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El enésimo problema de Rusia: no hay bebés para tanta guerra
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volver a la 'edad de piedra'

El enésimo problema de Rusia: no hay bebés para tanta guerra

Varias regiones de Rusia están limitando el acceso al aborto para las mujeres en medio de una crisis demográfica por la situación económica del país y la guerra en Ucrania

Foto: Una mujer y su hijo en Moscú, en enero de 2023. (EFE/Maxim Shipenkov)
Una mujer y su hijo en Moscú, en enero de 2023. (EFE/Maxim Shipenkov)

La senadora rusa Margarita Pavlova tiene muy claro lo que espera de una mujer. Que no estudie y que se centre en tener bebés. Por eso considera que el aborto es un pecado imperdonable, "un asesinato" que en tiempos de guerra no tiene justificación, y que supone además una amenaza nacional. "Es necesario dejar de orientar a las niñas hacia la educación superior. No conduce a nada", sostiene. Según la senadora, los jóvenes pasan demasiado tiempo buscándose a sí mismos y pierden su capacidad para tener hijos. La opinión de Pavlova coincide con una narrativa cada vez más conservadora que se ha apoderado de ciertos sectores de Rusia y que se enmarca, además, en una crisis demográfica para la que el Kremlin todavía no ha encontrado solución.

En los últimos seis meses, las autoridades rusas han iniciado una cruzada contra el derecho al aborto, que pretenden tipificar como delito, así como poner en práctica otras medidas como persuadir a la mujer de que no interrumpa el embarazo, y presionar a las clínicas privadas para que dejen de ofrecerlo. Hasta ahora, han conseguido este último objetivo en tres regiones rusas, donde los centros han renunciado a sus licencias para realizar abortos.

En Crimea, anexionada por Rusia en 2014, el procedimiento ya no está disponible de forma privada. Otras dos regiones han introducido sanciones por "influir en las mujeres para que aborten", y varias están considerando hacer lo mismo. Este tipo de políticas no responde solamente a un cambio de mentalidad, sino que se ha convertido en la estrategia del Gobierno para acabar con el que, según la Iglesia y algunos gobiernos locales, es el origen de la crisis demográfica.

La Iglesia ortodoxa rusa, que tiene un vínculo muy estrecho con el Kremlin, ha sido uno de los principales portavoces de esta campaña. "Como miembro del clero, testifico que el aborto es un desastre y una tragedia para la mujer y sus seres queridos (...) Las medidas contra el aborto solucionarán la crisis como si fueran una varita mágica", afirmó el jefe de la Iglesia, el patriarca Kiril.

Foto: Día del Defensor de la Patria en Donbás. (EFE/Dave Mustaine)

Sin embargo, los expertos apuntan a que la relación que tan claramente establecen las autoridades religiosas y algunas políticas rusas entre el aborto y la caída de la natalidad no se sostiene con datos. Por un lado, otras medidas parecidas han provocado en otros países un aumento de los abortos ilegales y un aumento de la mortalidad entre las madres y los recién nacidos, así como el turismo del aborto, llamado así por los viajes de las mujeres a otros países para poder interrumpir legalmente su embarazo. "En sociedades donde las mujeres saben cómo utilizar anticonceptivos eficaces, prohibir o restringir el aborto no está relacionado con la fertilidad. Rusia es uno de estos países", afirma Igor Efremov, demógrafo ruso, a El Confidencial.

El debate, no obstante, se ha intensificado en un momento en que el número de abortos ha disminuido. En 1988, cerca de cuatro millones de embarazos fueron interrumpidos en el país. En 2022, la cifra bajó a poco más de 300.000.

Las activistas rusas sostienen que las medidas contra el aborto están destinadas a favorecer la economía y al Ejército, a cambio de quitarles un derecho. En medio de una guerra en Ucrania con un final incierto, algunas fuentes apuntan a que una de las mayores preocupaciones del Kremlin es no tener la capacidad de reforzar el Ejército en un futuro. "Necesitan nuevos contribuyentes, necesitan nuevos soldados", dijo Maria Mueller, de la asociación feminista rusa Ona.

En términos demográficos, no obstante, la guerra en Ucrania y la restricción del derecho al aborto no tendrían una relación directa, continúa Efremov. "La prohibición del aborto no conducirá a un aumento de la tasa de natalidad. Pero, en cualquier caso, incluso si la tasa de natalidad aumenta por otras razones, estos niños podrán convertirse en soldados dentro de unos 20 años. Además, el aumento en el nacimiento del segundo hijo y de los siguientes reduce bastante el número de soldados potenciales, porque en Rusia los hombres con dos o más hijos no están sujetos al servicio militar obligatorio, y los hombres con cuatro o más hijos no están sujetos al servicio militar de movilización", explica a este periódico.

Mal momento para la natalidad

Las dudas sobre la efectividad del plan del Gobierno no han frenado a los grupos antiabortistas, que han colgado carteles en varias regiones del país. En uno de ellos, hay dos fotografías, una de un feto y la otra de un joven con un uniforme militar. "Protégeme hoy", escribieron en la foto del feto, "para que yo pueda defenderte mañana", apunta la foto del soldado.

Más allá de la guerra en Ucrania, la caída de la natalidad es un fenómeno que lleva azotando Rusia desde la caída de la Unión Soviética. A finales de los ochenta, una mujer tenía como media más de dos hijos. Diez años después, a finales de la década de los noventa, la cifra bajó a 1,16. En 2015, la tasa subió a los 1,78 hijos, un aumento con respecto al número anterior, pero todavía lejos de la cifra de los años ochenta.

A pesar de que la vinculación entre la invasión rusa de Ucrania y la crisis demográfica es difícil de confirmar, algunos datos muestran que los problemas demográficos se han agudizado desde el 24 de febrero de 2022. El sentimiento de inseguridad, la movilización de hombres al frente ucraniano y el éxodo de miles de personas han provocado que la natalidad caiga todavía más. En el primer cuatrimestre de 2023, nacieron en Rusia un 3,1% menos de niños que en el mismo periodo de 2022, según datos oficiales compartidos por Deutsche Welle. Las cifras indican que la población rusa se redujo en al menos 524.000 personas en 2022, y ahora se acerca a los 146,4 millones.

Foto: Un anuncio de reclutamiento para la 3.ª, Azov, en Kramatorsk. (Alicia Alamillos)

"En Rusia, como en la mayor parte de Europa, la tasa de natalidad ha estado por debajo del nivel de reemplazo durante muchas décadas. Esto ha provocado un envejecimiento de la población. La proporción de las personas de edad avanzada está creciendo, mientras que el porcentaje de la población activa se está reduciendo. En Rusia, las pensiones para las personas mayores se pagan con deducciones de los salarios de la población activa. Debido al envejecimiento de la población, cada vez resulta más difícil mantener las pensiones de los rusos mayores. Además, la disminución del número y la proporción de la población en edad de trabajar desaceleran el crecimiento potencial de la economía", explica Igor Efremov.

Además, el demógrafo añade que la baja esperanza de vida, especialmente entre los hombres, es otro de los factores que han potenciado la crisis. "Esto se debe principalmente al hecho de que muchos hombres en Rusia llevan un estilo de vida poco saludable, abusan del alcohol fuerte y fuman mucho. Debido a esto, los hombres tienen una alta tasa de mortalidad en edad de trabajar, lo que también perjudica la economía del país".

La voz de las activistas rusas a favor del aborto ha estado representada por varias mujeres como la presentadora Yulia Vityazeva. "Esto ya está alcanzando el nivel de esquizofrenia y oscurantismo cavernícola. Detrás de estos llamados y demandas se encuentran los destinos destruidos de millones de mujeres", escribió en su canal de Telegram. Además, afirmó que el Gobierno estaba devolviendo Rusia a la "edad de piedra" y convirtiendo en criminales a todos aquellos que no encajan con la imagen conservadora que plantean las autoridades.

El gran reto europeo

A una crisis demográfica que Rusia lleva años arrastrando se ha unido también la movilización de 300.000 hombres para ir al frente ucraniano. La guerra ha reducido todavía más el número de jóvenes en activo y, aunque Moscú no ha dado cifras exactas sobre las pérdidas en Ucrania, también ha aumentado el número de muertos. Estas pérdidas han tenido lugar después de la pandemia que azotó duramente el país y en la que perdieron la vida alrededor de 400.000 personas, según las cifras oficiales.

Por otro lado, cerca de 150.000 rusos abandonaron el país desde el inicio de la guerra en Ucrania. Cuando Putin anunció la "movilización parcial" en septiembre de 2022, el número aumentó a cerca de 500.000, especialmente hombres por miedo a ser enviados al frente. No todos volverán, ya que Moscú impuso una ley para multar a aquellas personas que evaden el servicio militar obligatorio. Un estudio de la Escuela Superior de Economía dijo que Rusia necesitaba acoger entre 390.000 y 1,1 millones de inmigrantes cada año hasta finales de siglo para evitar una contracción demográfica.

Foto: Manifestación contra el restablecimiento de los vuelos directos entre Tbilisi y Moscú. (EFE/Zurab Kurtsikidze)

Un problema conectado con la caída de la tasa de natalidad, un fenómeno que también afecta a países europeos. "Aunque el número deseado de hijos en las familias rusas es bastante alto (dos hijos o más), la tasa de natalidad real es menor, por muchas razones. Las principales son ingresos insuficientes, elevados costes de la vivienda y dificultad para compaginar la paternidad y el trabajo", resume Igor Efremov.

Hasta ahora, el Gobierno ruso ha intentado adoptar medidas para combatir este fenómeno, siendo algunas de las más exitosas las que estuvieron relacionadas con el apoyo a las familias que tenían un segundo o tercer hijo. "Se trataba de grandes pagos únicos de dinero que permitían a las familias mejorar su vivienda cuando nacía otro hijo, es decir, comprar otra casa con un dormitorio más", continúa Efremov. Sin embargo, estas ayudas empezaron a ser insuficientes. "En los últimos años, los precios de la vivienda en Rusia, como en la mayoría de los países, han aumentado considerablemente. Como resultado, el monto de los pagos se ha vuelto insuficiente".

La senadora rusa Margarita Pavlova tiene muy claro lo que espera de una mujer. Que no estudie y que se centre en tener bebés. Por eso considera que el aborto es un pecado imperdonable, "un asesinato" que en tiempos de guerra no tiene justificación, y que supone además una amenaza nacional. "Es necesario dejar de orientar a las niñas hacia la educación superior. No conduce a nada", sostiene. Según la senadora, los jóvenes pasan demasiado tiempo buscándose a sí mismos y pierden su capacidad para tener hijos. La opinión de Pavlova coincide con una narrativa cada vez más conservadora que se ha apoderado de ciertos sectores de Rusia y que se enmarca, además, en una crisis demográfica para la que el Kremlin todavía no ha encontrado solución.

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