Arabia Saudí se ofrece a enviar tropas a Siria: la 'OTAN árabe' gana tracción
La Administración Trump quiere que una coalición de países árabes tome el lugar de las fuerzas estadounidenses en Siria, que desea retirar cuanto antes. Varias capitales del Golfo apoyan la idea
No es ningún secreto que Donald Trump quiere sacar a las tropas estadounidenses de Siria: lo voceó abiertamente apenas una semana antes de bombardear el país, dando a sus generales un irrealizable plazo de 48 horas para “salir de allí”. Ante el vacío que se generaría si los aproximadamente 2.000 combatientes de EEUU abandonan Siria de golpe, Washington estudia ahora la creación de una 'fuerza árabe' que tome su lugar en las áreas bajo control de sus aliados en el norte del país. La idea, al parecer, cuenta con el apoyo del nuevo Secretario de Estado, Mike Pompeo, y del Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, ambos considerados halcones dentro de la administración estadounidense.
Según este plan, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y otros países árabes reemplazarían a los estadounidenses. La idea recuerda poderosamente al proyecto de la llamada 'OTAN árabe', la coalición planificada por la Liga Árabe para oponerse al expansionismo iraní, que hasta ahora, con la excepción parcial de la intervención en Yemen promovida por los saudíes, no ha existido salvo sobre el papel.
Pero eso podría cambiar muy pronto: el ministro de Exteriores saudí, Adel al-Jubeir, ha ofrecido ya el envío de tropas saudíes a Siria. “Estamos discutiendo con EEUU el envío de fuerzas a Siria, y lo hemos estado haciendo desde el inicio de la crisis siria”, ha dicho en una rueda de prensa durante la visita del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, a Riad. “Ya hicimos una propuesta a la Administración Obama de que si EEUU enviaba tropas, Arabia Saudí consideraría el envío de fuerzas junto a otros países como parte de ese contingente”.
Para EEUU, la urgencia a la hora de retirarse se ha incrementado tras el anuncio de la Brigada Al Baqir, una de las milicias pro-iraníes en Siria, de que a partir de ahora ponen a las tropas estadounidenses en el punto de mira, amenazando con convertir el teatro sirio en un escenario similar al de Irak durante la pasada década. Sin embargo, la mayoría de los altos mandos del Pentágono consideran que la salida abrupta de las fuerzas estadounidenses generaría una peligrosa situación no solo para las fuerzas 'proxies' sobre el terreno (las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria, dominadas por combatientes kurdos), sino para toda la región: además de ayudar a una victoria total al régimen de Bashar Al Assad y afianzar el dominio de Irán sobre gran parte de Oriente Medio, abriría la puerta a un futuro regreso del Estado Islámico.
Egipto se apea del proyecto
Por ello, según un artículo publicado hace dos días por el diario Wall Street Journal, Bolton ha llamado al jefe de los servicios de inteligencia egipcios, Abbas Kamel, para preguntarle si su país estaría dispuesto a contribuir a dicho esfuerzo. Además, la Administración ha preguntado a varios países del Golfo si pueden aportar fondos y tropas para Siria, según han confirmado varios altos funcionarios estadounidenses al rotativo. “Les hemos pedido a nuestros socios que asuman una mayor responsabilidad en asegurar su región, incluyendo la aportación de mayores sumas de dinero”, declaró el presidente Trump en la rueda de prensa tras los bombardeos.
La primera parte, sin embargo, ha fracasado: Egipto ha rechazado la solicitud estadounidense. “Las fuerzas armadas egipcias no son mercenarios. Egipto está adoptando una estrategia basada en el apoyo a la unidad de los territorios de Siria y su ejército nacional”, declaró ayer Mohamed Rashad, un ex alto cargo de inteligencia egipcio. “Aparentemente el nuevo Asesor de Seguridad Nacional no sabe que el Gobierno egipcio apoya a Assad”, se burlaba Steven Cook, experto en Oriente Medio en el Consejo de Relaciones Exteriores de Washington. Egipto, pues, no formará parte de la nueva 'OTAN árabe', una posición que debe mucho al acercamiento de El Cairo a la Rusia de Vladímir Putin.
No obstante, muchos expertos creen que la creación de una fuerza militar árabe con un carácter tan marcadamente sectario -musulmán suní, radicalmente opuesto al Irán chií y a su aliado el régimen sirio alauí-, abriría la puerta a un conflicto aún mayor. “Los saudíes y emiratíes quieren una política enfocada en enfrentarse a Irán y trabajar contra Assad”, afirma James Jeffrey, analista del Instituto de Washington para la Política hacia Oriente Próximo y antiguo asesor de la Administración Bush, en una entrevista con la publicación Vox. Esto significa que, para ellos, luchar contra el ISIS no es una prioridad.
“Creo que una preocupación genuina debería ser que algunos aliados árabes puedan usar las operaciones en Siria como un pretexto en una 'guerra por poderes' ['proxy war'] aún mayor contra Irán y proporcionar armas a los rebeldes, lo que podría obligarnos a implicarnos en la guerra civil de un modo que no va en interés nuestro”, afirma John Kirby, analista militar de la cadena CNN. A pesar de poseer armamento de última generación, la mayoría de los estados árabes carecen de amplias capacidades logísticas, y mucho menos en operaciones a larga distancia o de larga duración, opina. “Necesitarían, y probablemente solicitarían, apoyo logístico, información de inteligencia y capacidades estadounidenses que, de nuevo, incrementan los riesgos y costes de una mayor implicación estadounidense”, asegura. El proyecto, en suma, puede ser una muy mala idea, aunque no está claro que eso vaya a disuadir a Bolton o al propio Pompeo, que ha apoyado la iniciativa desde su época como director de la CIA.
No es ningún secreto que Donald Trump quiere sacar a las tropas estadounidenses de Siria: lo voceó abiertamente apenas una semana antes de bombardear el país, dando a sus generales un irrealizable plazo de 48 horas para “salir de allí”. Ante el vacío que se generaría si los aproximadamente 2.000 combatientes de EEUU abandonan Siria de golpe, Washington estudia ahora la creación de una 'fuerza árabe' que tome su lugar en las áreas bajo control de sus aliados en el norte del país. La idea, al parecer, cuenta con el apoyo del nuevo Secretario de Estado, Mike Pompeo, y del Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, ambos considerados halcones dentro de la administración estadounidense.
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