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Starbucks y Laxman Narasimhan: ¿por qué tantos CEO indios en las grandes empresas de Estados Unidos?
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Un número desproporcionado

Starbucks y Laxman Narasimhan: ¿por qué tantos CEO indios en las grandes empresas de Estados Unidos?

Starbucks ha nombrado a Laxman Narasimhan como CEO. Es el último nombre de una larga lista cada vez más creciente. Algunos apuntan a su sistema educativo y competitividad

Foto: Foto de archivo de una tienda de Starbucks en Nueva York. (Reuters/Eric Thayer)
Foto de archivo de una tienda de Starbucks en Nueva York. (Reuters/Eric Thayer)
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Dicen, como apunta el autor y columnista Chidanand Rajghatta, que, cuando un estudiante indio pone rumbo a Estados Unidos para labrarse un futuro, los amigos que van con él al aeropuerto lo despiden de la siguiente manera: "CEO later, alligator!". Un juego de palabras que indica las altísimas expectativas depositadas en el viajero. Unas expectativas justificadas por la notable proporción de indio-americanos en la cúspide de las grandes multinacionales estadounidenses. El último de ellos es Laxman Narasimhan, que ejercerá como CEO de Starbucks, la mayor cadena de cafeterías del mundo, a partir del 1 de octubre.

Narasimhan, que dice sentirse honrado por su nueva responsabilidad, será consejero delegado en un momento sensible para la empresa: con sus franquicias chinas en peligro, dadas las severas políticas de "covid cero" de Pekín, y un creciente esfuerzo de sindicalización entre los trabajadores de la hostelería de Estados Unidos. Pero Narasimhan parece tener el currículum adecuado. Ha sido CEO de Reckitt Benckiser, la multinacional de productos de higiene que fabrica, entre otras marcas conocidas, Durex, y consejero comercial de PepsiCo. Pero lo más interesante es su recorrido anterior: los pasos que dio en su juventud y que le permitieron alcanzar, en 2022, el trono de una de las corporaciones más importantes del mundo.

Foto: Militares indios arrían la bandera durante la ceremonia Beating Retreat. (EFE/EPA/Harish Tyagi)

Si bien llena de méritos y esfuerzos, la biografía de Laxman Narasimhan podría ser fácilmente intercambiable con las biografías de casi cualquier otro ciudadano indio que un día pone tierra de por medio, y, 20 o 30 años después, está al timón de una empresa valorada en 61.700 millones de dólares, como es el caso de Sundar Pichai, consejero delegado de Alphabet; o de Satya Nadella, CEO de Microsoft; o de Parag Agrawal, CEO de Twitter; o de Shantanu Narayen, CEO de Adobe; o de George Kurian, CEO de NetApp; o Arvind Krishna, CEO de IBM; o de Raj Subramaniam, CEO de FedEx; o Sonia Syngal, CEO de la marca de ropa Old Navy. Esto solo por mencionar algunos de los que están en el punto álgido, bajo el peso de la púrpura. Si abrimos el foco al resto de posiciones ejecutivas, la lista se multiplica.

Veamos los paralelismos: de los nueve consejeros delegados nombrados en el párrafo anterior, todos nacieron en la India, todos emigraron a Estados Unidos en su juventud, normalmente después de estudiar una primera carrera en su país natal, y todos se licenciaron después en alguna universidad norteamericana. No siempre de élite, huelga decir. George Kurian y su hermano, Thomas Kurian, a la sazón, cómo no, CEO de Google Cloud, fueron a Stanford y a Princeton. Pero Satya Nadella, de Microsoft, estudió en la Universidad de Wisconsin y luego en la de Chicago. Subramaniam, en Syracuse y Texas. Tanto Sundar Pichai como Laxman Narasimhan pasaron por la afamada Wharton School de la Universidad de Pensilvania.

Foto: Protesta contra el financiamiento chino de universidades australianas. (Reuters)

Estos hitos, sin embargo, tampoco parecen particularmente extraordinarios. Miles de jóvenes de Estados Unidos y de otros países entran cada año en estas mismas universidades, y en otras igual o más prestigiosas, a estudiar las mismas carreras de informática, ingeniería y, luego, el clásico MBA, el máster de negocios. Aun así, el 99,99% no acaban dirigiendo empresas de más de 800.000 empleados, como FedEx.

Inglés, sistema educativo, competencia

Según Chidanand Rajghatta, que escribió 'The Horse That Flew: How India’s Silicon Gurus Spread Their Wings' ('El caballo que volaba: Cómo los gurús de Silicon de la India desplegaron sus alas'), la desproporción de indio-americanos en las jefaturas corporativas se puede explicar por una serie de factores históricos y culturales.

Una razón obvia es que los indios, debido sobre todo al legado colonial británico, suelen dominar sin problemas la lengua inglesa. Este legado colonial, además, habría establecido una tradición de mandar a los mejores estudiantes al extranjero, para que aprendan cómo se hacen las cosas en los principales puntales económicos del mundo. Otro motivo claro sería, también, la "brutal" competitividad del sistema educativo indio. Las escuelas técnicas públicas de la India, las Indian Institutes of Technology o ITT, tienen una tasa de acceso del 2%. Como apunta Rajghatta, muchos de los consejeros delegados mencionados han estudiado en una ITT. Así que ya viene seleccionados, según los estándares más difíciles, de casa.

El sistema educativo indio, en realidad, solo sería un reflejo de la sociedad en su conjunto. Un ecosistema superpoblado en el que nadie se puede quedar atrás para tareas tan mundanas como subirse a un autobús atestado o para entrar en una simple, pero demandadísima, escuela pública. En comparación con esta vida de saltos, codazos y cálculo constante, Occidente es un paseo por el parque una tarde de primavera.

El sistema educativo indio, en realidad, solo sería un reflejo de la sociedad en su conjunto

"Trabajo duro, ahorro e industria. Habiendo llegado a Occidente tras una agresiva lucha, los indios no pierden tiempo a la hora de subir por la estructura social y económica", escribe Rajghatta. Los estudiantes, por ejemplo, "jamás viven por encima de sus posibilidades, terminan rápido sus deberes del curso, gastando lo mínimo posible, y están preparados para zambullirse en el trabajo". A la edad de 35 o 40 años, los mejores de entre los mejores ya están poniéndose el "traje de C".

De momento solo nos hemos centrado en la estrechísima categoría de los consejeros delegados, pero la percepción es similar si miramos estadísticas más generales. La familia mediana indio-americana gana 123.700 dólares al año, prácticamente el doble que el estadounidense medio. En la educación superior la desproporción es más acusada. El 79% de los indio-americanos tiene un diploma universitario, frente al 34% de la media nacional. A pie de calle, en la vida cotidiana, es habitual que los indio-americanos tengan una presencia desproporcionada en la medicina, por ejemplo. Una consecuencia de la demanda estadounidense de doctores, que el mercado laboral indio, mediante la inmigración, estaba capacitado para satisfacer.

Foto: El edificio del 'New York Times', en Manhattan. (Reuters) Opinión

Si seguimos por este camino, caeremos en el pantano estadounidense de las sensibilidades identitarias. Uno de los estereotipos raciales denunciados por una parte de la izquierda es el de la "minoría modelo" (los asiáticos), por dos motivos: uno, porque su ensalzamiento sería una manera de minusvalorar, por comparación, a las minorías a las que no les ha ido tan bien. Y dos, porque las altas expectativas pueden resultar en una tremenda presión social para los miembros de dicha minoría.

Así lo explica, por ejemplo, el Departamento de Salud Mental de la Universidad de Texas: "Individuos que se identifican como asiático-americanos pueden sentirse presionados para estar a la altura de estas expectativas culturales. Es importante recordar que nadie está a la altura de un estereotipo el 100% del tiempo, y que los asiático-americanos son un grupo diverso de individuos con experiencias diversas".

Sea cual sea el caso, Laxman Narasimhan está a punto de ser el CEO de una empresa con más de 33.000 franquicias en 80 países. El fundador y CEO interino de Starbucks, Howard Schultz, confía en que este "líder inspirador" capitanee con mano firme la compañía. "Su comprensión de nuestra cultura y nuestros valores, junto a su experiencia como constructor de marcas, campeón de la innovación y líder operacional", escribió Schultz en un comunicado publicado este jueves, "serán elementos verdaderamente diferenciadores a medida que posicionamos Starbucks de cara a los próximos 50 años, generando valor para nuestros accionistas".

Dicen, como apunta el autor y columnista Chidanand Rajghatta, que, cuando un estudiante indio pone rumbo a Estados Unidos para labrarse un futuro, los amigos que van con él al aeropuerto lo despiden de la siguiente manera: "CEO later, alligator!". Un juego de palabras que indica las altísimas expectativas depositadas en el viajero. Unas expectativas justificadas por la notable proporción de indio-americanos en la cúspide de las grandes multinacionales estadounidenses. El último de ellos es Laxman Narasimhan, que ejercerá como CEO de Starbucks, la mayor cadena de cafeterías del mundo, a partir del 1 de octubre.

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