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Musulmán e hijo de inmigrantes: el hombre que tiene que salvar el independentismo escocés
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el candidato de la continuidad

Musulmán e hijo de inmigrantes: el hombre que tiene que salvar el independentismo escocés

Humza Yousaf, elegido nuevo líder del SNP. Su misión es complicada: una formación dividida, una hemorragia de afiliados y una caída del apoyo a la independencia

Foto: Humza yousaf anunciado como nuevo líder del partido nacional escocés. (EFE / Robert Perry)
Humza yousaf anunciado como nuevo líder del partido nacional escocés. (EFE / Robert Perry)

Solo hay dos criaturas en la naturaleza, descubiertas hasta la fecha, que pueden autodecapitarse y sobrevivir: la babosa de mar Sacoglossan y el Partido Nacionalista Escocés (SNP). Al menos, de momento. En el último mes, la formación ha perdido a su líder, director ejecutivo y responsable de comunicaciones —además de otros importantes asesores internos— por diferentes controversias. La babosa tarda dos semanas en regenerar su organismo. Está por ver, sin embargo, si el SNP consigue una proeza similar o finalmente sucumbe, poniendo fin a dieciséis años en el poder y enterrando un independentismo que estuvo a punto de lograr su sueño en el referéndum de 2014, pero que se encuentra ahora en sus horas más bajas.

Tras la dimisión de Nicola Sturgeon, por sorpresa, el mes pasado, Humza Yousaf (37 años) ha sido elegido este lunes como nuevo líder del SNP, por lo que se convertirá en el primer responsable del Ejecutivo escocés de minoría étnica y será el primer líder musulmán de un partido en el Reino Unido, ya que el actual primer ministro Rishi Sunak es hindú.

Foto: Humza Yousaf, nuevo líder independentista. (Reuters/Russell Cheyne)

Considerado el 'candidato de la continuidad', Yousaf —quien durante la última década ha estado al cargo de diferentes carteras en el Ejecutivo 'autonómico' y en actualidad era responsable de Sanidad— era el preferido entre sus compañeros de filas. Pero la victoria entre los afiliados no ha sido abrumadora.

Tras considerarse los votos de segunda preferencia, ha ganado el 52,1% frente al 47,9% de (la profundamente religiosa) Kate Forbes, una estrella en ascenso que se postuló como 'candidata de cambio' con un discurso económicamente conservador y unos puntos de vista sobre temas como el matrimonio homosexual, el aborto, los derechos de las personas trans o los hijos fuera del matrimonio que han creado no poca controversia.

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La victoria de esta última habría hecho tremendamente complicada la supervivencia de la coalición progresista que el SNP mantiene con los Verdes desde las últimas elecciones 'autonómicas' de 2021, cuando se quedaron tan solo a un escaño de la mayoría absoluta. Por su parte, Ash Regan, la 'candidata outsider' y con una postura radical para alcanzar la independencia, quedó eliminada en la primera vuelta.

Yousaf —de padre paquistaní y madre de familia del sur de Asia en Kenia, un 'background' por el que a menudo ha recibido ataques racistas— se ha comprometido a "terminar con las divisiones" internas. Asimismo, aunque ha rendido tributo a su predecesora, ha recalcado que hará las cosas a su manera. En este sentido, se ha distanciado del plan de Sturgeon de presentar las próximas elecciones generales previstas para el próximo año como un referéndum de facto, asegurando que, en su lugar, buscaría construir una "mayoría consistente" a favor de la independencia, apoyada ahora según las encuestas solo por el 46% del electorado.

Los partidarios de Yousaf aseguran que es un gran comunicador y que está en la mejor posición para asumir ahora el futuro de la formación. Pero, de momento, no lo tiene fácil con el electorado. El 42% de los escoceses tiene una opinión desfavorable del nuevo líder del SNP, en comparación con solo el 22% que lo aprueba, según la última encuesta de Ipsos.

Foto: Nicola Sturgeon en la rueda de prensa en la que ha anunciado su dimisión. (Getty/Pool/Jane Barlow)

El debate en las primarias ha estado centrado en la independencia o en las grandes puñaladas entre los candidatos, pasando de puntillas por las diferentes cuestiones domésticas como sanidad o educación. Analistas como Neil Mackay aseguran que el partido que hay ahora no es el partido que llegó al poder hace dieciséis años y que, al igual que ocurrió a los 'tories' con el Brexit, han quedado atrapados en guerras civiles, dispuestos a sacrificar los intereses de la nación por los de la propia formación, sin mostrar ningún intento por unificar a la sociedad, divida durante años por un monotema.

Desde hace años, el debate constitucional de Escocia lleva estancado con el SNP electoralmente dominante desde 2007 reclamando regularmente un mandato para otro plebiscito con el argumento de que el Brexit ha cambiado las reglas de juego y el Gobierno central señalando repetidamente que la votación de 2014 fue "única en una generación".

El propio presidente del SNP, Michael Russell, aseguraba recientemente que el partido era un "tremendo desastre". Las declaraciones las hacía tras la dimisión de Peter Murrell, marido de Nicola Sturgeon, como director ejecutivo. Dejó su cargo voluntariamente a fin de evitar una moción de confianza tras la polémica creada en torno a la pérdida de afiliados, más de 30.000 en los dos últimos años. De 104.000 a 72.186.

El destino de Murrell quedó sellado el pasado 18 de marzo cuando Murray Foote, el muy respetado responsable de comunicación de la formación, renunció a su cargo después de descubrir que las cifras que había facilitado a los periodistas en buena fe habían sido tremendamente inexactas e infladas.

Sturgeon como líder del SNP y su marido Murrell como director ejecutivo tenían un control sin precedentes sobre la maquinaria del SNP. Durante casi nueve años, nada sucedía sin el consentimiento de la pareja. El control viciado en el ámbito del partido se reprodujo en el Gobierno de Edimburgo, donde Sturgeon dominaba todos los departamentos, extendiendo su influencia al sector público y la sociedad civil mucho más allá de Holyrood, algo que quedó demostrado en 2021 con el escándalo que rodeó el juicio de Alex Salmond, en su día considerado el 'Braveheart del Siglo XXI'.

Asimismo estaba el misterioso caso de las 600.000 libras desaparecidas, financiadas colectivamente por miembros del SNP para intentar conseguir un nuevo referéndum de independencia. La policía de Escocia sigue en la actualidad con la investigación. Sin embargo, nada de esto parecía mellar la capacidad de la fuerza política para ganar elecciones. La popularidad de Sturgeon iba más allá. Pero la crisis autoinfligida sobre los derechos de las personas transgénero constató que había perdido el pulso a la calle.

Foto: Nicola Sturgeon saluda desde la ventana de la Casa Bute, en Edimburgo. (Reuters/Russell Cheyne)

La crisis sin precedentes de los nacionalistas escoceses se podría interpretar como buenas noticias para el Gobierno central del conservador Rishi Sunak. Pero lo cierto es que merman aún más las posibilidades de los 'tories' ante las próximas elecciones generales. Los laboristas —en su día los más votados en Escocia— podrían arrebatar ahora a los independentistas hasta 20 escaños, lo que podría resultar crucial para determinar el equilibrio de poder en Westminster.

El líder de la oposición, Keir Starmer, ha consolidado su relación con el líder del Partido Laborista Escocés, Anas Sarwar, con una serie de reuniones en los últimos meses, incluida la 'Cumbre de Edimburgo' hace dos semanas. Si los laboristas no lograron progresar en Escocia en las próximas elecciones, tendrían que estar 15 puntos por delante de los conservadores en Inglaterra para asegurar una mayoría. Pero si cumplen su objetivo de conseguir entre 15 y 20 escaños en Escocia, Starmer solo necesitaría una ventaja de nueve puntos.

Solo hay dos criaturas en la naturaleza, descubiertas hasta la fecha, que pueden autodecapitarse y sobrevivir: la babosa de mar Sacoglossan y el Partido Nacionalista Escocés (SNP). Al menos, de momento. En el último mes, la formación ha perdido a su líder, director ejecutivo y responsable de comunicaciones —además de otros importantes asesores internos— por diferentes controversias. La babosa tarda dos semanas en regenerar su organismo. Está por ver, sin embargo, si el SNP consigue una proeza similar o finalmente sucumbe, poniendo fin a dieciséis años en el poder y enterrando un independentismo que estuvo a punto de lograr su sueño en el referéndum de 2014, pero que se encuentra ahora en sus horas más bajas.

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