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Pedro Sánchez matiza y "condena, como ha condenado y condenará" el ataque de Irán
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Querer ser mediador entre árabes y UE

Pedro Sánchez matiza y "condena, como ha condenado y condenará" el ataque de Irán

Sánchez fue de los pocos líderes europeos que no condenó específicamente en primera instancia el ataque. Se centró en la "escalada regional", un mensaje que encaja en su campaña de los últimos meses

Foto: Pedro Sánchez, durante una visita al paso de Rafah, en Egipto, junto a Gaza (EFE)
Pedro Sánchez, durante una visita al paso de Rafah, en Egipto, junto a Gaza (EFE)

En el arte de la diplomacia entre países, X (antiguo Twitter) ha sustituido a las llamadas o comunicados de condolencias. Pero también, obliga a una rapidez de reacción y sobre todo, un escrutinio general que antes se tomaba unas horas. En el caso de Israel y su invasión de Gaza, aún más. Cada palabra de los mandatarios de países europeos, emitidas todavía mientras los drones y misiles iraníes cruzaban los más de 2.000 kilómetros de cielo que separan ambos países, se escruta con lupa. Así, el primer mensaje del presidente español Pedro Sánchez, en el que expresaba su preocupación sobre el desarrollo de los acontecimientos y una posible escalada regional, ha sido visto con suspicacia: a diferencia de sus colegas europeos, era el único que no condenaba en primera instancia el ataque de Irán.

"Seguimos con máxima preocupación los acontecimientos en Oriente Próximo. Hay que evitar a toda costa una escalada regional. Estamos en contacto permanente con las embajadas en la región, que permanecen activas, para atender a los españoles en la zona", publicaba Pedro Sánchez en X. Unas horas después, ya la mañana del domingo y con "el 99%" —según las IDF— de los casi 400 misiles y drones iraníes interceptados por tanto la Cúpula de Hierro de la defensa aérea israelí como por cazas estadounidenses desplegados en la zona, Pedro Sánchez publicaba un segundo tuit en el que condenaba sin paliativos el ataque iraní... "España condena, como ha condenado y condenará". Aunque sin mencionar a Israel.

"Tras una larga y angustiosa noche en la que se ha confirmado la escala del ataque perpetrado por Irán, el Gobierno de España lo condena, como ha condenado y condenará siempre toda forma de violencia que atente contra la seguridad y el bienestar de civiles inocentes", apostillaba el presidente, para añadir de nuevo sus preocupaciones por la escalada de tensión: "La respuesta de todos los líderes internacionales exige responsabilidad y contención. Debemos aprender de la historia y hallar una forma de resolver los conflictos por la vía diplomática, evitando a toda costa una escalada aún mayor".

Aunque poco acertado a ojos de los israelíes, —el ministro israelí para la diáspora, Amichai Chikli, llamó a Sánchez "un cero absoluto"— el primer mensaje encajaba en los últimos movimientos de Pedro Sánchez y su ministerio de Exteriores. Desde el inicio de la invasión de Gaza por parte de Israel, Pedro Sánchez y el gobierno español han puesto los cimientos para convertirse en un jugador necesario en la solución para poner fin al conflicto. A diferencia de en otras ocasiones o conflictos, Madrid no ha elegido la discreción, sino que ha movido sus piezas tanto en Oriente Medio como en Europa.

Desde el viaje de Sánchez a Egipto, a la frontera con la gazatí Rafah, en el que se convirtió en uno de los primeros líderes europeos, junto a su homólogo belga Alexander De Croo, en insistir en la falta de proporcionalidad de la respuesta israelí al ataque de Hamás contra el sur de Israel, que dejó más de 1.000 asesinados. El comentario, en un momento en el que todavía muchos cerraban filas con la total reacción israelí contra Hamás traducida en una invasión de Gaza, desató una primera crisis diplomática entre Tel Aviv y Madrid.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita el colegio femenino del campo de población refugiada palestina Jabal al-Hussein de la UNRWA en Amán, Jordania. (EFE/Moncloa/Borja Puig De La Bellacasa)

Desde entonces, Sánchez ha organizado cuatro viajes a siete capitales de Oriente Próximo y del Golfo desde octubre, una región que no había pisado desde que llegó a la Presidencia del Gobierno en 2018. A esto se le añaden tres viajes de José Manuel Albares desde enero a siete capitales de Oriente Próximo y del Golfo, una región en la que tampoco había estado desde que fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores en julio de 2021.

Una intensa actividad, en paralelo, en los Consejos de Ministros y en las cumbres de jefes de Estado de la Unión Europea y también a nivel bilateral con capitales que sintonizan con el Gobierno español en su enfoque del conflicto palestino-israelí como Dublín, La Valeta, Liubliana y, en menor medida, Bruselas. En este camino de Sánchez y Albares en su anhelo de jugar un papel en la solución que pueda poner fin a un conflicto que estalló hace 76 años se habrían marcado unos modestos tantos, pero están aún muy lejos de conseguir su propósito, apuntaba Ignacio Cembrero en El Confidencial.

Para poder jugar este papel, Sánchez ha acumulado declaraciones tanto en la línea de condenar “la matanza indiscriminada de palestinos” en Gaza como mantener su apoyo a la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los palestinos, cuando decenas de países retiraban su financiación tras acusaciones israelíes de que algunos de sus trabajadores pertenecerían a Hamás (hasta el momento, sin probar). También ha iniciado una gira por Europa para recabar, ahora ya sí, apoyos para el reconocimiento del Estado Palestino y presionar así a Israel para que dialogue y pacte con los palestinos la creación de un Estado que conviva pacíficamente con el suyo.

Este tipo de gestos le han valido cierto prestigio en la prensa del mundo islámico y, también, cierto papel con sus homólogos árabes. Con la gira que emprendió hace dos semanas por tres países influyentes —Jordania, Arabia Saudí y Qatar— Sánchez trata de convertirse en el interlocutor privilegiado de los árabes a la hora de tratar con Europa la salida diplomática a dar a la guerra de Gaza. “Busca ser el hombre puente entre los árabes y la UE”, afirma un diplomático español con larga experiencia en la región. “Busca que unas avanzadillas europea y árabe promuevan, con la bendición de EEUU, una conferencia de paz”, añade un embajador árabe en Naciones Unidas. “Joe Biden la daría desde la Casa Blanca sobre todo en periodo electoral”, añade.

Pero, para esto, Sánchez no quiere estar solo, y necesita apoyos europeos. En el contexto comunitario, Sánchez ha logrado hacer ver la "singularidad de la posición española" comparada con la de los “pesos pesados” del Viejo Continente, como Alemania. Con sus movimientos y mensajes más públicos, se coloca junto a países como Irlanda, de tradición propalestina.

Solo entre sus aliados europeos

Sin embargo, la noche del sábado, aunque su mensaje con la preocupación de "evitar a toda costa una escalada" encaja en este papel, la falta de condena específica al ataque iraní en respuesta al asesinato de varios miembros de la Guardia Revolucionaria en un ataque contra su consulado en Damasco, ha resonado especialmente fuerte entre las claras y específicas condenas de sus homólogos europeos.

El canciller alemán Olaf Scholz condenó los ataques aéreos iraníes contra Israel "en los términos más enérgicos posibles", según declaró un portavoz durante la visita de Scholz a China. "Con este ataque irresponsable e injustificable, Irán está arriesgando una conflagración regional", afirmó el portavoz del gobierno Steffen Hebestreit tras la llegada de Scholz a la ciudad china de Chongqing. Hebestreit también aseguró: "Alemania se mantiene estrechamente al lado de Israel. Ahora discutiremos las reacciones adicionales estrechamente con nuestros socios y aliados del G7".

Desde Francia, el ministro de Relaciones Exteriores, Stéphane Séjourné, declaró: "Francia condena en los términos más enérgicos el ataque lanzado por Irán contra Israel". Además, añadió que "al tomar tal acción sin precedentes, Irán ha cruzado un nuevo umbral respecto a sus actividades desestabilizadoras y está arriesgando una posible escalada militar". Todavía no ha tenido lugar un pronunciamiento oficial del presidente del país, Emmanuel Macron.

Incluso el primer ministro de Irlanda, Simon Harris, publicó la siguiente declaración en X (antes Twitter): "Condeno firmemente el ataque imprudente y a gran escala de Irán contra Israel. Insto a todas las partes a mostrar ahora moderación y a evitar cualquier escalada en la acción militar y la devastación que eso causaría". En la misma red social, Alexander De Croo, primer ministro de Bélgica, comentó: "Irán es un patrocinador conocido del terrorismo. Su ataque directo contra Israel es una peligrosa escalada de violencia en Oriente Medio. Condeno este ataque a gran escala contra Israel y exhorto a todas las partes a mostrar moderación. Un alto al fuego inmediato es necesario".

Quizá esta soledad, o quizá solo ha sido esperar a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos, lo que ha provocado el segundo tuit de Sánchez, matizando su primer mensaje y dejando clara su condena al ataque.

En el arte de la diplomacia entre países, X (antiguo Twitter) ha sustituido a las llamadas o comunicados de condolencias. Pero también, obliga a una rapidez de reacción y sobre todo, un escrutinio general que antes se tomaba unas horas. En el caso de Israel y su invasión de Gaza, aún más. Cada palabra de los mandatarios de países europeos, emitidas todavía mientras los drones y misiles iraníes cruzaban los más de 2.000 kilómetros de cielo que separan ambos países, se escruta con lupa. Así, el primer mensaje del presidente español Pedro Sánchez, en el que expresaba su preocupación sobre el desarrollo de los acontecimientos y una posible escalada regional, ha sido visto con suspicacia: a diferencia de sus colegas europeos, era el único que no condenaba en primera instancia el ataque de Irán.

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