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Tras el intento de golpe en Brasil: ¿puede Lula fiarse de sus Fuerzas de Seguridad?
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Tras el intento de golpe en Brasil: ¿puede Lula fiarse de sus Fuerzas de Seguridad?

Mientras los bolsonaristas invadían las instituciones, ¿qué hacían los cuerpos de seguridad? Las pruebas apuntan a que no cumplieron del todo con su deber cuando se dio el ataque

Foto: Agentes de la Fuerza Nacional y de la Policía Militar en la Plaza de los Tres Poderes. (EFE / Andre Borges)
Agentes de la Fuerza Nacional y de la Policía Militar en la Plaza de los Tres Poderes. (EFE / Andre Borges)

Partidarios acérrimos del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro saquearon las instituciones democráticas de Brasil al estilo del 6 de enero en Estados Unidos. Sobre el asalto, hay fuertes indicios anecdóticos de que algunos miembros de las fuerzas de seguridad no hicieron mucho por detener a los asaltantes. Fue, como mínimo, una omisión del deber. Aunque también se puede extraer una lectura de que los cuerpos de seguridad que reflejaba su simpatía por lo que los manifestantes estaban tratando de hacer: anular el resultado de las elecciones de 2022 para reinstaurar a Bolsonaro.

Los medios de comunicación locales vieron a policías y militares en Brasilia, charlando con los manifestantes e incluso escoltándoles mientras asaltaban los tres poderes. Ibaneis Rocha, el gobernador pro-Bolsonaro del distrito federal, fue suspendido durante 90 días por no impedir los ataques llevados a cabo por Bolsonaristas que, al parecer, llegaron a la capital días antes en 100 autobuses que pasaron desapercibidos para los simpáticos hombres de uniforme. Ningún miembro del personal de seguridad desafió la orden federal de retomar los edificios. Sin embargo, los acontecimientos han puesto de manifiesto al distrito y los estrechos vínculos entre el aparato de seguridad del país y Bolsonaro.

Foto: El diablo, el nuevo problema para Lula da Silva en la campaña en Brasil. (EFE/Fernando Bizerra)

No está claro hasta qué punto está extendido el fenómeno de la revuelta. El ejército y la policía brasileños no hacen encuestas sobre las inclinaciones políticas de sus miembros. Pero, de nuevo, es un secreto a voces que la mayoría de los miembros de cuerpos de seguridad son admiradores del expresidente.

Por un lado, los militares son tradicionalmente conservadores y, por tanto, ideológicamente alineados con un derechista como Bolsonaro. Por otro, sus miembros tienen un fuerte incentivo para respetar la jerarquía y defender la ley y el orden. En ese sentido, "no son una amenaza inmediata para la democracia", afirma Chris Garman, director gerente para las Américas de Eurasia Group.

El aparato de seguridad de Brasil explica que tiene un fuerte instinto de supervivencia, en parte debido a las lecciones aprendidas tras el gobierno militar de 1985. Muy pocos de sus miembros expresaron abiertamente su voluntad de apoyar los esfuerzos de Bolsonaro para anular el resultado de las elecciones o de desafiar las órdenes de sus comandantes a pesar de los rumores de golpe. Sin embargo, ese no es el único riesgo, especialmente bajo la recién estrenada presidencia izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva.

Foto: Ciudadanos brasileños se manifiestan a favor del presidente Lula. (EFE/Enrique García Medina)

"Es más bien una zona gris", dice Garman. Los policías y soldados bolsonaristas podrían ser menos agresivos a la hora de reprimir protestas que podrían volverse violentas, como han hecho con miles de multitudes pro-Bolsonaro que han estado causando problemas en todo el país desde que su ídolo perdió la reelección frente a Lula hace dos meses. La amenaza es que la represión contra los alborotadores y sus partidarios aumente su desconfianza en el gobierno y su desencanto con la clase política.

Una gran parte de la base de Bolsonaro —incluidos muchos miembros del aparato de seguridad de Brasil— "salió de estas elecciones con la sensación de que fueron robadas en el sentido amplio de la palabra, no en el sentido estricto de fraude", dice Garman. "Consideran que la clase dirigente se propuso socavar a Bolsonaro y elegir a Lula", poniendo todo en contra del primero.

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Entonces, ¿qué puede hacer Lula, si es que puede hacer algo, para evitar otro asalto? ¿Con una purga al estilo Erdogan del ejército y la policía?, todo se reduce a cómo se maneja el enjuiciamiento.

Para Garman, Lula tendrá que encontrar un difícil equilibrio entre tomar medidas efectivas contra los autores y asegurarse de que sus medidas no huelen a extralimitación que empuja a los Bolsonaristas tan lejos en su esquina que, la próxima vez, los hombres de seguridad podrían estar aún menos dispuestos a hacer su trabajo.

Partidarios acérrimos del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro saquearon las instituciones democráticas de Brasil al estilo del 6 de enero en Estados Unidos. Sobre el asalto, hay fuertes indicios anecdóticos de que algunos miembros de las fuerzas de seguridad no hicieron mucho por detener a los asaltantes. Fue, como mínimo, una omisión del deber. Aunque también se puede extraer una lectura de que los cuerpos de seguridad que reflejaba su simpatía por lo que los manifestantes estaban tratando de hacer: anular el resultado de las elecciones de 2022 para reinstaurar a Bolsonaro.

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