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¿Está preparando EEUU el camino para las negociaciones con Rusia a espaldas de Kiev?
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¿Está preparando EEUU el camino para las negociaciones con Rusia a espaldas de Kiev?

Ex altos cargos de los estamentos de seguridad nacional del Gobierno de Estados Unidos se han reunido varias veces, en secreto, con rusos "prominentes" cercanos al Kremlin

Foto: Imagen de archivo de Joe Biden y Vladímir Putin, reunidos con motivo de la cumbre EEUU-Rusia en Villa La Grange. (Reuters/Kevin Lamarque)
Imagen de archivo de Joe Biden y Vladímir Putin, reunidos con motivo de la cumbre EEUU-Rusia en Villa La Grange. (Reuters/Kevin Lamarque)

La diplomacia es un arte con muchas más dimensiones de lo que parece. Bajo las ejemplares declaraciones públicas que aparecen en boca de los bien vestidos emisarios, hay un mundo de pasillos, reservados y viajes secretos que a veces aflora y a veces no, pero que puede marcar la diferencia. En el caso de la guerra europea a mayor escala de los últimos 80 años, algo se mueve entre bastidores. Ex altos cargos norteamericanos y rusos se han reunido varias veces para discutir las posibles vías de alcanzar una paz, o un alto el fuego, en Ucrania. Quizás no signifique nada. Pero el hecho de que se dé este diálogo puede ayudar a entender qué se piensa en EEUU.

Según el canal NBC News, ex altos cargos de los estamentos de seguridad nacional del Gobierno de Estados Unidos se han reunido varias veces, en secreto, con rusos "prominentes" y considerados cercanos al Kremlin e incluso a Vladímir Putin. Al menos uno de estos encuentros, celebrado en Nueva York el pasado abril, según media docena de fuentes citadas anónimamente por el medio, contó con la presencia del ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.

Foto: Un hombre pasa junto a una valla publicitaria en la que aparece un militar ruso y se lee "Defendemos la patria". (EFE / Anatoly Maltsev)

"En la agenda de la reunión de abril", dice el autor del texto, Josh Lederman, "estaban algunos de los asuntos más espinosos de la guerra de Ucrania, como el destino del territorio ocupado por Rusia que quizás Ucrania nunca pueda liberar, o la búsqueda de una escurridiza rampa de salida diplomática que pueda ser tolerable para ambas partes".

Los tres estadounidenses de la reunión eran miembros del think tank Council of Foreign Relations: su presidente saliente, Richard Haass, que había sido consejero, director de planificación de políticas y enviado especial a Irlanda del Norte de la Administración de George W. Bush; Thomas Graham, exdirector de Rusia y miembro del Consejo de Seguridad Nacional del mismo gobierno, y Charles Kupchan, que fue director de Asuntos Europeos y asistente especial del presidente Barack Obama.

Aunque la Casa Blanca no dio ninguna indicación a los ex altos funcionarios, sí que estaba al tanto de las conversaciones, según las fuentes. Los estadounidenses reunidos con Lavrov transmitieron posteriormente al Consejo de Seguridad Nacional sus impresiones del encuentro, centrado en mantener una vía de diálogo con los rusos y en explorar qué se podría negociar, en el futuro, para zanjar la guerra.

La naturaleza de este diálogo, que no contó con la presencia de ningún representante del país sobre cuyo futuro hablaban los rusos y los estadounidenses, generó el enfado de las voces liberales de las relaciones internacionales. "Reprobable Pero, tristemente, no es ninguna sorpresa", escribió en Twitter Benjamin Tallis, miembro del German Council of Foreign Relations. "Kupcham, Haass, Graham y compañía han estado decididos a vender a Ucrania desde el día uno".

El hecho de que esta reunión tuviera lugar, declaró Alexander Lanoszka, profesor de la Universidad de Waterloo y miembro del británico Council of Geostrategy, "refleja tanto su soberbia como su falta de sentido ético. Vergüenza". Melissa Haring, del Eurasia Center de Atlantic Council, pidió directamente a la Casa Blanca que "reniegue públicamente de esta insinuación diplomática".

La visión liberal, o idealista, de las relaciones internacionales, considera que hablar sobre Ucrania sin Ucrania es una traición a los valores de la libertad que los ucranianos defienden con su sangre todos los días. Una vuelta a la manera colonialista, decimonónica, de hacer política, con señores arremangados dividiendo países ajenos como si fueran suyos y estuvieran vacíos.

La visión opuesta, la llamada realista, entiende que se abran estas opciones diplomáticas. Nadie dijo que las relaciones internacionales fueran una disciplina bella y justa, y es responsabilidad de las potencias trabajar con lo que tienen para cerrar una herida. Aunque resulte estéticamente feo. Esta visión nos recuerda que la distancia entre la retórica de un Gobierno y sus acciones suele ser bastante amplia, como recordaba Rajan Menon, director de Gran Estrategia de Defense Priorities.

"Sea cual sea vuestra visión de las conversaciones de Richard Haass, Tom Graham y Charlie Kupchan con cargos rusos, no debería sorprenderos", escribía Menon. "Los Estados actúan sobre la base de sus percibidos intereses propios, no basándonos en los intereses de otros Estados. Y EEUU, habiendo entregado a Ucrania bastante más de 40.000 millones de dólares en asistencia militar, nunca permitirá que sea solo Ucrania la que decida si abrirá, y cómo, conversaciones con Moscú. Sea cual sea la línea oficial".

Tampoco sorprende que el trío implicado en la reunión trate de buscar opciones de paz sin consultarle a Ucrania. En abril, el mismo mes que se reunieron con Lavrov, Haass y Kupchan publicaron un artículo en Foreign Affairs enarbolando algunas razones por las que, en su opinión, la Administración Biden tenía que empezar a pensar en una manera de acabar con el derramamiento de sangre y conseguir algún tipo de paz, aunque las condiciones disten de ser las ideales para Ucrania.

"El resultado más probable del conflicto no es una victoria ucraniana completa, sino un estancamiento sangriento", escribían. "Occidente necesita un enfoque que reconozca estas realidades sin sacrificar sus principios. El mejor camino a seguir es una estrategia secuencial de dos patas diseñada, primero, para potenciar las capacidades militares de Ucrania, y después, cuando la temporada de combates se cierre a finales de año, hacer que Moscú y Kiev pasen del campo de batalla a la mesa de negociaciones".

Foto: Foto: Reuters/Raheb Homavandi.

Dos meses antes, Kupchan había escrito un artículo similar en la página web del think tank Responsible Statecraft, alegando, igualmente, que ya era hora de empezar a preparar un horizonte diplomático para el final de la guerra. Entre otras cosas, Kupchan advertía de que, en ocasiones, los líderes "se ven atrapados en su propia retórica", perdiendo de vista objetivos algo peores pero más alcanzables.

Este tipo de reuniones no son particularmente nuevas. A los encuentros en los que no participan cargos oficiales de un Gobierno se les llama "diplomacia de segunda vía", como cuando, por ejemplo, son grupos civiles quienes entablan estos diálogos con representantes civiles de otro país. Si, en uno de estos dos grupos, hay un representante oficial de un gobierno, se consideraría "diplomacia de vía y media", como en el caso de la entrevista neoyorquina con Serguéi Lavrov.

Como también apuntaba Rajan Menon, es posible que la frecuencia de este tipo de encuentros, e incluso de encuentros oficiales entre los gobiernos de Moscú, Kiev y Washington, vaya marcada por cómo se desempeñe la contraofensiva ucraniana. Una fase de la guerra que tiende a ser retratada como la hora de la verdad en la que Ucrania tratará de lograr la mejor posición desde la que poder negociar.

La diplomacia es un arte con muchas más dimensiones de lo que parece. Bajo las ejemplares declaraciones públicas que aparecen en boca de los bien vestidos emisarios, hay un mundo de pasillos, reservados y viajes secretos que a veces aflora y a veces no, pero que puede marcar la diferencia. En el caso de la guerra europea a mayor escala de los últimos 80 años, algo se mueve entre bastidores. Ex altos cargos norteamericanos y rusos se han reunido varias veces para discutir las posibles vías de alcanzar una paz, o un alto el fuego, en Ucrania. Quizás no signifique nada. Pero el hecho de que se dé este diálogo puede ayudar a entender qué se piensa en EEUU.

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