Marruecos desata una crisis con Túnez y castiga a Borrell por su pronunciamiento sobre el Sáhara

La diplomacia marroquí no tolera la más mínima desviación de lo que considera la vía recta en lo concerniente al Sáhara Occidental, un conflicto que solo puede ser resuelto con su plan de autonomía y sin celebrar un referéndum de autodeterminación de los saharauis. Marruecos desató el viernes una crisis diplomática con Túnez, el tercer país del Magreb por su peso económico y demográfico, y castigó también a Josep Borrell, el alto representante de la Unión Europea para la política exterior.

Rabat llamó a consultas a su embajador en Túnez y anunció también en un comunicado que no asistiría a la cumbre que empieza el sábado en la capital tunecina y que reúne a una delegación japonesa de alto nivel con los principales líderes de África.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos publicó, el viernes por la noche, un comunicado en el que denuncia la “flagrante hostilidad” de Túnez que invitó a la “entidad separatista” (República Árabe Saharaui Demiocrática) a la cumbre. El presidente de la República de Túnez, Kaïs Saied, se desplazó además al aeropuerto para acoger Brahim Ghali, líder del Frente Polisario y de la autoproclamada RASD, como un jefe de Estado.

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“El recibimiento reservado por el jefe del Estado tunecino al jefe de la milicia separatista es un acto grave e inédito que hiere profundamente los sentimientos del pueblo marroquí (...)”, reza el comunicado de Rabat. Es la primera vez que un presidente de Túnez otorga un trato tan distinguido al líder del Polisario. La diplomacia argelina ha ejercido probablemente su influencia sobre Kaïs Saied.

Las autoridades de Japón no eran proclives a que Brahim Ghali participase en esta cumbre, bautizada oficialmente VIII Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo en África, porque sabían los problemas que suscitaría su asistencia. Túnez, el país anfitrión, decidió, pese a todo, invitarle.

La crisis desencadenada con Túnez se añade a la pésima relación que mantiene Marruecos con Argelia. Hace ahora un año las autoridades argelinas rompieron relaciones diplomáticas con su vecino y, a finales de octubre de 2021, no renovaron el acuerdo que suministraba gas a Marruecos, y sobre todo a España, a través del gasoducto Magreb-Europa hoy en día cerrado.

El jefe de la diplomacia de Marruecos, Nasser Bourita, ha cancelado, por otra parte, una reunión que tenía apalabrada en Rabat en septiembre con Josep Borrell, según informó el diario digital marroquí 'Le 360' y otros medios de comunicación afines a las autoridades de Rabat.

Con esta decisión expresa su disgusto al máximo responsable de la política exterior europeo por la entrevista que concedió el martes a TVE en la que afirmó que la UE defiende “la realización de una consulta para que sea el pueblo saharaui quien decida cómo quiera que sea su futuro”. Las palabras de Borrell coinciden, a grandes rasgos, con la resolución 2602 aprobada en octubre de 2021 por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Borrell matizó esas declaraciones 24 horas después, pero su iniciativa no satisfizo a Bourita que le criticó públicamente el jueves pasado. ”Esperemos que se trate de un lapsus de Borrell”, afirmó el ministro marroquí. El encontronazo no cejó ese día porque ayer la prensa marroquí anunció la suspensión 'sine die' de la reunión de septiembre.

Túnez responde

El Gobierno de Túnez ha llamado a consultas a su embajador en Marruecos en respuesta a la medida similar adoptada previamente desde Rabat, que tacho de "grave" la recepción ofrecida el viernes al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. El Ministerio de Exteriores tunecino ha expresado en un comunicado su sorpresa por la reacción marroquí, argumentando que la invitación a Ghali una cumbre que reúne a representantes de Japón con países africanos no es ninguna novedad.