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La extrema derecha de Polonia puede tener poco que celebrar en su fiesta de la democracia
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ES POSIBLE QUE PIERDA LA MAYORÍA ABSOLUTA

La extrema derecha de Polonia puede tener poco que celebrar en su fiesta de la democracia

Las encuestas apuntan a que serán los comicios más reñidos de la historia reciente de este país. El Gobierno actual puede incluso perder frente a una coalición de la oposición

Foto: Jaroslaw Kaczynski, presidente de PiS. (Reuters/Kacper Pempel)
Jaroslaw Kaczynski, presidente de PiS. (Reuters/Kacper Pempel)

Al partido ultraconservador polaco, el PiS (Ley y Justicia), le gustaría poder darse este domingo otro baño de masas en su fiesta de la democracia. Off the record dan por segura la victoria en las elecciones legislativas que se celebran hoy, y en las que cerca de 30 millones de polacos están llamados a las urnas. Eso sí, no la quieren lograr de cualquier manera: quieren volver a arrasar. Bajarse del tren de las mayorías absolutas en el que llevan viajando estos últimos ocho años les saca de la comodidad de dirigir un gobierno en solitario. Fue esta fuerza política nacionalista, católica y xenófoba la primera en apuntarse una mayoría absoluta en la historia de la democracia polaca, en los comicios legislativos de 2015. Cuatro años después, repitieron el triunfo incluso con mejor resultado. Y en 2020, de nuevo, se impusieron en las elecciones presidenciales con Andrzej Duda, el actual presidente de la República polaca. La situación política más polarizada, el contexto y el malestar de parte de la sociedad polaca quizás le amarguen su fiesta esta noche.

Sus últimos apabullantes triunfos en las urnas se tradujeron en un enorme poder para la formación de Kaczynski durante esta última legislatura, en la que el PiS lideraba el ejecutivo polaco, la presidencia y el Parlamento (Sejm) con mayoría absoluta. Solamente se le resistió el Senado, donde de los cien escaños se quedaron con 44. Aunque en la práctica eso poco importaba, puesto que la Cámara Baja polaca tiene mucho más poder y puede invalidar con mayorías absolutas las enmiendas o rechazos que provengan de la Cámara Alta. Con el viento a favor, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha buscado jugar sus cartas de la mejor manera hasta el último momento, teniendo en cuenta que, pese a la imagen de invencibles que siguen vendiendo de cara a la prensa, los resultados de la mayoría de las encuestas publicadas pronostican, por primera vez, unas elecciones muy reñidas. Dibujan un escenario mucho más fragmentado y sin espacio para las antiguas mayorías absolutas.

placeholder El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki. (Reuters/Pawel Malecki)
El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki. (Reuters/Pawel Malecki)

De ahí que el actual gobierno, a principios de 2023, decidiera modificar la ley electoral —con toda la oposición parlamentaria en contra— cuando ni siquiera había fecha para las elecciones. Su misión era clara: aumentar el número de colegios electorales de las zonas rurales de Polonia y obligar las autoridades locales a proporcionar transporte público a las personas mayores y discapacitadas. Un claro guiño a sus votantes más potenciales y fieles afincados en el este, la parte más empobrecida y conservadora del país. Y aunque en todos los sondeos el PiS sigue siendo la fuerza política más votada (algunas encuestas le dan entre un 34% y un 38% de intención de voto) se queda lejos de su mayoría absoluta actual. Es posible que no solo no se conozcan los resultados finales hasta el lunes o martes, sino que además se baraja la posibilidad de que no haya un claro ganador.

Por lo tanto, todo apunta a que, como ha venido ocurriendo en la mayoría de los países europeos, el nuevo gobierno polaco solo pueda salir de una coalición de partidos, si es que los números finalmente dan. En caso contrario, habría que repetir las elecciones. En este sentido, la prensa polaca lleva semanas hablando sobre las posibles alianzas que se podrían dar entre el bloque ultraconservador liderado por PiS y el otro bloque, el de centroderecha liberal encabezado por el candidato Donald Tusk, de Plataforma Cívica (PO).

Es posible que de las elecciones de este domingo no salga ningún claro ganador

En este último, no es ningún secreto que los dos grandes socios de PO son dos formaciones minoritarias: Tercera Vía y Lewicza (el partido por el que Pedro Sánchez ha pedido el voto). Todos buscan desbancar del poder al PiS y sus predisposiciones a formar un gobierno de coalición es algo que han mostrado públicamente. El alcalde de Varsovia y vicepresidente de PO, Rafal Trzaskoski, en una entrevista publicada este viernes en el periódico polaco independiente Oko.press, se expresaba así: "Ninguna encuesta muestra posibilidades de que el PiS obtenga una mayoría independiente. Esta es una enorme diferencia en comparación con las anteriores elecciones, esto muestra cómo ha cambiado nuestro país en estos últimos años. La gente está cansada del PiS y estoy convencido de que la oposición democrática va a tener mayoría parlamentaria".

Para Aleks Szczerbiak, profesor de política de la Universidad de Sussex, que se forme un gobierno con esta coalición es uno de los escenarios más probables. Sin embargo, considera que este sería un ejecutivo "muy inestable" por una sencilla razón: se trata de formaciones políticas que ideológicamente, según que temas, están en las antípodas. PO tiene una base conservadora, mientras que Lewicza, por ejemplo, tiene un perfil mucho más progresista. "Aunque tengan en común sacar al PiS del gobierno, será muy difícil que puedan construir un programa coherente. Sin olvidar que la presidencia seguirá en manos de Duda hasta 2025, con lo que puede imponer vetos a muchas de sus propuestas", cuenta a El Confidencial. Otro obstáculo con el que se encontrarían es el polémico Tribunal Constitucional polaco. Szczerbiak recuerda que todas las leyes son revisadas por este órgano formado por 15 jueces elegidos por el PiS en el año 2015.

El socio del PiS

En el caso del PiS, el que podría tener la llave para formar gobierno es Confederación (Konfederacja), escorado a su derecha. Tiene un discurso todavía más radical que el actual gobierno, se presenta como una formación política "antisistema", en contra de la Unión Europea y a favor de prohibir el aborto incluso en casos de violación. Tampoco ha escondido sus simpatías con el régimen proruso. Ha sido, de hecho, el único partido polaco que ha criticado públicamente la ayuda militar y humanitaria de Polonia a Ucrania. Filip Styczysnki, periodista de TVP, la televisión pública polaca —acusada de ser un altavoz del gobierno— considera que precisamente este último apunte hace imposible que el PiS puede pactar con esta fuerza política. "Si te das cuenta, ahora mismo en Polonia tenemos el gobierno más antirruso de la historia. En lo económico, se parecen incluso más a Plataforma Cívica", señala.

Foto: La popularidad del canciller alemán, Olaf Scholz, se ha desplomado. (Reuters/Liesa Johannssen)

El profesor Aleks le da la vuelta a la tortilla. Es decir, considera que para el partido de Kaczynski no sería un problema buscar algún tipo de apoyo o gobierno de coalición con Confederación: "Si el PiS depende finalmente de Confederación, seguramente buscará desertores dentro de la formación, para que les apoyen y les ayuden a instalar un gobierno mayoritario". El problema vendría por parte de esta formación, puesto que, tal y como explica este profesor, el perfil de su votante es un hombre joven de pueblos pequeños que ve al Estado "como su enemigo" y como "alguien incapaz de resolver sus problemas". "Quieren pagar menos impuestos y no les importan las medidas sociales. Son polacos que piensan que el Estado ha beneficiado demasiado a los refugiados ucranianos", sostiene.

Esto último explicaría también por qué prácticamente ningún partido político apenas ha dedicado tiempo en su campaña electoral a hablar de la invasión rusa en su país vecino. Todos saben que priorizar "los intereses polacos" les puede rascar votos en las elecciones más trascendentales de su reciente historia, en medio de dos guerras. Es hora de dejar hablar a las urnas.

Al partido ultraconservador polaco, el PiS (Ley y Justicia), le gustaría poder darse este domingo otro baño de masas en su fiesta de la democracia. Off the record dan por segura la victoria en las elecciones legislativas que se celebran hoy, y en las que cerca de 30 millones de polacos están llamados a las urnas. Eso sí, no la quieren lograr de cualquier manera: quieren volver a arrasar. Bajarse del tren de las mayorías absolutas en el que llevan viajando estos últimos ocho años les saca de la comodidad de dirigir un gobierno en solitario. Fue esta fuerza política nacionalista, católica y xenófoba la primera en apuntarse una mayoría absoluta en la historia de la democracia polaca, en los comicios legislativos de 2015. Cuatro años después, repitieron el triunfo incluso con mejor resultado. Y en 2020, de nuevo, se impusieron en las elecciones presidenciales con Andrzej Duda, el actual presidente de la República polaca. La situación política más polarizada, el contexto y el malestar de parte de la sociedad polaca quizás le amarguen su fiesta esta noche.

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