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La 'alianza imposible' que puede revolucionar el tablero geopolítico en Oriente Medio
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la inesperada alianza Israel-Arabia Saudí

La 'alianza imposible' que puede revolucionar el tablero geopolítico en Oriente Medio

El Estado judío ha buscado la complicidad del presidente estadounidense, Joe Biden, para impulsar una nueva alianza regional contra Teherán que incluya a los saudíes

Foto: El príncipe saudí Mohammed bin Salmán recibió al presidente estadounidense, Joe Biden, el pasado 15 de julio. (EFE/Bandar Aljaloud)
El príncipe saudí Mohammed bin Salmán recibió al presidente estadounidense, Joe Biden, el pasado 15 de julio. (EFE/Bandar Aljaloud)

Dice el dicho que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", e Israel lo sabe bien. El Estado judío ha aprovechado la visita a Oriente Medio del presidente estadounidense, Joe Biden, para buscar su apoyo en la construcción de una nueva alianza regional contra Irán que incluya a un enemigo histórico: Arabia Saudí. Biden, que también tiene a Teherán entre sus rivales a batir, ha apadrinado y potenciado con gusto una propuesta que lleva años gestándose en secreto entre altos funcionarios israelíes y saudíes.

La agenda del presidente Biden durante su viaje a Israel, Palestina y Arabia Saudí, entre el 13 y 16 de julio, ha estado llena de gestos, referencias y acuerdos pensando en Irán. Apenas pisó Tel Aviv, el primer ministro israelí, Yair Lapid, dio la bienvenida al mandatario recordándole que uno de los grandes temas a discutir sería "la construcción de una nueva arquitectura de seguridad y economía con las naciones de Oriente Medio" e indicó que durante el viaje hablarían de "la necesidad de renovar una fuerte coalición global para detener el programa nuclear iraní".

Foto: Los drones iraníes preparados para despegar. (Iran state media)

La primera parada en el itinerario de Biden también dejaba claras las prioridades del viaje. El presidente se trasladó a una base militar cercana al aeropuerto de Ben Gurión, donde visitó la Cúpula de Hierro, el famoso sistema antimisiles de Israel, y la Viga de Hierro, el nuevo sistema de defensa con láser. Riad ha expresado su interés por comprar estos sistemas —que cuentan con financiación estadounidense— e Israel querría vendérselos, si Biden lo aceptara. No ha trascendido la decisión de la Casa Blanca, pero sí el hecho de que Estados Unidos seguirá invirtiendo en estas tecnologías militares.

Israel quiere crear un sistema de defensa aérea regional que incluya a los aliados árabes de Estados Unidos, siguiendo los Acuerdos de Abraham de 2020, que permitieron establecer relaciones diplomáticas entre Israel y diversos países musulmanes. En esta línea, Israel ya ha llegado a acuerdos armamentísticos con Emiratos Árabes Unidos —que ha participado en ejercicios militares conjuntos y negocia la venta de aviones de combate— y ha acordado suministrar a Baréin un sistema de defensa antidrones.

Mismo objetivo, vías diferentes

Uno de los principales avances en la lucha conjunta de Washington y Tel Aviv contra Irán fue la firma, el pasado 14 de julio, de la llamada 'Declaración de Jerusalén'. En el documento, aseguraban estar "preparados para utilizar todos los elementos de su poder nacional" con el objetivo de evitar que Irán obtenga armas nucleares. En el texto, Biden se comprometía también a "trabajar conjuntamente con otros socios para hacer frente a la agresión y las actividades desestabilizadoras de Irán", tanto si proceden directamente de Teherán como si vienen de organizaciones aliadas como Hezbolá, Hamás o la Yihad Islámica Palestina.

Foto: El príncipe de Arabia Saudi Mohammed Bin Salman y Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. (Reuters)

Aunque el acuerdo parece indicar que EEUU estaría dispuesto a utilizar la fuerza contra Irán, en la comparecencia de prensa posterior a la firma, Lapid y Biden mostraron sus diferencias. Por un lado, el presidente norteamericano se mostró abierto a una solución negociada con el régimen de los ayatolás: "Sigo creyendo que la diplomacia es la mejor manera", dijo Biden, que, sin embargo, añadió que su país "no esperará eternamente" a que Irán vuelva al acuerdo nuclear de 2015. Por su parte, Lapid opinó que, con Teherán, no bastan las palabras: "Lo único que detendrá a Irán es saber que si continúan desarrollando su programa nuclear, el mundo libre utilizará la fuerza. La única manera de detenerles es poner una amenaza militar creíble sobre la mesa".

El jefe de la oposición en Israel, Benjamin Netanyahu, con quien también se entrevistó Biden, expresó al presidente una opinión calcada a la de Lapid: "Las sanciones y los preparativos militares defensivos no son suficientes. Tiene que haber una opción militar ofensiva creíble", dijo Bibi, el político con mayores posibilidades de ganar las elecciones del próximo 1 de noviembre. La lucha contra los persas ha sido una prioridad de los últimos gobiernos del país y el actual Ejecutivo —en funciones desde su caída en julio— no ha sido menos. Su 'Doctrina Pulpo', que consiste en atacar de manera más directa la 'cabeza' de Irán, sin dejar de golpear sus 'tentáculos' en Siria, Irak, Líbano o Palestina, ha llevado el conflicto soterrado entre ambas naciones a otro nivel.

El pasado jueves, a raíz de la firma de la 'Declaración de Jerusalén', el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, advirtió a EEUU e Israel de que se abstuvieran de amenazar a Irán. "A los estadounidenses y a sus aliados regionales les digo que la nación iraní no aceptará ninguna crisis o inseguridad en la región, y que cualquier error que se cometa en esa región tendrá una respuesta dura y lamentable". El régimen de los ayatolás no se está quedando quieto ante la triple amenaza de estadounidenses, israelíes y árabes, y en los últimos meses ha planeado secuestros de ciudadanos israelíes en terceros países y ataques contra intereses israelíes, según Tel Aviv, mientras acerca posiciones con Rusia.

Foto: Funeral del coronel Sayad Jhodai en Teherán. (Reuters/Majid Asgaripour)

Según la Casa Blanca, Teherán estaría a punto de vender a Putin "centenares" de drones con capacidad armamentística, que se destinarían a la guerra en Ucrania. Un reciente reportaje de la cadena estadounidense CNN indicaba, de hecho, que una delegación de Moscú ha visitado en dos ocasiones en el último mes una base militar de drones iraní. Sea como fuere, el Kremlin ya ha anunciado que Putin visitará Teherán esta semana, donde se encontrará con Raisi y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Contra Irán y por el petróleo

La creación de la nueva alianza regional con Israel y Arabia Saudí, junto con la necesidad occidental de asegurarse el petróleo a causa de la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, ha puesto a Biden ante la incómoda tesitura de tener que rehabilitar al príncipe Mohammad bin Salmán, apodado MBS. El heredero de los Saúd y líder 'de facto' de Arabia Saudí ha vivido un cierto ostracismo diplomático por parte de Occidente en los últimos años a causa del asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018, de cuya muerte MBS sería responsable, según la CIA. Durante la campaña electoral de 2019, Biden llegó a tildarle de "paria" y prometió que los saudíes "pagarían un precio" por la tortura, muerte y descuartizamiento del reportero. Pero todo eso ha quedado atrás.

Tras su paso por Tierra Santa, Biden viajó el pasado viernes a Jiddah, donde se encontró con MBS, con el rey saudí, Salmán bin Abdulaziz, y con los dirigentes de países como Jordania, Irak, Egipto y de las naciones árabes del Golfo. Sobre la mesa: aumentar la producción de petróleo y obtener un buen precio por él. Arabia Saudí es el principal exportador de crudo del mundo (con una producción de unos 12 millones de barriles por día o el 15% de la producción mundial), justo por encima de Rusia (que produce 10,5 millones de barriles por día o un 11% del global), de quien Biden no puede ni quiere depender. En su encuentro con el rey, el presidente norteamericano consiguió un aumento del 50% en la producción de petróleo durante los meses de julio y agosto. Como en España, los precios de la gasolina en Estados Unidos están en cifras récord: 1,3 dólares por litro.

Foto: Un llama de gas surge de una plataforma de producción de petróleo del campo de Soroush en Irán. (Reuters)

El acercamiento y alianza con Israel también fue una prioridad para Biden durante su viaje a Jiddah. Antes de aterrizar, el presidente ya llevaba bajo el brazo la apertura del espacio aéreo saudí para los israelíes, un trato largamente trabajado por ambos países en público y en privado, y una muestra más de la diplomacia del turismo y los aviones. Aunque Arabia Saudí e Israel todavía no mantienen relaciones diplomáticas oficiales, este primer paso se interpreta como un signo de normalización. Se desconoce cuándo se abrirán rutas directas entre Arabia Saudí e Israel, pero son muchos los interesados en que se establezca pronto un puente aéreo entre dos países que albergan los tres lugares más santos para el islam: la Meca, Medina y Jerusalén.

Otro acuerdo con el que Biden salió de Arabia Saudí, y que se interpreta como un gesto de acercamiento entre Tel Aviv y Riad, ha sido el de retirar las tropas de paz de la isla de Tirán, en el mar Rojo. De unos 61 kilómetros cuadrados de superficie, la isla ha estado bajo soberanía egipcia, bajo control militar israelí en dos ocasiones, y desde 2017 pertenece a Arabia Saudí. Está situada en el estrecho de Tirán, en el punto justo en el que se encuentran el golfo de Áqaba y el mar Rojo: la única salida de Israel a este mar. El gesto de Biden, que solo podía hacerse con aprobación israelí, se interpreta como un acto de confianza entre Riad y Tel Aviv, ya que pone las rutas comerciales israelíes desde Eliat, en la costa del mar Rojo, en manos saudíes.

Todos los analistas coinciden en que el acercamiento entre Israel y Arabia Saudí será lento. Hay mucho en lo que no están de acuerdo. El pasado viernes, por ejemplo, el ministro de Relaciones Exteriores saudí, Adel al-Jubeir, afirmó en una entrevista con CNN que normalizar las relaciones con Israel es una "opción estratégica", aunque aclaró que la solución de dos Estados para Israel y Palestina era un "requisito" antes de que Riad formalizara los lazos con Tel Aviv. En cualquier caso, la mediación estadounidense y la unión frente a Irán, el enemigo común, están dando lugar a gestos impensables años atrás. Solo el tiempo dirá si perduran y se materializan.

Dice el dicho que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", e Israel lo sabe bien. El Estado judío ha aprovechado la visita a Oriente Medio del presidente estadounidense, Joe Biden, para buscar su apoyo en la construcción de una nueva alianza regional contra Irán que incluya a un enemigo histórico: Arabia Saudí. Biden, que también tiene a Teherán entre sus rivales a batir, ha apadrinado y potenciado con gusto una propuesta que lleva años gestándose en secreto entre altos funcionarios israelíes y saudíes.

Arabia Saudí Joe Biden Jamal Khashoggi Estados Unidos (EEUU)
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