Devastación en Avdiivka: Moscú ataca y paga el precio que Ucrania no pudo aceptar
La calamidad rusa en Avdiivka es similar a la que experimentó el bando ucraniano cuando comenzó su contraofensiva en el sur del país el pasado mes de junio. Ucrania cambió de táctica. Rusia, no
La pequeña localidad de Avdiivka cuenta con el dudoso honor de ser el escenario de la batalla más larga de la guerra en Ucrania. Situada a escasos kilómetros al norte de la capital de Donetsk, la urbe cató el conflicto por primera vez en 2014, cuando los separatistas respaldados por Rusia se apoderaron de gran parte del Donbás. Poco después, las fuerzas de Kiev recuperaron la ciudad y la convirtieron en una fortaleza que, desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, ha vivido combates y sufrido el fuego de artillería de forma prácticamente ininterrumpida.
Hoy en día, Avdiivka es un conjunto de ruinas carbonizadas y a medio derruir. Pero incluso para los estándares de esta ciudad maldita, la última ofensiva rusa, que comenzó por sorpresa el pasado 9 de octubre, ha sido brutal. Un asalto masivo con infantería, grupos de asalto blindados, helicópteros y fuego de artillería concentrado. Con una media de hasta 60 ataques diarios durante los primeros días del asalto, se trata de la operación más intensa que ha lanzado Rusia este año.
1/5 Daily condensed Ukraine 🗺️ map thread for 23/10/23
— Ukraine Control Map (@UAControlMap) October 24, 2023
Highlights: Avdiivka fighting continues. Both sides send reinforcements to the area
Ukrainian forces advance over the railroad near Andriivka
Landings on Kherson east bank continue
Map: https://t.co/jNogrb24rK pic.twitter.com/GkjJmCs5th
Más de 15 días después de esta operación, llega la hora de hacer un balance de esta ofensiva. ¿Cuál ha sido el resultado? Un avance de unos cuantos kilómetros al noreste de la ciudad que ya parece haberse detenido. ¿Y cuál ha sido el precio? Mucho más de lo que cualquier comandante, en circunstancias similares, estaría dispuesto a pagar.
De acuerdo con un reporte de Forbes, Rusia y las fuerzas separatistas del Donbás destinaron un mínimo de tres brigadas de 2.000 soldados cada una para la ofensiva en Avdiivka. Diez días después, una de estas brigadas ya había dejado de existir. El número exacto de bajas humanas y materiales resulta imposible de determinar, pero existe confirmación visual de más de 100 vehículos acorazados, tanques y sistemas de artillería destruidos. La inteligencia de defensa británica ha afirmado que el ritmo de soldados muertos y equipo militar destruido se ha disparado en un 90% en el bando ruso desde que comenzó la operación.
Another Russian attack storming Avdiivka. Drones, tanks, armored vehicles, Ukraine, Russia pic.twitter.com/TwfKCoaKPa
— Slava (@Heroiam_Slava) October 25, 2023
Son pérdidas descomunales, pero no son de extrañar. Como señalaba recientemente a este periódico Oliver Imhof, analista alemán de estrategia y datos de inteligencia militar abierta (Osint), “la narrativa dominante durante el último año de este conflicto es que atacar ciudades o líneas de frente fuertemente defendidas y repletas de minas y posiciones fortificadas es algo extremadamente difícil de llevar a cabo”.
De hecho, lo que ahora estamos viendo en Avdiivka es similar a lo que experimentó el bando ucraniano cuando comenzó su contraofensiva en el sur del país el pasado mes de junio. Por aquel entonces, las fotografías de múltiples tanques Leopard y Bradley en llamas al sur de Orikhiv inundaron las portadas de los medios de comunicación de todo el mundo, unas imágenes que Kiev decidió que no podían repetirse. “Básicamente, el ratio de coste-beneficio no era justificable para Ucrania o para sus aliados occidentales, así que el liderazgo militar ucraniano abandonó esa táctica de ataque directo y la sustituyó por la actual. El resultado es un avance increíblemente lento, pero con muchas menos bajas”, agrega el experto a este periódico.
¿Por qué Rusia sí parece dispuesta a pagar este precio que para Ucrania era inasumible? Los grandes sacrificios a cambio de avances limitados no suponen una novedad para el Kremlin. Moscú ha demostrado en el pasado estar dispuesto a sufrir un número descomunal de bajas en pos de un objetivo estratégico o simbólico, como pudo comprobarse en la sangrienta batalla y posterior conquista de Bajmut. Pero un análisis de Dara Massicot, investigadora del Carnegie Endowment for International Peace especializada en Rusia, pone nombre y apellidos al probable autor intelectual de esta ofensiva: Valery Gerasimov.
El general de las ofensivas
El general Gerasimov es el jefe del Estado Mayor de Rusia y un gran amante de las operaciones ofensivas. El pasado mes de febrero, poco después de asumir el liderazgo de la “operación militar especial” —como el Kremlin califica la guerra en Ucrania—, ordenó un ataque masivo con fuerzas blindadas contra Vuhledar, un pequeño enclave minero en el Donbás. El resultado fue catastrófico, con la pérdida de una brigada entera y hasta 36 carros de combate.
En un hilo publicado en X (antes Twitter), Massicot considera que los peores impulsos del general podrían haberse visto reforzados por el hecho de que sus dos principales contrapesos en las altas esferas militares de Rusia, el excomandante del Grupo Wagner Yevgeny Prigozhin y el general Sergey Surovikin, han quedado fuera de juego. El primero, fallecido en un misterioso accidente aéreo, junto al resto de la cúpula del grupo mercenario, meses después de protagonizar un motín contra el Ministerio de Defensa ruso; el segundo, desaparecido a raíz de su cercanía con Prigozhin y su posible complicidad con la asonada. “Prigozhin está muerto. Surovikin está relegado o suspendido indefinidamente. ¿Quién más queda para rechazar ahora las malas ideas de Gerasimov?”, plantea la analista.
Otro posible factor es la ventaja material. Durante el verano, Ucrania obtuvo superioridad en fuego de artillería por primera vez desde el inicio de la invasión a gran escala, lanzando más proyectiles por día contra posiciones rusas de los que recibió, con una tasa de consumo superior a las 200.000 municiones por mes. Sin embargo, dados los cuellos de botella de la OTAN a la hora de suministrar este armamento, es probable que tal hazaña no se repita. Mientras tanto, Moscú ha logrado ampliar su capacidad de producción en otras áreas. Hace un año, por ejemplo, Rusia producía unos 40 misiles de largo alcance al mes, según un reporte del Royal United Services Institute elaborado por Jack Walting. Ahora, está logrando manufacturar más de 100 al mes.
De acuerdo con Massicot, este aumento en la producción, sumado a las recientes entregas de municiones por parte de Corea del Norte e Irán, podrían haber empujado al liderazgo militar ruso a sentirse seguro de poder conquistar Avdiivka mediante la fuerza bruta acompañada de una lluvia de artillería. “Gerasimov puede mirar sus hojas de cálculo y contarse a sí mismo la historia (verdadera) de que tendrá ventajas de artillería en los próximos meses y que cuenta con soldados de sobra. Pero las hojas de cálculo no combaten”, advierte la experta.
La pequeña localidad de Avdiivka cuenta con el dudoso honor de ser el escenario de la batalla más larga de la guerra en Ucrania. Situada a escasos kilómetros al norte de la capital de Donetsk, la urbe cató el conflicto por primera vez en 2014, cuando los separatistas respaldados por Rusia se apoderaron de gran parte del Donbás. Poco después, las fuerzas de Kiev recuperaron la ciudad y la convirtieron en una fortaleza que, desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, ha vivido combates y sufrido el fuego de artillería de forma prácticamente ininterrumpida.
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