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Milagro ateo en la ciudad de Mozart: ¿por qué se ha disparado el voto a los comunistas?
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Milagro ateo en la ciudad de Mozart: ¿por qué se ha disparado el voto a los comunistas?

El Partido Comunista de Austria entra por primera vez desde 1945 en el Parlamento de Salzburgo. En la capital, suma un 20% más de votos que en las elecciones anteriores

Foto: Atardecer en Salzburgo. (Christian Bruna/EFE)
Atardecer en Salzburgo. (Christian Bruna/EFE)

"Golf para todos", pide Kay-Michael Dankl en un vídeo de campaña frente a un palacete. El candidato comunista carga contra el lujoso club de golf de Klessheim, pero no para pedir su expropiación, pues el terreno, unos 160.000 metros cuadrados, ya pertenece al Gobierno regional. Su intención es denunciar que el lujoso centro solo paga 1.200 euros al mes por el alquiler. "Por ese precio, una familia normal no podría tener una casa en Salzburgo", añade.

Son mensajes como este los que han obrado el milagro. En una región conservadora hasta la médula, la delegación de Salzburgo del Partido Comunista de Austria (KPÖ Plus) acaba de registrar uno de los crecimientos de voto más notables que se recuerdan. El 0,40% obtenido en 2018 se ha convertido en un 11,66%. En la capital, el alza es todavía más espectacular: del 1,19% al 21,51%. Y todo en la ciudad que vio nacer a Mozart, un rincón de Europa que, a nivel urbano, se suele asociar con alta burguesía, fracs y festivales de música clásica; y a nivel rural, con catolicismo.

"Que el KPÖ entrara en el Parlamento del estado federal de Salzburgo no fue sorprendente. Sin embargo, sí lo fue la cuota de votantes del 11,66%", explica el analista político austriaco Thomas Hofer. "Por un lado, se debe a que el candidato principal, que procede de los Verdes, tiene grandes dotes comunicativas. Y, por otro, al hecho de que fueron capaces de plantear con autenticidad la cuestión de la vivienda y la vida asequible frente a los partidos más establecidos".

Candidato joven sin nostalgia soviética

Todos los análisis otorgan al candidato, Kay-Michael Dankl, la mayor parte del mérito. De sonrisa fácil, gesto amable y mensaje prácticamente monotemático (vivienda asequible), este historiador y trabajador de un museo de 34 años era un total desconocido para la opinión pública austriaca hasta hace solo unos días. Su origen político se encuentra en las juventudes de Los Verdes, pero fue expulsado de la formación en 2017 por disputas con los mandos del partido. Junto a otros, se sumó al Partido Comunista de Austria, y formaron en Salzburgo la delegación "KPÖ Plus", es decir, comunistas más otras pequeñas fuerzas de izquierda.

El gran éxito electoral se debe a haber conectado con una de las principales angustias de los votantes. Salzburgo es la segunda ciudad del país con los alquileres más caros. Y sin visos de mejorar, ya que el año pasado aumentaron un 7%. Dankl y su equipo se han volcado con el tema: informan de las ayudas sociales, ayudan a rellenar formularios para obtener subsidios y donan parte de su propio sueldo como representantes en el consejo municipal para ayudar a ciudadanos "en apuros".

Foto: Campaña electoral para anunciar las próximas elecciones en Berlín. (EFE/F. Singer)

Dankl se ve a sí mismo como parte de una nueva generación dentro de su partido. Una generación que entiende su política como "crítica con el capitalismo", pero que, al contrario de otros miembros de su partido, rechaza la nostalgia soviética. "Ya no tenemos nada que ver con estas dictaduras y también nos hemos distanciado claramente de las dictaduras actuales", aseguró en una entrevista con la televisión pública austriaca. Tampoco defiende una salida de la Unión Europea, critica con dureza al presidente ruso, Vladímir Putin, y condena la invasión de Ucrania por parte de Rusia. "Hay más fans de Putin en OMV [la mayor petrolera del país] y en la Cámara de Comercio que en el Partido Comunista de Austria", según sus propias palabras.

Crisis de los partidos tradicionales

Otra de las razones que explica el milagro comunista de Salzburgo es la profunda crisis en la que se encuentran los partidos tradicionales. Los conservadores del ÖVP (Partido Popular Austriaco) ganaron estas elecciones regionales, pero dejándose por el camino el 7,41% de los votos recibidos en los comicios anteriores. Desde la caída en desgracia del excanciller Sebastian Kurz por sospechas de corrupción, el partido sufre una grave crisis de imagen. También los socialdemócratas del SPÖ, que en Salzburgo perdiendo el 2,16% de los votos, están de capa caída. Las divisiones internas están desangrando al partido.

"Tenemos que despedirnos de la idea de los clásicos partidos mayoritarios que aglutinan casi todo el voto. Ese tiempo ya pasó", señala Peter Hajek, experto en encuestas. "Sería importante que ambos partidos reforzaran de nuevo su marca y rejuvenecieran sus funcionarios. La política, tal y como era hace 50 años, sencillamente ya no funciona", agrega.

Foto: El presidente de Austria, Alexander Van der Bellen. (EFE/Christian Bruna)

Sin embargo, tampoco los Verdes, que forman parte del Gobierno central como socio menor de los conservadores, pudieron evitar un retroceso. Hasta ahora ha sido la extrema derecha del FPÖ la que más se ha beneficiado de este desencanto con la clase política austriaca. Los ultras lideran las encuestas a nivel nacional. Y en las regionales de Salzburgo nunca habían tenido tantos votos (25,75%), con un incremento de casi 7 puntos.

"En Salzburgo hemos visto que, debido al éxito del Partido Comunista y su mensaje antisistema, el ascenso del FPÖ no fue tan fuerte como ellos mismos esperaban", apunta el analista Thomas Hofer. De hecho, según la estimación del servicio de estadísticas de Salzburgo, los comunistas se nutrieron de votantes de todos los partidos, aunque el mayor número de papeletas las consiguieron movilizando a personas que, al menos en los anteriores comicios, no habían acudido a las urnas.

¿Milagro también a nivel nacional?

Al sorprendente éxito en Salzburgo, se le suma que el Partido Comunista de Austria ya gobierna en Graz, la capital del estado federado de Estiria y segunda ciudad más importante del país. Elke Kahr ganó, contra todo pronóstico, las elecciones de 2021 con el 29% de los votos. Gracias al apoyo del Partido Socialdemócrata y de los Verdes, se convirtió en la primera alcaldesa comunista de la ciudad.

Foto: Desfile de las fuerzas armadas de Austria, en Viena. (Reuters/Leonhard Foeger)

La pregunta que muchos se hacen ahora en Austria es: ¿pueden lograr un resultado similar en todo el país? "El éxito a nivel federal dependerá en gran manera de los candidatos que el Partido Comunista presente en las elecciones nacionales y de si siguen la línea de sus camaradas de Estiria y Salzburgo. Además, para ello el partido debe tener una actuación positiva en Estiria y Salzburgo y no cometer grandes errores", considera Hajek.

Las últimas encuestas ya prevén que entrará al Parlamento nacional, pero hasta las elecciones generales, previstas para otoño de 2024, aún queda mucho tiempo. Y la situación cambiará, opinan algunos. "El resto de partidos solo ahora comienza a prestarle realmente atención al Partido Comunista. Por lo tanto, se empezará a discutir más en los medios de comunicación la historia y el presente del comunismo. Eso también puede limitarles de nuevo las posibilidades", cree Hofer. Los austriacos, en definitiva, no se han vuelto comunistas de la noche a la mañana, pero la resurrección del partido es un milagro que ni los más incrédulos pueden negar.

"Golf para todos", pide Kay-Michael Dankl en un vídeo de campaña frente a un palacete. El candidato comunista carga contra el lujoso club de golf de Klessheim, pero no para pedir su expropiación, pues el terreno, unos 160.000 metros cuadrados, ya pertenece al Gobierno regional. Su intención es denunciar que el lujoso centro solo paga 1.200 euros al mes por el alquiler. "Por ese precio, una familia normal no podría tener una casa en Salzburgo", añade.

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