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A mamporrazo limpio: las claves de la pelea paleolítica entre dos potencias nucleares
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Palos y piedras para defender la frontera

A mamporrazo limpio: las claves de la pelea paleolítica entre dos potencias nucleares

El pasado viernes, soldados chinos e indios se enfrentaron con palos y piedras en el marco de un conflicto fronterizo que se inició en 1962. ¿Qué está pasando entre los dos países?

Foto: Protesta contra China en Jammu, India, después de los enfrentamientos en el valle de Galwan, en 2020. (EFE/EPA/Japital Singh)
Protesta contra China en Jammu, India, después de los enfrentamientos en el valle de Galwan, en 2020. (EFE/EPA/Japital Singh)

Cuando China y la India se enfrentan, lo hacen con piedras, porras y palos. Podría ser la primera frase de un recuerdo pasado, de una guerra medieval en la que las armas nucleares, los tanques y los drones forman parte del género de ciencia ficción. Seguramente haya un solo lugar en el mundo en el que un conflicto, a las puertas de 2023, se está librando sin la tecnología armamentística más puntera posible. Además, de forma intencionada. Cuesta todavía más de creer si las dos partes enfrentadas son potencias nucleares y militarmente poderosas. Este es el caso, sin embargo, de estos dos países que llevan años disputándose varios puntos de la frontera que los separa. Después de dos años de aparente tranquilidad, los soldados chinos e indios volvieron a enfrentarse. A mamporrazo limpio.

El pasado viernes, en el estado nororiental de Arunachal Pradesh, militares chinos cruzaron la línea de control real (LAC), la división territorial efectiva entre la India y el gigante asiático. Según fuentes oficiales del Ejército indio, "la intrusión" fue respondida por las tropas en un enfrentamiento que dejó varios heridos menores. La escalada de tensión se rebajó en una reunión entre oficiales militares de los dos bandos para "tratar lo ocurrido de acuerdo con los mecanismos para restaurar la paz y la tranquilidad".

Foto: El presidente de China, Xi Jinping. (Reuters)

El conflicto se remonta a la guerra entre los dos países de 1962, provocada por una frontera de cerca de 3.500 kilómetros diseñada durante el Imperio británico. La región de Arunachal Pradesh (territorio en disputa controlado por India) y Aksai Chin (también en disputa y controlado por China) fueron el punto caliente de la contienda que finalizó con la victoria de China. Fue el Ejército del gigante asiático el que trazó la actual LAC, aunque esa línea ha cambiado en algunos puntos por el cauce de los ríos, los lagos y las nevadas intensas. Eso ha provocado que los soldados de ambos bandos se hayan encontrado cara a cara en algunas partes y basta un cruce irregular para que empiece la pelea.

Los enfrentamientos de la semana pasada han devuelto el recuerdo del choque fronterizo de 2020, el peor entre las dos naciones en 45 años. Los cruces irregulares de las patrullas al uno y al otro lado de la frontera de la zona de Ladakh, en el valle de Galwan, así como el supuesto plan de India de construir una carretera que facilite el acceso a su lado fronterizo, provocaron una batalla campal que dejó 20 soldados indios muertos y cuatro de las fuerzas chinas.

El origen del conflicto entre China y la India

Ni siquiera en uno de los momentos más tensos entre China y la India se utilizaron armas de fuego. No lo hacen desde 1996, cuando firmaron un tratado para no usar armas por el riesgo de congelación de las mismas. "Ninguna de las partes abrirá fuego (...) o cazará con armas y explosivos a menos de dos kilómetros del LAC", reza el pacto. Las condiciones climáticas en la zona del Himalaya pueden ser extremas, lo que puede provocar fallos en las armas o accidentes que pueden escalar todavía más el conflicto.

Desde ese momento, en una sola ocasión se habría violado el acuerdo. En septiembre de 2021, China acusó a India de disparar al aire frente a sus tropas, pero finalmente acordaron retirarse de una de las zonas disputadas en el Himalaya Occidental. En este nuevo aumento de las tensiones no se ha violado el acuerdo de 1996 y los soldados se han enfrentado con piedras y palos. Podría parecer que la ausencia de armas de fuego indica un conflicto de menor intensidad, pero los analistas sostienen que cada pelea debe tomarse en serio, sobre todo si tiene lugar entre dos potencias nucleares. "En este caso, el asunto parece haberse resuelto después de una reunión, pero tales enfrentamientos tienen el potencial de convertirse en una confrontación local más grande", dijo Deependra Singh Hooda, un teniente general retirado que dirigió el Comando Norte de la India, a The New York Times.

Por otro lado, el analista sobre la potencia miliar china Alex Luck recordó en Twitter que, más allá del acuerdo alcanzado en 1996, la política de no utilizar armas de fuego y otro tipo de armamento militar en el conflicto fronterizo no responde a la deficiencia de las fuerzas en este aspecto. China cuenta con cerca de dos millones de tropas en activo; la India, con cerca de 1,5 millones, según datos del World Factbook de la CIA. Por otro lado, mientras el gigante asiático destina el 1,5% de su producto interior bruto a su poderío militar, la India aumentó el gasto al 2,2% del PIB en 2021, afirma el mismo informe.

"No sé la competencia de las tropas, pero está claro que no están peleando exactamente en un combate convencional", opina Luck. El analista apunta que mientras los soldados indios y chinos se peleaban con palos en la frontera disputada, el Ministerio de Defensa taiwanés anunciaba que 21 aviones del Ejército Popular de Liberación entraron en su zona aérea. Entre los aparatos, se registraron 18 bombarderos H-6 con capacidad nuclear, un récord desde septiembre de 2020, cuando Taiwán comenzó a publicar datos sobre las incursiones aéreas chinas, según una base de datos recopilada por AFP. "No sabemos cómo se desarrollará [esta escalada], pero no es trivial", sostiene Alex Luck.

La frontera eternamente disputada

El enfrentamiento del pasado viernes —pero que salió a la luz hasta este lunes— tuvo lugar a 5.000 metros de altura por la supuesta invasión de China en el sector Tawang del estado indio de Arunachal Pradesh. Esta zona no solamente es estratégica para los dos lados dentro de la disputa fronteriza, sino también porque es el lugar de nacimiento del sexto Dalai Lama y el lugar donde se encuentra uno de los monasterios budistas más grandes de la India. El simbolismo es importante porque, en 1951, India tomó el control de la región y fue en ese mismo año cuando China se anexionó Tíbet. El actual Dalai Lama emprendió su exilio a la India seis años después.

La semana pasada no llegó la sangre al río, pero quedó claro que la disputa está lejos de llegar a su fin. Un vídeo publicado en redes sociales este martes se convirtió en la representación de una pelea con palos como arma de ataque. La grabación, sin embargo, no correspondería a la última escalada, sino a otra batalla que ocurrió en septiembre, informa CNN. Eso demuestra, una vez más, que las tensiones no son una rara avis en la disputa territorial, aunque no alcancen el nivel de violencia de 2020.

El ministro de Relaciones Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, dijo en un discurso en el Parlamento que era poco probable que las relaciones de India con China volvieran a la normalidad sin un acuerdo de paz en la frontera. La última señal de acercamiento tuvo lugar en la cumbre del G20 en Indonesia el mes pasado, cuando el primer ministro indio, Narendra Modi, y el presidente de China, Xi Jinping, entablaron una conversación. El momento fue capturado por las cámaras y no hay detalles de lo que hablaron, más allá de unas "palabras de cortesía" que intercambiaron, según fuentes cercanas a los dos gobiernos.

La cortesía es, por ahora, la única señal de avance en un conflicto que enfrenta a los dos países con mayor número de población en el mundo. Su potencial nuclear y armamentístico, así como su influencia política, contrasta con las peleas a palazos en la frontera del Himalaya. Una batalla que a algunos le recuerda una de las frases más conocidas de Albert Einstein. "No sé con qué armas se peleará la Tercera Guerra Mundial, pero la cuarta será con palos y piedras".

Cuando China y la India se enfrentan, lo hacen con piedras, porras y palos. Podría ser la primera frase de un recuerdo pasado, de una guerra medieval en la que las armas nucleares, los tanques y los drones forman parte del género de ciencia ficción. Seguramente haya un solo lugar en el mundo en el que un conflicto, a las puertas de 2023, se está librando sin la tecnología armamentística más puntera posible. Además, de forma intencionada. Cuesta todavía más de creer si las dos partes enfrentadas son potencias nucleares y militarmente poderosas. Este es el caso, sin embargo, de estos dos países que llevan años disputándose varios puntos de la frontera que los separa. Después de dos años de aparente tranquilidad, los soldados chinos e indios volvieron a enfrentarse. A mamporrazo limpio.

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