Es noticia
Más de 4.000 muertos y zancadilla a la ayuda humanitaria para resucitar a Al Assad
  1. Mundo
Respuestas lentas y necesidades urgentes

Más de 4.000 muertos y zancadilla a la ayuda humanitaria para resucitar a Al Assad

Las ayudas están llegando al país con cuentagotas por los problemas para gestionar la llegada de las organizaciones a territorios no controlados por el régimen de Bashar al Assad

Foto: Un edificio destrozado después del terremoto en Jableh, Siria, el 15 de febrero. Amr Alfiky / REUTERS
Un edificio destrozado después del terremoto en Jableh, Siria, el 15 de febrero. Amr Alfiky / REUTERS

Como si fuera un milagro, la niña de 10 años Aysima Baltaci fue rescatada de entre los escombros en el distrito turco de Yavuz Selim casi una semana después del terremoto que azotó la zona. Los testigos del rescate vitorearon a los equipos especiales que consiguieron lo que parecería imposible. En el país vecino, en la ciudad siria de Jinderis, controlada por la oposición al régimen, muchos gritos de las personas bajo los escombros se han convertido en un silencio. Las únicas voces que permanecen son las de los que han podido salvarse de la tragedia. "No entendemos. ¿Por qué estamos solos?", lamenta Mahmoud Hafar, alcalde de la ciudad.

Los dos devastadores terremotos que sacudieron el norte de Siria y el sur de Turquía han destruido ciudades enteras y matado a más de 41.000 personas. La comunidad internacional se ha comprometido con toneladas de ayuda y equipos especializados para Turquía, donde se han identificado la mayor parte de víctimas mortales. En el país vecino, la guerra civil de más de una década ha dificultado la llegada de la asistencia humanitaria y el rescate de lo que se espera que sean miles de personas. Por ahora, se han registrado 4.300 muertos en Siria, pero las organizaciones temen que esta cifra sea solamente una pequeña parte de un número mucho más alto que, por ahora, sigue siendo una pregunta sin respuesta.

Foto: Una fosa común para los fallecidos en Jandaris, al norte de Alepo, zona controlada por las facciones de oposición siria. (Reuters)
TE PUEDE INTERESAR
Si Turquía está mal, imagina Siria: "Tenemos que rescatarlos sin medios, con las manos"
A. Alamillos Infografía: Rocío Márquez

Mientras los sirios en ciudades como Jinderis tienen que sacar con sus propias manos a los que han sobrevivido —y los que no— al terremoto, la ayuda humanitaria está siendo utilizada como una herramienta política por parte de Bashar al-Assad. El régimen sirio ha impuesto que toda la asistencia internacional pase por manos gubernamentales, lo que pone en peligro su llegada a los territorios controlados por la Oposición, los más azotados por el seísmo. "La falta de respuesta rápida de la ONU a esta catástrofe es vergonzosa", afirmó Raed Al Saleh, jefe de los Cascos Blancos en Siria. La propia ONU ha reconocido la falta de ayuda a través de Martin Griffiths, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios: "Hasta ahora le hemos fallado a la gente en el noroeste de Siria. Con razón se sienten abandonados. Están buscando ayuda internacional que no ha llegado. Mi deber y nuestra obligación es corregir esta falla lo más rápido que podamos".

El noroeste de Siria solo podía recibir ayuda humanitaria a través de un cruce con Turquía, Bab Al Hawa. Este pasado lunes, al-Assad acordó permitir que la ONU utiliza temporalmente otros dos cruces fronterizos desde Turquía para aumentar el flujo de asistencia para las víctimas del terremoto. La agencia de noticias siria SANA afirmó que la medida reafirmó la necesidad del mandatario de llegar ayuda urgente a todo el país, incluso aquellos territorios que no están controlados por las fuerzas del régimen.

placeholder Un niño en un campamento para los afectados del terremoto en Jandaris, Siria. Khalil Ashawi / REUTERS
Un niño en un campamento para los afectados del terremoto en Jandaris, Siria. Khalil Ashawi / REUTERS

Sin embargo, los expertos alertan del los malos precedentes de al-Assad como receptor de asistencia humanitaria. "Las prácticas documentadas confirman el desvío y retención de las ayudas. Así que muy pocos donantes confiarían en que la ayuda que llegue a Damasco y Alepo realmente lo haga a las personas en las zonas rebeldes, que son las más afectadas. Este es un gran problema porque logísticamente hablando, la forma más eficiente de hacerlo sería pasar por el aeropuerto de Alepo, que aparentemente está en pleno funcionamiento", sostiene Heiko Wimmen, director del proyecto de Siria, Irak y Líbano del International Crisis Group (ICG), a El Confidencial.

La apertura de los dos nuevos cruces fronterizos facilitó la entrada a Siria de un convoy de la ONU de 17 camiones con materiales para refugios, comida y medicinas. Una asistencia muy necesaria, pero que hasta los funcionarios de Naciones Unidas han definido como "una gota en el océano" de la necesidad en la región. Uno de los problemas es que las carreteras para acceder a estos puntos están dañadas y cada vez es más complicado llegar a algunas zonas del noroeste de Siria. La situación política y de seguridad en las zonas rebeldes es otro de los retos "porque estos territorios están controlados por actores que son hostiles entre sí y cruzar estas líneas puede ser difícil. Además, el grupo que controla la ciudad de Idlib y el cruce de Bab Al-Hawa está designado internacionalmente como terrorista de Al-Qaeda, lo que puede ser un problema para algunas organizaciones o países, quizá no ahora, para sí para que se perpetúen las ayudas en el tiempo", continúa Wimmen.

La 'fachada' del régimen sirio

Además de los retos para que lleguen las ayudas a la población como consecuencia de una guerra civil que empezó hace 12 años, los críticos afirman que la burocracia de la ONU también ha contribuido a que la respuesta haya sido más lenta de lo esperada. El Consejo no se reunió antes porque estaba esperando una sesión informativa del equipo en el lugar, y eso alargó la llegada de las primeras ayudas, según Vanessa Frazier, embajadora de Malta ante las Naciones Unidas.

Dentro de toda esta problemática, algunos ven la apertura de los corredores humanitarios con escepticismo. Ruslan Trad, investigador principal de seguridad de Atlantic Council enfocado en Siria y Oriente Medio, opina que el régimen está de acuerdo públicamente con la entrega humanitaria, pero es una fachada. "Lo hemos observado repetidamente durante la Guerra Civil: a menudo, los corredores humanitarios funcionan por un corto tiempo y algunos ni siquiera comienzan".

Foto: Labores de rescate en la ciudad siria de Latakia. (Reuters/Yaman al Shaar)

Por otro lado, subraya que la apertura de los cruces fronterizos con este fin no dependen del régimen y llevan funcionando durante años sin permiso de las autoridades sirias. "Según el mecanismo de la ONU después de 2014, apoyado por el Consejo de Seguridad, los cruces también deben utilizarse para la asistencia humanitaria. Y aquí viene la gran discrepancia entre la información que leemos y la realidad", apunta a este periódico.

Paralelamente, el Gobierno estadounidense emitió una exención de las sanciones al Gobierno de Bashar al-Assad por un plazo de 180 días para autorizar a las instituciones financieras a que procesen de inmediato "todas las transacciones" de ayuda por los terremotos. "A medida que los aliados internacionales y los socios humanitarios se movilizan para ayudar a los afectados, quiero dejar muy claro que las sanciones de Estados Unidos en Siria no se interpondrán en el camino de los esfuerzos para salvar vidas del pueblo sirio", afirmó el subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo.

Sin embargo, el Gobierno de EEUU aclaró que las sanciones no tienen como objetivo la asistencia humanitaria legítima que no tiene relación con las sanciones. Una aclaración que al-Assad intenta poner a su favor. "Para el régimen, es un tema político hablar sobre el levantamiento de las sanciones y también es importante para Rusia: Moscú se beneficiará del levantamiento de las sanciones que actualmente son malas para los negocios rusos", sostiene Ruslan Trad.

¿El regreso de al-Assad?

Otros analistas, como Lina Khatib, directora del programa de Medio Oriente y África del Norte en Chatham House, no dudan en que el mandatario sirio está tratando de explotar los terremotos para salir del aislamiento nacional. "El llamado de su régimen para el levantamiento de las sanciones es un intento de normalización de facto con la comunidad internacional", apuntó a Associated Press.

Hace tiempo que ha puesto en marcha la maquinaria para llevar a cabo su objetivo y países como Emiratos Árabes Unidos, que apoyaron a la Oposición siria durante la guerra, han dado indicios para mejorar las relaciones con Assad, además de prometer ayudas —las gestionadas a través del régimen sirio— para las víctimas del terremoto.

Foto: El comandante Abdullah Al Sahian, líder de las fuerzas saudíes en Yemen, se dirige a sus soldados en Adén, en septiembre de 2015. (Reuters)

Por otro lado, Arabia Saudí autorizó el primer vuelo directo a Alepo, controlada por el Gobierno sirio, en una década para brindar asistencia a las víctimas del seísmo. Hasta Túnez, el país en el que nació la Primavera Árabe que provocó el levantamiento en Siria, anunció su intención de reforzar las relaciones diplomáticas. El presidente, Kais Said, consideró que el conflicto sirio es un asunto interno que concierne solo al pueblo del país árabe.

Para Bashar al-Assad, esta apertura de sus vecinos árabes puede ser el principio de un cambio de parecer para otros líderes internacionales. Sus esfuerzos, por lo menos, están intentándolo. "Quiere rehabilitar su imagen mostrando su voluntad de hacer concesiones a través de negociaciones con actores internacionales", dijo Will Todman, miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales a The Washington Post. "Estas concesiones son menores, pero su esperanza es que sean suficientes para generar la creencia en las capitales europeas y en otros lugares de que comprometerse con el régimen es una forma productiva de mejorar las condiciones de los sirios necesitados", alertó.

Como si fuera un milagro, la niña de 10 años Aysima Baltaci fue rescatada de entre los escombros en el distrito turco de Yavuz Selim casi una semana después del terremoto que azotó la zona. Los testigos del rescate vitorearon a los equipos especiales que consiguieron lo que parecería imposible. En el país vecino, en la ciudad siria de Jinderis, controlada por la oposición al régimen, muchos gritos de las personas bajo los escombros se han convertido en un silencio. Las únicas voces que permanecen son las de los que han podido salvarse de la tragedia. "No entendemos. ¿Por qué estamos solos?", lamenta Mahmoud Hafar, alcalde de la ciudad.

Guerra en Siria Terremoto Estambul
El redactor recomienda