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Los 900 secretos de Estado robados por un espía holandés para Marruecos
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Los 900 secretos de Estado robados por un espía holandés para Marruecos

Un empleado del servicio antiterrorista ha sido detenido en el aeropuerto con 'pendrives' llenos de casos yihadistas y de seguridad del Estado holandés para Rabat

Foto: Bandera de Marruecos. (Pixabay)
Bandera de Marruecos. (Pixabay)
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Se conocía los pasillos del coordinador nacional de Contraterrorismo y Seguridad (NCTV) holandés como la palma de su mano. La razón: había trabajado varios años y en diferentes puestos y departamentos, incluido el de análisis de temas de seguridad e intérprete al árabe. Frecuentaba vuelos a Marruecos y tenía contactos en las altas esferas del Mujabarat (espionaje marroquí), probablemente desde la década de los noventa, pero nadie se había percatado de esos detalles, hasta que un despiste o un exceso de confianza alertaron a las autoridades. Ab el M., un holandés de 64 años nacido en Róterdam, había estado imprimiendo documentos confidenciales del servicio de inteligencia militar.

Ese hecho movilizó al NCTV, que es la organización que asesora al Gobierno holandés en materia de seguridad. Algo extraño estaba pasando con Ab. Cuando en mayo del año pasado lo cambiaron de departamento, donde ya no estaba autorizado a imprimir documentos, le pidió a una colega suya que lo hiciera por él. El servicio de inteligencia civil holandés, AIVD, le mantuvo entonces vigilado de cerca varios meses, hasta que envió un informe a su empleador alertando de la situación. En octubre, la Fiscalía holandesa decidió abrir una investigación para determinar qué estaba pasando, pero no tardó mucho en aclararse. Unas semanas después, Ab hizo las maletas y avisó de que iba a hacerse uno de sus habituales viajes a Marruecos, donde se supone que tenía familia y orígenes.

Las autoridades holandesas se temían lo peor y se apresuraron a detenerlo justo cuando iba a subirse a un avión en el Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam. En su equipaje, llevaba pendrives con más de 20 documentos llenos de secretos de Estado. En una audiencia ante el tribunal de Róterdam, donde reside oficialmente Ab, la Fiscalía explicó sus sospechas: llevaba meses, como mínimo, transmitiendo secretos de Estado holandeses al servicio secreto marroquí. Imprimía los documentos a nombre de su colega de trabajo en la oficina del NCTV, en La Haya, después escaneaba cada uno de esos papeles para guardarlos en un pendrive y de ahí volar a Marruecos para entregarlos en mano o a través de un contacto.

Foto: La ministra de Seguridad y Justicia neerlandesa, Dilan Yesilgoz-Zegerius. (EFE/Robin Utrecht)

Además de la detención, se siguió el procedimiento habitual para estos casos, lo que incluye registrar su casa, su ordenador personal y su móvil. La Fiscalía descubrió que tenía cuatro números de teléfono distintos de empleados de la Direction Générale des Études et de la Documentation (DGED), traducido del francés como Dirección General de Estudios y Documentación, el servicio de inteligencia exterior y contraespionaje de Marruecos. También había mensajes que demostraron que se puso en contacto con uno de ellos durante un viaje a Marruecos. "Él decía en una conversación: 'Estoy en Rabat, ¿tienes tiempo para reunirte conmigo? De lo contrario, le daré el medicamento al Sr.", detalló la Fiscalía. Desde verano de 2020, tuvo contacto directo con el jefe del DGED, en ese momento Yassine Mansouri. "Y ese no era el contacto que necesitaba para hacer su trabajo", advirtió la Fiscalía.

Aún faltan muchos detalles por conocerse, porque los jueces ni siquiera han entrado en materia y la Fiscalía dice que necesita mucho tiempo para analizar todos los documentos que Ab tenía en su poder. Se le encontraron 46 terabytes de datos, incluidos 928 documentos con secretos de Estado confirmados, aunque podrían ser cientos más cuando se termine de analizar el resto de los papeles. Los documentos incluían 345 de la AIVD y otros 65 del MIVD, el servicio de inteligencia militar holandés, que ya filtró a los servicios secretos marroquíes. El volumen total de datos es "equivalente a unos 11.500 millones de hojas de papel A4", explicó el fiscal. Según la prensa local, la policía nacional holandesa ya había sospechado hace varios años de que Ab podría pasar información al Gobierno marroquí, algo de lo que se le habría advertido incluso a él también, pero no está claro qué pasó con esas sospechas.

Uno de los documentos, por ejemplo, pertenecía al AIVD y contenía un análisis de las actividades de los servicios de inteligencia marroquíes en Países Bajos. "Ese documento estaba clasificado como secreto de Estado y todavía estaba muy vigente. Si eso termina en manos de Marruecos, perjudicará los intereses holandeses", afirmó el fiscal. Ab era sobre todo intérprete y analista, y estuvo involucrado en numerosas investigaciones sobre terrorismo llevadas a cabo por la unidad de policía nacional a través del denominado equipo CTER (Contraterrorismo, Extremismo y Radicalización). En los últimos años, ha estado involucrado en expedientes que involucran a yihadistas holandeses, una gran parte de los cuales también tiene nacionalidad marroquí. En esos casos tradujo, entre otras cosas, escuchas telefónicas del árabe. Y las relaciones con los servicios de inteligencia marroquíes podrían haber existido desde 1995.

La gravedad del asunto llevó al servicio secreto holandés AIVD a profundizar en la vida y el trabajo de un empleado de otro servicio de seguridad holandés, el NCTV. Durante la audiencia, trascendió que la AIVD incluso tiene imágenes de vídeo de Ab mientras trabajaba en el NCTV. La mujer de 35 años que le ayudó a imprimir documentos confidenciales también ha sido detenida en noviembre, pero liberada poco después mientras se desarrollan las investigaciones. No está claro si sabía las razones por las que Ab le pedía ese favor. Tampoco se sabe por qué este hombre habría accedido a pasar información a las autoridades marroquíes. Si recibía dinero a cambio, si era cuestión de ideología, deudas u honor, o más bien recibía amenazas de algún tipo que le obligaron a actuar contra su país. Pero, de confirmarse todas estas acusaciones, el caso podría tener consecuencias diplomáticas para las relaciones entre Holanda y Marruecos, según los expertos en temas de seguridad.

Tanpoco se sabe por qué habría accedido a pasar información a las autoridades marroquíes

Willemijn Aerdts, investigadora de inteligencia de la Universidad de Leiden, aseguró a la radio público NPO 1 que "en el pasado ya hubo casos en los que los diplomáticos fueron deportados a su país después de que se descubrieran este tipo de casos", pero cree que es todavía demasiado pronto para saber qué pasará en este sentido, porque el proceso judicial acaba de empezar y solo se sabe lo que ha compartido la Fiscalía. La investigación lleva el sello de top secret y los detectives tienen mucho trabajo por delante todavía. "Marruecos es un país que intenta mantener el control sobre posibles objetivos en el extranjero; se le acusa, por ejemplo, de seguir a los activistas marroquíes de derechos humanos", recordó la experta holandesa en seguridad, Beatrice de Graaf. "Estados Unidos ha llevado a cabo a menudo operaciones sin informar sobre ello en Países Bajos. Y en este caso, Marruecos no podía informar de ello en absoluto, porque se trataba de una operación dirigida contra Países Bajos", reitera.

Todavía no ha declarado ante la policía y ha guardado silencio ante los jueces de Róterdam, pero Ab niega rotundamente ser un espía para el Gobierno marroquí. "Mi cliente siempre ha sido un servidor excepcionalmente leal de la seguridad holandesa. Se le está tendiendo una trampa en este caso", según su abogado, Bart Nooitgedagt. "La cúpula del poder judicial, la cúpula de la política holandesa, lo saben... Lo saben...", agregó. Lo que más sorprendió a los investigadores holandeses es que la familia de Ab es conocida por su oposición al régimen marroquí. Incluso un primo suyo habría sido secuestrado —y probablemente asesinado— por los servicios secretos marroquíes en 1972. De momento, seguirá en prisión preventiva a la espera de juicio. Continuará el 2 de mayo. Él mantiene su inocencia y pide que se le libere del deber de confidencialidad para responder en detalle a las acusaciones. Es una petición sensible, pero la Fiscalía tiene clara la lista de delitos y su gravedad. "La seguridad del Estado holandés estaba en juego", aseguró la Fiscalía.

Se conocía los pasillos del coordinador nacional de Contraterrorismo y Seguridad (NCTV) holandés como la palma de su mano. La razón: había trabajado varios años y en diferentes puestos y departamentos, incluido el de análisis de temas de seguridad e intérprete al árabe. Frecuentaba vuelos a Marruecos y tenía contactos en las altas esferas del Mujabarat (espionaje marroquí), probablemente desde la década de los noventa, pero nadie se había percatado de esos detalles, hasta que un despiste o un exceso de confianza alertaron a las autoridades. Ab el M., un holandés de 64 años nacido en Róterdam, había estado imprimiendo documentos confidenciales del servicio de inteligencia militar.

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