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Bolsonaro inhabilitado: ¿y ahora qué?
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OCHO AÑOS

Bolsonaro inhabilitado: ¿y ahora qué?

Durante los próximos ocho años, Jair Bolsonaro no podrá ser candidato ni a la presidencia, ni a ningún cargo público. Ni siquiera podrá presentarse como humilde concejal en las elecciones municipales de 2024

Foto: Jair Bolsonaro. (Reuters/Ueslei Marcelino)
Jair Bolsonaro. (Reuters/Ueslei Marcelino)

"La Justicia puede ser ciega, pero no puede ser tonta". Con esta frase lanzada para la posteridad, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, concluyó su voto para inhabilitar políticamente al expresidente de Brasil. Durante los próximos ocho años, Jair Bolsonaro no podrá ser candidato ni a la presidencia, ni a ningún cargo público. Ni siquiera podrá presentarse como humilde concejal en las elecciones municipales de 2024. Sólo podrá volver a la política activa en 2030, a la venerable edad de 75 años.

"Es la mejor noticia del año", gritaban varias personas en el centro de Río de Janeiro. Pocas horas de hacerse pública la sentencia, una comparsa callejera improvisada celebraba el duro revés de Bolsonaro al son de tambores y trompetas. "Me he llevado una puñalada en la espalda", afirmó el exmandatario nada más conocer el fallo del TSE, que obtuvo cinco votos a favor y dos en contra. Se refería a la puñalada que recibió en la barriga durante la campaña electoral de 2018. "No estoy muerto, vamos a seguir trabajando", añadió Bolsonaro, que piensa recurrir en el Supremo Tribunal Federal. El hecho de que en el TSE hubiera dos votos en contra de su inhabilitación puede reforzar la estrategia de su defensa.

Foto: El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro se sienta dentro de un coche tras llegar al aeropuerto de Río de Janeiro. (Reuters/Pilar Olivares)

Va a ser una tarea ardua. La jurisprudencia brasileña muestra que el Supremo difícilmente contradice las decisiones de la máxima instancia de la justicia electoral. "No hay que olvidar que los ministros del Supremo integran el TSE y dos votaron a favor de la inhabilitación", señala Luiz Fernando Pereira, doctor en derecho y miembro de la Academia Brasileña de Derecho Electoral y Político. "Puedo contar con los dedos de una mano los casos en que la Corte Suprema revocó una decisión del TSE en un recurso extraordinario", agrega.

Sin embargo, en el país en el que algunas leyes simplemente "no cuajan" y donde las sentencias, incluso las más contundentes, acaban siendo suspendidas, revertidas o anuladas, cualquier giro en el guion es posible. Esta semana, un grupo de congresistas afines a Bolsonaro ha presentado un proyecto de ley para conceder la amnistía a políticos condenados por crímenes electorales en 2022. Se trata de una ley hecha a medida para el expresidente ante la inevitabilidad de la sentencia del TSE.

placeholder El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a su salido del aeropuerto en Brasilia. (EFE/Andre Borges)
El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a su salido del aeropuerto en Brasilia. (EFE/Andre Borges)

"Quieren silenciar al mayor líder de la derecha de Brasil. La propuesta se refiere a delitos civiles electorales y no incluirá delitos como tortura, racismo, sobornos, lavado de dinero, delitos atroces, terrorismo y delitos violentos", explicó el diputado Ubiratan Sanderson, autor del proyecto de ley. Sin embargo, para que entre en vigor, precisaría pasar por el filtro de la Comisión parlamentaria y después obtener la mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado. Además, es obligatoria la promulgación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, algo difícil de imaginar. Muchos analistas dudan que Bolsonaro consiga recuperar sus derechos políticos por este camino.

Por esta razón, en los bastidores ya se habla del futuro. En un país que vive permanentemente en precampaña electoral, hay muchas preguntas en el aire. ¿Puede el bolsonarismo sobrevivir sin Bolsonaro? ¿Es de esperar que el sucesor sea uno de los hijos de Bolsonaro, que llevan años en la política local y nacional? ¿O tal vez la heredera será su esposa, la evangélica Michele Bolsonaro, de la mano de la exministra de Agricultura, Tereza Cristina Corrêa, conocida como la "musa del veneno"?

Foto: La ministra de Agricultura Tereza Cristina Corrêa durante una entrevista en Brasilia. (Reuters)
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Lo que de momento parece evidente es que el expresidente teme a su posible delfín, Tarcísio de Freitas, desde enero gobernador de S. Paulo, el Estado más rico del país. Su imagen de político conservador moderado está consolidando su liderazgo y para muchos observadores posee el perfil ideal para recomponer una derecha cansada de los excesos y las excentricidades de Bolsonaro. Precisamente su fuerza sería un elemento difícil de controlar para alguien que soñó con eternizarse en el poder con la ayuda de seguidores radicales y militares. "El liderazgo del presidente Jair Bolsonaro como representante de la derecha brasileña es incuestionable y perdurable. Decenas de millones de brasileños cuentan con tu voz. Seguimos juntos, presidente", escribió en un post Tarcísio de Freitas, en un intento de mostrar fidelidad al líder.

El propio ‘Centrão’, la poderosa coalición de partidos de centro que controla el Parlamento brasileño, ha manifestado su apoyo a una hipotética lista formada por Tarcísio de Freitas y Romeu Zema, gobernador del Estado de Minas Gerais, el segundo más populoso de Brasil. Sería el contrapunto a una posible unión de Michelle Bolsonaro y Tereza Cristina. El omnipresente agronegocio, que es hoy la principal locomotora de la economía brasileña y responde por el 33% del PIB, ya ha manifestado su apoyo a la exministra de Agricultura. Queda por ver si el lobby agrario aceptará a la ex primera dama como plan B de Bolsonaro.

Michelle nació hace 41 años en una familia pobre, pero consiguió una vida de lujo en Brasilia gracias a su marido. En su juventud, intentó ascender socialmente trabajando en la producción de eventos y como modelo. Pero estos planes quedaron atrás cuando se unió a la Iglesia Evangélica. Tuvo un breve paso por la política cuando trabajó como secretaria en la Cámara de los Diputados. Allí conoció a Jair, con quien se unió en 2007 formando una pareja de hecho. Tres años después, tuvieron a su primera hija, Laura. Es su segunda hija, ya que Michelle tuvo otra hija de otra relación. Solo se casaron en 2013.

Una de sus pasiones es la lengua de signos para sordos. Durante la investidura de Bolsonaro como presidente, Michelle pronunció su discurso con sus manos, incluso antes de que hablara su marido. Fue su debut en la política nacional. Desde hace un año, Michelle está afiliada al Partido Liberal (PL), el mismo que apoya a su marido, y estuvo al frente de la derrotada campaña de reelección de Bolsonaro. Su foco fueron los votantes evangélicos, que representan la base del bolsonarismo, y en especial las mujeres evangélicas, que son mayoría (60%). Desde entonces, ha ganado cada vez más protagonismo. En el último Día de las Madres, lanzó un vídeo en que cocinaba pollo para sus hijas, que suscitó admiración entre sus seguidores y risas contenidas entre sus detractores.

Varios medios de comunicación brasileños aseguran que el líder del PL, Valdemar Costa Neto, ya se habría decantado por la ex primera dama. Este plan, sin embargo, podría quedarse en agua de borrajas por la resistencia de los hijos del expresidente, quienes no aceptarían fácilmente a Michelle como heredera. Es sabido que Michelle y el concejal Carlos Bolsonaro se llevan muy mal. Además, no se sabe cómo el propio Bolsonaro reaccionaría al constatar que el centro de atención se vuelve hacia ella y no hacia él.

"La inelegibilidad de Bolsonaro no representa el fin del bolsonarismo. Ese momento actual es fundamental y está por ver si el propio Bolsonaro conseguirá controlar la articulación para su sucesión o dejará que Costa Neto [presidente del PL] actúe libremente en este proceso", señala la politóloga Rosemary Segurado, profesora de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo.

placeholder El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, saluda una seguidora mientras sale del aeropuerto en Brasilia (Brasil). (EFE/Andre Borges)
El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, saluda una seguidora mientras sale del aeropuerto en Brasilia (Brasil). (EFE/Andre Borges)

Otros analistas destacan que el expresidente no contaba con su derrota en las urnas el año pasado y que no estaba preparado para su sucesión, ya que siempre gobernó con un estilo autoritario. "Bolsonaro no tiene formación para eso. Le interesa un tipo de ejercicio del poder que no es precisamente político en el sentido de construir proyectos, sino una práctica de disfrutar los beneficios del poder, los beneficios de la máquina pública", señala Mayra Goulart, politóloga y profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

En el telón de fondo queda la gran pregunta: ¿Bolsonaro podría acabar en la cárcel? El Supremo Tribunal Electoral está investigando si es el autor intelectual del intento de golpe del pasado 8 de enero. Dos de sus más estrechos colaboradores, el exministro de Justicia Anderson Torres y el secretario personal Mauro Cid, han sido arrestados por su supuesta implicación en los actos vandálicos que la prensa y la justicia brasileñas tildan de "terroristas". El primero está en prisión domiciliaria, el segundo sigue encarcelado. Ambos se sienten abandonados por el exmandatario y el entorno de Bolsonaro teme que puedan ceder a las presiones y hacer una delación premiada para reducir posibles penas.

Foto: Los cuerpos de seguridad actúan mientras simpatizantes del expresidente brasileño Jair Bolsonaro protestan contra el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, en Brasilia. (Reuters/Amanda Perobelli)

Varios juristas creen que la condena a la inhabilitación del TSE puede influenciar los seis juicios que Bolsonaro tiene pendientes en el Supremo. Es investigado, entre otras cosas, por la difusión masiva de noticias falsas y la creación de milicias digitales con fines electorales. Otra investigación le acusa de mentir sobre las vacunas contra el Covid 19, al asociarlas a un mayor riesgo de contraer el SIDA, lo que no ha sido comprobado científicamente. Además, el expresidente tiene que responder por el intento de apropiarse de las joyas que las autoridades de Arabia Saudí le regalaron en 2021, valoradas en tres millones y medio de dólares.

El problema es que Bolsonaro intentó apropiarse de ellas sin pagar los impuestos, cuando lo normal es que fueran asignadas al archivo presidencial. Para quedarse con las joyas, Bolsonaro tendría que haberlas declarado en la aduana, algo que no hizo. Por lo contrario, hasta ocho intentos realizados por estrechos colaboradores de Bolsonaro, incluido Mauro Cid, para rescatar las joyas informalmente y sin pagar un duro.

Los próximos meses serán cruciales para medir el verdadero capital político de Bolsonaro y comprobar si la derecha realmente quiere alejarse del estilo estrambótico de su líder y afianzarse como un proyecto liberal y anti-lulista.

"La Justicia puede ser ciega, pero no puede ser tonta". Con esta frase lanzada para la posteridad, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, concluyó su voto para inhabilitar políticamente al expresidente de Brasil. Durante los próximos ocho años, Jair Bolsonaro no podrá ser candidato ni a la presidencia, ni a ningún cargo público. Ni siquiera podrá presentarse como humilde concejal en las elecciones municipales de 2024. Sólo podrá volver a la política activa en 2030, a la venerable edad de 75 años.

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