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Cómo España desató la ira de Israel: "No nos queréis nada. ¿Qué os hemos hecho?"
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Enfado en las calles y el Gobierno

Cómo España desató la ira de Israel: "No nos queréis nada. ¿Qué os hemos hecho?"

De las más de 70 visitas oficiales internacionales a Israel, nadie ha rechazado de manera tan pública y vehemente la respuesta militar en Gaza como Pedro Sánchez. Para los israelíes, llueve sobre mojado

Foto: Pedro Sánchez y el primer ministro belga, Alexander De Croo, en el paso fronterizo de Rafah. (EFE)
Pedro Sánchez y el primer ministro belga, Alexander De Croo, en el paso fronterizo de Rafah. (EFE)
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En España no nos queréis nada. ¿Qué os hemos hecho?", se pregunta irritado Oded, al escuchar una conversación en español en el centro de Tel Aviv. A su espalda están Hagit, Avinatan, Elyakim, Ilana, Judy o Nimrod. Todos con la mirada alegre. Todos en fotografías que ninguno imaginó que acabarían siendo carteles reclamando su liberación. Están pegados por todo el país. En las inmediaciones del Museo de Arte de Tel Aviv, además, una mesa con más de 200 sillas se ha convertido en su altar. El homenaje a los que faltan. Un lugar en el que todos los viernes se unen familiares y amigos para pedir la liberación de los rehenes y exigir al Gobierno soluciones. Aquí, en medio de la alegría por la primera liberación de los secuestrados, también se habla de Pedro Sánchez. Su visita oficial ha terminado con la paciencia de Israel, que le ha acusado de "apoyar al terrorismo".

"Estamos furiosos. Es una vergüenza. ¿Cómo puede hablar así el presidente del país que ostenta la presidencia europea, después de 1.200 muertos y más de 200 secuestrados?", critica una fuente oficial israelí, en conversación con El Confidencial. "No va a ser una sorpresa que Hamás celebre las palabras de Pedro Sánchez. Es justo lo que ellos querían".

Un enfado mayúsculo que ha llevado a Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, y Eli Cohen, ministro de Asuntos Exteriores, a "condenar las falsas acusaciones" de Sánchez. Más allá de las palabras, ha sido el timing y el lugar escogido lo que peor ha sentado. La rueda de prensa concedida por el presidente del Gobierno español y su homólogo belga se ha producido en Rafah, el mismo lugar por donde los primeros 13 liberados israelíes han salido de la Franja, tras casi 50 días en manos de Hamás. Lo han hecho, además, minutos después de las declaraciones del líder del PSOE.

"Vuestro presidente no es ciego. Vio con sus propios ojos la masacre de Hamás en el kibutz de Be'eri. Y horas después habla de premiarles reconociendo su estado. España tiene una política antiisraelí, y hoy queda demostrado. A Pedro Sánchez le gusta hablar de los que cometen crímenes de guerra, pero no dice nada de los crímenes de lesa humanidad", insiste la misma fuente oficial.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Khaled Elfiqi)

Un discurso que cala a todos los niveles de la sociedad y que esta visita tan solo ha acentuado. Porque hasta los más críticos con Netanyahu sienten un gran olvido y desprecio por parte de Occidente. Las manifestaciones a favor de Gaza, todavía con los cuerpos calientes y sin identificar de Israel, las justificaciones de algunos ministros o los datos que sustentan que España es el país que más simpatiza con Palestina no han hecho más que reforzar la narrativa de que España es un país antisemita y antiisraelí. La desconfianza, especialmente contra los medios de comunicación, es notable.

Lo cierto es que, de las más de 70 visitas oficiales que jefes de Estado, ministros de exteriores y delegaciones de parlamentarios de decenas de países, nadie había rechazado en suelo israelí, de manera pública, la respuesta militar en Gaza.

"Esta visita ha puesto a España como un actor irrelevante en la región. Vendrá la embajadora y veremos qué pasa, aunque será complicado que se corten las relaciones", sostiene una fuente del Ministerio de Exteriores israelí.

De Belarra superstar a Rego la palestina

De Yolanda Díaz a Sira Rego, pasando por la defenestrada Belarra, las declaraciones de las ministras tampoco han ayudado a la imagen de Sánchez y España en Israel. Sus comentarios, apoyos y silencios han sido ampliamente criticados. La embajada israelí ya pidió en octubre condenar las “inmorales” y “vergonzosas” posturas de los miembros del Ejecutivo. Periódicos como The Times of Israel han acusado a Rego, nueva responsable de Infancia y Juventud, de justificar la masacre del 7 de octubre.

Mientras Occidente entraba en shock con las imágenes de civiles asesinados a sangre fría, mujeres raptadas y cadáveres paseados a modo de trofeo en las calles de Gaza, la número dos de Izquierda Unida defendió en sus redes sociales el derecho de Palestina a defenderse "tras décadas de ocupación". Apenas habían pasado unas horas del ataque más mortífero en la historia del estado de Israel.

Quizá por eso su elección levanta tantas ampollas. Rego ni siquiera necesitó la justificación de una respuesta "desproporcionada" para evitar la solidaridad con el pueblo judío. En aquel momento, Israel aún no había comenzado la campaña de bombardeos que, según las instituciones gazatíes, ha dejado más de 14.000 muertos.

"Esa ministra es una vergüenza para España. Hay que echarla. Es una persona abiertamente pro-Hamás y ha negado la masacre", insisten desde Israel. "Dicen que España es el país más propalestino de Europa. No vi ninguna manifestación cuando miles de palestinos fueron asesinados en Siria, pero sí muchas protestas en favor de la libertad de Gaza cuando degollaron a nuestra gente".

Pocos días tardó también la exministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en pedir llevar a Israel ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra. Sus continuas declaraciones catapultaron su dimensión internacional, y se convirtió en el rostro favorito de Al Jazeera. De Jerusalén a Ramala, pasando por diferentes puntos de Cisjordania, los televisores de peluquerías, shawarmas y tiendas de ropa siempre mostraban a la navarra. "Un apoyo sin fisuras de los hermanos españoles a la comunidad palestina", resumía Washim en el barrio musulmán de la Ciudad Santa.

Y es cierto que, en uno de los momentos más complicados de las últimas décadas para la comunidad palestina, por el rechazo que los crímenes de Hamás generaron en gran parte del mundo, encontraron un gran aliado. E Israel un enemigo.

Español, sospechoso n.º 1

Eran pequeños desencuentros de política nacional, que encontraban eco mediático. El viaje de Pedro Sánchez esta semana ha podido cambiarlo todo. La crisis diplomática ya es una realidad, y no va a detenerse. Tras la llamada a consultas a la embajadora española "para una dura conversación", el Ministerio de Exteriores español ha respondido haciendo lo propio, llamando a la embajadora israelí.

"Las acusaciones del Gobierno de Israel hacia (nuestro) presidente del Gobierno y el primer ministro belga son totalmente falsas e inaceptables. Las rechazamos tajantemente", declaró este viernes por la noche el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, tras las duras declaraciones de su contraparte.

Albares ha insistido en la postura de España como arquitecto "de la paz", siendo capaz de condenar el ataque terrorista de Hamás y respetando el derecho de Israel a defenderse dentro de un "escrupuloso respeto del derecho internacional humanitario". "Nuestra voz siempre se alzará para proteger a tantos civiles palestinos con un número insoportable de víctimas que incluyen niños y niñas", ha insistido.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

Sin embargo, la masacre de los kibutz ha sacudido los cimientos de la sociedad israelí. Donde muchos defendían la solución de dos estados, ahora piden eliminar al enemigo de la puerta. Los que antes pedían paz ahora quieren una guerra que termine con el dolor de las futuras generaciones. Quienes esperaban apoyo, han encontrado "tibias" condenadas de sus colegas europeos. Y muchas mujeres, activistas feministas, se han topado con representantes del feminismo occidental que les "exigen los vídeos de las violaciones para creer a las víctimas". Al menos así lo resume Sheli. Una mujer que a sus 50 años ya no sabe qué piensa. Ni qué debe pensar.

"Todo en mí está tambaleándose. Es una crisis difícil de resolver. No entiendo a mis amigos, temo a mis vecinos y me siento traicionada por el feminismo. Es una vida entera luchando por paz y discutiendo en Israel, pero han llegado los cuchillos y los Kaláshnikov y lo han cambiado todo", lamenta, con lágrimas en los ojos. "Nos matan en nuestras casas, ¿y los culpables somos nosotros por el pasaporte que tenemos?", añade.

Aunque ella habla castellano, ha levantado una ceja al principio, al escuchar el acento. La pregunta "¿proisraelí o propalestino?" se repite cada vez más en las calles de Israel cuando detectan a un español. La desconfianza crece y las relaciones están mermadas. También la imagen de España en este país.

En España no nos queréis nada. ¿Qué os hemos hecho?", se pregunta irritado Oded, al escuchar una conversación en español en el centro de Tel Aviv. A su espalda están Hagit, Avinatan, Elyakim, Ilana, Judy o Nimrod. Todos con la mirada alegre. Todos en fotografías que ninguno imaginó que acabarían siendo carteles reclamando su liberación. Están pegados por todo el país. En las inmediaciones del Museo de Arte de Tel Aviv, además, una mesa con más de 200 sillas se ha convertido en su altar. El homenaje a los que faltan. Un lugar en el que todos los viernes se unen familiares y amigos para pedir la liberación de los rehenes y exigir al Gobierno soluciones. Aquí, en medio de la alegría por la primera liberación de los secuestrados, también se habla de Pedro Sánchez. Su visita oficial ha terminado con la paciencia de Israel, que le ha acusado de "apoyar al terrorismo".

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