Una conversación que puede cambiar la guerra: Putin necesita munición a toda costa y solo Kim Jong-un puede dársela

La última vez que el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong-un, cruzó las fronteras de su país en 2019, fue para recibir al expresidente estadounidense Donald Trump. Allí, en la Zona Desmilitarizada (DMZ, por sus siglas en inglés), estrechó la mano del magnate y regresó a Pyongyang. En esa misma ocasión, Trump también cruzó la difícil línea del paralelo 38, la primera vez que un presidente estadounidense entraba en el territorio del régimen, lo que se interpretó como una buena señal. Luego, con la pandemia de coronavirus, el país se cerró a cal y canto. Kim no volvió a salir del país y tampoco recibió diligencias... hasta ahora.

Funcionarios estadounidenses comunicaron al New York Times que Kim planea reunirse con el presidente Vladímir Putin en Vladivostok, una ciudad ubicada en la costa pacífica de Rusia. Según la inteligencia estadounidense, los temas que se esperan tratar en la reunión son la entrega de armamento al frente ruso de Ucrania. Una conversación que se inició hace unas semanas cuando el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, se desplazó a Corea del Norte. Todavía no hay fecha confirmada para la reunión, pero según la misma fuente, el líder norcoreano asistirá al Foro Económico del Este, que está programado entre los días 10 y 13 de este mes.

"Instamos a la RPDC (República Popular Democrática de Corea) a que cese sus negociaciones sobre armas con Rusia y cumpla con los compromisos públicos que Pyongyang ha hecho de no proporcionar ni vender armas a Rusia", dijo el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. Las dos naciones están "avanzando activamente" en sus negociaciones sobre armamento y se espera un "compromiso diplomático a nivel de líderes", afirmó por su parte Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional.

Esta no es la primera vez que la Inteligencia de EEUU intercepta información sobre la entrega de armas a Rusia. Desde que comenzó la invasión a gran escala de Ucrania, los funcionarios han tratado de disuadir a China, Irán y otros países de entregar material bélico al Kremlin. Pero esta vez, por el nivel ejecutivo de la reunión y la relación entre Rusia y Corea del Norte, parece que la entrega de armamento se hará efectiva tarde o temprano.

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Ahora solo falta saber qué y cuánto material se acordará enviar. Aunque hayan pasado tres meses de la anunciada contraofensiva ucraniana, la cual Putin ha calificado recientemente de "fracaso", las Fuerzas Armadas ucranianas arañan todos los días kilómetros en el frente sur y en la zona de Bajmut. Esto se debe, según han comentado diferentes generales sobre el terreno, a que, por primera vez desde el inicio de la invasión, a que las tropas rusas se ven igualadas en la artillería y munición enemiga. Tras más de año y medio superando con creces a las capacidades artilleras ucranianas, la escasez en el arsenal ruso era algo que iba a ocurrir tarde o temprano,

Pero Corea del Norte no da nada gratis. Kim Jong-un espera recibir apoyo económico de Rusia para seguir financiando su carrera de misiles balísticos intercontinentales, su principal baza para conseguir concesiones y el reconocimiento como Estado nuclear legítimo por parte de Estados Unidos. Una prioridad muy importante para el régimen: hacerse valer en la escena internacional.

Los vínculos entre Moscú y Pyongyang van más allá que la entrega de armamento. El aislamiento de Rusia les ha llevado a quemar por completo los puentes con Occidente y ahora busca construir un frente unido con los países del sur global. Además, una entrega de armamento por parte de Corea del Norte puede escalar hacia un final incierto.

Un soplo de aire en el frente

"Rusia está perdiendo una enorme cantidad de equipamiento en esta guerra. También está gastando enormes cantidades de artillería y otras municiones. Rusia tenía grandes reservas, pero se están agotando rápidamente. Está intentando aumentar la producción industrial de defensa, pero no puede satisfacer la demanda de sus tropas en el campo de batalla. Así pues, Rusia busca ayuda desesperadamente y está recurriendo a países como Corea del Norte e intentando recomprar armas, equipos y piezas de repuesto a países que han sido grandes compradores de armas rusas", explica Max Bergmann, director del Center for Strategic and International Studies (CSIS) en Eurasia y Rusia, en entrevista con El Confidencial.

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Ahora cabe preguntarse, ¿será el arsenal de Corea del Norte suficiente? Los últimos informes del Council on Foreign Relations apuntan a que el Ejército Popular de Corea del Norte se ha centrado en su capacidad nuclear. Aun así, sus fuerzas armadas cuentan con 1,2 millones de efectivos y un amplio catálogo de armamento. Pese a que el régimen es uno de los países más pobres del mundo, lo que no escasea en la región son armas.

"Es probable que Rusia considere la ayuda de Corea del Norte e Irán como un parche a corto plazo que le dé tiempo para aumentar su producción industrial. Aquí es donde las sanciones desempeñan un papel importante en obstaculizar la defensa de Rusia", comenta Bergmann. El Kremlin no dejará su fabricación de armamento en manos de un tercer país, pero todo lo que pueda aportar Pyongyang será de gran ayuda para una maquinaria de guerra exhausta tras 18 meses de conflicto armado.

"Es probable que Rusia considere la ayuda de Corea del Norte como un parche a corto plazo"

Pese a que ningún país quiere comprometerse a ayudar militarmente a Rusia, Corea del Norte poco tiene que perder del otro bando. Pyongyang no está solo. Irán mantiene relaciones con el Kremlin para el apoyo de drones. China también ha sido señalada por numerosas investigaciones en el compromiso, aunque no de material letal, a Moscú. Todos estos resquicios, por muy pequeños que sean, dan aire a la fabricación de armamento en Rusia, que ya produce todos los días de la semana a todas horas. Un ritmo insostenible ante el avance ucraniano, pero que, de hacerse efectiva la entrega de Corea del Norte, supondría un nuevo empuje en el vaivén del frente.

"Rusia está desesperada por conseguir más proyectiles de artillería. Esta es la principal necesidad rusa en esta guerra, por lo que Rusia está recurriendo a Corea del Norte, que dispone de vastos arsenales. Rusia se lo pidió a China, pero fue rechazada", expone el experto. Ya que China no quiere arriesgarse —en un momento complicado para su economía— a sufrir un aislamiento por parte de occidente. Las opciones para Rusia se agotan y, parece, que Corea del Norte tiene todas las papeletas para convertirse en ese gran salvador. "China sabe que si proporciona ayuda letal a Rusia dañaría irrevocablemente su relación con la UE y podría perjudicar su imagen a nivel mundial", dice el director del CSIS en Rusia.

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Hay indicios de que tanto Corea del Norte como China han contribuido a la causa rusa. Especialmente, el régimen de Kim Jong-un ha sido motivo de investigaciones por parte de las agencias de inteligencia occidentales y desde el 24 de febrero, fecha en la que Rusia cruzó la frontera de Ucrania, se ha sospechado de su colaboración con el Kremlin. Lo que cambiaría en la reunión —de confirmarse la entrega de armamento— entre Putin y el dictador sería establecer una relación directa y pública entre los dos países. Esto se traduciría en un incremento significativo en la cantidad y el tipo de armamento que Corea del Norte pudiese entregar a Rusia.

Según explica el Riccardo Labianco, investigador asociado en la Facultad de Derecho SOAS (Universidad de Londres), "estamos acostumbrados a que el Consejo de Seguridad imponga prohibiciones de transferencias de armas mediante embargos, pero el derecho internacional es muy claro. Incluso cuando no hay una decisión específica del Consejo de Seguridad, todo Estado tiene la responsabilidad de respetar y hacer respetar el derecho internacional", explica. Por lo que el envío de armas por parte de Corea del Norte sería considerado ilegal por los Estados que firmaron la Carta.

Putin necesita desesperadamente un apoyo para sostener económica y militarmente la guerra en Ucrania si no quiere darla por perdida, pero pocos quieren juntarse con el Kremlin. Los que lo hacen, se arriesgan a quedarse atrapados en un único y hermético bando. "Rusia ha recibido proyectiles de artillería norcoreanos, aviones no tripulados iraníes, microelectrónica y otras tecnologías críticas de China que Rusia utiliza para mantener la producción de misiles y tanques. También hay informes de que Rusia está intentando recomprar equipos que vendió a países como Myanmar, Sudáfrica e India", concluye Max Bergmann. "Todo ello contribuye a mantener a flote el ejército ruso"