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Scholz entra en contacto con las altas expectativas de Bruselas y París
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Primera salida de nuevo canciller

Scholz entra en contacto con las altas expectativas de Bruselas y París

El nuevo canciller de Alemania no ha faltado a la tradición: primera parada, París; segunda, Bruselas. Allí ha comprobado lo que el resto de Europa espera de él

Foto: German federal chancellor olaf scholz in brussels
German federal chancellor olaf scholz in brussels

Si se suele decir que en España se entierra muy bien, la especialidad en Bruselas es bautizar. Los nuevos líderes y Gobiernos proeuropeos de la Unión suelen ser recibidos con una calurosa bienvenida llena de expectativas casi imposibles de cumplir. Ocurrió lo mismo cuando Joe Biden sustituyó a Donald Trump en la Casa Blanca. Olaf Scholz, recién elegido canciller de Alemania, ha entrado este viernes en contacto con esa experiencia: el vértigo de unas expectativas casi siempre infladas en París y Bruselas.

El nuevo líder alemán ha visitado París como su primer destino oficial, una tradición que ya estableció en los años setenta su antecesor socialdemócrata Helmut Schmidt, y que desde entonces han mantenido todos los cancilleres. Después Scholz ha viajado al norte hasta Bruselas para visitar la OTAN y las instituciones europeas, donde se ha reunido con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.

Foto: Emmanuel Macron y Olaf Scholz chocan los puños. (Reuters/Sarah Meyssonnier)

Tanto en París como en Bruselas ha podido medir las altas expectativas que hay respecto al nuevo Gobierno alemán. Emmanuel Macron, presidente francés, directamente ha pedido que se adopten nuevos instrumentos económicos como el Fondo de Recuperación para financiar la “soberanía estratégica” de la Unión, ante un Scholz que ha adoptado un tono cauto.

De Alemania se esperan grandes cosas en los próximos meses, cambios rápidos, radicales. Siempre se esperan cambios mucho más veloces de lo que la Unión puede asumir y de lo que Berlín puede ofrecer. Macron ha mostrado a Scholz la urgencia que tienen en París por confirmar si el nuevo liderazgo alemán está dispuesto a continuar revolucionando la gobernanza económica de la Unión Europea, algo que también quieren saber en Bruselas y en otras capitales. Pero han obtenido poco por parte de Scholz, que ha explicado, eso sí, que Alemania se siente “responsable” del “progreso” de Europa. “Sabemos que Alemania tiene una responsabilidad, no podemos mantenernos al margen”, ha admitido Scholz. Es demasiado pronto para saber qué puede dar el nuevo Gobierno a la Unión, pero el nuevo Gobierno ya tiene una primera idea de lo difícil que es cumplir con las expectativas del público europeo.

Foto: El Bundestag alemán aplaude a Olaf Scholz tras ser elegido nuevo canciller de Alemania. (Reuters)

En casi todos los debates se espera que Alemania tenga un liderazgo mucho más activo del que ha acostumbrado a tener bajo el mandato de Angela Merkel, que si bien se ha ganado fama de ser una gran líder europea ha sido a raíz de su liderazgo reactivo a las distintas crisis que han ido surgiendo, más que a su capacidad de marcar una agenda proactiva, que es lo que se espera del nuevo Ejecutivo.

La victoria de Scholz en las elecciones y la formación de un gobierno de coalición liderado por el SPD y apoyado por verdes y liberales ha levantado el optimismo de la familia socialdemócrata. Tras años en el pozo ahora parece que las tornas están cambiando: son los democristianos los que están en plena crisis mientras los socialistas se encuentran en auge. Pero si alguien espera que el nuevo canciller alemán lidere una revolución socialdemócrata de la Unión Europea en los próximos años, Scholz ha dejado un mensaje muy claro durante una rueda de prensa junto a Michel: “Soy el canciller de Alemania y hablo como el canciller de Alemania, no como un político socialdemócrata”.

Scholz conoce bien los riesgos de las altas expectativas. Ha ganado las elecciones adoptando el ‘merkelianismo’ como su credo político. Tratando de moverse lo menos posible, siendo cauto y cuidadoso. Antes, para ganar la alcaldía de Hamburgo en 2011, una ciudad que en la primera década del siglo XXI había girado hacia la CDU y posturas más conservadoras, Scholz tuvo que liderar un SPD menos ideológico, más centrado y digerible para sectores relativamente conservadores de una de las ciudades más prósperas de Alemania. Esa misma naturaleza la ha aplicado también a las elecciones generales, ganando en contra de lo que muchos esperaban al inicio de la carrera electoral.

Foto: Ilustración: EC Diseño.

Lo importante, creen en Bruselas, es que el nuevo Gobierno tenga claro sus objetivos. Saben que Scholz no es un líder carismático. Lo conocen bien tras años como vicecanciller y ministro de Finanzas alemán. Pero también saben que es pragmático y que es extremadamente tenaz en aquellos puntos que le interesan. Además saben que ha convertido a Jörg Kukies, el que era secretario de Estado de Política de Mercados Financieros y Política Europea del Ministerio Federal de Finanzas desde 2018, en su asesor principal para temas europeos y económicos, convirtiéndolo en una de las figuras más poderosas de Berlín. Kukies fue fundamental para la negociación del Fondo de Recuperación cuando todavía era una idea embrionaria y se encontraba en el plano de lo hipotético en conversaciones entre París, Bruselas y Berlín. Darle tanto poder, fusionando los puestos que antes tenían dos personas, Uwe Corsepius y Lars-Hendrik Röller, a un hombre con el que el ahora canciller ha hablado durante muchísimas horas sobre Europa da bastantes esperanzas en Bruselas.

Las expectativas son altas incluso conociendo la prudencia política de Scholz. Parte de su éxito ha sido su capacidad de convencer al votante sin levantar expectativas desproporcionadas. Está acostumbrado a que otros a su alrededor generen grandes esperanzas mientras él se aferra a su estilo austero. En el escenario europeo, donde la dieta política consiste a veces más en las expectativas que en los resultados finales, siempre con prisa, saltando de una crisis a la siguiente, la estrategia política de Scholz y su capacidad para convertirse en un líder europeo más allá de las fronteras alemanas se pondrá a prueba desde muy pronto.

Si se suele decir que en España se entierra muy bien, la especialidad en Bruselas es bautizar. Los nuevos líderes y Gobiernos proeuropeos de la Unión suelen ser recibidos con una calurosa bienvenida llena de expectativas casi imposibles de cumplir. Ocurrió lo mismo cuando Joe Biden sustituyó a Donald Trump en la Casa Blanca. Olaf Scholz, recién elegido canciller de Alemania, ha entrado este viernes en contacto con esa experiencia: el vértigo de unas expectativas casi siempre infladas en París y Bruselas.

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