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Sánchez hace la defensa más encendida de Guterres después de que Israel exigiera su renuncia
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Respaldo al secretario general de la ONU

Sánchez hace la defensa más encendida de Guterres después de que Israel exigiera su renuncia

El presidente del Gobierno español se desmarca del grueso de los líderes europeos. No viaja a Israel e insiste hasta la saciedad en la necesidad de proclamar un alto el fuego humanitario

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)
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De todos los dirigentes occidentales, el presidente Pedro Sánchez fue el que hizo ayer miércoles la más encendida defensa del secretario general de la ONU, António Guterres, horas después de que las autoridades de Israel pidieran su dimisión.

“Todo mi cariño y respaldo a nuestro secretario general de la ONU. Creo que lo que está haciendo es alzar la voz de una mayoría amplia de las sociedades, que quieren una pausa humanitaria, ayuda y que cese este desastre y la muerte indiscriminada de personas que están sufriendo”, afirmó Sánchez al margen de la cumbre europea de Bruselas. “Y que entre todos encontremos una salida diplomática”, concluyó.

Foto: El secretario general de la ONU, Antonio Guterres. (EFE/EPA/Eduardo Munoz)

El secretario afirmó el martes ante el Consejo de Seguridad de la ONU que “es importante reconocer que los ataques de Hamás no vinieron de la nada". "El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante. Ha visto su tierra devorada y plagada de violencia”, recordó. Estas palabras suscitaron una airada reacción de las autoridades de Israel. Su embajador ante la ONU, Guiland Erdan, acabó pidiendo en una entrevista la dimisión de Guterres por sus declaraciones que, afirmó, crean “una imagen falsa de la situación sobre el terreno”. El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí confirmó además que denegó el visado a Martin Griffiths, secretario general adjunto para los Asuntos Humanitarios, y a algunos de sus colaboradores.

Erdan también propuso “expulsar de Israel a los funcionarios hostiles” de las Naciones Unidas. Asimismo, reveló que Guterres trató de hablar en dos ocasiones con Benjamín Netanyahu, el primer ministro de Israel, pero que este declinó cogerle el teléfono incluso antes de su intervención frente al Consejo de Seguridad.

Sánchez fue el único jefe de Gobierno que salió en defensa de Guterres. Otros dos líderes europeos también le apoyaron, pero no al mismo nivel ni con tanta rotundidad. El canciller alemán, Olaf Scholz, lo respaldó en términos bastante tibios y a través de su portavoz, Steffen Hebestreit. "No creo que las peticiones de dimisión estén justificadas", señaló. Algo más rotundo sí fue el jefe de la diplomacia lusa, Joao Cravinho: "Entendemos y compartimos plenamente la posición de António Guterres". El secretario general de la ONU fue primer ministro de Portugal (1995-2002) y pertenece a la familia socialdemócrata, como el actual Gobierno de su país.

El resto de los gobiernos europeos guardó silencio ayer miércoles, con la excepción de un miembro del Ejecutivo británico de Rishi Sunak. Su secretario de Estado de Inmigración, Robert Jenrick, pidió también a Guterres que se "retracte". Fuentes de Downing Street, la residencia del primer ministro, recalcaron su desacuerdo con el jefe de la ONU, pero pidieron a la prensa no ser identificadas.

Sunak y una retahíla de líderes europeos han viajado por separado estos últimos días a Israel para expresar su solidaridad tras el salvaje ataque que padeció, el pasado 7 de octubre, por parte de las milicias armadas de Hamás. El diario israelí Jerusalem Post recordaba el miércoles que a Sánchez no se le espera en Tel Aviv. Tampoco se han desplazado hasta allí algunos dirigentes de países más pequeños como Irlanda o Suecia.

El presidente del Gobierno español se está desmarcando ligeramente de la línea seguida por el grueso de las potencias europeas. Tardó dos semanas, hasta el domingo 21, en llamar por teléfono a Netanyahu. La víspera se había entrevistado, al margen de la cumbre de El Cairo, con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, que no ejerce ningún control sobre Gaza y a duras penas lo mantiene sobre Cisjordania, en gran medida ocupada por el Ejército israelí.

Foto: Pedro Sánchez, con Charles Michel y Ursula von der Leyen, en la cumbre de Granada. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Desde que empezó a hablar sobre el conflicto palestino-israelí, el lunes 16 en la cumbre de Tirana, Sánchez ha hecho hincapié en que “la ayuda humanitaria ha de llegar a la población de Gaza de manera suficiente y sostenida” y en la necesidad de instaurar “un alto el fuego humanitario”. Ha desempolvado la llamada solución de dos Estados, la vieja idea de que la paz solo se alcanzará mediante la creación de un Estado palestino que conviva con el de Israel. No obstante, siempre ha empezado sus intervenciones condenando el “ataque terrorista” de Hamás y pidiendo la “inmediata liberación de los rehenes”.

Desde que el Ejército israelí empezó con sus represalias, la relación entre la ONU e Israel se ha ido deteriorando más de lo habitual. La diplomacia israelí no solo se queja del secretario general, sino también de la actuación de las diferentes agencias del organismo sobre el terreno, empezando por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Esta entidad, dedicada a los palestinos, no desaprovecha ocasión de denunciar la catastrófica situación de la Franja de Gaza o la insuficiente ayuda humanitaria que allí entra a través del paso de Rafah, con Egipto.

Foto: Camiones de ayuda humanitaria esperando a que reabra el paso de Rafah. (Reuters/Stringer)

Antes de que empezase esta guerra, la relación ya estaba salpicada de roces por las frecuentes condenas de la colonización de Jerusalén Este, el sector árabe de la ciudad, y de Cisjordania. El propio Guterres salió a la palestra, en junio pasado, para reprobar el plan del Gobierno de Netanyahu de erigir 5.700 nuevas viviendas en asentamientos judíos de Cisjordania. Estas construcciones imposibilitan, en la práctica, la creación de un Estado palestino. Más del 40% de Cisjordania no está administrada por la Autoridad Nacional Palestina.

Cuando Guterres habló, el martes, de “56 años de ocupación asfixiante” se remontó a la Guerra de los Seis Días (1967) en la que Israel se adueñó de Jerusalén Este, Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán. Para Naciones Unidas, es la “potencia ocupante” y lo sigue siendo incluso de Gaza, pese a que retiró a su Ejército en 2005. Sus soldados ya no están presentes, pero el Ejército asfixia la Franja.

De todos los dirigentes occidentales, el presidente Pedro Sánchez fue el que hizo ayer miércoles la más encendida defensa del secretario general de la ONU, António Guterres, horas después de que las autoridades de Israel pidieran su dimisión.

Pedro Sánchez Conflicto árabe-israelí
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