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Con Israel o contra el mundo árabe: Jordania intercepta varios drones iraníes en el ataque
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"Debería tomar partido"

Con Israel o contra el mundo árabe: Jordania intercepta varios drones iraníes en el ataque

En barrios al sur de la capital Ammán, a 60 kilómetros de Jerusalén, la Fuerza Aérea jordana derribó varios drones iraníes

Foto: Archivo: un avión de la Real Fuerza Aérea jordana despega de una base aérea para atacar al Estado Islámico en la ciudad siria de Raqqa. (Reuters/Petra News Agency)
Archivo: un avión de la Real Fuerza Aérea jordana despega de una base aérea para atacar al Estado Islámico en la ciudad siria de Raqqa. (Reuters/Petra News Agency)

Alrededor de las dos de la madrugada del sábado al domingo, y en medio de un ataque de Irán sobre Israel sin precedentes, la Real Fuerza Aérea de Jordania junto con varios cazas de Estados Unidos y Reino Unido —que llevaban en alerta varios días— interceptaron drones Shahed suicidas sobre el cielo de Ammán. En barrios al sur de la capital, a 60 kilómetros de Jerusalén, se vieron fogonazos de estas aeronaves no tripuladas, siendo derribadas.

El ataque, que se llevaba gestando varios días en medio de las constantes amenazas de Teherán, se ha saldado con el "99% de las amenazas interceptadas hacia territorio israelí", dijo Avichay Adraee, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel. Aproximadamente 170 drones, 30 misiles de crucero y 120 misiles balísticos de la Guardia Revolucionaria iraní (IRGC, por sus siglas en inglés).

El enjambre de drones lanzados contra Israel —además de ser un ataque inédito de Irán hasta la fecha— supone una peligrosa escalada bélica en la región, a la espera de la respuesta de Tel Aviv, que ahora tiene la pelota en su tejado. En medio de esta lluvia de misiles, que ha iluminado el cielo a centelladas durante toda la noche, se encuentran Jordania e Irak que, por situación geográfica y política, se ven rodeados en esta escalada a la que aún no se le puede ver fin, pero sí principio.

La primera de las cuestiones estratégicas que se plantean a estos dos países es cómo enfrentar las salvas de drones y misiles de crucero de medio alcance que parten de Teherán hasta los enclaves militares israelíes. Surgen dos líneas de actuación: ¿interceptar las armas que violan su espacio aéreo o dejar pasar los proyectiles? La línea está más difusa en Iraq, donde operan fuerzas proxy iraníes, pero, en lo que respecta a Jordania; su posición ha quedado clara.

Dos fuentes de seguridad regionales dijeron a Reuters que varios cazas F-5 de la Real Fuerza Aérea de Jordania interceptaron y derribaron varias docenas de drones iraníes sobre su espacio aéreo. Añadieron también que el Ejército estaba en estado de alerta máxima y que los sistemas de radar estaban monitoreando cualquier actividad de drones provenientes de Irak y Siria.

"Las autoridades pertinentes tomaron la decisión de cerrar el espacio aéreo por razones de precaución como resultado de la situación de seguridad circundante", dijo el portavoz del gobierno jordano, Muhannad Mubaideen. Horas más tarde, la televisión estatal del país dijo que el país había reanudado las operaciones de tráfico aéreo, citando a las autoridades de aviación, y alegando que los riesgos de seguridad ya habían sido superados.

Sin embargo, durante esta noche de caos en Oriente Medio ha quedado de manifiesto que, Jordania, tiene un arriesgado juego de tira y afloja entre su aliado Israel y el mundo árabe. "Irán ya ha amenazado a los países de la región, incluida Jordania, con que cualquier acto en defensa de Israel no quedará sin respuesta", dice a El Confidencial la periodista iraní, Fereshteh Sadeghi.

Por un lado, desde que se firmó el armisticio entre Israel y Jordania en 1949, la corona del Rey Abdalá II —y anteriormente su padre— han forjado una fuerte alianza con el Estado hebreo, convirtiéndose en uno de sus socios más importantes en la región. Pero, en la otra punta de la balanza, Jordania es un país muy vinculado a Palestina y su población, ya que históricamente ha sido un país de acogida para los refugiados palestinos que huían de las intifadas, especialmente desde el enclave de Cisjordania. "Ammán debe tomar partido y decidir de qué lado quiere situarse", sentencia la corresponsal de Al Jazeera en Teherán.

"Ammán debe tomar partido y decidir de qué lado quiere situarse"

Raíces o problemas

En la Calle Al-Hashemi de Ammán, un bulevar repleto de tiendas que venden desde sortijas hasta prendas de ropa, no cuesta mucho encontrar la primera bandera palestina. "I stand with Palestina (Yo estoy con Palestina)", se puede leer en una sudadera a la venta. Esa misma prenda, con un mensaje más o menos parecido, se repite por todos los mostradores a lo largo de los varios kilómetros que recorre la céntrica calle.

Tras varias semanas de conflicto, la guerra sigue estando en boca de todos y, a cualquier occidental que intercambie unas palabras con la población local, se le pregunta: "¿Apoyas a Palestina?". Incluso unos niños que juegan a la pelota cerca del Teatro romano, se atreven a lanzar la pregunta. "¿Y tú qué piensas?", espetan. Dependiendo de la respuesta serás abucheado o aplaudido.

Foto: Biden, a su regreso a Washington poco antes del ataque iraní (EFE/Shawn Thew)

Ayman, un conductor de Uber que recorre la capital de arriba a abajo en interminables jornadas, es natural de Cisjordania, según reconoce a este diario. Mientras trabaja, se pone la radio para escuchar lo que está pasando en Gaza.

—Si no hubiera sido Hamás, cualquier otro lo habría hecho

—Al ataque, te refieres…

—Los palestinos estamos asfixiados por Israel, gracias a Dios que estoy aquí

— ¿Qué piensas del papel de Jordania en todo esto?

La conversación se corta cuando entra en juego el país en el que ahora vive. "El Rey Abdalá II es muy bueno", añade Ayman. "Todos le queremos". Aunque los jordanos procesen una fe devota por la corona y tanto él como la Reina Rania sean muy queridos en el país, hablar mal de ellos implica un delito y muchos prefieren guardar silencio.

Foto: El 'premier' israelí Benjamin Netanyahu mantiene una llamada telefónica con el presidente estadounidense, Joe Biden (Oficina del primer ministro israelí)

Es en este punto donde se corta la cadena de rabia. La gente en Jordania, como se ha demostrado en numerosas manifestaciones por todo el país, está totalmente en contra de la "masacre" que Israel está cometiendo sobre la población palestina. No solo porque el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (OOPS) tiene registrados a 2,2 millones de palestinos viviendo en el país. También, como en el resto de países del mundo árabe, la sociedad critica fuertemente cualquier muestra de apoyo a Tel Aviv. O, simplemente, les enfurece que sus dirigentes no carguen contra el Gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu.

En el caso de Jordania, la corona actúa como un muro de contención para los pensamientos más críticos. Por eso, la filosofía se detiene cuando se nombra a Abdalá: si el Rey lo quiere, así será. Aunque, eso no quita, que toda la población esté volcada con la crisis humanitaria en Gaza.

La línea que ha mantenido Jordania desde el inicio del conflicto ha sido clara y se basa en tres puntos. El país no acogerá más población palestina en su territorio, ayudará en la defensa de Israel —como se ha visto en los bombardeos de ayer— y condenará los ataques contra población civil o humanitaria. Estos tres pilares han sustentado la política jordana en torno al conflicto. El último que quedaba por demostrar era sacar el escudo en pos de Israel y, pese a las amenazas de Irán, se firmó la sentencia durante el ataque.

Foto: Reunión de emergencia del gabinete de guerra de israel

Por último, quedan los no alineados. Aquellos que, por encima de todo, no quieren ver otra guerra. En uno de los callejones que se enrosca por la colina de subida hasta la Ciudadela de Ammán. Un hombre que regenta una diminuta tienda de abalorios fuma tabaco de importación turco frente a los pocos turistas que suben por las escaleras para ver el monumento.

Le acompaña una profesora de Ramallah (Cisjordania) que le ayuda a preparar el té. Cada vez que rellana su taza, se lo agradece: "Eres muy buena y muy guapa, ¿sabes?". Sus huesos, que han soportado años de conflicto en Siria, donde nació, valoran cada pequeña ayuda que le puedan ofrecer. Y ella, valora escapar "del caos" en el que se ha convertido su ciudad natal.

Cuando se les pregunta por la guerra, Gaza, Israel, Irán... los dos coinciden en su respuesta: "Lo único que queremos es que todo esto acabe, que no haya más conflicto. No queremos que haya más muerte", cierran. Esta frase fue enunciada en noviembre, cuatro meses antes de que los cazas volvieran a zumbar por el cielo de Ammán. Donde la guerra; ahora, sobrevuela sus cabezas.

Alrededor de las dos de la madrugada del sábado al domingo, y en medio de un ataque de Irán sobre Israel sin precedentes, la Real Fuerza Aérea de Jordania junto con varios cazas de Estados Unidos y Reino Unido —que llevaban en alerta varios días— interceptaron drones Shahed suicidas sobre el cielo de Ammán. En barrios al sur de la capital, a 60 kilómetros de Jerusalén, se vieron fogonazos de estas aeronaves no tripuladas, siendo derribadas.

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