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Howard Schultz o por qué el CEO de Starbucks podría ser el presidente de EEUU
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La revista 'time' le dedica su última portada

Howard Schultz o por qué el CEO de Starbucks podría ser el presidente de EEUU

Los que le conocen dicen que es inconformista y cercano. Nació en una modesta familia de Nueva York y hoy es uno de los CEO más populares del país

Foto: Howard Schultz, CEO de Starbucks. (Reuters)
Howard Schultz, CEO de Starbucks. (Reuters)

Los que le conocen dicen que es inconformista y cercano. Nació hace 61 años en una modesta familia de Nueva York y quizá por ello se ha preocupado, entre otras cosas, de proporcionar a todos sus empleados acceso directo a la educación y al sistema sanitario. Le gusta visitar sus establecimientos y, aunque no siempre le reconozcan, no tiene ningún problema en hablar con sus asalariados y preguntarles qué necesitan. Siempre pendiente de todo, suele enviar a sus amigos múltiples emails con ideas y sugerencias cuando la ciudad todavía duerme. Su nombre es Howard Schultz, es el CEO de Starbucks y quizá el futuro inquilino de la Casa Blanca. Él dice que no, pero el último número de TIME no lo tiene tan claro.

No es fácil señalar el origen del éxito de este veterano empresario nacido en Brooklyn. Según la revista, si algo ha demostrado Schultz en los últimos años es una extraordinaria capacidad para diagnosticar problemas y radiografiar la realidad de Estados Unidos.

Hijo de un obrero y una recepcionista, Schultz fue el primer miembro de la familia que se graduó en la universidad. "Mis padres siempre quisieron que saliese de Nueva York, que conociese nuevos ambientes", explica el empresario "Siempre quise hacer algo exitoso que al mismo tiempo fuese bueno para la gente. No quiero olvidar nunca de dónde vengo".

A sus 61 años no se considera ni apolítico ni aséptico con lo que ocurre en el país y tampoco le tiembla la voz para señalar aquello que no le gusta o que cree que funciona mal. Aunque sus simpatías están con los demócratas de Obama y Hillary Clinton -de quien ha dicho que “lo está haciendo bien”-, ha criticado con dureza al presidente y a los republicanos por “olvidarse de las clases medias y de los trabajadores”. En sus intervenciones, este empresario aduce que el país “ha perdido la confianza” por un Gobierno que ya “no se preocupa por el Estado del bienestar”. Con declaraciones de este calibre, huelga decir que este neoyorquino se aleja del perfil prototípico de CEO estadounidense: economía, paro, sanidad, delincuencia… Schultz no elude ningún tema, llena auditorios y expone y razona sus argumentos ante una audiencia -cada vez más nutrida- que le señala el que en opinión de muchos debe ser su siguiente destino: Washington D. C.

Los disturbios y fatídicos tiroteos ocurridos en Ferguson los últimos meses han puesto de nuevo al empresario en todas las quinielas políticas. Otros en su posición quizá hubiesen dejado pasar el asunto sin interferir en él, a lo sumo enviando una nota de prensa con condolencias por cuestión de imagen y poco más. No es lo que Schultz hizo. Tan pronto como Estados Unidos ardía de ira por las muertes de los jóvenes negros, el veterano CEO decidió organizar cinco foros donde debatir sobre el racismo que sacudía el país ¿Los ponentes? Los propios empleados de Starbucks.

Actualmente, cerca del 40% de los trabajadores de la multinacional pertenecen a minorías raciales. Muchos de ellos han sido víctimas o sufren en su día a día el racismo que todavía hoy impera en algunos puntos de Estados Unidos. Antes de empezar, Schultz se dirigió -con una puesta en escena similar a la de un candidato político- a una audiencia de casi 400 personas: “Mucha gente me ha dicho que no me debería meter en estos temas. Creo que hay miedo a hablar sobre este asunto, pero si lo ignoramos nos convertiremos en parte del problema. Por tanto, hablemos”.

La dinámica se repitió por igual en hasta cinco ciudades del país. Varios empleados contaron sus experiencias, relataron sus historias y compartieron con el país algo que hasta ahora no habían tenido el valor de decir en voz alta. Muchas lágrimas y algunos gritos vistieron estas conferencias que algunos interpretaron como un calentamiento de cara a la carrera presidencial. “Hay falta de liderazgo en Washington, en el Gobierno en general; y eso nos está afectando a nosotros”, afirmó.

¿Camino a la Casa Blanca?

No son pocos los que le han sugerido a Schultz que dé el paso y se presente a las elecciones. David Geffe, uno de los fundadores de Dreamworks y buen amigo suyo, reconoce que él mismo le sugirió presentarse en 2008: “En aquella época tuvimos una conversación muy intensa sobre lo que estaba pasando en el país”, explica el empresario a TIME “Tiene las ideas muy claras y ambos coincidimos en que temas tan importantes como la corrupción no se están tratando con la suficiente firmeza”.

En la misma línea se expresa el abogado y consultor Bill Etkin, amigo personal de Schultz que afirma que el empresario “se planteó entrar en política en su momento”, concretamente cuando organizó una cena con el ahora exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, quien también jugó con la posibilidad de dar el salto a la arena nacional.

En definitiva, pese a la insistencia de muchos, Schultz no parece dejarse llevar por los cantos de sirena que escucha a diario. El popular CEO está convencido de que puede ayudar más a los norteamericanos desde su actual puesto que desde el despacho oval. Entre otras cosas, considera fundamental ayudar a los estadounidenses a alcanzar el ‘sueño americano’, objetivo ineludible para todo norteamericano. “Creo que el sector privado debe jugar un rol más importante que el que tenía hace unos años. Tenemos una responsabilidad con la comunidad y con la gente para la que trabajamos”, explica Schultz. No parece probable que el neoyorkino deje de enviar sus madrugadores emails en los próximos años, aunque no cierra del todo la puerta y advierte: “Me gusta hacer grandes cambios”.

Vídeo: Entrevista realizada a Schultz en 2012

Los que le conocen dicen que es inconformista y cercano. Nació hace 61 años en una modesta familia de Nueva York y quizá por ello se ha preocupado, entre otras cosas, de proporcionar a todos sus empleados acceso directo a la educación y al sistema sanitario. Le gusta visitar sus establecimientos y, aunque no siempre le reconozcan, no tiene ningún problema en hablar con sus asalariados y preguntarles qué necesitan. Siempre pendiente de todo, suele enviar a sus amigos múltiples emails con ideas y sugerencias cuando la ciudad todavía duerme. Su nombre es Howard Schultz, es el CEO de Starbucks y quizá el futuro inquilino de la Casa Blanca. Él dice que no, pero el último número de TIME no lo tiene tan claro.

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