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Un millón de yenes por marcharse de Tokio: el desafío japonés para repoblar el campo
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El Japón vaciado

Un millón de yenes por marcharse de Tokio: el desafío japonés para repoblar el campo

El Gobierno japonés paga a las familias de la capital un millón de yenes por abandonar Tokio e irse a vivir fuera de la ciudad para repoblar los pueblos rurales

Foto: Un hombre alimenta a un par de gatos en Tōjinbō, Japón. (Getty/Carl Court)
Un hombre alimenta a un par de gatos en Tōjinbō, Japón. (Getty/Carl Court)

Japón es un país de contrastes. Mientras que su capital, Tokio, es una de las ciudades más grandes y dinámicas del mundo, con una población que supera los 13 millones de habitantes, muchas zonas rurales del país se están quedando vacías. Este fenómeno de despoblación, que se produce en muchos países del mundo, es una amenaza para la economía y la cultura locales. Para abordar este problema, el Gobierno japonés ha lanzado un programa de financiamiento para fomentar la mudanza de las familias de Tokio a las zonas rurales que tiene como objetivo evitar que estas pequeñas comunidades se extingan debido a la emigración a la ciudad, una tendencia que se ha acelerado durante la pandemia.

Según los datos oficiales que manejan las autoridades, se estima que alrededor de 7.000 pueblos en Japón se enfrentan a la posibilidad de la extinción, lo que representa casi un tercio de todas las comunidades rurales del país. La razón detrás de este fenómeno es el envejecimiento de la población y la falta de oportunidades de trabajo para los jóvenes. En muchos casos, los ancianos son los únicos que quedan en los pueblos rurales, mientras que los jóvenes se van a la ciudad en busca de empleo y una mejor calidad de vida.

Foto: La "misteriosa" bola de metal que han localizado en una playa en Japón (Twitter/@NHKWORLD_News )

En este contexto, el Gobierno japonés ha lanzado una iniciativa, conocida como Furusato Nouzei, que ofrece hasta un millón de yenes (unos 8.000 euros) a las familias que se muden de Tokio a las zonas rurales y hagan donaciones a sus nuevas comunidades. Las donaciones se utilizan para apoyar servicios públicos locales y promover el turismo, y se deducen del impuesto sobre la renta de la familia. El programa, que se implementó por primera vez en 2018, ha sido ampliado este año con un presupuesto de 10.000 millones de yenes (alrededor de 80 millones de euros).

El programa tiene como objetivo animar a las personas a volver a sus lugares de origen o mudarse a zonas rurales, revitalizar las comunidades rurales y crear oportunidades de trabajo para los jóvenes. Al mudarse a estas áreas, las familias también tendrán la oportunidad de disfrutar de una vida más tranquila y sencilla, alejada del ajetreo de la ciudad. Además, las áreas rurales ofrecen una serie de beneficios, como el acceso a alimentos frescos y la posibilidad de practicar actividades al aire libre, que son difíciles de encontrar en la ciudad.

Foto: Varias personas ven las noticias en Seúl tras las informaciones del lanzamiento de dos nuevos misiles de corto alcance por parte de Corea del Norte. (EFE/EPA/Jeon Heon-Kyun)

El programa ha tenido un éxito limitado hasta ahora, con alrededor de 3.000 familias que se han mudado a las áreas rurales desde su lanzamiento. Sin embargo, con el aumento del teletrabajo como resultado de la pandemia, se espera que más personas se interesen en vivir en estas áreas. El Gobierno japonés también está trabajando para mejorar las infraestructuras de estas regiones, incluyendo el acceso a internet de alta velocidad y la construcción de nuevas viviendas. Se espera que más de 100.000 familias se beneficien del programa este año, aunque aún no hay datos oficiales al respecto.

El programa se lanzó en 2008, pero ha ganado importancia en los últimos años, a medida que la despoblación de las zonas rurales se ha convertido en una crisis cada vez más grave, y su éxito hasta ahora ha sido muy moderado: en algunas zonas rurales, ha habido un aumento de la población y una mayor inversión en la economía local. Por ejemplo, la ciudad de Mima, en la prefectura de Tokushima, ha atraído a más de 500 familias a través del programa, lo que ha permitido la construcción de nuevas casas y la creación de empleos. Sin embargo, en otras áreas, el programa no ha sido tan efectivo y sus detractores argumentan que el programa no aborda los problemas subyacentes de la despoblación, como la falta de empleo y el envejecimiento de la población, y que no es sostenible a largo plazo. Además, los críticos con estas medidas aseguran que existe el riesgo de que el programa cause una mayor división entre las zonas rurales y urbanas, ya que se puede percibir que el Gobierno está favoreciendo a aquellas en detrimento de las zonas urbanas.

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Nobuo Takano se fue de Tokio en plenas Olimpiadas durante el verano de 2021 y regresó a su población natal junto a toda su familia, aprovechando que casi la práctica totalidad del tiempo puede trabajar desde casa. A pesar de tener una vida cómoda, sentía que la vida en la gran ciudad era cada vez más estresante y, además, la idea de criar a sus hijos en un ambiente urbano no le terminaba de convencer. "Fue como regresar a casa después de hacer un viaje muy largo", explica Takano a El Confidencial.

La adaptación no fue fácil al principio: la vida en el pueblo era mucho más tranquila y relajada que en Tokio, pero la lejanía de algunos servicios y la falta de diversidad de tiendas y restaurantes les hicieron sentirse un poco aislados al principio. Además, su esposa también tuvo que dejar su trabajo en Tokio y buscar una nueva oportunidad laboral en la región. "Para mí no hubo grandes problemas y mi mujer se fue habituando sin muchas dificultades. Sin embargo, quien lo pasó peor fue mi hijo mayor, especialmente en la escuela, pero parece que después de un año y medio todo va mejor", recuerda Takano.

Con la ayuda del Gobierno, pudo remodelar una casa familiar muchísimo más grande que en la capital, rodeada de naturaleza y con un jardín donde sus hijos podían jugar. Además, el costo de vida en la región es más bajo, lo que les permite ahorrar mucho dinero y tener una vida más tranquila y desestresada. La familia de Takano también ha podido redescubrir la región y apreciar actividades al aire libre como el senderismo e involucrarse en la comunidad local, participando en matsuris y festividades locales.

Actualmente, este profesional independiente explica que viaja a Tokio una o dos veces al mes y, aunque a veces debe quedarse a dormir, asegura que procura siempre regresar a casa lo más pronto posible. "No añoro para nada los encuentros afterwork que a veces debía hacer con los clientes y que a menudo me tenían hasta altas horas de la madrugada", asegura Takano con una sonrisa. "Aquí se vive muy bien si lo que uno quiere es tener una vida tranquila", confiesa.

Un problema creciente más allá de Japón

El éxodo masivo de población de áreas rurales a las ciudades ha sido tendencia durante décadas, especialmente en Asia-Pacífico, y ha llevado a una crisis demográfica en muchas regiones del mundo. Japón es uno de los países más afectados, pero no es el único: Corea del Sur, China y Nueva Zelanda están experimentando problemas similares.

Foto: El Secretario General, Jens Stoltenberg, y el Primer Ministro de Japón, Fumio Kishida, se dan la mano tras celebrar una reunión. (Reuters)

La ciudad de Seúl, en Corea del Sur, alberga a casi la mitad de la población del país, mientras que el delta del río Perla en China, que abarca ciudades como Hong Kong, Shenzhen, Macao y Guangzhou, cuenta con una población de 100 millones de personas. Además, China tiene ahora 155 ciudades con más de un millón de habitantes.

Más allá de Asia-Pacífico, la ciudad de Auckland, en Nueva Zelanda, con una población de 1,7 millones de personas, representa casi un tercio de la población total del país, mientras que solo 1,2 millones de personas viven en toda la isla Sur de Nueva Zelanda.

El éxito de los esfuerzos de Japón para abordar esta crisis demográfica puede servir como un ejemplo a seguir por el resto de Asia-Pacífico

Este cambio demográfico ha afectado en gran medida a las zonas rurales de Asia-Pacífico. Durante el siglo XX, estas regiones experimentaron un rápido crecimiento demográfico, pero ahora enfrentan una disminución igualmente rápida. Comunidades enteras están desapareciendo, la tierra y las viviendas están siendo abandonadas y la infraestructura se está deteriorando.

El éxito de los esfuerzos de Japón para abordar esta crisis demográfica, como este programa que ofrece un millón de yenes a las familias para que se muden a las zonas rurales, puede servir como un ejemplo a seguir por el resto de Asia-Pacífico y muchos otros países del mundo con circunstancias similares, como nuestro país, con el fenómeno de la España vaciada. La despoblación rural es un fenómeno que se sentirá cada vez más en todo el mundo, por lo que es fundamental abordar los problemas socioeconómicos y ambientales que se derivan de ello.

Japón es un país de contrastes. Mientras que su capital, Tokio, es una de las ciudades más grandes y dinámicas del mundo, con una población que supera los 13 millones de habitantes, muchas zonas rurales del país se están quedando vacías. Este fenómeno de despoblación, que se produce en muchos países del mundo, es una amenaza para la economía y la cultura locales. Para abordar este problema, el Gobierno japonés ha lanzado un programa de financiamiento para fomentar la mudanza de las familias de Tokio a las zonas rurales que tiene como objetivo evitar que estas pequeñas comunidades se extingan debido a la emigración a la ciudad, una tendencia que se ha acelerado durante la pandemia.

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