metsola para reflejar ese cambio en los equilibrios de poder.
Una de las principales críticas a Metsola ha sido su postura antiabortista. Es una cuestión nacional: Malta sigue siendo uno de los países más conservadores de la Unión Europea en este sentido, y sus eurodiputados votan en bloque en contra de las resoluciones que en el Parlamento Europeo se aprueban en este sentido. Pero el contraste entre la primera mujer presidenta de la asamblea, Simone Veil, que impulsó la ley del aborto en Francia, y la tercera que ocupará el cargo, que se opone a él, ha sido objetivo de críticas. Entre ellas dos ha habido también numerosos presidentes, hombres, que se han opuesto también a la interrupción voluntaria del embarazo. La otra mujer que se hizo cargo del Parlamento fue la francesa Nicole Fontaine, entre 1999 y 2002. "Hace 22 años, Nicole Fontaine fue elegida, 20 años después de Simone Veil. No pasarán otras dos décadas antes de que la siguiente mujer se ponga en pie aquí", ha señalado la nueva presidenta una vez ha sido escogida por sus pares.
Metsola ha obtenido el voto de socialistas y liberales con el compromiso de defender la postura que asume el Parlamento Europeo, que es de considerar el aborto como un derecho fundamental incluso si ella tiene un largo historial de oposición a la misma. En el resto de temas, la nueva presidenta pertenece al ala más progresista dentro del Partido Popular Europeo y tiene buenas relaciones con partidos políticos más allá de las fronteras ideológicas de la familia democristiana. Durante casi nueve años, la maltesa se ha labrado un buen nombre en la institución, a la que llegó en 2013. Su trabajo en la comisión de Libertades Civiles y Justicia, una de las más relevantes en la Eurocámara, en la que ha trabajado prácticamente durante toda su etapa en la institución, ha sido clave a la hora de forjar su imagen y su fama en los pasillos de la institución como una persona seria, solvente y flexible.
Como presidenta de la institución, la maltesa tiene un reto mucho mayor que el día a día del Parlamento: tiene que conseguir que la institución sea relevante. Eso no siempre es fácil en unos tiempos en los que la Unión Europea se encuentra en plena inercia intergubernamental y una Comisión Europea que no siempre muestra el respeto hacia la Cámara que querrían los eurodiputados. La Eurocámara siempre tiene mucho más difícil que el resto de instituciones dejar su marca: tiene menos competencias, menos capacidad y menos músculo. Pero, precisamente por eso, su líder debe redoblar esfuerzos, saber qué teclas tocar, qué luchas escoger. Especialmente, cuando se están ya divisando las próximas elecciones europeas, que convocatoria a convocatoria obligan a todo el engranaje de la Eurocámara por aumentar la participación: no solamente por salud democrática, también para demostrar que su voz tiene que ser escuchada.
En un discurso ante la Cámara, Metsola ha recorrido la agenda europea y las principales prioridades, y también ha hecho referencia a Vil y Fonteine y su herencia. "Sé que estoy sobre los hombros de gigantes", ha señalado la maltesa, en referencia a ellas y a los ciudadanos europeos "que lo han sacrificado todo por Europa". "Estamos aquí gracias a ellos, estamos aquí por ellos. Europa está de vuelta. Europa es el futuro. Viva Europa", ha asegurado la nueva presidenta de la Eurocámara antes de recibir un largo aplauso por parte de los eurodiputados presentes en el hemiciclo en Estrasburgo. "Gracias, ahora vamos a trabajar", ha concluido.
No hubo sorpresas. Roberta Metsola, una eurodiputada maltesa del Partido Popular Europeo (PPE), ha sido elegida este martes como nueva presidenta del Parlamento Europeo, cargo que había ocupado de manera interina desde hacía una semana, cuando falleció su antecesor en el cargo, el italiano David Sassoli, cuya muerte ha marcado el proceso de selección de un nuevo líder. La nueva presidenta ha sido elegida por 458 votos, superando por mucho los 309 votos necesarios para obtener la mayoría de la Cámara. Así, y si no hay ningún contratiempo, la maltesa llevará a la institución hasta las próximas elecciones europeas, que se celebran en el 2024.
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