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¿Debería ser obligatorio ir a votar? Así funciona en los países donde no te puedes abstener
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Grecia y Bélgica, las dos caras de la moneda

¿Debería ser obligatorio ir a votar? Así funciona en los países donde no te puedes abstener

Grecia y Bélgica son dos de los países donde es preceptivo ir a las urnas, pero aun así cuentan con un porcentaje de abstencionistas

Foto: Un hombre vota en Portugal (Europa Press/Carlos Castro)
Un hombre vota en Portugal (Europa Press/Carlos Castro)

"No recordaba que el voto era obligatorio", confiesa Flora Lutsi. A sus 54 años, esta ciudadana griega asegura que no conoce a nadie que haya tenido que hacer frente a alguna sanción por no ir a votar en unas elecciones, hasta tal punto que pensaba que esa ley no seguía en vigor.

La mayoría de los gobiernos democráticos consideran que participar en unas elecciones es un derecho. Otros, entienden que esta participación es también una responsabilidad. Y después, están aquellos 24 países del mundo donde el voto es obligatorio, de los cuales cinco están en la Unión Europea: Bélgica, Luxemburgo, Grecia, Italia y Malta. Hasta hace poco, también era obligatorio ir a votar en Chipre, pero ya no lo será para las próximas elecciones europeas.

En muchos de estos países, esta obligatoriedad se traduce en sanciones a los no votantes, pero la rigidez de la norma varía según el país. "La participación no solo tiene que ver con si el voto es obligatorio o no", matiza Ignacio Lagos, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Pompeu Fabra. A su juicio, para que el voto obligatorio sea efectivo, es clave que exista "un Estado fuerte, capaz de imponer la sanciones que dice que impondrá en caso de incumplimiento". Así, una mayor o menor participación dependerá del tipo de sanción y de la credibilidad del Estado por parte de la ciudadanía.

En el último informe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional) sobre el voto obligatorio se detecta que aquellos países donde es preceptivo acudir a las urnas su participación, con respecto al resto en la media de los comicios, es entre 14 y 18 puntos más alta. Un dato que confirma Lagos, y que al margen de otros factores que puedan afectar, asegura demostrar la influencia de este mecanismo en la dinámica de las elecciones.

Según los datos de las últimas elecciones europeas, las diferencias entre los países donde es preceptivo acudir a las urnas y otros son extremas. Así, mientras que en Eslovaquia se abstuvo el 77% del censo, en Bélgica esa cifra solo fue del 11%. Esto sitúa al país cerca de 40 puntos por encima de la media de abstención europea, que fue del 49%. España, por su parte, es el sexto país donde la participación fue más alta en las europeas de 2019.

Y, sin embargo, en Grecia, donde también hay que ir a votar por norma, la abstención es mucho más alta que en Bélgica, superando incluso el 40% en los anteriores comicios europeos.

La obligación que nadie recuerda

"Realmente, había olvidado que el voto es obligatorio en Grecia", asegura Sofia Petropoulou, de 73 años. Entiende "la filosofía de la ley" por la que el voto es primordial para la Constitución y por eso penaliza la abstención. Sin embargo, tiene claro que dicha obligatoriedad no se traduce en participación en su país.

La Constitución griega establece que "la participación en las elecciones es obligatoria para todos los inscritos en el censo electoral". En particular, la Ley 4255 de 2014 sobre la elección de los diputados al Parlamento Europeo establece en su primer artículo que "el ejercicio del derecho al voto es obligatorio". Dicha condición se aplica también a los ciudadanos de otros países de la UE que tengan residencia permanente en el país.

Foto: Imagen: EC Diseño.

Los únicos que están exentos de esta norma son los ciudadanos mayores de 70 años y los que se encuentren en el extranjero el día de la votación. Según la ley, el votante que incumpla injustificadamente el ejercicio del derecho de voto será castigado con penas de prisión de un mes a un año. Sin embargo, según el Centro de Derecho Constitucional Europeo (CECL) – Fundación Temístocles y Dimitris Tsatsos, "no se conoce ningún caso de imposición de sanciones".

"Cuando era estudiante y vivía lejos de mi ciudad, aún teníamos cartillas de votante que se sellaban en las elecciones. Recuerdo ir a la comisaría para que me dieran un certificado de que no podía ir a votar", narra Margarita Mylonaki de 46 años. "Deberían habernos formado para que todos consideráramos que votar es nuestra obligación, no que nos lo imponga el Estado. En realidad, la ley no se cumple, lo que me parece bien, ya que es un derecho", añade.

Un caso parecido es el de Bulgaria. Introdujeron este mecanismo en el Código Electoral en 2016, sin embargo, al año siguiente el Tribunal Constitucional anuló las sanciones por no votar. Se entendía que esta naturaleza obligatoria representaba una restricción a un derecho y que las sanciones eran contrarias al principio de igualdad ante la ley al aplicarse de forma diferente en función de los grupos de edad.

Foto: Robert Fico. (EFE/Martin Divisek)

A pesar de esta anulación de las sanciones, la ley electoral sigue defendiendo que el voto es obligatorio. Aunque, como en otros países, no se traduzca en la realidad. De hecho, en las últimas elecciones parlamentarias, celebradas en abril de 2023, la participación electoral fue solo del 40,6%.

Por su parte, Bélgica fue uno de los primeros países en introducir el voto obligatorio a nivel mundial en 1892. La legislación belga dispone, en el artículo 39 de la ley del 23 de marzo de 1989, relativa a las elecciones al Parlamento Europeo, que los ciudadanos que no voten podrán ser sancionados con multas de 25 a 50 euros. En caso de reincidir, la cuantía ascenderá de 50 a 125 euros.

Además, los nacionales belgas que falten a su obligación de votar más de 4 veces en 15 años pueden ser eliminados de los censos electorales por un periodo de 10 años, durante los cuales tampoco podrán ocupar ningún cargo público.

Foto: Ursula von der Leyen. (Reuters/Liesa Johannssen)

Aun con el menor porcentaje de abstención de Europa, según publicó el periódico Het Laatste Nieuws, las sanciones nunca se llevan a cabo. "Los presidentes de los colegios electorales envían las listas de votantes ausentes al juzgado de paz. Las conservan durante seis meses y luego las destruyen, según las directrices del archivero del Estado", explica el departamento de Justicia del gobierno federal.

Así, aunque las multas no se apliquen, la estabilidad en la participación democrática se mantiene. Esto último podría explicar por qué, a pesar de la participación obligatoria en las últimas elecciones de 2019, alrededor del 11 por ciento evitó votar.

"Si hay gente que vota porque si no lo castigan, no van a votar con el mismo nivel de interés", asegura el profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Pompeu Fabra. Además, apunta que "los efectos que tendría sobre la desafección no están claros, porque que estén obligadas no implica que se vayan a informar, ni que estén motivadas".

Algo así confirma Francisco, un estudiante español, de 25 años, cuando se le plantea el hipotético caso de que votar fuese obligatorio en España: "Sí que creo que sentiría más responsabilidad democrática, pero no me vería obligado a informarme"

"No recordaba que el voto era obligatorio", confiesa Flora Lutsi. A sus 54 años, esta ciudadana griega asegura que no conoce a nadie que haya tenido que hacer frente a alguna sanción por no ir a votar en unas elecciones, hasta tal punto que pensaba que esa ley no seguía en vigor.

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