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Golpe en Rusia: posibles claves de la rebelión del grupo Wagner
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¿VENGANZA DE PRIGOZHIN CONTRA EL KREMLIN?

Golpe en Rusia: posibles claves de la rebelión del grupo Wagner

De creer al líder de Wagner, él y sus 25.000 hombres se dirigirían a Moscú para impartir "justicia" por la fuerza de las armas, o, dicho de otra manera, para dar un golpe de Estado

Foto: Foto de archivo del centro del grupo militar Wagner en San Petersburgo. (Reuters/Igor Russak)
Foto de archivo del centro del grupo militar Wagner en San Petersburgo. (Reuters/Igor Russak)
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Una de las predicciones más morbosas de la guerra de Ucrania parece estar convirtiéndose en realidad: el líder del grupo militar privado Wagner PMC, Yevgueni Prigozhin, ha prometido venganza contra el Ministerio de Defensa ruso por haber ordenado un supuesto ataque contra las bases de Wagner en Ucrania. De creer a Prigozhin, él y sus 25.000 hombres se dirigirían a Moscú para impartir "justicia" por la fuerza de las armas, o, dicho de otra manera, para dar un golpe de Estado. Las autoridades acusan a Prigozhin de "organizar una rebelión armada" y los principales generales rusos han pedido públicamente a los mercenarios de Wagner que detengan a su líder. Sea cual sea el desenlace de este drama reminiscente del bajo imperio romano, aquí van algunos detalles que pueden ayudar a aclarar el contexto.

El detalle clave es que nadie entiende del todo cuál es la situación política de Yevgueni Prigozhin. ¿Por qué se le ha dejado criticar tan abiertamente y con tanta agresividad a los responsables militares del Kremlin? ¿Quién lo protege? "Es la pregunta del millón", nos decía esta semana Tatiana Stanovaya, fundadora del centro de análisis R.Politik y miembro senior de Carnegie Russia Eurasia Center. Una de las explicaciones más extendidas es que su rol en la guerra, gracias a la toma de Soledar y de Bajmut este año, ha elevado su estatus hasta hacerlo casi intocable. O al menos eso se cree Prigozhin, como añadía Stanovaya esta noche en Twitter.

"Desde hace mucho tiempo, Prigozhin no ha tenido contacto directo con Putin, pero se creía que estaba actuando, por descontado, en interés de Putin", escribía Stanovaya. "Sus notables contribuciones a la guerra han reforzado su sentido de exclusividad y de privilegio". El hecho de que Prigozhin jamás atacase al zar (Vladímir Putin), sino a los boyardos (el ministro Serguéi Shoigú, el general Valery Gerásimov), daba a entender que quizás era el peón de un ajedrez inescrutable. Una manera de contentar a la ultraderecha rusa y, a la vez, de mantener a raya a Shoigú y a otros.

Sin embargo, también es posible que este "sentido de exclusividad y de privilegio" se le haya subido a la cabeza. Ayer viernes por la mañana, Prigozhin llegó a cuestionar incluso las razones de la invasión de Ucrania, tachando de mentira aquello de que se quería proteger a los habitantes del Donbás de los ataques ucranianos y diciendo que, en realidad, la codiciosa élite rusa no se conformaba con dominar dos provincias del este de Ucrania y se lanzó a intentar rapiñar todo el país.

Según Stanovaya, las atrocidades de la guerra habrían llevado a Prigozhin "al límite de la cordura", y esa rabia incontrolable que muestra en algunos de sus vídeos, por ejemplo en el que sale rodeado de los cadáveres ensangrentados de sus hombres, sería real. Prigozhin estaría demencialmente cabreado por la falta de apoyo del Ministerio de Defensa, concretamente del ministro Shoigú, hasta simplemente estallar y marchar a Moscú con sus mercenarios.

Foto: El presidente ruso Vladímir Putin (c) a su llegada a la ceremonia de entrega de los premios por el "Día de Rusia" en el Gran Palacio del Kremlin. (EFE/Yuri Kadobnov)

Fuera cuales fueren las razones, la analista concluye que "ya no hay vuelta atrás" y que "el final de Prigozhin y de Wagner es inminente. La única posibilidad es la absoluta erradicación". El general Serguéi Surovikin, veterano de Siria y de Ucrania, donde tuvo el mando supremo de las fuerzas rusas durante varios meses, es el responsable de tratar de convencer a los rebeldes de que se rindan. Lo cual también enviaría el mensaje de que el liderazgo militar ruso está unido. Y es que Surovikin era uno de los pocos generales que gozaban del respeto de Prigozhin. Las últimas informaciones que llegan de Moscú muestran una ciudad blindada y unos líderes militares que declaran oficialmente su adhesión al Gobierno frente a los golpistas.

Esta parece ser la sorprendente situación en un régimen que, por otro lado, tiene tendencia al secretismo y a los juegos de la guerra psicológica. Algunas cuestiones parecen estar un poco sueltas. Por ejemplo, como apuntaba Sam Greene, profesor del Russia Institute del King’s College, es necesario recordar que Prigozhin no es un cualquiera que se deje llevar por las emociones. Él y Putin se conocen desde la década de los noventa, cuando el hoy presidente ruso iba a comer a los restaurantes del empresario en San Petersburgo. Años más tarde, Prigozhin se encargaba de alimentar a las comitivas oficiales que llegaban a Moscú, ganándose el apodo de chef de Putin. Una manera de decir que Prigozhin sabe moverse y medrar en la corte. Cualidades que no encajan con los teatrales exabruptos del último año.

El propio grupo Wagner PMC es una compleja red de grupos más pequeños y de entidades empresariales cuya financiación y vínculos resultan misteriosos. Ni siquiera se sabía que Prigozhin estaba al frente hasta finales del año pasado, cuando empezó a aparecer en público reclutando presos de las cárceles y después supervisando las operaciones en el campo de batalla del Donbás. ¿Puede este oligarca cercano al Kremlin dar un salto tan temerario, y con tan pocas perspectivas de ganar, dado que en Moscú no solo vive su odiado Shoigú, sino la flor y nata de los muchos y muy poderosos instrumentos del Gobierno, como un golpe de Estado?

Foto: El almirante de la flota, Juan Rodríguez Garat, en una foto de archivo. (EFE/Kiko Delgado)
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También se ha destacado el hecho de que los golpistas estén telegrafiando sus movimientos, poniendo a las fuerzas de la capital en alerta y haciendo que Putin, como dijo su portavoz, esté "adoptando las medidas necesarias". Ahora el mundo entero, especialmente Ucrania, mira el desempeño de los acontecimientos en Twitter y en Telegram. Una situación que pasará factura, como dice Stanovaya, a Putin. El presidente ruso es percibido con el árbitro de las facciones de poder en Rusia, y habría permitido que Prigozhin, a fuerza de ver a sus hombres diezmados en la guerra y de elevar la temperatura retórica, acabase perdiendo los papeles.

Pero solo son pequeños interrogantes. A medida que avanza la noche, el consenso crece y ya hay quien se pone las medallas de haberlo predicho. El periodista de investigación de Bellingcat, Christo Grozev, recordó que, en diciembre del año pasado, le dijo a la reportera Julia Ioffe que Prigozhin daría un golpe de Estado en los próximos seis meses, dado que "la olla a presión tiene que explotar en una dirección o en otra". Y eso es lo que parece que está sucediendo en estos momentos.

Los rápidos acontecimientos de la madrugada moscovita nos remiten a otro golpe de Estado relativamente reciente. Fue en verano de 1991. La línea dura del Partido Comunista de la Unión Soviética, encarnada por su ejército y sus servicios de seguridad, aisló al reformista Mijaíl Gorbachov en su dacha de Crimea y sacó los tanques a las calles de la capital para restaurar la ortodoxia comunista. El golpe fracasó, Gorbachov perdió el escaso prestigio que le quedaba y Borís Yeltsin se hizo con la presidencia de la república soviética de Rusia. Cuatro meses después, la unión se desmembraba en 15 países. Aquel golpe cambió la historia. Aunque es casi imposible pensar que las acciones de un oligarca díscolo sean tan determinantes como aquellas de 1991, lo que está claro es que, en Moscú, rodarán cabezas.

Una de las predicciones más morbosas de la guerra de Ucrania parece estar convirtiéndose en realidad: el líder del grupo militar privado Wagner PMC, Yevgueni Prigozhin, ha prometido venganza contra el Ministerio de Defensa ruso por haber ordenado un supuesto ataque contra las bases de Wagner en Ucrania. De creer a Prigozhin, él y sus 25.000 hombres se dirigirían a Moscú para impartir "justicia" por la fuerza de las armas, o, dicho de otra manera, para dar un golpe de Estado. Las autoridades acusan a Prigozhin de "organizar una rebelión armada" y los principales generales rusos han pedido públicamente a los mercenarios de Wagner que detengan a su líder. Sea cual sea el desenlace de este drama reminiscente del bajo imperio romano, aquí van algunos detalles que pueden ayudar a aclarar el contexto.

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